Las intimidaciones a artistas aumentan en Francia
Combo, figura del 'street art' francés, es agredido por una pintada interreligiosa
Cuando se van a cumplir dos meses desde el doble atentado que sacudió a Francia en enero, el país sigue inmerso en un prolongado estado de crispación. El conflicto parece aguardar en cada esquina y los artistas no están a salvo de convertirse en chivo expiatorio. Puede atestiguarlo Combo, figura del street art francés de 28 años, quien hoy pasea por las calles de Barbès, barrio multicultural por excelencia, pocas semanas después de haber sido víctima de una paliza por cuatro desconocidos. ¿El motivo? Se encontraba realizando una pintada a escasos metros del supermercado judío donde murieron cuatro rehenes.
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El dibujo, que tomaba prestada una creación realizada por el artista polaco Piotr Mlodozenic en 2001, no fue del gusto de sus agresores. Combo silueteaba ese día la palabra “coexist” (coexistir), pero transformando la C en una media luna musulmana, la X en la estrella judía de David y la T en el crucifijo cristiano. “Creí que era un buen momento para lanzar un mensaje de concordia”, afirma Combo. El artista terminó en urgencias, con contusiones en todo el cuerpo y un brazo en cabestrillo. “El dibujo no les gustó, pero tampoco mi barba”, agrega, apuntando a una frondosa mata capilar que, a primera vista, podría dar cuenta de su religión. La realidad es más compleja: su padre es libanés y cristiano, y su madre marroquí y musulmana. Combo encarna esa misma convivencia interreligiosa que pregonan sus grafitis.
“Los medios dan voz al conflicto. Pero, en la mayoría de casos, esa convivencia funciona bien. Hay que hacer aumentar la visibilidad de los ejemplos positivos”, opina este expublicista, que trabajó para marcas como McDonald’s o Peugeot. Un día lo dejó todo. “Me sentía incómodo vendiendo cosas que eran contradictorias con mis valores”, sostiene. “Hoy me gano peor la vida, pero tengo una buena razón para levantarme cada mañana”.
El artista prefiere no precisar públicamente a qué grupo religioso pertenecían sus agresores. “No quiero estigmatizar a quienes me estigmatizaron. Si lo hago, habré perdido”.
Cuando Combo tuvo que buscar aliados, el exministro Jack Lang respondió de inmediato. “Este es el combate que he librado toda mi vida, por la libertad de expresión y por la libertad en el arte”, afirma. Hoy está al frente del Instituto del Mundo Árabe, pero para los franceses siempre será el rostro que cambió el paisaje cultural francés, como ministro al frente de esa área entre 1981 y 1993. Al enterarse del ataque, Lang convocó un acto ante el centro que dirige, donde un centenar de personas empapelaron las paredes de París con la misma pintada que había provocado la agresión.
El ataque a Combo coincide con otros intentos de intimidación a los artistas en Francia. En enero, una instalación de Zoulikha Bouabdellah, formada por alfombras de plegaria sobre las que aparecían zapatos de tacón, fue retirada de un centro de exposiciones en Clichy. Esta semana, Mounir Fatmi ha visto cómo la Villa Tamauris, centro de arte en el sureste francés, retiraba un vídeo que aludía a la fetua contra Salman Rushdie. Un festival de dibujo humorístico que debía celebrarse en Caen en abril acaba de ser suspendido por miedo a un posible atentado.
“No hay que concluir que en Francia uno ya no puede expresarse libremente, porque eso no es cierto”, dice Lang. “Lo peor que podemos hacer es ceder a la intimidación”, afirma antes de despedirse. Combo parece estar de acuerdo. Mientras los días pasan y el invierno llega a su fin, las heridas van desapareciendo de su rostro. Sus agresores le lesionaron la mano derecha, pero no sabían que en realidad es zurdo.
la posición asumida por el gobierno de Israel es tan provocadora como si se tratase de un criterio nazi... pero al mismo tiempo, todo el concierto cercano y lejano camina hacia la "beatificación" del nazismo como mecanismo de limpieza étnica y religiosa, hoy inaceptables... pero curiosamente, con espacio suficiente como avanzar y tomar entidad social global, haciendo de la masacre un especie de raro culto a la muerte...
el panorama es grave... demasiado, y el problema no es la energía nuclear de Irán... el problema es que la humanidad sólo está habilitada a vivir en la Tierra, que por otra parte, es un hogar único, siendo que además, la humanidad desconoce dónde podría ir a parar en caso de un holocausto global... la cuestión aquí es que todos tienen intereses y dichos intereses generan odios por doquier, envidias al por mayor, y ascos evidentes desde los unos hacia los otros... en un planeta globalizado, sin banderas y sin fronteras, ofender y denigrar al prójimo no suma, no ayuda, antes bien resta y mucho... pero los políticos, que ya no son estadistas, no entienden que sus acciones están llevando al mundo a una tragedia, mucho menos lo entiende Bruselas y sus socios, empecinados en salvar lo que justamente hay que borrar de la faz de la Tierra, esto es los bancos, las corporaciones, y los estamentos militares que necesitan del conflicto para justificarse a sí mismos...
es curioso ver que después de tantos años y tantas tragedias, el terror religioso vuelve a tomar entidad en la Europa medieval aliada y renovadamente nazi, comenzando por la misma Francia... anunciando conductas reiterativas de desprecios y aislamientos... de muertes que hoy (antes tampoco) se justifican por motivo alguno...
las calles de París están demostrando que hay unos pocos de la actual humanidad que no quieren la coexistencia ni aceptan la diversidad... ello, es demasiado malo, y promete cosas peores, que ningún ser humano en su sano juicio puede aceptar, so pena de vender su dignidad a cambio de un lugar en el infierno. MARZO 04, 2015.-
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