La UE abre la puerta a suministrar armas para misiones de paz
Bruselas plantea un esquema que financie operaciones militares en países terceros
Bruselas
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, en rueda de prensa en Bruselas este jueves.OLIVIER HOSLET EFE
Europa se dispone a desterrar uno de los tabúes que han limitado hasta ahora su acción exterior. El brazo diplomático de la UE propone intervenir más activamente en conflictos que afectan al continente, con la posibilidad de enviar armamento a países terceros. Ahora el club comunitario puede asesorar y entrenar a tropas extranjeras con las que establezca acuerdos, pero no suministrarles material directamente. Para sortear esos obstáculos, Bruselas ha diseñado un instrumento ajeno al presupuesto común que permitirá financiar las llamadas misiones de paz con un presupuesto de 10.500 millones de euros para siete años.
El tratado europeo prohíbe expresamente destinar dinero de la UE a proyectos “que tengan implicaciones militares o de defensa”. La Comisión Europea ya ha logrado sortear esa barrera con la creación del fondo de Defensa que invertirá 13.000 millones de euros en el periodo 2021-2027 en investigación militar y desarrollo de equipos (no compra efectiva). Para entregar —si los Estados miembros lo creen necesario— material defensivo a fuerzas de otros países, Bruselas ha optado por un mecanismo basado en aportaciones nacionales, denominado Instrumento Europeo de Paz. Los Estados contribuirán en función de su economía.
“Tenemos que ser capaces de actuar de manera más eficaz. En el Sahel, por ejemplo, la evolución económica es compleja por la falta de seguridad. Es un círculo vicioso y debemos resolverlo”, explicó este jueves la alta representante para la Política Exterior Europea, Federica Mogherini. La jefa de la diplomacia recurrió al ejemplo más claro que tiene Bruselas para ilustrar esa falta de medios. La UE ya financia al llamado G5, una fuerza que agrupa a los cinco países del Sahel para estabilizar la región. Europa también gestiona una misión propia establecida en uno de esos Estados, Malí, pero su función es solo de entrenamiento. El actual veto a enviar armamento limita mucho las posibilidades de actuación.
Decisión de los Estados
Consciente de que esa ambición de ganar peso militar en el exterior inquieta a algunos Estados miembros, Bruselas ha preferido no especificar en la propuesta qué tipo de material se puede suministrar. “Queda abierto, se estudiará caso por caso y siempre quedará sujeto a la aprobación del Consejo [representa los países]. El objetivo es poder enviar el material que sea necesario, con todas las precauciones”, explica un alto cargo comunitario.
La UE ya cuenta con un instrumento ajeno al presupuesto para apoyar operaciones de paz. Pero solo permite actuar en África y siempre de la mano de algún socio regional.
De ser aprobado por los Estados, ese salto adelante situará a la UE en las mismas condiciones de asistencia exterior que la OTAN, que carece de trabas en cuanto al tipo de material transferible (aunque siempre se enmarca en misiones de asistencia exterior). Con el aumento de la inestabilidad en todos los vecindarios europeos y la pérdida de confianza en el liderazgo estadounidense de Donald Trump, la UE lleva muchos meses intentado aumentar su músculo militar común. La herramienta de paz es la última muestra de esa estrategia.
BRUSELAS TRATA DE CALMAR LOS RECELOS ESTADOUNIDENSES
L. A
Al tiempo que refuerza su defensa, la UE trata de aplacar las suspicacias que genera en la OTAN (particularmente en Estados Unidos) ese intento de potenciar la industria europea. La comisaria del ramo, Elzbieta Bienkowska, se reunió este jueves con los embajadores de los 29 países que integran la Alianza para explicarles los detalles de ese instrumento, que excluye a las empresas extranjeras (entre ellas las estadounidenses) de la financiación europea, como adelantó EL PAÍS el pasado lunes.
La representante estadounidense le trasladó su preocupación por quedar fuera de un programa que sufragará hasta un 30% de los desarrollos militares en los que participen al menos tres empresas de tres Estados miembros. La colaboración de firmas extranjeras será residual.
La comisaria alegó que se trata de dinero europeo destinado a dinamizar el sector en Europa, explican fuentes conocedoras de este encuentro, que, pese a todo, no resultó especialmente tenso.
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