El Brief de
Buenos días, Victor Norberto (el dispreciau).
Entre 1550 y 1551 se celebró en Valladolid (España) una de las reuniones de sabios más importantes de la historia, cuyas conclusiones revolucionaron la forma en que era considerado el ser humano.
En aquellos meses, el imperio español que había logrado la hazaña sin precedentes de conquistar un continente en medio siglo, tuvo la valentía de frenar su expansión para definir un aspecto esencial de su acción en América: ¿qué consideración debían tener los pueblos conquistados?
Allí hablaron los mayores detractores de la presencia española en América, así como sus más enérgicos defensores. Discutieron si España, como habían hecho todos los imperios conocidos desde el principio de los tiempos, tenía derecho a someter a esclavitud a los aztecas, mayas, incas y el resto de pueblos que habitaban aquellas tierras a la llegada de los españoles.
La revolucionaria decisión fue, ni más ni menos, que la confirmación de que los españoles de origen y los habitantes de las nuevas provincias del imperio hispánico debían ser tratados en pie de igualdad, por su dignidad inherente como seres humanos e hijos de Dios. Por tanto, se prohibió la esclavitud, una inhumana práctica que estuvo vigente en las naciones occidentales hasta bien entrado el siglo XIX.
Si traigo del recuerdo este episodio clave de la historia de Occidente es precisamente por que, después de muchos siglos de avances en esta materia (con indudables retrocesos en muchas épocas y lugares diversos) vivimos un tiempo en el que se pervierte el auténtico sentido de la igualdad del ser humano y afloran como setas de otoño reclamos de privilegios y tratamientos preferentes en nombre precisamente de la igualdad.
Es el caso de las diversas leyes de privilegios LGTBI, que lejos de proteger el respeto debido a toda persona, suponen la imposición de un modo de pensar, el de la ideología de género, y la abolición de toda posibilidad de disidencia respecto a sus dogmas, por respetuosa y fundada que sea la expresión de pareceres distintos.
Así está sucediendo, como en muchos otros países, en Uruguay, donde se se ha aprobado recientemente una Ley Integral para personas Trans que, entre otras perversiones, arrebata a los padres la patria potestad y permite que los menores, sin el conocimiento de sus progenitores, se registren con nombre distinto al que eligieron sus padres y cambien su sexo registral, así como que inicien procedimientos de hormonación cruzada y cirugía para el cambio de su apariencia corporal sexual.
Frente a este atropello, ha nacido la iniciativa “Todos somos iguales”, que pretende tumbar la dicha ley a través de la promoción de un referéndum. Hay quien opina que estos asuntos no pueden depender de este tipo de consultas, porque afectan a verdades objetivas e inmutables como la determinación genética del sexo, inalterable se mire por donde se mire.
Pero no deja de tener su interés la conversación que nuestro corresponsal iberoamericano, Diego Hernández, ha mantenido con uno de los impulsores de este movimiento cívico en defensa de la auténtica libertad y contra el adoctrinamiento, Carlos Iafigliola.
Feliz fin de semana en familia y libertad.
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P.S. 1.- Si tienes oportunidad, este sábado 1 de diciembre a las 12:00 horas en Madrid, la plataforma España Viva y la Fundación para la Defensa de la Nación Española han convocado una concentración en la Plaza de Colón de Madrid para “evitar que Pedro Sánchez negocie los indultos a los golpistas”.
P.S. 2.- Estaremos atentos a las elecciones andaluzas de este domingo que, a juicio de numerosos analistas, se configuran como la primera vuelta oficiosa de unas generales que podrían celebrarse antes de lo que a Pedro Sánchez le hubiera gustado en un principio.
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