Más de 500 niños del coro de Ratisbona fueron víctimas de abusos a lo largo de casi cinco décadas
Según el informe encargado por la Iglesia, 67 de ellos sufrieron agresiones sexuales, incluidas violaciones
El entonces papa Benedicto XVI saluda a su hermano Georg ante el coro de Ratisbona en el Vaticano en 2009. OSSERVATORE ROMANO REUTERS
Berlín
La apacible y exitosa vida de los “gorriones de la catedral de Ratisbona”, el coro de niños más famoso de Alemania, sufrió un vuelco dramático la noche del 9 de marzo de 2010. Ese día, el famoso director y compositor alemán, Franz Wittenbrink, reveló en el programa de televisión Menschen bei Maischberger que los famosos gorriones eran víctimas de castigos corporales y abusos sexuales. “En las giras éramos estrellas pero cuando regresábamos al internado nos adentrábamos en un siniestro mundo de la Edad Media”, dijo. Este martes el abogado Ulrich Weber presentó el informe final de la investigación encargada por la Iglesia: unos 500 niños sufrieron maltrato físico y 67, agresiones sexuales, incluyendo violaciones entre 1945 e inicios de la década de 1990.
Las denuncias del músico en 2010 provocaron un terremoto en la ciudad bávara de Ratisbona (Regensburg, en alemán) y dejaron al descubierto que el mundo de los famosos niños cantores tenía una faceta oscura, que este martes quedó revelada en su total dimensión: al menos 547 niños fueron víctimas de abusos, una cifra ampliamente superior a la publicada en enero de 2016, cuando un informe intermedio habló de 231 víctimas. En febrero de 2015, las autoridades católicas locales solo habían reconocido 72, informa France Presse.
Parte de esos maltratos tuvieron lugar cuando el hermano del papa emérito Benedicto XVI, monseñor Georg Ratzinger, dirigía el coro, entre 1964 y 1994.
“Las víctimas describieron su vida en el coro como una prisión, un infierno y un campo de concentración”, dijo el abogado, al presentar el informe de 450 páginas en Ratisbona. “Ellos han calificado su vida en el coro como la peor época en sus vidas marcada por la violencia, el miedo y el desamparo”.
Cuando Alemania se enteró de la violencia y los abusos sexuales que marcaron la vida de los niños cantores hasta comienzos de la última década del siglo pasado, el entonces obispo de Ratisbona, Gerhard-Ludwig Müller, intentó sin éxito minimizar el escándalo y dejó saber, a través de un portavoz, que sólo cuatro o cinco niños habían sido maltratados. El obispo dejó su cargo en 2012 cuando fue llamado por Benedicto XVI para ocupar el cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, cargo que ejerció hasta el mes de julio pasado cuando fue destituido por papa Francisco.
La actuación de Müller en los años que permaneció al frente del obispado de Ratisbona fue duramente criticada este martes por el abogado Ulrich Weber, quien denunció que el exobispo había jugado un papel decisivo para impedir que el escándalo fuera investigado a fondo. “Prácticamente todos las personas que tuvieron una responsabilidad en el coro estaban informadas de los casos de violencia”, dijo el abogado. “Todos mostraron poco interés en el tema. Para ellos era más importante proteger la institución; ignoraron a las víctimas y protegieron a los responsables”.
En el curso de la investigación, el abogado logró identificar a 49 personas, pero el letrado admitió que los delitos cometidos por algunos directores del internado, prefectos y empleados habían prescrito. En la presentación del informe, Weber también se refirió al cometido que tuvo Georg Ratzinger, hermano del papa emérito y que dirigió el coro desde 1964 hasta 1994.
Cuando estalló el escándalo, el hermano mayor de Benedicto XVI admitió que cuando estaba al frente del coro había abofeteado en numerosas ocasiones a los niños que no eran disciplinados, pero resaltó que él nunca había estado al corriente de los abusos sexuales cometidos. “El problema de los abusos nunca fue abordado y nunca se habló de ese tipo de asuntos”, dijo en una entrevista publicada en marzo de 2010 por el periódico Passauer Neue Presse.
En la entrevista, Georg Ratzinger también admitió que el director del internado solía infligir duros castigos corporales a los alumnos y contó que muchos niños le habían hablado, durante las giras que realizaba el coro, de los malos tratos que recibían. “Si hubiera sabido de la violencia exagerada con la que se actuaba hubiera dicho algo. Pido perdón a las víctimas”, dijo.
Ulrich Weber, al referirse al rol que tuvo el hermano mayor del papa emérito durante su larga permanencia como director del coro, dijo que Georg Ratzinger no había tenido conocimientos de los abusos sexuales, pero lo hizo responsable de haber ignorado a conciencia los castigos corporales. “El director del coro de la catedral, a pesar de estar informado, prefirió mirar hacia otro lado y no actuar”, dijo el abogado.
Weber recibió el encargo de llevar a cabo una investigación en 2015, cuando el actual obispo de Ratisbona, Rudolf Voderholzer, agobiado por el escándalo, pidió perdón a las víctimas y puso en manos de Ulrich Weber la titánica labor de arrojar luz al peor capítulo en la milenaria historia del coro.
La mayoría de los casos prescribieron, por lo que los 49 presuntos autores de violencia identificados en el informe no serían juzgados, informa France Presse. No obstante, el obispado aprobó una ayuda económica de 20.000 euros para las víctimas. Hasta la fecha, unas 300 personas han admitido haber sufrido abusos durante su permanencia en el coro. Weber calcula, sin embargo, que hay más de 700 personas que vivieron durante su niñez en el ”infierno” de Ratisbona.
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