LA NAVE DE BRANT
Locos o tontos
Carlos Rehermann
Locos y tontos solían ser lo mismo: ignorantes. Estultos, estólidos, estúpidos, necios y orates no eran, sin embargo, idiotas. Idiotas habían sido, entre los griegos, y antes de que el significado virara hacia la bobera, quienes solo se ocupaban de sus asuntos privados, y no se interesaban por las cosas de la comunidad. Eran quienes se despreocupaban de la política.
Un alemán apellidado Brant, que no hablaba muy bien el idioma del país (era, en ese sentido, un poco idiota) puso en páginas la idea de que un barco tripulado y gobernado por necios (es decir, “que no saben”) va derecho a un lugar preciso: el país de los locos, Narragonia (literalmente “locolandia”). Los alemanes, siempre empeñados en molestar a Roma, disfrutaban con el doble significado de “nave”: el término vale tanto para designar un barco como para indicar el espacio central de la iglesia, compartido por el vulgo, la nobleza y la curia.
La idea dio material a pintores, poetas, cantores y dramaturgos. La metáfora de la nave sigue siendo una de las predilectas de los políticos iletrados y no pocos murguistas. Pero más que metáforas acerca de naves, la idea más exitosa ha sido la de la estupidez humana. El libro de Brant inaugura la locura como género diferenciado de la estulticia. El loco empieza su camino hacia la obtención del título de enfermo; en cambio, el estúpido asciende hacia el podio de victimario, que comparte con el príncipe. Justamente El príncipe de Maquiavelo es pocos años posterior al Elogio de la estulticia, de Erasmo, a su vez un par de décadas posterior al libro de Brant. La defensa del gobernante se imponía, ante su caída en la bolsa de los estúpidos.
Lo bueno del malvado, si uno se ve obligado a elegir, es que sus actos son previsibles. El malvado sabe, sabe lo que quiere y sabe cómo funciona el mundo y por lo tanto uno puede tomar ciertas precauciones. El necio, en cambio, tal como indica la palabra, no sabe; hará exactamente lo que no hemos sido capaces de imaginar, o lo que hemos descartado debido a su sinsentido.
Pero esta preferencia es aplicable, y no siempre, apenas a la vida cotidiana, y no, pongamos por caso, a la disyuntiva entre Trump y Clinton. El hecho de que podamos prever que Clinton va a asesinar a algunos mandatarios y va a desatar algunas guerras no nos pone a cubierto de las consecuencias; la incertidumbre acerca de lo que podría llegar a desencadenar Trump no es peor que la certeza del desastre que será Clinton. Y de saberlo no se sigue que podamos evitarlo.
En un período de unos treinta o cuarenta años se publicaron dos tratados sobre la estupidez, se inventó la palabra utopía, se fundó la ciencia política y el cristianismo se partió en dos. El clima espiritual de la época disparaba tanto un manual para el gobierno eficiente, un centenar de tesis contra la venta de indulgencias o críticas mordaces contra el conjunto de vicios que nos definen como especie. Todas estas producciones intelectuales tuvieron un éxito notable. Los libros sobre la estupidez, especialmente, merecieron numerosas ediciones. Y se trataba de una época en la que no abundaban los lectores.
Quienes compraban libros en aquellos tiempos no eran muchos, y la mayor parte de ellos estaban muy cerca del poder: curas, aristócratas y comerciantes. Todavía los lectores estaban muy lejos de las clases que se beneficiarían con la revolución del siglo XVIII, y a distancias infranqueables de quienes, un siglo más tarde, intentarían darle a Marx, ex post liber, la razón. Las revoluciones de aquellos tiempos se fundaban, en parte, en la culpa de quienes se sabían estultos y ansiaban redención o cura.
Casi cuatro siglos debieron pasar para que a alguien, esta vez lejos de la autoridad eclesiástica (como habían sido los casos de Brant y de Erasmo) se le ocurriera de nuevo acusar a otros de estúpidos. Pero entonces ya se desdibuja la diferencia entre el tema de estudio y el autor: la estupidez cunde. El médico francés Charles Richet empieza su El hombre estúpido (publicado en 1919) explicando que los negros de África son estúpidos porque no tienen laboratorios de física ni tratados de moral. Más o menos igual les va a los “amarillos” y a los “pieles rojas”, todos ellos “representantes mediocres de la especie humana”. Este premio nobel de medicina estaba orgulloso de haber inventado la palabra anafilaxia, y era un devoto practicante de lo que llamaba “metapsíquica”, afición al ectoplasma que lo emparenta con Arthur Conan Doyle, Helena Blavatsky, Franz Mesmer y Tu Sam. Advertía George Stratton, psicólogo estadounidense de principios del siglo XX de escasísima fama, que el prejuicio racial es una de las señales de estupidez más difundidas en el mundo; se encuentra en todas las comunidades, incluso en la de los sabios que acusan a otros de estúpidos.
Un húngaro concienzudo publicó, en la década de 1930, una Historia de la estupidez humana que llega a las 900 páginas. István Rath Végh era abogado y juez, pero su mayor virtud fue la extraña selección de asuntos que trató: escribió una historia del cinturón de castidad, otra de la infidelidad femenina, una del matrimonio y una de las supersticiones. Fue autor, además, de tratados de leyes, y no evitó la narrativa. De su libro sobre la estupidez, que venía a enmendarle la plana al imbécil de Richet (sí: no llegaba a estúpido el pobre) su compatriota Paul Tabori robó las trescientas páginas que le darían fama y dinero.
Este otro húngaro emigraría a Gran Bretaña luego de escapar por los pelos, junto a su madre, rumbo a Londres, donde ya estaba instalado su hermano Georg, de la misma suerte que sufrió poco después su padre, asesinado en Auschwitz. Georg es ese nacionalizado alemán del que hemos sufrido algunas tropelías dramatúrgicas puntualmente financiadas por los servicios culturales alemanes, en tiempos anteriores a la penuria europea de hoy. (¡Cuánto hay que agradecer a la miseria que los europeos no sigan enviándonos sus genios! Pero por desgracia, pronto la prosperidad ha de volver al viejo continente y de nuevo recibiremos muestras de su más reciente arte dramático).
Pues bien, Paul Tabori copió casi todo lo que le cupo en 300 páginas del casi millar del libro de Rath Végh. Vendió muy bien, vivió de eso y los estultos que se aguanten. No es que sea un libro malo; es que es una copia, aunque no lo dice. Técnicamente un plagio, de todas maneras lo más interesante de todo esto es que Tabori, fiscal de los estólidos, al igual que Richet era un devoto fantasmólogo. Fue el administrador de la herencia de Harry Price, notable estafador espiritista, lo cual no deja de llamar la atención: ¿por qué este intelectual políglota, fugitivo de los carniceros nazis, lo mismo que el racista premio Nobel de la inmunología, tenían esa predilección por el ectoplasma y al mismo tiempo esa preocupación por la estupidez?
El loco empieza a ser estúpido cuando deja de ser consciente de su locura. El buen loco, el loco de buena calidad, siempre, además de serlo, se hace un poco el loco.
Fingir es parte de nuestra dolencia; no podemos evitarlo.
Pero el estúpido no entiende por qué sonríe la gente cuando él aparece en escena. Quizá nuestro tiempo se distinga de los años de la Reforma en que volvemos a dejar de distinguir entre el necio y el loco. No es fácil saber si toda esta gente que nos gobierna es tonta o es orate. Sus expresiones vacías parecen indicar estulticia, pero sus actos ladinos hablan del típico fingimiento del loco.
En la nave de los necios de Brant no solo viajan los estúpidos. Viajamos todos. Quizá el lector nunca navegó en una nave donde viajara también un estúpido, y por eso lo noticiamos: lo que ocurre, indefectiblemente, es que en una nave donde viajan novecientos noventa y nueve sensatos y un necio, es que más temprano que tarde el necio es nombrado capitán. Por qué ocurre esto no se sabe, a pesar de los estudios de Rath Végh y de Tabori. Pero es inevitable.
.....el dispreciau dice: Trump no está a la altura de las circunstancias, no como potencial Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, tampoco como candidato... curiosamente, Clinton tampoco está a la altura de las circunstancias, no como potencial Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, tampoco como candidata... no obstante ello, las opciones de voto del pueblo americano está concentrado en ellos dos, lo cual deja traslucir un futuro más que incierto, dudoso, neblinoso, brumoso, y de extraño curso, ya que el mundo de estas horas no se precia por las coherencias y por las decisiones con la mente fría, antes bien se caracteriza por los atropellos, las discriminaciones, las promesas incumplidas, los discursos vacíos, las decisiones erráticas, un brotado de intereses y una epidemia de conveniencias, todos condicionantes de cualquier futuro humano y planetario, o si lo quieres, planetario (primero) y humano (después)... ya que todo indica que los políticos, sometidos por las corporaciones y obsecuentes a ellas, son funcionales a un poder oculto, esencialmente inmoral y corrupto, que no responde ni a lógicas ni a éticas, mucho menos a las necesidades sociales crecientes y cada vez más disminuídas... ello indica una posible crisis global en curso de empeorar segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora, mucho más teniendo en cuenta que el gravísimo problema de Siria y sus gentes, en vez de resolverse con sentido común, se ha agravado por la falta del mismo (sentido común) a tal punto que se ha vuelto inmanejable... y de tanto han dado argumento y excusa para la creación de muros y vallas de concertinas en lugares impensados hasta menos de una hora, emulando la decisión de Trump (eventual pero cierta) de construir un muro (triple) fronterizo con México, que al serlo, también cumplirá la función de separar a Estados Unidos de Centro América... y que por extensión afectará a Sud América... generando un separatismo que complicará y mucho la decaída mano de obra del país del norte, destrozando economías paralizadas por la pobreza, la marginación, la indigencia, el aislamiento, y los despojos que viene generando el crecimiento del narcotráfico y la trata de personas...
lo antedicho cumple la regla de la nave donde navegan 999 cuerdos (¿normales?) y sólo un idiota, el cual ha sido nombrado Capitán... vaya a saber por qué artilugio del destino... vaya a saber por qué cálculo matemático... y dicho capitán asegura que el barco irá en trayectoria de colisión hasta hundirse, asegurando también, que el único que se salvará del naufragio será el propio Capitán, al tiempo que el resto de los pasajeros (999) perecerán sin que aquel se dé por enterado...
curiosamente, esta realidad de los Estados Unidos de Norteamérica, se replica en todo el ámbito del imperio medieval nazi-sionista de la (des)Unión Europea, la cual parece estar conducida por dementes, desquiciados, idiotas, imbéciles, y equivalentes a gusto... ya que el problema de los refugiados sin refugio es apenas la punta del iceberg de la crisis humanitaria que se ha instalado en el mundo humano... una crisis que tiene atrapada todas las economías periféricas y no periféricas de la propia (des)UE, partiendo de la premisa que Grecia es sólo un ejemplo, y que todos están en la misma bolsa de un desconcierto corporativo desesperado por lavar a efectos de tapar las quiebras en las que están sumidas todas y cada una de las corporaciones que se han apoderado del planeta y sus contenidos... tema no menor a la hora de apreciar los "hechos" del Fondo Monetario Internacional y sus avances sobre los derechos ciudadanos de los mortales, a quienes ellos, así como sus corporaciones mentoras, consideran descartables y funcionales a sus necesidades de lavado global... léase, el panorama no sólo es malo sino que es pésimo... ya que además de agigantar la grieta social y las fisuras políticas, está conduciendo al mundo humano hacia una tragedia de proporciones inusitadas, muy superior al holocausto, ya que todo indica que las pretensiones del poder nazi-sionista es limpiar del disco rígido haciendo puré de papas a la mayor parte de la población humana, generando y/o induciendo una guerra de pobres contra miserables... donde los pobres saben leer y escribir y suelen darse cuenta del avenimiento de las hecatombes, y donde los miserables constituyen la porción de ignorantes que acumulan al menos cuatro generaciones de no hacer nada ni por ellos ni por nada, acostumbrados a que el estado los atienda y proteja sus desavenencias, siendo que estos últimos no están en condiciones de comprender cómo están siendo usados por el poder, para luego ser sacrificados masivamente en un ritual que cada vez es más evidente...
curiosamente, también, lo antedicho vale para todo el Asia y sus componentes políticos donde el reloj parece tener un efecto retrógrado que involuciona ya no sólo al poder sino a todo lo que le cabe, siendo en este caso que China aparece como ejemplo... y cuando miras buscando un hueco, te das cuenta que no lo hay, y que la sociedad humana ya no sólo se enfrenta a una crisis económica que viene creciendo desde el 2008 a una velocidad cuántica, sino a una crisis humanitaria consecuente con la caducidad de los derechos humanos (primeros) y ciudadanos (luego), un vencimiento alentado por y desde las corporaciones nazi-sionistas que necesitan para activar la pira de los sacrificios...
desde luego, occidente parece ignorar la debacle que le ha creado al continente africano... y al medio oriente... donde todo es zozobra y donde las personas parecen no tener valor ante las consideraciones huecas del imperio... una zozobra sobre la que avanza el singular cinismo "chino"... dando razón suficiente a las apreciaciones de Mujica (ex-Presidente del Uruguay) sobre la mentira del Nobel de la Paz y los otros que son consecuentes con los intereses que los sostienen... traducido la PAZ no se premia, se siembra y se transita, para lo cual antes se educa y se forma creando consciencia, algo que indudablemente está brillando por su ausencia...
volviendo a la nave con su preciosa carga de éticas y sentidos comunes (999)... el único idiota designado Capitán, está haciendo de las suyas en todo el planeta, por lo cual fácil es determinar que la Tierra puede salirse de su órbita para quedar al garete en el espacio sideral, algo que cada vez se ve más y más cerca... mucho más, cuando Estados Unidos de Norteamérica, cambie su gestión... caminando la nave (barco) he visto que no hay chalecos salvavidas, he determinado que no hay botes salvavidas, he revisado pero no he encontrado nada que flote... y lo peor, es que he visto que el océano está plagado de tiburones que carecen de comida suficiente... no sé cómo decírtelo, pero la masa... debe generar un motín (tipo Caine) y recuperar el comando del barco... para lo cual quizás haya que arrojar al Capitán por la borda, aduciendo que se trató de un accidente, por lo que sólo se puede asumirse como daño colateral... y todo parece indicar que dicha circunstancia, a estas alturas, se ha tornado inevitable... tal como dice la "bestia", lo dejo a tu criterio. SEPTIEMBRE 25, 2016.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario