Crisis de la política, la economía, la sociedad y la cultura. Hacen falta alternativas de progreso para superarla. Desde el encuentro y la reflexión en España y en Europa. Para interpretar la realidad y transformarla. Ese es el objetivo de la Fundación Alternativas, desde su independencia, y de este blog que nace en su XV Aniversario.
Más Netanyahu, menos paz
Si en el campo likudista predomina la euforia, el laborismo está en estado de shock. La contundente derrota de la Unión Sionista (24 escaños) se ve agravada por el hecho de que las encuestas le otorgaban una sensible ventaja sobre su tradicional rival. Si bien es cierto que el dueto Herzog-Livni ha conseguido frenar la sangría de votos experimentada por el campo laborista en pasadas elecciones, también lo es que el denominado ‘campo de la paz’ parece incapaz de superar techo y convertirse en alternativa de gobierno. Sus intentos de focalizar la campaña en el alza del coste de la vida y soslayar el proceso de paz, un asunto en el que existe una evidente polarización social, han sido insuficientes para atraer a sus antiguas votantes desencantados, que han preferido inclinarse por otras opciones, como el laico Yesh Atid (Hay Futuro) de Yair Lapid que ha obtenido 11 escaños.
Los partidos ultranacionalistas Casa Judía e Israel Nuestra Casa han sido los más perjudicados por el avance del Likud, ya que han visto como una parte significativa de su electorado (los colonos y los inmigrantes rusos, respectivamente) se han movilizado a última hora para evitar una eventual derrota de Netanyahu. Este trasvase de votos explica que hayan pasado de 25 a 14 escaños, siendo el más perjudicado el partido de Avigdor Lieberman que el de Neftali Bennett. En los últimos días de campaña, Netanyahu prodigó los gestos hacia los colonos mostrándose en contra de las concesiones territoriales y del establecimiento de un Estado palestino, lo que a luz de los resultados ha sido un acierto.
Dos partidos centristas, Kulanu y Yesh Atid, serán claves a la hora de formar gobiernoy dar estabilidad a la futura coalición gubernamental. Tampoco debe descartarse la participación de los partidos ultraortodoxos, en su vertiente ashkenazí representada por la Judaísmo Unido de la Torá o en su versión sefardí por el Shas, que han captado un 15% de los votos, pero que han perdido posiciones pasando de 18 a 13 escaños debido sobre todo a la escisión registrada en el seno de este último. En el pasado, dichos partidos se han mostrado extraordinariamente flexibles a la hora de formar alianzas, siempre que se respeten sus exigencias religiosas. Los únicos partidos que no se integrarán en ningún caso en la futura coalición de gobierno son el izquierdista Meretz, una fuerza residual al pasar de 6 a 4 escaños, y la Lista Árabe Unida, que se ha convertido en la tercera fuerza política con 14 escaños. A pesar de ello, su papel en la nueva Knesset será nulo, puesto que las formaciones árabes son un mero elemento decorativo y nunca en los 67 años de historia de Israel han sido invitados a formar parte de ninguna coalición de gobierno.
Lo más probable es que el nuevo ejecutivo israelí, bajo la batuta de Netanyahu, siga unapolítica continuista en lo que respecta a la cuestión palestina basada en lacolonización intensiva del territorio ocupado, en la creación de nuevos obstáculos para el establecimiento de un Estado palestino y en el lanzamiento de esporádicas campañas punitivas contra la Franja de Gaza. Su máxima prioridad es, como ya ha quedado de manifiesto, enterrar de manera definitiva la solución de los dos estados y anexionar la mayor cantidad de territorios posible con la menor cantidad de población.
* Ignacio Álvarez-Ossorio es coordinador de Oriente Medio y Magreb del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas y profesor de Estudios Árabes en la Universidad de Alicante
SOBRE LOS AUTORES
Nicolás Sartorius. Vicepresidente Ejecutivo de la Fundación Alternativas (FA), abogado y periodista, ha sido diputado al Congreso.
Carlos Carnero. Director Gerente de FA, ha sido Embajador de España en Misión Especial para Proyectos en el Marco de la Integración Europea y eurodiputado.
Belén Barreiro es Directora del Laboratorio de la Fundación Alternativas. Doctora en Ciencia Política y Sociología. Ha sido presidenta del Centro de Investigaciones Sociológicas.
Vicente Palacio. Director Adjunto del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, Doctor en Filosofía, Visiting Fellow y Visiting Researcher en Harvard.
Fernando Rueda. Director del Observatorio de Cultura y Comunicación de la Fundación Alternativas. Politólogo, consultor internacional y experto en cooperación cultural internacional.
Ignacio Urquizu es Profesor de Sociología de la Universidad Complutense y colaborador de la Fundación Alternativas.
Rubén Ruiz-Rufino es investigador García Pelayo en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (CEPC) y colaborador de la Fundación Alternativas.
Sandra León es Doctora en Ciencias Políticas y profesora de la Universidad Complutense de Madrid, además de colaboradora habitual del programa "Hoy por hoy" de la Cadena Ser.
Pablo Beramendi es Profesor de Ciencia Política en la Universidad de Duke (USA). Coordina la colección de Política Comparada en el Laboratorio de Alternativas.
Carlos Maravall. Doctor en Macroeconomía y Finanzas Internacionales por la Universidad de Nueva York. Ha trabajado como asesor en Presidencia del Gobierno en temas financieros.
Manuel de la Rocha Vázquez. Licenciado en empresariales por la UAM y Master en Política Económica por la U. de Columbia. Es coordinador de Economía Internacional de la Fundación Alternativas.
Erika Rodriguez es sociologa, especializada en economia y politica internacional. Es Coordinadora de América Latina en la Fundación Alternativas y profesora asociada de la Universidad Carlos III.
Jose Luis Escario. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y Master de Derecho Internacional y Comunitario por la Universidad de Lovaina. Coordinador del Área Unión Europea de FA.
Kattya Cascante coordina el área de Cooperación al Desarrollo del Observatorio de Política Exterior de la Fundación.
Enrique Bustamante. Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la UCM. Es un experto de la economía y sociología de la televisión y de las industrias culturales en España.
Alfons Martinell. Director de la Cátedra Unesco en la Universidad de Girona y profesor titular en esa misma institución. Codirige el Laboratorio Iberoamericano de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo.
Jorge Fernández León. Director de Programas de la Fundación de Cultura de Gijón y analista de políticas culturales.
Julio Embid. Subdirector del Laboratorio de Alternativas. Licenciado en Ciencias Políticas y en Periodismo por la UCM. DEA por la UCM.
Javier Rey. Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Cardiología. Secretario de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida.
COLUMNA
El miedo es rey en Israel
Netanyahu se ha presentado como la única alternativa al caos geopolítico regional
No es invento o ficción. Este es un Estado en guerra desde su creación. Hay pocos países que se sientan permanentemente amenazados. Desde fuera, por un entorno hostil que ni siquiera le reconoce, y desde dentro, por las reivindicaciones perfectamente justificadas y fundamentadas en el derecho internacional de la población palestina expulsada y desposeída.
Estas amenazas suelen tintarse con las sombras oscuras que todavía remiten a las nubes de cenizas escupidas por los crematorios nazis. No caben relativismos con ellas, son existenciales. Es una experiencia muy propia, que se observa con escepticismo e incluso incredulidad desde fuera, pero dentro se transmite de generación en generación desde los tiempos del exterminio.
Israel es una pesadilla para sus enemigos y un milagro para sus ciudadanos y sus amigos. Surgió del antifascismo de la posguerra mundial, se asentó en la Guerra Fría, cruzó por el interregno unipolar con los acuerdos de Oslo como precio y entra de lleno ahora en la descomposición del orden geopolítico mundial, sin el más mínimo avance en la creación del Estado palestino con el que debía convivir en paz y seguridad, ni tampoco la recompensa del reconocimiento por parte de los países árabes vecinos.
El miedo guarda la viña. Y llega a convertir a quien lo sufre en indestructible. Si en las primeras guerras pudieron existir dudas sobre el desenlace, en las últimas la única duda es sobre los daños políticos y morales, victorias militares que se leen como derrotas estratégicas. Su superioridad militar es apabullante y sobradamente demostrada. Pobre de quien se cruce en su camino.
El miedo en el actual caos geopolítico es casi un fruto espontáneo. Hamas en Gaza. Hezbolá en Líbano. Al Qaeda en el Sinaí. El Estado Islámico y el Frente al Nusra en Siria. Y naturalmente, los ayatolás en Teherán con el propósito de convertir Irán en un país nuclearmente moderno, en el umbral de obtener el arma atómica si en algún momento conviniera.
Razones para el miedo no faltan en el orden dislocado que surgió de Oriente Próximo tras la primavera árabe, cuya promesa democrática se trocó en el retorno de la dictadura militar o alternativamente el caos terrorista del califato. Nada más evidente y sensato que la inmovilidad.
A ello se ha dedicado Benjamín Netanyahu durante sus nueve años como primer ministro. Moverse solo para comprar tiempo y seguir robando territorio a los palestinos, sin ceder nunca en nada. Atizar el miedo sin descanso, hasta el mismo día de las elecciones.
Contra el acuerdo nuclear con Irán. Contra el Estado palestino y la congelación de las colonias, para evitar que el Estado Islámico se asiente en casa. Contra el voto de los árabes israelíes incluso. Contra el Gobierno de concentración nacional con quienes quieren sentarse de nuevo a negociar con los palestinos.
Así es como ha ganado a todos, a sus propios socios de Gobierno más extremistas, a los que ha robado votos y escaños, y al sionismo de izquierdas que quería arrebatarle la corona.
El miedo ha ganado las elecciones. En Israel el miedo es rey y quien ocupa su trono se llama Netanyahu.
el dispreciau dice: el planeta humano ha entrado en un cono de sombras, no una, muchas sombras que ocultan miedos, dramas, tragedias, holocaustos, genocidios, pero esencialmente ocultan cinismos que se revuelcan de los destinos de los prójimos, envolviéndolos en miserias humanas incontenibles que se devoran unas a otras en nombre de una causa llamada nada... el conflicto es la eterna excusa, pero lo que reina es el cinismo y la perversidad inconsistente de políticos dementes, funcionales al poder de las corporaciones que les demandan la vigencia de las cajas negras...
a estas alturas las gentes del mundo humano, el indefenso, saben a ciencias ciertas que la "paz" venerable, es una entelequia inalcanzable, en tanto y en cuanto existan políticos dominados por sus Alzheimer´s, esos que los incapacitan para ser responsables por sus actos y por sus hechos, haciendo cualquier cosa de lo mismo y represente lo mismo...
Israel ha decidido ser una estado nazi del Siglo XXI... del mismo modo que sus socios en Bruselas coinciden en la necesidad de un nazismo renovado y globalizado, con grandes capacidades electrónicas para interferir las memorias de la raza humana, hacerles caer sus aviones, hundirles sus barcos, o simplemente borrarlos del mapa ejerciendo una suerte de experimento Filadelfia (Philadelphia)... un experimento que esta vez no se llevará a pocas almas sino que tiene capacidad para borrar sociedades enteras sin que ellas sean conscientes que han sido abstraídas de sus destinos y de sus tiempos... y ya hay muestras de ello en el MH370 y otros hechos semejantes del Mar Negro y del Báltico... pero los empecinamientos priman sobre cualquier sentido común, prometiendo males mayores...
lo que sigue no es bueno, es demasiado malo... y vale mentalizarse para ello, a sabiendas y en la consciencia, que ante tanta locura, el planeta humano además de globalizado, se ha quedado sin distancias. MARZO 18, 2015.-
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