“Antes de intentar salvar el mundo, hay que tratar de entender cuál es el problema”
La mejora de la calidad del agua y del saneamiento son pasos esenciales para detener el cólera, una enfermedad que se transmite a través del agua. En Mozambique, donde el actual brote de cólera ya ha matado a 46 personas y ha afectado a más de 6.000, los equipos de MSF están trabajando para tratar de mejorar la situación. Sin embargo, para atajar un problema, la mayoría de las veces se necesita algo más que una buena solución técnica.
Por Solenn Honorine, periodista de MSF
“¿Qué es exactamente lo que quieres? ¿Construir un punto de tratamiento de agua, o que la gente lo use?”, pregunta Eveline.
Las toscas botas de goma que llevamos puestas y nuestros chalecos llenos de polvo tras largas jornadas de trabajo, quizás no sean la vestimenta más apropiada para una “misión diplomática” de estas características, pero más o menos eso es lo que hemos venido a hacer esta mañana: escuchar, hablar, explicar y de convencer a los líderes locales sobre lo que pueden hacer para derrotar al cólera.
En el centro de tratamiento de cólera de Tete la afluencia de pacientes procedentes de Chimadzi, un barrio que está a medio camino entre lo que sería un suburbio de una gran ciudad y un pueblo tirando a grande, ha sido cada vez mayor. Un brote de cólera se da porque el suministro de agua es insalubre y porque existe falta de higiene y de saneamiento; así que los “chicos watsan” (los especialistas en agua y saneamiento) como Mihail Papageorgiou juegan un papel clave en la respuesta a la emergencia. Él ya sabe lo que necesita instalar en la zona: una unidad de tratamiento de agua que recogerá agua del río, la limpiará, y la pondrá a disposición, de manera gratuita, de 3.000 familias.
“Este sistema de tratamiento de agua centralizado está diseñado para dar una respuesta rápida a una emergencia como esta”. Podríamos haber llegado con 20 chicos y haberlo hecho todo en tres horas; pim, pam; llegar, hacer el trabajo e irnos. Porque este es en realidad el objetivo principal de nuestra respuesta: establecer un sistema de tratamiento que permita a la gente acceder a un agua que no esté contaminada. Y técnicamente no es un asunto que reúna demasiadas complicaciones.
Sin embargo, el verdadero desafío en estos momentos radica en tratar de mejorar la comprensión y el uso correcto de este sistema por parte de la comunidad. Ya puedes estar produciendo todo el agua limpia del mundo, que si la comunidad no confía en estos sistemas o no los utiliza correctamente, el impacto que tendrás en su salud será muy pequeño. Por eso es en este momento cuando los equipos de promoción de la salud juegan un papel clave. “Queremos que la información y la educación que les demos permanezca una vez nos hayamos marchado, y eso lleva más tiempo”, dice. Mientras Mihail y el logista Iain Watermeyer examinan el área donde colocar la bomba de agua, y tratan de detectar dónde está la fuente de agua contaminada, la promotora de salud de MSF, Eveline Cleynen, charla con los líderes locales.
Manuel Faquero, el líder local, se compromete a mantener una reunión para hablar las cosas con la comunidad. “Voy a tratar de convencerlos, pero es difícil cambiar los hábitos”, dice. El cólera es una enfermedad que se transmite a través del agua; si tienes cólera es que probablemente has estado bebiendo agua sucia o que no se han respetado sencillas medidas de higiene personal, como lavarse las manos. “Deja de beber agua sucia. Lávate las manos con regularidad”. Suena sencillo, pero conseguir que esto se aplique es lo verdaderamente complicado.
A veces, la única fuente de agua que existe es esa misma que está contaminada. Y hay que tener en cuenta que mucha gente no tiene agua corriente en casa con la que lavarse las manos de una manera frecuente. Además, hay otros factores que también entran en juego. Y entre todos ellos, podríamos destacar los siguientes: los hábitos establecidos, la falta de información o la desconfianza en el mensajero, ya sean trabajadores de las ONG o personal del gobierno. Hay una enorme diferencia entre decirle a la gente qué tiene que hacer, y demostrarles que estás dispuesto a tratar de entender la situación.
Es importante probar y beber el agua cuando se instala un sistema de tratamiento. Y tener en cuenta otros aspectos como, por ejemplo, explicar bien por qué hacemos la cloración de un cubo. Estos hechos sirven para demostrar claramente que el cloro que estamos añadiendo no es prejudicial o que éste es la causa del cólera, como a veces se cree.
Bajamos hasta el río Chimadzi que discurre a unos diez metros de distancia de la bomba. Es caudaloso y tiene unos pocos cientos de metros de ancho, pero apenas un pie de profundidad. Las mujeres están limpiando la ropa; los niños saltan y juegan en el cauce completamente desnudos; pasa un carro tirado por burro. El lecho del río tiene marcas donde la gente coge agua: la arena actúa como filtro natural, y el agua allí es cristalina, pero está expuesta a todo tipo de contaminación.
Mikhaelis termina de recoger muestras, y pregunta a la gente qué agua prefieren beber. Las respuestas que recibe hacen que todo empiece a tener sentido: el agua de la bomba es ligeramente salada para ellos; la del río en cambio sabe a… agua. Con razón la población la prefiere, así que es algo a tener en cuenta cuando se termine el centro de tratamiento de agua.
Una vez que los primeros litros de agua tratada empiecen a salir del centro de tratamiento, la pelota estará en el tejado del equipo de promoción de salud y de los líderes locales.Habrá reuniones, habrá preguntas, y se espera que haya un cambio, al menos hasta que el brote termine.
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