miércoles, 19 de julio de 2017

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Un nuevo viejo socialismo ve la luz en Islandia | Internacional | EL PAÍS

Un nuevo viejo socialismo ve la luz en Islandia

Gunnar Smári Egilsson, exdirector del periódico ‘Frérratíminn’, pretende refundar los ideales del socialismo en una estructura de partido del siglo XXI



Un nuevo viejo socialismo ve la luz en Islandia





Puños en alto, martillos y estrellas negras sobre un fondo rojo revolución. Con la estética de la propaganda izquierdista de principios del siglo XX, aunque enfocado a responder los problemas de una sociedad del siglo XXI, ha nacido un nuevo partido político en la isla del Atlántico Norte: el Partido Socialista de Islandia. “Los opositores al Partido son las clases dominantes y las fuerzas capitalistas”, reza su lema.
En plena crisis del centro-izquierda en Europa, Gunnar Smári Egilsson, de 56 años, se ha remangado, y en lugar de romper con los valores socialdemócratas —que asegura aún imperan en la mentalidad de la mayoría—, este exdirector de un semanario gratuito islandés con serios problemas económicos (Frérratíminn) ha decidido aglutinar bajo su marca los ideales de las personas de a pie. El pasado 1 de mayo, coincidiendo con el Día del Trabajo, ese movimiento se convirtió en partido político. El octavo del país.
“Los movimientos y los sindicatos son cosa del siglo XIX, los partidos tradicionales se agotaron en el siglo XX. Ahora, en el siglo XXI, hay que reinventar el socialismo, pero sobre todo hay que reinventar el vehículo que canaliza estos valores en la sociedad”, relata Egilsson por teléfono. “Lo único que está fallando [en las democracias occidentales] son las estructuras [políticas]”. Por eso, en el nuevo Partido Socialista de Islandia, el organigrama clásico no existirá. La nueva formación, eso sí, estará formada por gente de la sociedad civil y profesionales. “Desde luego no habrá ningún político profesional”, asegura el fundador con tono serio, pero relajado.
Gunnar Smári Egilsson, en una imagen de Facebook.
Gunnar Smári Egilsson, en una imagen de Facebook.
“Todo empezó gracias a la victoria de Donald Trump el pasado noviembre”, relata Smári. Paradójicamente, el triunfo de la derecha más tradicional en EE UU y el innegable éxito del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia como segunda fuerza política de la República gala llevó a este exdirector de periódico a dejarlo todo para luchar por los valores más básicos de una sociedad. “¿Cómo podía estar pasando esto en la política en pleno 2016?”, se preguntaba una y otra vez. Cuenta que su conclusión fue demoledora: “La lucha por los derechos humanos se está desvaneciendo. La idea de los liberales era que si mirábamos por el bien individual, la sociedad en conjunto iría bien, pero esto no se ha cumplido”. Pensó entonces que el socialismo era la única corriente que sabría defender sus valores y quiso "reinventarlo de nuevo”. No va mal encaminado, pues los islandeses están dando un giro a la izquierda en cuanto a intención de voto. En una reciente encuesta de Ipsos, los únicos partidos que suben son el Socialista tradicional (que aumenta del 5,7% al 10%) y la alianza de izquierdas de los Verdes (que aumenta del 15,9% que obtuvo en las pasadas elecciones de otoño de 2016 a un estratosférico 27%, un excelente resultado en un Parlamento con siete fuerzas políticas). Los Piratas, que habían conseguido canalizar el descontento de decenas de miles de islandeses tras años de crisis económica, bajarían del 14,5% al 11,9%.
El partido es aún demasiado nuevo para hacer alguna estimación sobre su supervivencia
EVA H. ÖNNUDÓTTIR, EXPERTA EN CIENCIAS POLÍTICAS DE LA UNIVERSIDAD DE ISLANDIA
Al Partido Socialista de Islandia (no confundir con el tradicional Partido Socialista) ya se han sumado más de 1.400 simpatizantes desde que lanzó el proyecto hace poco menos de un mes. Para ser miembro hay que pagar una cuota voluntaria de 4.000 coronas islandesas (unos 35 euros). "la verdad es que por ahora no sé cuánto presupuesto hay", ríe.

Fragmentación

Islandia, de poco más de 320.000 habitantes, es un país altísimamente fragmentado con siete fuerzas en el Alþing (Parlamento de 63 escaños) y tres en la coalición Gobierno. Los expertos, por tanto, aun se muestran escépticos a la idea de que este nuevo partido —inspirado de alguna manera en Podemos (España) y en Syriza (Grecia), según su creador— tenga un éxito arrollador. “Aún no he visto ninguna encuesta [oficial] que muestre apoyo a esta nueva formación. El partido es aún demasiado nuevo para hacer alguna estimación sobre su supervivencia”, sostiene por correo electrónico Eva H. Önnudóttir, experta en Ciencias Políticas de la Universidad de Islandia.


En las elecciones anticipadas del pasado octubre —debido al escándalo de los Papeles de Panamá que provocaron la inmediata dimisión del primer ministro, el liberal Sigmundur David Gunnlaugsson—, el Partido Socialista quedó en última posición con tan solo tres escaños. Entonces surgió otro nuevo partido, el Partido de la Regeneración, que consiguió formar parte del Gobierno de coalición junto al Partido de la Independencia y Futuro Brillante. Hoy, Smári, se ve con fuerzas para ofrecer “a todo tipo de personas” —tradicionales, ecologistas, anticapitalistas, feministas, moderadas…— un lugar de encuentro. Y para ganar las próximas elecciones que tendrán lugar, “bajo circunstancias normales”, según Önnudóttir, en 2020.

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