miércoles, 30 de junio de 2010

DIÁLOGO NECESARIO


Los intelectuales / Eduardo Frei
"Necesitamos líderes con gran capacidad para dialogar"
Deben profundizar la democracia, afirmó

Noticias de Cultura: Miércoles 30 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa
Valeria Shapira
LA NACION

"El siglo XXI es crucial para este rincón del mundo", afirma el ingeniero Eduardo Frei. "América latina vive un momento fundamental de su historia y se necesitan líderes con capacidad de dialogar", dice el ex presidente de Chile (1994-2000), actual senador y ex candidato por la Concertación en las elecciones del año pasado, en las que cayó, en la segunda vuelta, frente al postulante de la centroderecha, Sebastián Piñera. Panelista en los más importantes foros internacionales, organismos políticos y económicos, y en universidades, Frei llegará mañana a Buenos Aires para disertar en el seminario internacional "La Argentina y el mundo", organizado por la Fundación Universitaria del Río de la Plata (FURP).

-¿Qué ideas y actitudes deben aprender esos líderes de cara al futuro?

-Muchos de los países de América latina están cumpliendo el bicentenario de su independencia y varios de ellos lo hacen en medio de democracias inestables, bajo crecimiento económico y altos niveles de pobreza y exclusión social. Por eso, la gran tarea pendiente es generar condiciones básicas que les permitan alcanzar el pleno desarrollo. Este desafío es muy complejo y requiere de liderazgos adecuados que permitan profundizar la democracia participativa sin que eso signifique necesariamente desorden, conflicto y violencia; derrotar la pobreza integrando a esta tarea a las distintas capacidades existentes; garantizar gobernabilidad mediante acuerdos duraderos; crecer sostenidamente con altos niveles de equidad, generar más empleos y de mejor calidad. Se trata de retos complejos que están muy por encima de las respuestas conocidas e intentadas hasta ahora. Asumirlo requiere de líderes con visión de futuro y no cortoplacistas, que entiendan este desafío como un proceso incluyente y colectivo, que tengan una gran capacidad para dialogar, claridad para identificar el camino correcto, y habilidad para convencer y comprometer a todos de la necesidad de moverse en esa dirección.

-En algunas de estas naciones, se denuncian actitudes autoritarias por parte de los gobernantes elegidos por el voto popular. En las últimas elecciones presidenciales, en cambio, se señaló a Chile como un ejemplo de respeto por las ideas de los opositores. ¿Qué hace que una cultura pueda alcanzar la madurez institucional o ponerla en jaque?

-Este tema está ligado a la forma en que se hace política en nuestros países. En esto tenemos un gran déficit. Chile no está ajeno a uno de los grandes peligros que hoy acecha a nuestras democracias y a todos los países latinoamericanos: la desconfianza que la gente tiene en sus gobiernos, los partidos políticos, los parlamentos, los tribunales de justicia, etc. Esta realidad me preocupa porque puede terminar, como ya lo hemos visto en algunos casos, por socavar la legitimidad de nuestras democracias y, en consecuencia, la gobernabilidad democrática y el desarrollo de nuestras naciones. Es vital recuperar el prestigio de estas instituciones aumentando la transparencia, la rendición de cuentas y la democracia interna y reivindicando la calidad de la política democrática. En una fase de desarrollo económico y social como la que estamos viviendo, la política no puede condenarse al subdesarrollo.

-Sin embargo, la economía siempre está dominándolo todo?

-Debemos tener una economía poderosa, una democracia participativa y una práctica política de excelencia, que esté en sintonía con las necesidades de la gente, que resuelva los problemas de fondo, y capaz de enfrentar y resolver los conflictos y tensiones que ocurren en nuestras sociedades. Ello requiere un clima de estabilidad y entendimiento, y esto se juega en el plano de las actitudes de los gobiernos, de los partidos políticos, de los parlamentarios, de los gremios y de los trabajadores, de manera que todos ellos puedan estar a la altura de los requerimientos de una sociedad crecientemente más heterogénea, más educada e informada, más compleja, más exigente y más impaciente. Alcanzar una democracia madura demanda generar espacios de diálogo, conducirlos y orientarlos, de manera que todos estén convencidos de la necesidad de moverse en esa dirección. Los países crecen más y mejor cuando en ellos predomina una cultura de cooperación y confianza, cuando los actores políticos son capaces de moderar los intereses particulares con una perspectiva nacional propiciando un debate abierto, inclusivo, con altura y profundidad.

-A la hora de debatir, aparecen definiciones como ser "de izquierda" o "de derecha". En la región, algunos se ven más preocupados por dar cuenta de a qué segmento ideológico pertenecen que por solucionar los problemas de los ciudadanos.

-Gusten o no, esas definiciones existen, aunque quizá no de manera tan ideologizada como fue en la segunda mitad del siglo XX. Lo importante es centrarnos en que la ciudadanía, que es la que escoge con su voto quién desea que la represente en el gobierno o en el Parlamento, esté informada sobre qué representan unos y otros. Cualquiera de ellas que prevalezca debe centrar su acción política en el fortalecimiento del régimen democrático, en el crecimiento sobre bases sólidas, en la integración social sobre la base del incremento de la igualdad de oportunidades y en solucionar los problemas de los ciudadanos.

EDUARDO FREI
Ex Presidente de Chile
Profesión: ingeniero

Edad: 68 años

Origen: Chile

Títulos: es doctor en Leyes por la Universidad de Calgary y doctor honoris causa por las universidades de Boston y París.

Carrera política: presidió su país entre 1994 y 2000. Hoy es senador. Escribió el libro Gobernabilidad democrática (1997).

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Los intelectuales / Eduardo Frei"Necesitamos líderes con gran capacidad para dialogar"

Deben profundizar la democracia, afirmó

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 30 de junio de 2010


el dispreciau dice: las sociedades tienen sus tiempos tanto como la naturaleza los suyos, y es así que todo evoluciona, a veces madura, otras reverdece, otras regresa,
algunas avanza buscando nuevos modelos... y entonces aparece Chile, un ámbito político que se distingue lejos del conjunto de Sud América. Un lugar donde la sensatez ha ido ganando espacio, con los dolores propios del cambio, y ateniéndose a los movimientos consecuentes con un mundo alterado y confundido, donde nada es claro, donde las potencias asumen juegos perversos, cambiando reglas del juego según deterioradas economías que para nada se corresponden con los aportes de sus respectivas sociedades, como si vibrasen en otra frecuencia. Por estas horas deslumbra un Brasil que se ha tornado mediático, aprendiendo de sus socios, haciendo honor a sus habilidades, imponiendo su poder bajo un cuidadoso esquema diplomático... pero más allá de los mensajes que se manipulan según las conveniencias, este Chile de los silencios largos, se ha ido desprendiendo de sus ecos del pasado y está inserto en el mundo con un estilo coherente, cuasi único, que se sustenta en el diálogo, no el estéril propio de las gestiones de América Latina, que se destacan más por sus carencias que por sus capacidades, sino en otro esquema de poder que establece puentes con aquellas naciones posicionadas como centrales. En ese mar, aporta y recibe, a sabiendas que el deporte es sólo un momento y después se regresa a la realidad de los esfuerzos y las consciencias, de las voluntades y las inercias. América Latina es un concierto de sordos, que hablan de uniones, pero alientan conflictos y quiebran permanentemente los vínculos, anulando el diálogo potencial y también el posible. Los ejemplos son muchos y están todos a la vista, la corrupción ha crecido al ritmo de las pobrezas, dominando tanto el lavado como los dineros mal habidos, porque cuando no hay capacidades sólo la depredación construye las conveniencias, así los derechos constitucionales se concentran en los pocos y avasallan a los muchos, ahogándolos en miserias, limitaciones y tragedias. América, que reclama bicentenarios, sólo tiene algunos pocos exponentes que han encontrado entidad por fuera de los pasados... hay pocas sociedades que han comprendido que no interesan las derechas ni tampoco las izquierdas, no importan los centros ni los falsos socialismos, es imprescindible construir sobre el consenso y el diálogo, aún en las diferencias, sin atropellar, escuchando. Lo que ocurrió durante los setenta en toda América Latina no fue otra cosa que una manipulación de las circunstancias condicionando los intereses supremos de aquellos que se pretenden como imperio de imperios, y ello trajo e implantó divisiones, enfrentamientos, conflictos, y peculiar modo de asumir la política, culto de traidores que sonríen vejándose unos a otros. Si bien nada es idealizable, Chile se ha ido alejando poco a poco, y con padecimientos lógicos, de dicho contexto... y tiene hoy, más inserción mundial que muchas de las soberbias contiguas que se licúan en discursos pero que no resuelven los problemas de fondo. América Latina, sus sociedades tan ricas en historia distintiva (aún cuando se haya pretendido aniquilarlas y de hecho hayan sido sometidas a un genocidio tremendo), reclaman un cambio de modelo y dicho cambio, no es otra cosa que incorporar diálogo genuino... "ya que el que reclama amor sin darlo, finalmente encuentra aislamiento". Junio 30, 2010.-

martes, 29 de junio de 2010

Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio


Opinión
El mundo, ante la tercera depresión
Paul Krugman
The New York Times

Noticias de Exterior: Martes 29 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa

NUEVA YORK.- Las recesiones son comunes; las depresiones son raras. Por lo que sé, hubo solamente dos épocas de la historia económica que fueron generalizadamente descriptas como "depresiones" en su momento: los años de deflación e inestabilidad que siguieron al pánico de 1873 y los años de desempleo masivo que siguieron a la crisis financiera de 1929-31.

Ni la Larga Depresión del siglo XIX ni la Gran Depresión del siglo XX fueron épocas de declinación incesante. Por el contrario, ambas incluyeron períodos en los que la economía creció. Pero esos episodios de mejoría nunca bastaron para reparar los daños ocasionados por la primera caída, y fueron seguidos por recaídas.

Me temo que ahora nos encontramos en las primeras etapas de una tercera depresión. Probablemente sea más semejante a la Larga Depresión que a la mucho más grave Gran Depresión.

Pero el costo para la economía mundial y, sobre todo, para los millones de vidas azotadas por la falta de empleo será enorme. Y esta tercera depresión será, primordialmente, un error de política.

En todo el mundo -más recientemente en la muy desalentadora cumbre del G-20 en Toronto-, los gobiernos se obsesionan con la inflación cuando la verdadera amenaza es la deflación, y predican la necesidad de ajustarse el cinturón cuando el verdadero problema es el gasto inadecuado.

En 2008 y 2009, parecía que, tal vez, habíamos aprendido las lecciones que nos había dado la historia.

A diferencia de sus predecesores, que aumentaron las tasas de interés ante una crisis financiera, los actuales líderes de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo (BCE) bajaron las tasas y actuaron para dar apoyo a los mercados crediticios.

A diferencia de los gobiernos del pasado, que trataron de equilibrar sus presupuestos cuando se vieron enfrentados a una economía en caída, los gobiernos de hoy permitieron que el déficit aumentara. Y mejores políticos lograron que el mundo evitara un colapso total: se podría afirmar que la recesión producida por la crisis financiera terminó el verano pasado.

Desempleo catastrófico
Pero los futuros historiadores no dirán que ése no fue el final de la tercera depresión, tal como el repunte empresarial que se inició en 1933 no fue el final de la Gran Depresión.

Después de todo, el desempleo -en especial, el desempleo de largo plazo- sigue en niveles que hubieran sido considerados catastróficos poco tiempo atrás, y no hay indicios de que vaya a recuperarse en lo inmediato. Y tanto Estados Unidos como Europa se encaminan hacia trampas deflacionarias al estilo de Japón.

Ante este sombrío cuadro, uno esperaba que los políticos se dieran cuenta de que aún no habían hecho lo suficiente para promover la recuperación. Pero no: durante los últimos meses, se produjo un notable resurgimiento de la ortodoxia del dinero difícil y del equilibrio presupuestario.

En lo referido a la retórica, el renacimiento de la antigua religión es más evidente en Europa, donde los funcionarios parecen extraer sus frases de los discursos completos de Herbert Hoover, incluida la afirmación de que aumentar los impuestos y reducir el gasto verdaderamente son medidas que ampliarán la economía y fortalecerán la confianza empresarial.

Sin embargo, a nivel práctico, Estados Unidos no hace las cosas mucho mejor. La Fed parece consciente de los riesgos deflacionarios, pero lo que propone hacer con estos riesgos es, digamos, nada.

La administración de Barack Obama entiende los peligros que implica una austeridad fiscal prematura? Pero como los republicanos y los demócratas conservadores no autorizaron en el Congreso la ayuda adicional a los gobiernos estatales, esa austeridad existe de todas maneras, bajo la forma de recortes presupuestarios estatales.

¿Por qué esta política es equivocada? Para justificar su postura, los más intransigentes suelen invocar los problemas que deben enfrentar Grecia y otras naciones marginales de Europa.

Y es cierto que los inversores han atacado a los gobiernos con déficits irremediables. Pero no hay ninguna evidencia de que la austeridad fiscal a corto plazo, ante una economía deprimida, sirva para tranquilizar a los inversores.

Todo lo contrario: Grecia ha accedido a un estricto plan de austeridad, sólo para descubrir que su riesgo país sigue creciendo; Irlanda ha impuesto salvajes recortes a su gasto público, sólo para que los mercados la consideren aún más riesgosa que España.

El triunfo de la ortodoxia
Es casi como si los mercados financieros entendieran aquello que los políticos no parecen comprender: que aunque la responsabilidad fiscal a largo plazo es importante, rebajar drásticamente el gasto en una depresión, profundizándola y abriendo paso a la deflación, es una actitud verdaderamente autodestructiva.

Así que no creo que nada de esto se justifique con Grecia, ni tampoco que sea una evaluación realista de la compensación de la relación entre el déficit y el empleo.

Es, en cambio, el triunfo de una ortodoxia que tiene poco que ver con el análisis racional y cuya premisa fundamental es que imponer sufrimientos a otras personas es la manera de demostrar la capacidad de liderazgo en las épocas difíciles.

¿Y quién pagará el precio de este triunfo de la ortodoxia? La respuesta es: decenas de millones de trabajadores desocupados, mucho de los cuales seguirán sin empleo durante años, y algunos de los cuales nunca más volverán a trabajar.

Traducción de Mirta Rosenberg


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OpiniónEl mundo, ante la tercera depresión

Paul Krugman

lanacion.com | Exterior | Martes 29 de junio de 2010


el dispreciau dice: asistimos al fin de una era, en la que pocos humanos perversos e incapaces (avaricias, intereses y escases de neuronas por medio) han inducido la destrucción del sistema económico que nos ha regido por al menos tres siglos. Todo lo que transitamos hoy nos conduce indefectiblemente a una revisión profunda del modelo de vida donde muchos nos vemos o nos hemos visto esclavizados virtualmente para poder sostener un estandar de vida más o menos digno... y donde ese mismo esquema ha permitido y facilitado para que miles de miles y millones de personas quedaran excluidas, empobrecidas, marginadas y sometidas al sólo efecto de sostener el color azul en libros contables falaces y administraciones sin el más mínimo atisbo de "gestión". No queda nada para agregar a lo ya dicho y reiterado en diversas oportunidades. El Fondo Monetario Internacional y sus recetas, tanto como las empresas bancarias y sus negocios, han firmado sin saberlo (in-conscientemente) el certificado de defunción de un modelo construido sobre el criterio de la miseria humana, esto es sacrificar personas para adueñarse de sus esfuerzos y exterminar sus voluntades. La magnitud alcanzada por los hambrientos y los marginados ya no resiste sostén... por lo tanto, todo el punto de equilibrio, todo se ha desmadrado sin solución de continuidad empujando a la raza humana a un estado de zozobra donde los estados (sin neuronas) luchan para reducir un gasto esencialmente imposible de achicar, porque detrás de él hay "gentes" con necesidades ciertas que no pueden depender ni del valor del euro (falso) ni tampoco del valor del dólar (más falso aún), como tampoco pueden perder sus trabajos para que las contabilidades de las empresas se vean bonitas en sus balances... Esta aberración del pensamiento mezquino ha llegado a su fin, donde nosotros los actores víctimas somos espectadores del fin de los argumentos de los victimarios, y con ello del sistema como un todo. ¿Qué sigue?... difícil saberlo. No obstante, a esta altura del desastre, nadie puede negar la realidad, y mucho peor, los que fabricaron esta calamidad, no tienen idea de cómo salir de ella... tan cómodos estaban ellos, mientras la humanidad se sucumbía en el desabrigo de sus almas. Junio 29, 2010.- [perdón Joan Manuel Serrat y perdón Manuel Machado, pero sus vibraciones son inspirativas]

lunes, 28 de junio de 2010

VIVIR JUSTIFICANDO


La guerra de Afganistán
"Es un cambio de persona, no de política"
La elección del general Petraeus no implica modificar la estrategia, sino un revulsivo para recuperar la iniciativa
A. CAÑO - Washington - 24/06/2010

"La guerra es más grande que ningún hombre, ya sea un soldado, un general o un presidente", dijo ayer Barack Obama para recalcar que la destitución del general Stanley McChrystal, por grave y dolorosa que resulte, no es ni mucho menos tan importante como la suerte del conflicto de Afganistán, donde está en juego, además de muchos miles de vidas, la seguridad de Estados Unidos. Y en eso, en la voluntad de seguir combatiendo allí, con los mismos objetivos y la misma estrategia, no hay novedades.


"Este es un cambio de personas, no un cambio de política", afirmó el presidente norteamericano, quien desveló que, un rato antes, había estado hablando con el nuevo jefe de la misión en Afganistán, general David Petraeus, sobre el camino a seguir a partir de ahora.

"Que nadie se equivoque", advirtió Obama, "vamos a arrebatarle la iniciativa a los talibanes, vamos a aplicar presión sin contemplaciones sobre Al Qaeda y sus líderes y vamos a fortalecer a Afganistán y a Pakistán para que puedan hacer lo mismo".

Es una frase en la que se admiten muchos problemas. Primero, que mucha gente puede llamarse a engaño por la crisis desatada por McChrystal. Se trata de un asunto que, al ponerse en evidencia tensiones y divisiones dentro de la estructura de mando de Estados Unidos, espolea al enemigo y desalienta a los aliados norteamericanos en la OTAN, que ya llevan tiempo dando señales de querer desentenderse de Afganistán.

Las palabras de Obama son también el reconocimiento de que los talibanes tienen la iniciativa pese a la ofensiva de febrero en la provincia de Helmand, con la toma de Marja por los marines. Son el reconocimiento de que Afganistán y Pakistán no pueden hoy valerse aún por sí mismos. Las palabras de Obama son, en definitiva, la certificación de que las cosas no marchan como estaban planificadas para iniciar la retirada en julio del próximo año.

Se necesita un acelerón, un revulsivo, y el hombre que puede hacerlo es Petraeus, el general que supo situar en rumbo ganador una guerra que también parecía perdida. "Petraeus apoyó y ayudó a diseñar la estrategia que actualmente aplicamos en Afganistán", recordó ayer Obama. "En su puesto al frente del Comando Central ha trabajado estrechamente con nuestras fuerzas en Afganistán y ha trabajado estrechamente con el Congreso".

Este último es un aspecto importante. El nombramiento de Petraeus tiene que ser confirmado por el Congreso. Puede descartarse cualquier dificultad. El general tiene el respaldo de los de los asientos que apoyan al Gobierno y también los de la oposición. Tanto es su prestigio que ningún militar desde Colin Powell había sonado antes tan insistentemente como posible candidato presidencial. "La confirmación de Petraeus será la más fácil de la historia del comité de Asuntos Militares del Senado", anticipó ayer el senador republicano John McCain.

La presencia de Petraeus, quien reúne todas las virtudes de diplomacia y tacto político de las que carece McChrystal, puede resultar muy importante para mitigar algunas dudas que habían comenzado a extenderse en el Capitolio sobre la marcha de la guerra.

La guerra de Afganistán había empezado a caracterizarse como la guerra de Obama, y los republicanos habían criticado en los últimos meses cierta indefinición de la estrategia del presidente, algún desinterés de la Casa Blanca por sus responsabilidades militares, una supuesta debilidad de Obama en su actitud frente al enemigo. Esas críticas se hacen ahora más difíciles. Esta no es ya sólo la guerra de Obama, sino también la guerra de Petraeus. Para los republicanos resulta mucho más incómodo atacar al general al que subieron a los altares cuando George Bush lo nombró en Irak.

Desde ese punto de vista es una jugada maestra de Obama. Pero es también una apuesta peligrosa. Varios congresistas demócratas y algunos círculos de opinión favorable a Obama han mencionado recientemente la necesidad de renunciar a una victoria en Afganistán y poner fin a esa guerra ya. Con sus declaraciones de ayer y el nombramiento de Petraeus, el presidente está caminando en la dirección opuesta.

"Nos enfrentamos a una lucha muy dura en Afganistán", admitió Obama, "pero los norteamericanos no nos acobardamos ante las realidades difíciles o las misiones difíciles". "Persistiremos, no toleraremos un santuario desde el que los terroristas puedan destruir Afganistán desde dentro y lanzar ataques contra personas inocentes en nuestro país o en cualquier parte del mundo", manifestó para dejar claro que se va McChrystal pero la guerra no se acaba.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/cambio/persona/politica/elpepuint/20100624elpepiint_2/Tes

Afganistán a fondo: http://www.elpais.com/todo-sobre/tema/conflicto/Afganistan/46/

el dispreciau dice: cuando termina la etapa del idilio, se caen las máscaras y se destacan las evidencias... es así que por aquellos donde han pasado las fuerzas militares de los Estados Unidos de Norteamérica, no ha vuelto a crecer el pasto, han quedado sociedades divididas e irresueltas, tanto como cuestiones y sinfonías inconclusas. Pero la guerra es un gran negocio y como tal, justifica fines y medios según las conveniencias en curso... los hombres apenas forman parte del criterio de "daños colaterales" ya que conceptualmente, sus vidas son descartables en nombre de la patria, una patria que se introduce en cualquier lugar, más allá de sus fronteras, pretendiendo corregir aquello que desconoce como orden. Así las cosas, los conflictos limitados, se diseminan... los conflictos inexistentes, nacen... los conflictos peligrosos, se negocian. Esta conducta, propia de otras etapas de la civilización humana, es hoy injustificable en su esencia. Intervenir en un conflicto ajeno usualmente lo es, ya que no se entiende el contexto, mucho menos las voluntades, ni qué hablar de los aspectos culturales. Apoderarse de la minería, de los recursos naturales, mueve hoy a las potencias mundiales a buscar excusas suficientes como para asentarse en cualquier lugar del mundo, prometiendo "ordenar" aquello que no lo está... Afganistán no es un ejemplo más, pero los mismos (ejemplos) son muchos, los hay manifiestos tanto como los hay intangibles, donde se inducen circunstancias para justificar motivos. Así es que el mundo está en manos de organismos internacionales que apoyan recetas "irrelevantes" e "inconsistentes", moviendo a las sociedades hacia la zozobra, empujando a las personas a las pobrezas, o sumiéndolas en la marginación, apenas para justificar que deben realizarse ajustes por motivos fiscales o bien para contener un falso gasto público, que no es otra cosa que un exponente de una corrupción que fabrican esos mismos organismos... Confusiones por medio, la realidad de este mundo paradójico, deja en evidencia que las "movidas" no guardan fundamento alguno, y que las justificaciones, tal como se presentan, dan risa pero al mismo tiempo producen estupor, porque finalmente consumen vidas de inocentes, siempre en nombre de una "rara" libertad, y de una "extraña" democracia, donde los pocos siempre tienen razones y donde los muchos sólo acumulan pobrezas. Junio 28, 2010.-

DONDE TERMINA LA MÚSICA Y COMIENZA LA ESTRIDENCIA


Chicos en las butacas del Colón, el 16 de este mes: una escena que debe repetirse muchas veces
Foto: LA NACION / Fernando Massobrio

Estimulos para el acceso igualitario a la cultura
El público del futuro
Cecilia Scalisi
Para LA NACION

Noticias de Opinión: Lunes 28 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa


Uno de los temas importantes que preocupan a las grandes instituciones musicales del mundo es la formación de sus nuevos públicos. Las respuestas a esa preocupación (que no sólo define el futuro de las salas de conciertos y teatros de ópera, sino que atañe también a las respectivas sociedades en que esos organismos actúan) son los variados programas educativos que implementan para la formación de alumnos y maestros. Sea cual fuere el formato, e independientemente de los recursos económicos que se destinen, dos comunes denominadores trascienden en los casos líderes: calidad y permanencia. La calidad implica poner en juego los mejores recursos artísticos y la participación directa de las figuras sobresalientes de esas instituciones (como Barenboim en la Staatsoper y Simon Rattle en la Filarmónica de Berlín). La permanencia denota continuidad, frecuencia, método y empeño.

Así, por ejemplo y según el contexto de cada lugar, existen proyectos que apuntan a la creación de públicos desde la perspectiva de la integración racial, en comunidades donde la inmigración representa un tema sensible (tal el caso de Suiza). Otras instituciones concentran sus esfuerzos en difundir repertorios como cultura general, realizando temporadas infantiles de ópera y conciertos; mientras que otros teatros consolidan el aspecto educativo a través de la preparación de docentes que luego introducen a los niños en el género. Hay programas sencillos y los hay también sofisticados, como el ambicioso plan que instituyó una región de Alemania, de entregar un instrumento a cada niño en edad escolar, con la expectativa de asegurar que todo alumno pueda sostener la práctica instrumental como parte de su formación primaria, con un alcance de doscientos mil chicos y un presupuesto de cincuenta millones de euros. Existen iniciativas, como la de Daniel Barenboim y su orquesta Staatskapelle Berlin, del jardín de infantes musical, donde se incorpora la educación del oído desde la edad más temprana. Igualmente, la extensa serie de proyectos creativos de la Filarmónica de Berlín, con conciertos didácticos o ensayos a cargo de Zubin Mehta, Christoph von Dohnányi, Bernard Haitink o Gustavo Dudamel, es una muestra de cómo esa preocupación, en los países desarrollados, se traduce en programas de acción.

Es en este marco de referencia internacional que cabe observar la realidad argentina y comprobar, con satisfacción, que el Teatro Colón, ya reabierto a la comunidad, no está ajeno y se ocupa de estas cuestiones. Cada institución en su contexto, siguiendo su tradición y atendiendo las necesidades de su entorno (como en el concepto de la "política de programación sensible" del brillante Kent Nagano), un plan sistemático en la Argentina debería priorizar el acceso igualitario a la cultura, como estímulo para superar las cada vez más profundas desigualdades sociales.

Es bienvenida entonces la iniciativa de "Mi primer concierto en el Teatro Colón", una propuesta del Instituto Superior de Arte (ISA), en colaboración con el Ministerio de Educación de la ciudad, realizada entre el 14 y 16 de junio pasados. Mediante este programa, 6600 alumnos de escuelas porteñas de entre 8 y 11 años, preparados por sus docentes (trabajando con una guía didáctica durante un mes previo a la visita al teatro), fueron invitados a tres conciertos de la Filarmónica de Buenos Aires (OFBA), dirigida por Enrique Arturo Diemecke, con narraciones de Víctor Neuman. La distribución se planteó en un 60% de escuelas públicas y un 40% de escuelas privadas, convocadas según el orden de inscripción.

Si bien el proyecto va por su tercer año (los anteriores fueron en la Legislatura y el Teatro del Globo), lo positivo del actual ciclo fue el hecho de haberlo presentado en el propio Teatro Colón, capitalizando así el interés suscitado por la reapertura. No es éste el único ni primer emprendimiento de promoción y enseñanza de la música; los hay desde antaño y en diversas formas (de hecho existe un programa de la ciudad para la formación de orquestas juveniles, por mencionar uno de los esfuerzos), pero sí debe ser destacado, puesto que el Colón, tras su reapertura, debe servir de ejemplo como institución líder de la vida cultural en el país.

Eduardo Ihidoype -creador y verdadera alma máter del proyecto, músico de la OFBA y actual director del ISA- afirma que la inversión económica que demanda el proyecto es mínima, y que la realización no representa más que trabajo y ganas de hacer. "Los chicos reciben con felicidad lo que les damos los adultos", sostiene. Y ha sido admirable en ese sentido el comportamiento de los alumnos, que mantuvieron el orden para ingresar y el silencio a lo largo de las ejecuciones, así como reveladora la expresión de asombro, ante la fascinación despertada por la belleza del edificio. "Debemos crear nuevos públicos, pero -agrega Ihidoype- contribuir sobre todo a la formación de nuestros niños, que serán los dirigentes de mañana, los profesionales, maestros y políticos del futuro."

Es importante por ello que el Teatro Colón se ocupe del tema y que lo haga bajo la fundamental premisa de la calidad. Luego será necesario extender el alcance del proyecto, asegurar la permanencia (convirtiéndolo si es posible en una temporada) y aumentar la regularidad de estos programas. Es también indispensable que nuestra dirigencia política -como lo han hecho otros países que decididamente invierten en educación y cultura- comprenda el valor de esta herramienta de integración y la apoye con el compromiso que augura la presencia del jefe de gobierno, quien acompañó a los alumnos en la última función del ciclo.

De modo que, entre los beneficios de esta iniciativa, está en primer lugar la posibilidad de que los niños conozcan la sala y reciban ese inolvidable impacto con la alegría de una experiencia compartida con sus pares. Luego, en un nivel más profundo y menos inmediato, la idea de entablar contacto con el más elevado lenguaje de la música, el que exige concentración, capacidad de abstracción y disciplina de sostener el silencio; la aspiración de estimular el enaltecedor hábito de saber oír (tan deteriorado en nuestros días), y ensanchar el horizonte del pensamiento en la mente de los niños, que, frente a tanto entretenimiento superficial y vacuo, frente a tanta vulgaridad y decadencia que los rodea, encontrarán en la música un alimento espiritual que da calidad a la existencia humana.

Los niños son nuestro espejo hacia el futuro. A ellos les legaremos este teatro que deben aprender a amar sin prejuicios ni resentimientos. Y así como cada padre individualmente atiende la educación de sus hijos, es saludable que, como sociedad, también actuemos en pos del conjunto. Enseñar, sin antagonismos estériles, la dicha de disfrutar y crecer con la música.
© LA NACION
La autora es musicóloga y periodista.

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Estimulos para el acceso igualitario a la culturaEl público del futuro

Cecilia Scalisi

lanacion.com | Opinión | Lunes 28 de junio de 2010


el dispreciau dice: más allá de los gustos y más allá de las afinidades, es necesario desarrollar el sentido de la música como arte, como estética, como expresión de la inteligencia superior, como indicador de cultura, como factor de la comunicación universal, motivando a los jóvenes a "nadar" en dicho medio... Este mundo está repleto de estridencias y distracciones, pero curiosamente la música genuina ocupa pocas mentes, anida en pocas en almas. Junio 28, 2010.-

domingo, 27 de junio de 2010

VISIONES del APOCALIPSIS GLOBAL


| EL CRITICO. El estadounidense cuestiona a los economistas, al mercado, a la avidez del sector financiero y a los desmanejos del gobierno norteamericano, antes y después del último crack.

La crisis global, según Stiglitz

Domingo 27 de Junio de 2010 | El ganador del Nobel en 2001 señala antecedentes, identifica causas y propone remedios.

Economía
CAÍDA LIBRE. EL LIBRE MERCADO Y EL HUNDIMIENTO DE LA ECONOMÍA MUNDIAL
JOSEPH E. STIGLITZ
(Taurus - Buenos Aires)


Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001, nos ofrece en un estilo polémico un nuevo libro que aborda la actual crisis económica internacional, "identificando" a sus causantes y sugiriendo políticas para no recaer en el futuro. Es particularmente crítico de los economistas, del mercado, de la avidez del sector financiero y del mal manejo del gobierno antes y después de la crisis. Le atribuye a Estados Unidos la generación de esta situación que afecta a la economía mundial.

Según Stiglitz, los ciclos anteriores eran del tipo inventario, pero la actual responde a un crecimiento basado en endeudamiento. Si bien la primera manifestación fue la ruptura de la burbuja tecnológica en 2000, menciona que las causas fueron las desregulaciones en el sector financiero que permitieron que se ofrecieran productos financieros de alto riesgo sin el respaldo suficiente, incentivados por las altas comisiones percibidas. Se generaron instituciones de gran tamaño que, supuestamente, no podían quebrar. No hubo mecanismos de seguro que se hicieran cargo de posibles problemas de los deudores y todo estaba basado en que el Estado finalmente pagaría los platos rotos. Cuando la burbuja inmobiliaria explotó se perjudicaron más las familias de menores ingresos, perdiendo la vivienda y el empleo.

Sin embargo, los "causantes" de la crisis se salvaron con el financiamiento del Estado. Stiglitz le atribuye este mal comportamiento del sector financiero a deficiencias del mercado; pero también podrían haberlo generado las regulaciones del mercado.

Un viejo problema
La presencia de empresas con inversiones riesgosas es un problema de larga data. Jonathan Swift en sus Viajes de Gulliver, en 1726, ya hablaba de los projectors, empresas que generaban burbujas. También los mencionaba Adam Smith en su Riqueza de las Naciones, en 1776. Parecía que ellos favorecerían -aunque fueran difíciles de implementar- regulaciones para defender a los inversores incautos.

Stiglitz sugiere alternativas para que la ayuda del Estado llegue a los sectores de menores ingresos que se hayan visto más afectados por la crisis inmobiliaria, y medidas que se debieran tomar en el sector financiero para evitar que se repita la crisis, como separar la banca comercial de la inversión, resucitar el mercado hipotecario, cambios en la forma de pago a los ejecutivos y un mejor control de los productos a medida del cliente. Ello evitaría la generación de productos financieros muy riesgosos y mejoraría el mecanismo de seguros con que cuentan los clientes. Si bien sus objetivos son buenos, pienso que no es fácil que mayores regulaciones tengan éxito.

La actual crisis europea plantea dudas a la teoría de un origen limitado a factores financieros e inmobiliarios. Recién ahora van surgiendo problemas que tienen larga data de intervencionismo estatal y de otros tipos de burbujas. Llama la atención que los países con más problemas son los que más recibieron ayuda; o sea que el sector público respondió de la misma forma que el sector financiero y que nadie quiere quebrar.

Stiglitz es crítico de la evolución de los agentes económicos en Estados Unidos y cree que las respuestas a los incentivos que genera el mercado no necesariamente llevan a la eficiencia y a la estabilidad. Plantea una crisis moral que debiera tenerse en cuenta para que la sociedad vuelva a prestar atención a otros valores fundamentales que llevan a la responsabilidad social. Esta crítica abarca también a los organismos internacionales. Sugiere cambios en el enfoque de la economía, bien detallados en el Capítulo 6, titulado La avaricia rompe el saco. Propone un sistema de regulación mundial coordinado, con un nuevo sistema global de reservas y asimila la caída de Lehman Brothers a la caída del muro de Berlín.

Siempre se plantea el debate de si existe o no "la mano invisible" que nos lleva a las soluciones sociales óptimas. En realidad, como plantea Milton Friedman, son más peligrosos "lo pies visibles" de los que buscan protección en detrimento del resto.
Finalmente, es interesante constatar que los desastres naturales parecen ser menos nocivos que los desastres económicos.
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http://www.lagaceta.com.ar/nota/385531/LA_GACETA_Literaria/crisis_global_segun_Stiglitz.html

el dispreciau dice: todo indica que la crisis consecuente al quiebre global no ha sido superada, está lejos de serlo, y existen evidencias plenas que no están dadas las condiciones para recrear un modelo de por sí perverso... el mundo enfrenta por estas horas la necesidad imperiosa de construir un sistema equitativo donde los estados cumplan un rol diametralmente opuesto al cursado hasta aquí, esto es que las sociedades contenidas deben ser efectivamente contenidas, respaldadas, donde aquellas garantías constitucionales tan mentadas se transformen en motor de sostenimiento comunitario ante cualquier circunstancia. Hoy, si una familia se ve arrasada por un huracán queda librada a suerte, al igual que en cualquier otro caso de catástrofe natural (terremoto, tsunami, lluvias, etc.) o inducida (derrame de petróleo [perdón por ser reiterativo], caída de aeronaves, colisiones, etc.), donde los estados se sacan el problema de encima trasladándolo a pólizas de seguros que en la mayoría de los casos no se cumplen ya que se trata de un instrumento que factura pero que no está diseñado para cubrir (esto es, perverso). Perverso también es el modelo de salud excluyente por naturaleza, donde los dineros describen una falsa identidad profesional, y donde si tienes lo suficiente podrás ser salvado, no así en caso de que tus recursos sean limitados, ni qué hablar si estos últimos son extremadamente limitados... Perverso es también el sistema educativo que pretende discriminar los talentos según las capacidades de pago de los padres, tutores o encargados, separando por cuentas bancarias a aquellos que les sobra de aquellos otros que no tienen con qué... Perverso es el sistema de justicia donde las penas se conducen según el dinero que ingresa por la puerta de atrás de los juzgados, no sólo aquí en América Latina, sino en todo el mundo conocido... y podríamos seguirla un rato largo. No sucede distinto en el seno de las empresas y los bancos donde todo es tan descartable, comenzando por las personas, y siguiendo por los métodos. Lo antedicho se traduce como que la ética se ha ido al carajo (disculpen el término, pero lo uso para reemplazar otro peor: "mierda") arrastrando en su desaparición los fundamentos filosóficos de la vida, las esencias, y el sentido último de comunidad que debería regir a la condición humana distinguiéndola de los dinosaurios. Hoy, somos más dinosaurios que humanos y eso es lo que nos caracteriza, mal que nos pese a muchos y mal que les convenga a otros. Las empresas borran su historia cada dos años, expulsando a su personal, con el sólo objeto que nadie sepa bien qué había antes y de forma de evitar a aquellos que acumulan conocimientos para luego usarlos (o no, ya que la mayoría no lo hace) como extorsión. Dicho esto, podría definirse que vivimos en un permanente estado de zozobra, sea por inducción o por la naturaleza, rezando cada día para no ser arrollados por "oportunidad". Así como hay una medicina basada en la evidencia (no comulgo mucho con ella), también hay una realidad que se fundamenta en ella. Una realidad que algunas sociedades como la americana han transformado en culto de dólares, pero que se acomodan según las circunstancias del ventajismo, esto es que si sirve para atropellar al otro está bien, caso contrario todo tiene un valor intrínseco que nadie sabe a ciencia cierta dónde comienza y mucho menos dónde termina, sin embargo, servirá para acumular intereses sobre una deuda que nadie contrajo pero que sí se estimó necesario (alguien) colocar en las espaldas de alguna víctima propiciatoria. Así es que el mundo tiene dos tercios de su población en estado de exclusión, marginada, empobrecida, sometida, esclavizada, discriminada, mientras en el tercio restante se sacan los ojos por seguir estando... Este cuadro deja en claro que este mundo está desquiciado por los pocos que se erigen como dueños de los destinos de los muchos, pero al mismo tiempo, esos mismos pocos no saben qué hacer con sus vidas y de hecho, aún cuando jueguen al golf o lapiden sus horas, están peleados con ella, de la que no se van a llevar absolutamente nada. Esta locura generada por los reinos europeos, los obispos y sus obsecuentes, y luego por el criterio bancario de los Estados Unidos de Norteamérica (en ese orden), ha transformado al planeta Tierra en un despojo de intenciones y de voluntades, donde unos cobran y otros eternamente pagan apenas por vivir, por respirar, por estar. Fue así, indudablemente. No debe ser así, más, por motivo alguno. El sistema económico del industrialismo quebró por ineficiente, pero no sólo quebró en administraciones y dineros inciertos, ya que también quebró socialmente, quebró en contaminación del medio ambiente y quebró en número de vidas consumidas para justificar lo injustificable. Dicho esto, el mundo falaz de los poderes debe asumir que no es bueno que lo libros contables se acomoden en las Bolsas del mundo a cambio de destruir a la raza humana y su medio ambiente... el daño que han implantado en estos últimos tres a cinco siglos es aberrante, y en tanto y cuanto crezca (lo sigue haciendo) generará una contra ola de magnitud que no dejará nada en la faz de la Tierra. Mientras se sigan justificando conductas miserables en nombre de los derechos humanos de unos en desmedro de los otros, la mentira crecerá hasta consumir a sus mentores, aún cuando ellos mismos no lo crean factible. No son pocas las voces que se alzan por estas horas, notificando que vamos por mal camino... y tal lo he dicho desde estos mismos renglones, cualquier extraterrestre que se asome a la ventana de las dimensiones huiría ante tanta desidia, a sabiendas que esta locura desembocará en una extinción masiva... y esta visión no es apocalíptica (así diría alguien que me calificaba cada día sin ver, ni tampoco asumir, sus propios errores), antes bien es extremadamente realista y traduce la senda que transitamos, queramos verla o no, y aún cuando nada podamos hacer para modificar esta angurria que caracteriza a los pocos. Junio 27, 2010.-

sábado, 26 de junio de 2010

DE LODOS Y AGUAS MOVEDIZAS


Si me querés, quereme transa, un libro perturbador de Cristian Alarcón
Tragedia griega con sabor a cocaína


Jorge Fernández Díaz

LA NACION
Noticias de Opinión: Sábado 26 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa
Foto: LA NACION


Alcira tenía quince años y un hijo de meses llamado Damián cuando a su marido le vaciaron un cargador entero y lo dejaron muerto y torcido en una piecita de Constitución. Hasta ese momento, la mujer pensaba que su marido importaba electrodomésticos de Bolivia. Ella era argentina y vivía en los zócalos de Buenos Aires y también en la ignorancia de una verdad mucho más oscura: su marido formaba parte de una red de narcotraficantes y aquél había sido un clásico ajuste de cuentas.

A partir de esa dolorosa toma de conciencia, cargó con el niño y comenzó a huir. Sobrevivió poco tiempo en un taller textil, donde trabajaba 18 horas seguidas por un sueldo indigno, y se negó a prostituirse, como algunas parientas le sugerían: un tío la había violado de chica en Villa Lugano y le había dejado una herida indeleble en el alma. Un amigo le prestó treinta gramos de cocaína proveniente de Cochabamba y la inició en el asunto. No fue difícil entrar en el negocio. Fue ascendiendo y juntando dinero, y se enamoró de un peruano que resultó un delincuente de armas tomar. Los ladrones y los narcos se odian, injurian y combaten. "Yo soy chorro -le decía él-. No puedo asociarme con una transa asquerosa."

A ella le parecía que él practicaba un oficio violentísimo y sin códigos. El asaltante es un cruel guerrero que hace culto del coraje; el narco se ve a sí mismo como un simple comerciante que recurre al gatillo únicamente cuando no le queda más alternativa. "Si me querés -le dijo ella-, quereme transa." Precisamente así se titula un libro inusual, asombroso y perturbador, toda una experiencia de vida que firma Cristian Alarcón, periodista chileno afincado en nuestro país, alumno de Ryszard Kapuscinski, amigo de Jon Lee Anderson, maestro de la Fundación Nuevo Periodismo de Gabriel García Márquez y autor además de otra novela verídica y legendaria que publicó hace siete años.

Alarcón es director académico del proyecto "Narcotráfico, ciudad y violencia en América Latina" para la FNPI y Open Society Institute (fundación de George Soros), y estuvo seis años investigando las cadenas de narcos en la Argentina, revisando 54 causas penales, trazando un mapa de los flujos y la dinámica de los clanes y las masacres, viajando a Lima para encontrar las marcas culturales de la movida peruana y, lo más difícil, logrando la confianza de los traficantes. Su intención no era delatarlos ni estigmatizarlos, sino simplemente entender las lógicas ocultas de ese micromundo que funciona silenciosamente en la Capital y en el conurbano bonaerense.

Cristian conoció a Alcira en el bar La Perla de Once, y tuvo con ella larguísimas conversaciones en inquilinatos donde vivía y trabajaba. "Cuando la conocí me juró que me hablaba del pasado -escribe Alarcón-. Que daba testimonio de su vida como transa, pero que ya no lo era. A los meses la encontré viviendo en piezas nuevas, al fondo del terreno. El excedente de su negocio de drogas le había dado otra vez la oportunidad de capitalizar la ganancia."

Esa mujer luctuosa y desesperada, que Alarcón convierte en uno de los grandes personajes de la novela moderna argentina, se someterá durante meses y meses a una voluntaria, susurrante y dolorosa ceremonia de confesión con un periodista que jamás la tratará con complacencias ni prevenciones. "Nunca tuve miedo físico -me dice Alarcón ahora que todo terminó y el libro ya está publicado-. Sólo tuve miedo a no comprender. A que el prejuicio me cegara."

La historia de Alcira sólo es uno de los tres o cuatro relatos que se entrelazan misteriosamente en esta crónica escalofriante. Quedan, al final de leerla, algunas cosas claras: en el país no hay zares millonarios de la droga al estilo México o Colombia, sino pymes ilegales y mutantes manejadas mayormente por emigrantes peruanos y bolivianos, aunque en la provincia operan también algunos clanes argentinos. Un transa se convierte en narco cuando se transforma en mayorista, es decir, cuando comienza a manejar más de 5 kilogramos de cocaína. A pesar de ello, jamás son ostentosos y por lo general se mantienen en el más cerrado anonimato viviendo en la villa o en el conventillo, o a lo sumo en casas medianas de barrios discretos. Alcira descubrió, después de padecer todo tipo de desventuras y sufrimientos, que debía morigerar la ambición para no convertirse en un blanco móvil. La droga, por lo general, no es un fin en sí mismo sino el combustible para montar otra clase de negocios más o menos informales dentro de los rubros textiles, gastronómicos o de transportes: vender ropa en un puesto, hacer y comercializar empanadas, comprar taxis y remises.

Aunque el periplo de Alcira resulta impactante, el corazón me dio un vuelco sólo cuando, al promediar las trescientas páginas que leía, ella le pidió al cronista que fuera el padrino de su nueva boda y luego que apadrinara a su nuevo hijo, Juancito. Del primer acontecimiento social, Cristian logró escapar con artilugios, pero en el segundo fue derrotado: "Quiero que si yo no estoy mi hijo sepa que existe otro tipo de vida que la que yo le puedo dar", argumentó Alcira. Alarcón no pudo resistir. La descripción de ese bautizo en la clandestinidad, con la ayuda de un sacerdote villero que había sido compañero de Carlos Mugica, es un momento inquietante e incómodo dentro de una sucesión de hechos políticamente incorrectos que el autor no vacila en contar. Alarcón no cae nunca en la tentación de juzgar, ni de configurar juegos de buenos y malos. No trata de demonizar, como exigen las buenas conciencias, ni de santificar héroes impuros que no existen. Ni siquiera posee esa frívola visión condescendiente y progre acerca de la marginalidad que tienen algunos cineastas independientes argentinos desde sus cómodas productoras de Las Cañitas. La posición de Cristian Alarcón, alguien que realmente vio cómo envilece la miseria y a la vez cómo nacen diamantes en el barro, permite precisamente entender el fenómeno narco en su más íntima complejidad y deducir, por ello, que su erradicación será igualmente compleja en América latina y en cualquier otra sociedad de profundas desigualdades.

Alcira fue elegida como una de las protagonistas porque su vida tiene ribetes de tragedia griega. Traicionada por su hermano, había sido detenida por la policía y metida en prisión, donde había peleado a puño limpio por una cama. Al salir en libertad, más pobre que nunca, quiso regenerar a su esposo, que además cometía el peor de los pecados de un transa: consumir la mercadería que vendían. En un extraño y espeluznante acto de amor, ese ladrón profesional le regaló la muerte de aquel tío que la había violado cuando era niña. Después de múltiples avatares y más cárceles y muertes, resolvieron abandonar la ilegalidad y poner un negocio de comidas. Una vida nueva, el amor en estado puro. "Fueron días hermosos -dice ella-. Nunca más volví a sentirme así de libre."

En la noche de un cumpleaños, cuando ya se habían ido los invitados y estaban a punto de dormirse, unos amigos vinieron a buscar al marido, que salió a la calle distraído y desarmado. Lo asesinaron a balazos en la misma vereda. Alcira lloró a los gritos y más tarde fue con su hijo Damián a la morgue a recuperar el cuerpo. Damián había visto morir, de muy chico, a su padre y ahora estaba presenciando el cadáver cosido de su idolatrado padrastro. Tenía doce años y odiaba aquel vil negocio de su madre: le comunicó que jamás sería narco y que se vengaría de ella. Alcira escapó de la villa y se alquiló un departamento en Barrio Norte, donde vendía "papelitos" a bailanteros y futbolistas. Una noche la mujer estaba en la ruta 3 buscando un paquete de mercadería cuando la rodearon dos autos y una moto. La llevaron a un descampado y le hicieron un simulacro de fusilamiento. Eran competidores. Otro día tres tipos con pasamontañas y armas de fuego se le metieron en la casa y le pidieron "la merca". "¡Te vamos a matar a los pendejos si no entregás todo!", le gritaban. Les dio toda la recaudación y casi tres kilos que escondía en un doble fondo de una valija. Unas semanas más tarde alguien le comentó a un vecino la verdad: "Fue su hijo el que la mandó a mejicanear". Alcira casi cayó de rodillas: "Ay, Dios, mamacita, Diosito mío no me hagas esto, te lo pido por favor, no me hagas odiar a mi propio hijo".

Almuerzo con Alarcón en el viejo Palermo y recuerdo esas shakespeareanas escenas de su libro. Son apenas instantes sueltos de una investigación mucho más grande y laberíntica. Cambió los nombres y lugares y las coordenadas de tiempo, y protegió las identidades de los testigos de los crímenes. Pero hay tanta verdad en Si me querés, quereme transa que nada de todo eso importa. Cristian ha visto con esos ojos el drama más abyecto. pero curiosamente mantiene la mirada limpia y alegre. Cualquier persona vista de cerca es un monstruo y cualquier monstruo visto de cerca es una persona. Cualquier vida es una novela, y entre el cronista y su testigo suele establecerse un vínculo estrecho, una empatía inexplicable.

Le pregunto, ahora que está tan lejos de las catacumbas transas, si le leyó a Alcira sus propias andanzas antes de publicar esta crónica. Me cuenta que la invitó a su cumpleaños y que vino a su departamento de San Telmo, lleno de amigos artistas, periodistas y poetas, que lo agasajaban con libros y discos. Alcira, en cambio, entró empujando una caja enorme: un televisor. Los que menos tienen son los que más quieren y dan. Hace unos meses ella regresó a esa casa para oír el larguísimo relato de su propia vida, la pecadora que tuvo mucho y que se quedó con casi nada. Y Cristian se lo fue leyendo despacio, durante horas, mientras ella lloraba sin respiro. A las seis de la mañana se quedaron mudos. Alarcón le preguntó entonces qué le parecía este retrato hablado. "Esa que está ahí es más yo... que yo misma", le respondió Alcira. Y desapareció como una mariposa negra en el frío de la madrugada. © LA NACION

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Si me querés, quereme transa, Tragedia griega con sabor a cocaína

Jorge Fernández Díaz

lanacion.com | Opinión | S?do 26 de junio de 2010


el dispreciau dice: cuando una sociedad pierde sus equilibrios, destruye sus códigos, acomodándolos a cada circunstancia, tergiversando la realidad para favorecer a pocos y condicionar a muchos, y en ese vaivén lodoso la propia sociedad se va consumiendo en un juego nefasto de atropellos y vejaciones. Eso es lo que nos está sucediendo. Argentina se caracteriza por una sociedad laboriosa y eficientemente capaz, talentosa, que se revela cada vez que un argentino toma distancia y crea su propio espacio en otro contexto... pero el poder se concentra en la manos del desorden y las negligencias tanto como las incapacidades que no lograron desarrollar espacios en otros ámbitos, justamente por eso, por ser incapaces... y por ello, la política es un nido de aberraciones donde algo semejante a "buitres" consumen sus hígados sin siquiera percibir que el daño generado los anula, pero también los devora a ellos como mentores y gestores de un apocalipsis mediático que sólo enseña la "miseria humana" como característica distintiva y penosa. Mientras una parte de la sociedad lucha para sobrevivir ya hay otra porción semejante que ha sido arrasada y sometida, al tiempo que las diferencias crecen y los desequilibrios esclavizan, destruyendo las dignidades. No obstante ello, toda inconducta tiene su límite intrínseco, y éste es inapelable en sí mismo. Creer que la soga puede estirarse eternamente sin romperse, es propio de personas cuyos límites se concentran en la vejación y el atropello... Nadie asume el daño que se hace al otro, y las impericias se multiplican disimuladas tras un telón de discursos vacíos. Mientras tanto, mucha gente deja su vida a merced de esos mismos desequilibrios... ¿por cuánto tiempo?... siempre hay un punto de quiebre y ése, parece estar cada día más cerca. Claro que es necesario cambiar el modelo perverso... claro que hay exterminar a los monopolios de cualquier índole... claro que hay dan lugar a un nuevo orden... pero para ello, lo primero es el ejemplo, ya que de lo contrario es algo semejante a sembrar cinismos. Y si algo que nos caracteriza por estas horas, justamente es el cinismo que baja desde los poderes, vestidos de hipocresías y falsas entidades. Junio 26, 2010.-

viernes, 25 de junio de 2010

EL MAYOR DESASTRE INDUCIDO POR EL HOMBRE


El domingo, el pasto de la Bahía de Barataria, en la costa de Louisiana, Estados Unidos, estaba totalmente impregnado de petróleo
Foto:

6000 millones de litros diarios de petróleo derramandose en el mar
Accidente del tercer tipo
Fernando Diez
Para LA NACION

Noticias de Opinión: Viernes 25 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa

El mayor accidente ambiental de los Estados Unidos ha sido causado por las nuevas tecnologías de exploración petrolífera subacuáticas, capaces, por primera vez, de perforar en el océano a profundidades descomunales. Su enorme costo puede ser afrontado por el alza del valor del crudo y por la creciente desesperación de la sociedad industrial para obtenerlo a cualquier precio.

La rotura de la boca del pozo de British Petroleum en el Golfo de México, a 1500 metros de profundidad, libera una cantidad imprecisa de petróleo crudo y gas a alta presión, entre 16000 y 25000 barriles diarios (más de 4 millones de litros que las más recientes evaluaciones han elevado a más 6 millones) varias veces lo admitido en un principio por BP. Y esto no es por sólo dos o tres días, porque nadie sabe exactamente cómo reparar el desperfecto. Varios intentos fallaron y un funcionario de BP declaró que eso nunca ha sido intentado antes respecto de "Top Kill", nombre con que se bautizó el más ambicioso intento (también fallido) de detener la pérdida.
El tiempo de la "duración" del accidente ya se mide en meses, mientras el petróleo sigue brotando libremente del fondo del mar, dispersándose en la superficie, dañando la fauna marina y contaminando las costas y playas. Destruye la industria pesquera, cuya temporada estaba por comenzar, así como también la del turismo de verano. Afecta no a miles, sino a millones de personas en un área geográfica del tamaño de países enteros.

BP ya perdió 70.000 millones de dólares en valor accionario, pero la cifra del daño ambiental es todavía imposible de cuantificar. Como no termina de acontecer, sino que acontece diariamente, el accidente se trasmite en vivo en los noticieros de CNN en EE.UU., y ante la pregunta de los periodistas sobre cuánto podría durar si no se lograba contener la fuga, los expertos contestaron que el agotamiento del yacimiento podría demandar varios años. Al escribirse esta nota, todavía nadie estaba en condiciones de asegurar que eso no sucedería. Es que precisamente el tamaño del yacimiento es lo que justificó tan costosa y profunda exploración. Hay allí una relación lógica entre las escalas del beneficio potencial, el riesgo ambiental y el accidente. Como dijo el presidente Obama: "[?] Tenemos que reconocer los riesgos inherentes de perforar 4 millas por debajo de la superficie de la Tierra, riesgos que sólo van a aumentar a medida que la extracción de petróleo se haga más difícil", anticipando su iniciativa para reducir la dependencia del petróleo de los EE.UU.
La ponderación del riesgo ambiental debe comenzar por distinguir el tipo potencial de accidente al que nos exponemos. El buque Exxon Valdez, que en 1989 derramó alrededor de 40 millones de litros de petróleo en Alaska, tenía una cantidad limitada de petróleo. El pozo de BP tiene la capacidad de seguir emitiendo una renovada y permanente cantidad de petróleo durante un tiempo ilimitado.

En este sentido, los acontecimientos de los últimos años revelan que el hombre ha creado las condiciones para dar lugar a la posibilidad de una nueva categoría de accidente que podemos llamar del "tercer tipo". El primer tipo de accidente sería el producido por causas naturales o, más precisamente, por la exposición del hombre a esas causas, clásicamente, la inundación o el terremoto, que afectan a una población. Fenómenos naturales poco frecuentes que sorprenden la imprevisión humana destruyen, a veces, ciudades enteras. Los accidentes del segundo tipo serían los producidos por el colapso de las invenciones humanas, un desastre producido por el propio defecto de las construcciones humanas o el modo en que son operadas, tal el caso del descarrilamiento de trenes, el choque de buques o la caída de un avión. Pero en estos casos, el accidente se consume a sí mismo. Se desencadena súbitamente y termina con el propio fin de la estructura fallida, el buque que se hunde, el edificio o la presa que se desploman. En los accidentes del tercer tipo, en cambio, el accidente no se consume a sí mismo, sino que continúa ocurriendo, produciendo activamente daño durante un tiempo ilimitado. Los accidentes del tercer tipo son accidentes artificiales, pues son producidos por un imprevisto fracaso de los dispositivos creados por el hombre, que desatan un proceso autoalimentado.

Estos accidentes eran desconocidos en los siglos anteriores, cuando la capacidad del hombre de alterar los equilibrios naturales era pequeña. Tal vez el primer accidente del tercer tipo haya sido la explosión de la central nuclear de Chernobyl, cuyo colapso liberó una radiación incontrolada que ha hecho inhabitables las ciudades vecinas. Chernobyl tiene la capacidad de seguir emitiendo radicación durante siglos, hecho momentáneamente conjurado por el sellado con hormigón de la central. Sin la heroica acción de más de mil bomberos (hoy todos muertos debido a su exposición a la radiación), la mitad oriental de Europa sería hoy probablemente inhabitable.

En el accidente del tercer tipo, el daño que el accidente sigue produciendo en el tiempo no es consecuencia de un efecto residual, sino de un efecto activo y expansivo continuamente renovado. Un accidente que tiene la capacidad de afectar el medio ambiente en una escala geográfica y en un lapso que puede ser fatal para la supervivencia de especies enteras o para el propio ser humano.

El filósofo francés Paul Virilio nos anticipó las emergentes formas del accidente artificial en tres escenarios: el accidente nuclear, el accidente biológico y el accidente informático.

El accidente del pozo del Golfo de México nos revela que el accidente geológico ahora también es posible; que la acción humana y su creciente capacidad técnica es capaz de desencadenar fuerzas cada vez mayores y desate accidentes de escalas antes desconocidas.

Las insaciables necesidades energéticas de la sociedad contemporánea están empujando los límites de la audacia técnica a fronteras desconocidas, lógica que nos conduce a accidentes cada vez mayores. La exploración petrolífera está demostrando que la mayor capacidad tecnológica no se detiene ante un riesgo que todavía no sabe medir. Los técnicos que luchan contra el pozo profundo del Golfo de México se parecen al Mickey Mouse de la película Fantasía de Walt Disney, desbordado por las escobas encantadas, a punto de ahogarse en el agua que les ha ordenado traer.

Somos empujados, por la ambición o la necesidad, al precipicio de nuestra propia destrucción. Pero como nos advirtió Goethe en la moraleja del aprendiz de hechicero: "No has de poner en marcha mecanismos que no sepas cómo detener". © LA NACION

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6000 millones de litros diarios de petróleo derramandose en el marAccidente del tercer tipo

Fernando Diez

lanacion.com | Opinión | Viernes 25 de junio de 2010


el dispreciau dice: mientras deliberamos acerca de la potencial y eficiente contaminación del Río Uruguay, o de las mineras de San Juan, o la destrucción sistemática de los glaciares, o la contaminación con cianuro para extraer oro, entre otros actos acordes con la estupidez humana, otro desastre que arrastra la mente hasta los límites de la calamidad y la vergüenza está sucediendo mientras Usted trabaja, duerme, come, se ducha... y lo del Golfo de México ya duele, y mucho. Si mal no recuerdo, cursamos el día 67 del desastre sin que nada de la tecnología humana sirva para parar semejante atropello a la naturaleza. Esto ameritaría una reprobación conjunta de la raza humana, sin embargo nadie atiende este llamado a la sensatez, ya que todos estamos ocupados en vivir como se puede, mientras unos pocos se dedican denodadamente a apropiarse de nuestros esfuerzos, en nombre del Fondo Monetario Internacional y sus recetas viciadas de nulidad, o en nombre de otras organizaciones internacionales de crédito que sólo sirven para dar trabajo a los inútiles mientras se lo quitan a los que sirven... dicho esto (catarsis), me sorprende que ninguna organización internacional se haga eco del desastre y sus eventuales (para nada despreciables) consecuencias sobre el mar y sus especies, sobre las costas y las suyas, y sobre el hombre común que ve azorado como sus paraísos se ahogan en el lodo negro. Ni siquiera las sociedades científicas que permanecen en un curioso silencio... Ayer mismo he publicado en mis blog´s de salud en idioma español (http:herenciageneticayenfermedad.blogspot.com) un informe de la Biblioteca Médica de los Estados Unidos de Norteamérica (MedlinePlus) sobre el "derrame de petróleo", el cual se ha repetido en idioma inglés como "oil spills" en el otro blog conocido como CIENCIAS MÉDICAS NEWS (http://elbiruniblogspotcom.blogspot.com [DOS VECES ES CORRECTO])... pero nada alcanza ante las consecuencias potenciales y las otras que se desvelarán en el futuro. Este desequilibrio pone en evidencia la capacidad humana para vender realidades virtuales, que ocultan desde luego, la impericia y la negligencia para resolver el daño inducido... ¿será esto lo que la tecnología británica pretende hacer en las Islas Malvinas?... de ser así, patrañas políticas y diplomáticas mediante, se contaminará la única región del planeta que aún permanece resguardando la naturaleza... pero curiosamente, salvo las quejas argentinas, nadie dice nada sobre la aventura de extraer petróleo en los mares del sur. ¿Será que se han vuelto locos?... ¿Será que la avaricia les ha nublado la mente, ahogándoles el sentido común tan característico del mundo anglosajón?... algo anda mal, pero los que pagamos el pato somos siempre los mismos. Junio 25, 2010.-

ARGENTINA en POSITIVO: desde el espacio


Medirá la salinidad de los mares
Rinde examen final un nuevo satélite argentino: el SAC-D
Hoy llega un avión de la NASA para trasladarlo

Noticias de Ciencia/Salud: Viernes 25 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa
Nora Bär
LA NACION

Si todo se cumple como está previsto, hoy, a las 13.45, aterrizará en el aeropuerto de Bariloche un avión C17 de la fuerza aérea de los Estados Unidos. ¿Su misión? Transportar a Brasil un "tesoro" tecnológico: un nuevo satélite argentino, diseñado y construido por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) con la empresa Invap SE como contratista principal. Entre otras funciones, el aparato medirá la salinidad de los mares y permitirá estimar su importancia para el cambio clímático.
Mañana, después de completar las operaciones de carga, el avión contratado por la NASA despegará con destino a las instalaciones que el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil tiene en São Jose dos Campos, a unos 100 kilómetros de San Pablo.

Se inicia así, una década después del lanzamiento de su antecesor (el SAC-C, puesto en órbita el 21 de noviembre de 2000), el examen final del cuarto aparato de la serie de satélites de aplicaciones científicas, el SAC-D/Aquarius, el más avanzado que se haya construido en el país, y que será sometido a ocho meses de pruebas rigurosísimas antes de su lanzamiento desde la Base Vandenberg, en los Estados Unidos, el próximo 1° de abril a bordo de un cohete Delta.

"En cierto sentido, con esta operación se podría decir que empezamos la cuenta regresiva del SAC-D -afirma el ingeniero Fernando Hisas, gerente de gestión tecnológica de la Conae-, porque en el INPE vamos a poner a prueba todos los sistemas electrónicos y de comando emulando las condiciones que encontrará en el espacio, como altos niveles de radiación y bruscos cambios de temperatura."

En São Jose dos Campos hay varios centros, pero el más importante es el Laboratorio de Integración y Tests (LIT), un edificio de hormigón de unos 1600 metros cuadrados de planta y alrededor de 15 metros de alto, que alberga varias estaciones de prueba que los técnicos llaman «facilidades».

"Una de ellas es la de interferencia electromagnética -cuenta Hisas-, con una gran cámara «anecoica», un recinto con paredes forradas con conitos que absorbe toda la energía electromagnética, de modo tal que no ingresa ninguna señal y tampoco rebotan las que el satélite emite, que es lo que ocurre en el espacio. Allí uno verifica que los niveles de interferencia están dentro de lo aceptable."

Otra muy importante es la de termovacío, que permite llevar al satélite de cien grados bajo cero a cien sobre cero, una variación como la que soportará cuando esté al sol y cuando entre "en eclipse" (cuando pase por el cono de sombra que arroja la Tierra). "Y eso, en el vacío -subraya Hisas-, lo que agrega otra dificultad, porque en el ambiente terrestre los equipos electrónicos despiden calor por convección, moviendo el aire, pero allá arriba, al no haber aire, no tienen como disipar... Por eso, el satélite utiliza otros dos mecanismos: la radiación y la conducción desde los mismos materiales."

Una tercera prueba es la de vibraciones. El satélite completo se pone en un shaker , algo así como una coctelera que simula los violentos movimientos que soporta cuando el lanzador abandona la superficie terrestre.

Según explica la doctora Sandra Torrusio, investigadora principal de la misión, "hasta ahora, cada uno de los sistemas electrónicos y de comando que viajan a bordo del SAC-D fueron probados en escala de modelo o parcialmente, pero los ensayos en Brasil ofrecerán la primera oportunidad en que los ingenieros, técnicos y científicos de la Conae podremos chequear el aparato completo, como una unidad".

Un club selecto
Con 1405 kg (el triple del que lo precedió), el SAC-D/Aquarius es considerado un verdadero observatorio espacial. Estará dedicado al estudio del océano y la atmósfera terrestres, y tendrá además la capacidad de generar alertas tempranas de incendios e inundaciones.

Para esto, lleva ocho instrumentos a bordo. El de mayor envergadura es el Aquarius, provisto por la NASA a un costo de unos doscientos millones de dólares, que es el que medirá la salinidad del mar. La Agencia Espacial Italiana aporta el ROSA, que extrae perfiles atmosféricos. La Agencia Espacial Francesa, el Carmen 1, que analizará el efecto de la radiación cósmica sobre componentes electrónicos, micropartículas o micrometeoros (basura espacial).

Los restantes cinco fueron construidos por la Conae: un radiómetro de microondas, para estimar la velocidad del viento, la concentración de hielo en el mar, el contenido de agua en las nubes y el vapor de agua en la atmósfera; una cámara de barrido en el infrarrojo (en colaboración con Canadá) para medir la temperatura superficial del mar, y detectar focos de incendio o erupciones volcánicas; otra cámara de alta sensibilidad para observación nocturna y estudio de fenómenos atmosféricos; paneles solares y un sistema de demostración tecnológica que en el futuro se utilizará para determinar la órbita, posición y velocidad angular del satélite.

Los datos que ofrecerá el SAC-D son esperados ansiosamente por científicos de todo el mundo. "No hay más de una decena de países capaces de construir satélites de este nivel de complejidad -se enorgullece Hisas-. Hay muchas universidades que tienen aparatos que nunca volaron, pero éste es de las «ligas mayores»."

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Medirá la salinidad de los maresRinde examen final un nuevo satélite argentino: el SAC-D

Hoy llega un avión de la NASA para trasladarlo

lanacion.com | Ciencia/Salud | Viernes 25 de junio de 2010

jueves, 24 de junio de 2010

LA PAJA EN EL OJO AJENO Y EL CONFORMISMO MEDIOCRE


imagen representativa de diputados y senadores en el Congreso Nacional

Expertos en crisis, es nuestro turno de futuro
La Argentina ya no atrasa, adelanta
Guillermo Oliveto
Para LA NACION

Noticias de Opinión: Jueves 24 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa

"Llegas a un lugar que no conoces, pero se te hace muy familiar. Muchos creen que es un truco de la mente, pero la verdad es más sorprendente." Con estas palabras el director americano Tony Scott armó el trailer de la película Déjà Vu .
Déjà vu es, en francés, "ya visto". La ciencia la define como la experiencia de sentir, con precisión y detalle, que ya se ha sido testigo o que se ha experimentado previamente una situación que es totalmente nueva. El término fue acuñado por un investigador psíquico francés, Emile Boirac, que vivió entre 1851 y 1917.

Al repasar las noticias que hoy nos llegan de Europa, siento que lo que se está viviendo allá es una película que ya vimos acá. Un potente d éjà vu. La gente está enojada. Muy enojada. Hay bronca, hastío, decepción, miedo. Todos protestan, gritan. Se convocan para potenciar el volumen de su voz. Marchan, paran, insultan, pintan las paredes, corren, lloran.

Los griegos se enfrentan a los golpes en la calle. Hoy habita, en la tierra de lo que fuera la cuna de la cultura occidental, una sociedad devastada. Si bien hace siglos que Grecia había perdido su status de potencia, el valor simbólico de su caída es muy fuerte. Es como si alguien diera martillazos a una obra de arte porque el tasador de turno le hubiera dicho que, para los parámetros actuales, no tiene ningún valor. No se puede despreciar de ese modo la tradición y la historia. ¿Sobre qué pilares se asentará lo nuevo que se vaya a construir? ¿Sobre qué valores Occidente forjará una nueva cultura si, ante la dificultad, no tuvo miramientos en arrojar a los leones a la madre de todas sus culturas?

España es un polvorín. En apenas dos años el desempleo pasó del 5% al 20%. Traducido a vida cotidiana: de un millón de personas a más de 4 millones, o lo que es peor, el fantasma del desempleo instalado en la vida de 4 de cada 10 familias. En los jóvenes, la tasa es del 35%. Pura frustración. ¿Dónde quedó el sueño de la España potencia? Ya se prevé, además, que esta situación no mejorará ni durante este año, ni en el próximo. Los italianos, los portugueses, los británicos, y hasta los alemanes, están aplicando fuertes planes de ajuste. El "gran tijeretazo", como lo bautizaron los españoles. La gente marcha y protesta. Veinte mil personas en Berlín y cien mil en Roma el 12 de junio.

El plan de ayuda propuesto por el FMI, y avalado por las potencias de Europa, para salvar a Grecia considera que el PBI caiga un 4% en 2010 y un 2.6% en 2011, para recién volver a crecer un módico 1.1% en 2012. Y que algo muy similar suceda con el consumo interno. Además, pronostica que los intereses pagados pasen de un 5% del producto en 2009, a un 7.5% en 2012. Por ende, la relación de deuda sobre el PBI, no sólo no se reducirá, sino que por el contrario, crecerá, pasando del ya complicadísimo 115% del producto en 2009 al 149% en 2012. Y eso no es lo peor, ni lo más preocupante. Se prevé también, como si las estadísticas fueran meros números y no personas de carne y hueso, que el desempleo pase del 9.4% en 2009 al 14.8% en 2012. ¿Es esto un plan de ayuda o un salvavidas de plomo? ¿Es viable?

¿Cuánto puede tolerar una sociedad a la que se la vapulea, tildándola de apañar a un conjunto de vagos y despilfarradores, y a la que se le dice que no sólo la está pasando mal, sino que, además, y gracias a la gran "ayuda" que le darán, la pasará mucho peor durante los próximos 1400 días?

En un video que ya circula por YouTube, el eurodiputado franco/alemán Daniel Cohn-Bendit, quien fuera elegido en 1994 y representa al ecologista Partido Verde Europeo, supo captar la atención de sus colegas y de los internautas con palabras tan vehementes como incisivas y "políticamente incorrectas". Dijo, en la sesión del 5 de mayo pasado en el Parlamento Europeo: "Es evidente que en estos últimos cuatro meses nos hemos equivocado. Lo que le hemos estado pidiendo al gobierno de Papandreou es algo casi imposible de lograr. Yo les pido a los presidentes de los gobiernos que piensen si ellos mismos son capaces de hacer en sus países reformas como las que le estamos pidiendo a Grecia en apenas tres meses. ¡Están siendo ustedes totalmente irracionales!"

Cuando cayó la Argentina, la "voz universal", que operaba como vocero del consciente colectivo global, decía: "El Estado no debía intervenir. Había que dejar que los mercados se autorregulasen. Que cayera lo que tuviera que caer. Y si era todo un país, con sus 36 millones de habitantes adentro, que así fuera. Sería un buen escarmiento por haber hecho las cosas mal. Y una gran demostración para todos los demás países del costo de no seguir al pie de la letra las reglas establecidas. Al fin y al cabo, apenas un daño colateral para el sistema".

Ese mismo Estado que, supuestamente no debía intervenir en la economía, ha inyectado prácticamente 1 billón de dólares en los Estados Unidos para que su economía pueda volver a crecer este año cerca del 3% y se haya frenado el crecimiento del desempleo -hoy estabilizado alrededor del 10%-. Una cifra similar es lo que los europeos han puesto sobre la mesa para "blindar" un euro que, ni aún así, se sabe si resistirá. No es que haya regresado el estatismo, pero sí ha caído la lógica neoliberal más extrema. Se está buscando un nuevo punto de equilibrio entre "Estado" y "mercado".

Con mayor o menor sofisticación, los argentinos comienzan a ver esto. Al experimentar este déjà vu , lo que sentimos es que, al fin y al cabo, no resultamos ser tan incapaces como nos dijeron. Simplemente, como buen mercado de prueba, pudimos comprobar antes los resultados del "modelo". Vemos que ya no somos los mismos. Que tenemos marcadas las cicatrices que nos dejaron momentos tan difíciles como los que hoy se viven en Europa. Aprendimos. Somos una sociedad más madura, que no quiere volver ahí. Que lentamente vuelve a creer en sí misma. Y que festejó el Bicentenario permitiéndose disfrutar una realidad que, sin ser ninguna panacea y aún con muchas asignaturas pendientes, al menos está lejos de la que nos muestran las imágenes europeas.

Parados desde otro lugar, los argentinos, con la lucidez y la firmeza que permite la calma, le expresaron a toda la clase dirigente argentina, y de un modo más que contundente, su nueva demanda: "Ya me compré la batidora, ahora quiero un proyecto". Ven que el mundo se quedó sin receta. Y que se esfumó ese falso halo mágico de edén que siempre se le pretendió dar. Clausurado Ezeiza como la puerta de entrada al paraíso, mejor ponerse a pensar en qué hacemos con lo que tenemos. Y eso implica debatir y diseñar qué país queremos.

Cuando les preguntamos recientemente a los argentinos si el país necesita un plan de largo plazo para orientar las políticas de los próximos diez, quince o veinte años -como tienen China, Brasil o Chile-, el 77% dijo que sí. Respuesta abrumadora y sorprendente para una sociedad acostumbrada a vivir pensando en el día a día y bajo el estigma de la crisis crónica.

De todos los análisis que, desde la caída de Lehman Brothers y el estallido de la debacle financiera global, en septiembre de 2008, ha realizado el premio Nobel de Economía Paul Krugman, me quedé con una sentencia reveladora. En marzo de 2009, dijo: "En este país, demasiados de nosotros dejamos de ganar dinero haciendo cosas y empezamos a ganar dinero del dinero". El apalancamiento financiero es vital para el desarrollo de los negocios. Pero tiene un límite. Para ganar dinero, hay que trabajar, hay que crear, hay que producir, hay que desarrollar, hay que innovar: hay que construir proyectos sustentables en el largo plazo y no meras alquimias que pueden desaparecer como las ficticias fortunas que repartía Bernard Madoff. No se puede manejar el mundo únicamente a través de estrambóticas fórmulas matemáticas en la gélida pantalla de una computadora. Hay que operar, además, en la vida real. Ese es el mensaje de Krugman.

Estamos siendo testigos de la historia. El mundo no sólo está cambiando, está crujiendo. El mapa del poder ya no es el mismo. Los que tienen el dinero comienzan a ser otros. Si tomamos los 8 años que van entre 2003 y 2010, el crecimiento acumulado de la economía de Estados Unidos rondará el 13.5%, el de Europa el 11% y el de Japón el 9.5%. ¿El de China? 86%. ¿Y el de India? 60%. Rusia, 42%. Brasil, 30%. Queda claro por qué vamos del G7 al G20.

Los chinos y los indios ya son capaces de fabricar autos de 3000 dólares, computadoras de 300 y teléfonos de 30. Tienen otro marco mental. Innovan pensando en públicos no considerados por las potencias centrales. De esta manera, sus mercados internos ganan en tamaño, sofisticación y poder. Ya aprendieron, ahora hacen. Miran cómo va el mundo y? aceleran. Estudian, estudian y estudian. Aprenden. Mejoran. Trabajan, trabajan y trabajan.

Este nuevo mundo que, como si hubiera descubierto la máquina del tiempo, traslada, de a millones, ciudadanos de la Edad Media directamente al siglo XXI, requiere cuatro cosas básicas: comida, energía, talento y entretenimiento. América latina tiene eso. Durante la primera década del siglo XXI, la gran mayoría de los países ha crecido fuertemente, la relación de deuda sobre el producto ha caído de un modo importante, ha bajado fuertemente el desempleo, sus mercados internos suman cada vez más consumidores, mejoran los indicadores sociales y la voz de sus líderes se oye con más atención en la escena global. Esta ha sido, sin dudas, una "década ganada" para la región.

La Argentina queda en América latina. No en vano, desde la salida de la crisis hasta el final de 2010, el crecimiento acumulado de nuestra economía será cercano al 70% y el del consumo de los productos más básicos -medido en unidades- cercano al 63%. Además las ventas de automóviles en el mercado interno habrán crecido 520%, pasando de 96.000 unidades por año a 600.000, y el desempleo habrá bajado del 25% al 8.5 por ciento.

Tenemos una oportunidad histórica. Está al alcance de la mano. Mientras otros viven y sufren lo que para nosotros ya es pasado, hoy, con la experiencia ganada, podemos recuperar parte del terreno perdido poniendo nuestro foco estratégico, como país y como sociedad, en un lugar mucho más interesante: el futuro. © LA NACION
El autor es especialista en tendencias sociales y de consumo

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Expertos en crisis, es nuestro turno de futuroLa Argentina ya no atrasa, adelanta

Guillermo Oliveto

lanacion.com | Opinión | Jueves 24 de junio de 2010


el dispreciau dice: Argentina es un ejemplo de mediocridad creciente. Regocijarse de los males del otro para asumir la pequeñez de los propios, aparece como un signo de mediocridad... conducta no distinta a la asumida por la Argentina durante la Segunda Guerra Mundial. Europa (su sociedad) está hirviendo ante la inoperancia política que demuestran sus actuales administradores... pero tienen muy en claro qué errores no se deben repetir. Nosotros, en cambio, vivimos repitiendo siempre los mismos errores de manera de asegurar la subsistencia de una clase política perimida y de sostener una sociedad atada a prejuicios que la consumen, tal el caso de ser peronista o no ser nada, ser radical o no ser nada, o directamente, no ser nada. Estados Unidos de Norteamérica, por su parte, es el gran responsable de la debacle que cursa en el mundo, pero con su gran habilidad de "vender" la responsabilidades a terceros de la oportunidad, y ello parece que no llega a ser dimensionado ni tampoco apreciado por los famosos "observadores" que sólo ven lo que les manda el bolsillo. La caída de la Ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas dio como consecuencia una alteración dramática del equilibrio de fuerzas, brindando la posibilidad a Estados Unidos de Norteamérica de asumir un liderazgo para el cual nunca estuvo, ni tampoco lo está ahora, preparado. Tener cerebros magistrales no alcanza para conducir un mundo desquiciado, mucho menos cuando dichos cerebros se someten al método pero se olvidan que el mismo incluye personas y sus necesidades propias individuales y sociales... pero al menos tienen eso. Luego, están tan ahogados en la corrupción como aquí, pero la diferencia radica en que lo saben, lo dicen y la asumen, mientras que aquí seguimos agachando la cabeza y disimulando la realidad. Si los demás atrasan como consecuencia de sus impericias y negligencias, no habilita a creer que nosotros los superamos, ya que ello es evidencia de "miseria humana" representada en "soy mejor porque al otro le va mal"... las visiones paradójicas de la coyuntura habilitan a observar aberraciones en la lente, y mirar distorsionado no modifica la realidad genuina. Junio 24, 2010.-

Misteriosa América latina por Julio María Sanguinetti

Misteriosa América latina
Julio María Sanguinetti
Para LA NACION

Noticias de Opinión: Jueves 24 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa

Esta vez la crisis nació en Wall Street, en la catedral del capitalismo. Y América latina, que tantas crisis propias ha vivido, en esta ocasión surfea sobre las olas del tsunami financiero. Por supuesto, no todos los países están igual, pero ninguno adolece de las clásicas erupciones volcánicas: quiebra de bancos, dolarización, déficit de la deuda externa... Como siempre, damos la nota; esta vez, por fin, ella es afinada.

Es más: lejos de producirse una repercusión negativa sobre las instituciones, la crisis ha sido favorable a ellas. Latinobarómetro registra un progreso en la idea democrática y, en términos generales, una mayor conformidad con sus gobiernos. Algunos, como el de Brasil, el de Colombia, el de Ecuador, los recién culminados de Chile y Uruguay, han gozado de particular favor de la opinión pública, a juzgar por las encuestas. Ello es explicable: cuando en septiembre de 2008 quebró Lehman Brothers y el mundo parecía caer en una crisis como la de 1929, la gente se preparó para lo peor. Pero la situación se fue sobrellevando con éxito. Las fuertes reservas internacionales acumuladas no bajaron, y aun cuando haya habido alguna caída de la actividad económica, no estuvo ni cerca de lo que se esperaba. El discurso tranquilizador de los gobiernos se hizo creíble y no se vivieron fenómenos de inestabilidad. El caso de Honduras respondió a factores políticos, alejados de las repercusiones de la crisis económica.

Después de seis años de expansión económica rumbosa, 2008 fue el primer mal año (-1,7% del PBI), pero lo fue mucho peor para las economías de los países desarrollados que para una América latina, que ya en 2009 volvió a crecer. México es el que lo ha pasado peor (su PBI cayó más de un 6% en 2008), pero ha vuelto a su ritmo exportador y hoy espera terminar el año con arriba del 4% de crecimiento. Ese impacto inicial se explica por su íntima vinculación con la economía norteamericana, pero la recuperación que inició Estados Unidos mucho antes que Europa -sumergida aún dentro del temporal- lo está beneficiando. En la otra punta, Brasil -todavía el más cerrado y menos dependiente de las exportaciones- no tuvo dificultades mayores y espera una expansión superior al 6%. Alentado por la perspectiva de ser sede de un campeonato mundial de fútbol y de una olimpiada, actor internacional de relieve, su proverbial buen talante se expresa en una oleada de optimismo sobre su futuro.

América latina siente que sus políticas económicas más responsables, su equilibrio fiscal y su inflación controlada le han dado resultado. Con todo, la clave del buen momento permanece en los precios de los alimentos, el petróleo y los minerales. Con una China a pleno, un mundo asiático dinámico y unos EE.UU. comenzando a retomar su expansión, todo hace pensar que aún por algún tiempo se mantendrá esta demanda de productos primarios que estuvo en la base de su bonanza anterior.

El riesgo está en que la crisis capitalista ha renovado el brío dialéctico de los populistas del socialismo del siglo XXI, que han querido ver una crisis de las bases mismas del sistema. Por cierto, han confundido deseos con realidades.

Que los ciclos de expansión y retracción persisten nos lo ha dicho una vez más la realidad. Pero el capitalismo, lejos de desaparecer, sale reforzado de la situación. Ante todo, porque la alternativa no ha emergido. Y, además, porque al haberse llamado al Estado para que ejerciera un rol más protagónico, se ha consolidado su supervivencia. Y ahí nace la preocupación: el retorno del Estado es para regular mejor el mercado, para impedir el descontrol financiero y, sobre todo, para procurar acuerdos internacionales que nos prevengan de los desbordes vividos. No es para retornar a perimidos proteccionismos, que si fueron posibles y hasta válidos en tiempos de escasez y economías cerradas hoy son incompatibles con un mundo global que voltea fronteras.

Se ha vuelto a invocar a lord Keynes, lo que no es malo. Pero que lo use como sombrilla cualquier derrochador irresponsable es un sarcasmo. No es keynesiano gastar fortunas en armamento, generar enormes déficits y, sobre todo, despreciar el desafío de la productividad. Cuando hubo que pagar los gastos de la guerra, el genio británico defendió un ahorro forzoso sobre los salarios para impedir la inflación y, en 1945, repudió los proteccionismos, sosteniendo que eran "una locura".
La consigna hoy es corregir excesos. Pero no sustituir uno por el otro. Si el libremercadismo pecó por no poner límites a las finanzas internacionales, la nostalgia estatista no puede ahora llevarnos de nuevo al voluntarismo en el gasto, el desequilibrio fiscal, la inflación y un proteccionismo antihistórico. © LA NACION
Julio María Sanguinetti fue dos veces presidente de la República Oriental del Uruguay.

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Misteriosa América latina

Julio María Sanguinetti

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