Se tapa con leyendas la precarización de los Cosecheros en los Yerbales
10 DE JUL. DE 2016 — ESCRIBE PATRICIA OCAMPO-COORDINADORA DE UN SUEÑO PARA MISIONES
El Pombero tiene nombre y apellido en la industria de la yerba mate y se esconde detrás de la miseria y la explotación infantil.
Leonel (2 años) estuvo desaparecido dos días. Lo encontraron en el monte deshidratado y abrazado a su juguete. Un camioncito. Sus padres lo habían llevado a la cosecha y lo dejaron al cuidado de dos personas en el campamento donde se lo había visto por última vez.
El Pombero es un monstruo, una leyenda, una creencia popular. Un enano viejo que exige que se deje en el monte tabaco y caña a cambio de no llevarse a los niños y que no se le mencione, a riesgo de que se haga presente y viole a las mujeres.
Leonel desapareció en el yerbal. Sus papas dicen que fue el Pombero. Deambulan por las radios, los canales de televisión y las redacciones de los diarios. Fue el Pombero dicen… Los medios nos recuerdan que hace 20 años una niña se había extraviado en la zona y había aparecido con vida 6 días después y que por eso ese lugar lleva el nombre de Villa Milagros. Reforzando la idea de que fue el Pombero.
Creamos monstruos para combatir nuestros temores. Y vaya si tenemos que temer. El Pombero de verdad, no es ese que silba por las tardes de verano en el monte, es el que mantiene en la esclavitud moderna a los cosecheros de yerba mate, ese que exige a sus hijos comenzar a trabajar en el yerbal entre los 5 y 13 años (Según indican las magras estadísticas del sector) Niños que acompañan a los padres a los yerbales, porque para no morir de hambre deben trabajar todos los integrantes de la familia. No existen cosecheros de yerba mate de clase media. Los 25.000 que se estiman, necesarios para la cosecha, son pobres, y lo son sus hijos y sus esposas y los fueron sus padres, sus abuelos y sus tatarabuelos.
Pomberos
Es en esa pobreza extrema en donde apalanca la explotación de miles de personas que se dedican a la cosecha de yerba mate. Base de nuestra infusión nacional. El verdadero pombero tiene nombre y apellido, es ese que le roba desde hace cien años las oportunidades a estos niños y sus padres, es el que le roba la educación. Es el monstruo que hemos creado para expresar nuestro mas intimo temor, el que vivió el mensu, el del patrón injusto con el fuste en la mano gritando Neike, Neike, (arenga que proviene del guaraní similara la "Vamos" en español) llevándose la infancia de los cosecheros de Yerba Mate y devolviendo a la provincia adultos cuya única oportunidad es la de dejar la vida en el yerbal. El 55% de los cosecheros de yerba mate siendo adultos no consiguen otro trabajo, solo el 60% termino la escuela primaria.
El Pombero tiene nombre y apellido en la industria de la yerba mate y se esconde detrás de la miseria y la explotación infantil.
Leonel (2 años) estuvo desaparecido dos días. Lo encontraron en el monte deshidratado y abrazado a su juguete. Un camioncito. Sus padres lo habían llevado a la cosecha y lo dejaron al cuidado de dos personas en el campamento donde se lo había visto por última vez.
El Pombero es un monstruo, una leyenda, una creencia popular. Un enano viejo que exige que se deje en el monte tabaco y caña a cambio de no llevarse a los niños y que no se le mencione, a riesgo de que se haga presente y viole a las mujeres.
Leonel desapareció en el yerbal. Sus papas dicen que fue el Pombero. Deambulan por las radios, los canales de televisión y las redacciones de los diarios. Fue el Pombero dicen… Los medios nos recuerdan que hace 20 años una niña se había extraviado en la zona y había aparecido con vida 6 días después y que por eso ese lugar lleva el nombre de Villa Milagros. Reforzando la idea de que fue el Pombero.
Creamos monstruos para combatir nuestros temores. Y vaya si tenemos que temer. El Pombero de verdad, no es ese que silba por las tardes de verano en el monte, es el que mantiene en la esclavitud moderna a los cosecheros de yerba mate, ese que exige a sus hijos comenzar a trabajar en el yerbal entre los 5 y 13 años (Según indican las magras estadísticas del sector) Niños que acompañan a los padres a los yerbales, porque para no morir de hambre deben trabajar todos los integrantes de la familia. No existen cosecheros de yerba mate de clase media. Los 25.000 que se estiman, necesarios para la cosecha, son pobres, y lo son sus hijos y sus esposas y los fueron sus padres, sus abuelos y sus tatarabuelos.
Pomberos
Es en esa pobreza extrema en donde apalanca la explotación de miles de personas que se dedican a la cosecha de yerba mate. Base de nuestra infusión nacional. El verdadero pombero tiene nombre y apellido, es ese que le roba desde hace cien años las oportunidades a estos niños y sus padres, es el que le roba la educación. Es el monstruo que hemos creado para expresar nuestro mas intimo temor, el que vivió el mensu, el del patrón injusto con el fuste en la mano gritando Neike, Neike, (arenga que proviene del guaraní similara la "Vamos" en español) llevándose la infancia de los cosecheros de Yerba Mate y devolviendo a la provincia adultos cuya única oportunidad es la de dejar la vida en el yerbal. El 55% de los cosecheros de yerba mate siendo adultos no consiguen otro trabajo, solo el 60% termino la escuela primaria.
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