domingo, 30 de julio de 2017

NO SÉ ES POBRE POR VOLUNTAD PROPIA ▼ Cooperación: inmolarse para sobrevivir | Planeta Futuro | EL PAÍS

Cooperación: inmolarse para sobrevivir | Planeta Futuro | EL PAÍS

SERIE | ANÁLISIS COOPERACIÓN (5)

Cooperación: inmolarse para sobrevivir

Para dar una respuesta eficaz a las demandas de la agenda global de desarrollo sostenible, la cooperación tiene que renovarse en un modelo cuyas constantes sean las alianzas, la flexibilidad y la innovación

Cooperación: inmolarse para sobrevivir

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“Un país es pobre porque es pobre”. De esta forma, trataba de explicar el economista Ragnar Nurske la idea del círculo vicioso de la pobreza que predominó en el pensamiento sobre desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial.
Desde este punto de vista, el subdesarrollo de los países pobres es el resultado de unos ingresos bajos que, a su vez, limitan el poder de compra; esto desincentiva la inversión, dando lugar a una producción poco intensiva en capital y, por tanto, a un nivel bajo de producción que, de nuevo, deriva en unos bajos ingresos. A esta perversión por el lado de la demanda se suma su reflejo en la oferta: con bajos ingresos, la capacidad de ahorro es escasa, lo son por lo tanto también el stock de capital y la productividad y, de nuevo, los ingresos.
Así, la brecha de desarrollo entre países ricos y pobres de mediados del siglo XX se explicaba, en buena medida, como el resultado de un círculo viciosorelacionado con el déficit de recursos financieros. Visto así, la solución al subdesarrollo parece sencilla: esta circularidad viciosa se puede revertir hacia otra, virtuosa, mediante una inyección de recursos (externa, por ejemplo, vía ayuda al desarrollo).


El dinero no lo es todo. Otros recursos para el desarrollo, particularmente el conocimiento, pueden ser tan importantes como la financiación


No obstante, la evolución de la economía mundial en las décadas posteriores (y, con ella, la del pensamiento del desarrollo) vino a mostrar que los fenómenos de la pobreza y el subdesarrollo eran más complejos. Después de todo, los trucos del desarrollo quizás sí eran algo difíciles, contrariamente a lo que señalaba Rostow.
El trabajo recientemente publicado por ISGlobal y el Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid (itd-UPM) sobre Círculos virtuosos pone el acento en este comportamiento circular y también en otros tres elementos que décadas de experiencia acumulada en estrategias de desarrollo y de cooperación vienen a subrayar.
El primero de ellos es el vínculo entre las dinámicas de desarrollo de distintos países; fenómeno que crece a medida que se estrechan las relaciones económicas, políticas o sociales entre países en la actual etapa de globalización.
El segundo se puede resumir en que el dinero no lo es todo. Otros recursos para el desarrollo y, particularmente, el conocimiento, pueden desempeñar un papel tan importante como la financiación. Y esto no solamente depende del nivel de desarrollo del país. Existe la percepción de que en contextos emergentes puede ser más adecuada una cooperación técnica, más quirúrgica y focalizada en un cuello de botella específico, muy rica en conocimiento y tecnología y quizás no tanto en recursos financieros. Por otra parte, los países menos adelantados necesitarían, más bien, grandes transferencias de dinero. Sin embargo, como señalaba el experto en desarrollo Paul Hoebink hace un par de años en una reunión sobre cooperación técnica en el marco del proyecto EUrosociAL, ésta podría ser una de las respuestas más necesarias para África Subsahariana en determinados ámbitos y objetivos. De hecho, una visión más holística, menos centrada en la ayuda, es la que ha permitido el paso de la agenda de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).


Los países son cada vez más similares en sus desgracias. Algunos problemas del desarrollo son crecientemente compartidos, independientemente de sus niveles de progreso


El tercer y último elemento a destacar es que los países son cada vez más similares en sus desgracias. Algunos problemas del desarrollo son crecientemente compartidos, independientemente de los niveles de progreso de dichos países. Baste señalar la desigualdad o el impacto del cambio climático. Y es precisamente por este motivo que resulta tan sugerente la idea de un círculo virtuoso, que, a diferencia de los de los años 50 y 60 del pasado siglo, rompe las fronteras nacionales y puede explicar ciertas dinámicas de win-win en algunas relaciones internacionales más horizontales.
Quizás no de forma estructural ni estratégica, pero la Cooperación Española ya se ha sumado a esta visión, tal y como explican distintas experiencias recogidas en la publicación de ISGlobal y el itd-UPM.
No obstante, la agenda de los ODS obliga a una mejor institucionalización de estas nuevas prácticas de la cooperación, con miras a normalizarlas. Siendo este un año de elaboración del Plan Director de la Cooperación Española, han proliferado documentos de recomendaciones dirigidos a aprovechar el ejercicio de planificación para aplicar los cambios que la Cooperación Española lleva pidiendo ya lustros (véanse los documentos de recomendaciones del Consejo de Cooperación al Desarrollo, de la asociación ACADE o de la coordinadora de ONG). Y, en realidad, todos ellos identifican, a grandes rasgos, los mismos retos, cuellos de botella y posibles soluciones. Parte de éstos se explican con que la Cooperación Española está orientada a la consecución de una agenda como los ODM y no como la de los ODS. Para poder dar el paso hacia una respuesta eficaz a las demandas de la agenda global sobre desarrollo sostenible, el sector de la cooperación (el ecosistema de la cooperación oficial, los órganos de consulta, las ONG para el Desarrollo, las universidades o los centros de pensamiento) tiene (tenemos) que inmolarse como sistema y dar paso a uno nuevo en el que las alianzas entre actores, la flexibilidad, la creatividad y la innovación sean la constante, y no la excepción, de la Cooperación Española.
Iliana Olivié es investigadora principal del Real Instituto Elcano y profesora de la Universidad Complutense de Madrid.


Este es el quinto y último artículo de una serie de cinco piezas que analizan el concepto de los Círculos virtuosos de la cooperación y su relevancia para el futuro de la ayuda al desarrollo española. Utilizando ejemplos de los sectores de la energía, la salud global y la seguridad alimentaria, la serie ilustra la importancia del conocimiento y la innovación en la resolución de problemas complejos del desarrollo. Los Círculos virtuosos es una idea concebida conjuntamente por el Centro de Innovación y Tecnología para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid y el Instituto de Salud Global de Barcelona.






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