Buenos días, Victor Norberto (el dispreciau):
Hoy es un día de dulce y agraz. El doctor Leandro Rodríguez Lastra fue condenado el pasado 21 de mayo por evitar un aborto en Argentina. En mayo de 2017, el ginecólogo no realizó el aborto de un bebé de 23 semanas de gestación y estabilizó la vida de su madre de 19 años. La joven había ingerido misoprostol administrado por la organización La Revuelta. Ha sido declarado culpable por incumplimiento de deberes de funcionario público, pues según el veredicto se negó a realizar el aborto, una práctica “que se le demandaba, a la cual estaba obligado por ley”, pues no era objetor de conciencia y el embarazo fue producto de una violación.
“Jamás voy a entender por qué se condena siendo el resultado que hay dos personas que están vivas”, explica Rodríguez Lastra a Actuall, una ejemplar entrevista que hoy firma el director del diario, Nicolás de Cárdenas.
- La parte dulce, positiva, es saber que el niño que salvó está feliz en su familia adoptiva.
- La parte agraz, lo penoso, es que el doctor Rodríguez Lastra se ha convertido en protagonista involuntario de una batalla clave en la guerra social, política y mediática que se vive en Argentina por los reiterados intentos de aprobar una ley de aborto libre, el último de los cuales estuvo a punto de triunfar.
Fabricación del Verjus (agrestum).
Tacuinum Sanitatis (1474). Biblioteca Nacional de Francia.
Fuente: Wikipedia
Tacuinum Sanitatis (1474). Biblioteca Nacional de Francia.
Fuente: Wikipedia
- Lo valiente, lo dulce, señores, Victor Norberto, es dar la vida -y eso está en la esencia de la mujer con la complementariedad del hombre-.
- Lo cobarde, lo agraz, es quitarla y defender el aborto del indefenso en el marco de la llamada ideología de ‘género’, mal llamada porque deberíamos llamarla “ideología del enfrentamiento de sexos”.
La ley socialista del aborto de Zapatero vigente en España plantea, en el marco de esta ideología de ‘género’, la destrucción de la familia y una revolución sexual mediante la cual vuelve a imperar la libertad sexual, el sexo sin reglas, el sexo “libre de coerción”, según dice textualmente la ley.
La ley del aborto socialista separa sexo de reproducción (Artículo 2) y habla de ‘perspectiva de género’, con lo que matar a un ser humano es un derecho que queda amparado por el estado, que no lo permite, lo garantiza, asegura José Ramón Recuero Astray.
Por su parte, Jorge Scala explica los derechos sociales y reproductivos como eje de los derechos humanos en clave de 'género' y sostiene que estos supuestos 'derechos' se han forjado en tres etapas: la entrega gratuita de contraceptivos y el entrenamiento en su uso; la despenalización de la esterilización y del aborto a petición y la legalización del aborto, que supone que los costos son asumidos por el estado.
Las leyes del aborto -mal llamadas de Interrupción Voluntaria del Embarazo, porque no se interrumpe nada que pueda retomarse, sino que se mata cruelmente a seres inocentes- son resultado de esta ideología de ‘género’ que impera. Se promueve en las sociedades el aborto como forma de resolver maternidades inesperadas con la excusa de liberar a la mujer o como un derecho.
- El aborto no libera. #YoSoyFemenina. No quiero que me arranquen mi naturaleza femenina. Mi liberación como mujer, la promoción de la igualdad y la equidad -no la diversidad-, no pasa por sacar a la mujer de su feminidad, de su condición de ser mujer, de la maternidad. El feminismo moderno, que ha acaparado la atención del poder político y de los medios de comunicación, el feminismo radical, es violento contra mi naturaleza porque legitima actitudes violentas, como el aborto, y porque postula una guerra con el sexo complementario, el hombre.
- Convertir el aborto en un derecho de la mujer como síntoma de la liberación femenina es una barbaridad que poco ha ayudado a la promoción de la igualdad entre el hombre y la mujer. Si fuera así, ¿no sería también un derecho del hombre el aborto? Este feminismo radical -como vengo diciendo en otros artículos- resulta totalmente rancio en el año 2019.
Acabo, antes de dejarte con esta ejemplificante entrevista, Victor Norberto (el dispreciau), con la idea de mi admirado Francisco José Contreras, quien asegura que un vector de la ‘ideología antinatalista’ es, sin duda, el feminismo radical. “El cual -dice- casa bien con el ecocentrismo: si debemos detener a toda costa el peligroso crecimiento de la humanidad, nada mejor que convencer a la mujer de que los roles de esposa y madre son alienantes” (...) “Europa necesita una ofensiva cultural a favor del sentido de la vida, contra el aborto, a favor del matrimonio y la familia, etc. similar al que el movimiento conservador norteamericano ha puesto en práctica hace 30 años”, que ha de ser “modelo para el centro-derecha europeo”.
Feliz sábado
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