Detrás de los palos y las máscaras, las caras de la pobreza y la miseria
Familias que aspiran a ingresar en las cooperativas conviven con militantes e "invitados" a la protesta
Noticias de Política: Miércoles 4 de noviembre de 2009 | Publicado en edición impresa
"Yo tiraría una bomba y los haría volar a todos", dice el taxista mientras observa por el espejo retrovisor el campamento frente al Ministerio de Desarrollo Social de los piqueteros que reclaman acceder al plan oficial de cooperativas Argentina Trabaja. Lejos van quedando los jóvenes de rostro cubierto, armados con palos y caños, que desafían con cantos a los móviles policiales y el carro hidrante. Lejos también, detrás de ellos, queda el humo de las ollas improvisadas por los piqueteros.
Con la mirada fija en el fogón que calienta una de esas ollas está Luis Adolfo Portillo, de 51 años, venido desde Merlo. Pasó la noche ahí mismo y tiene los ojos vidriosos por la vigilia y el humo. "Me quiero ir, estoy amanecido", dice, sin apartar los ojos del hierro por el que hace unas horas pasó un guiso de papas, arroz y carne, y que ahora calienta el agua para el mate.
Hace ocho años que Portillo se quedó sin su último trabajo, en una fábrica de soda. Dice que sigue buscando todos los días y confiesa, con algo de pudor, que vive con sus padres. Mientras intenta sin suerte quitarse el hollín de las profundas arrugas del rostro, cuenta que va a la escuela por las noches, pero que no consigue "unir las palabras" cuando lee. Su "única" oportunidad, afirma, es el plan de cooperativas.
A metros de allí, Emilia Sayeeh descansa sus 72 años sobre una desvencijada reposera, mientras tose y les grita a unos niños que no pateen las botellas vacías que servirán luego para conseguir agua.
Fue ama de casa, cuidó enfermos y hasta se desempeñó como personal de limpieza de un banco. Se queja, como toda abuela, de que sus nietos no la visitan. Pero se queja con razón: tiene 49 nietos y 31 bisnietos. ¿Por qué está acampando? "Porque estoy sola en mi casa y me invitaron los políticos", dice, mientras se lleva nuevamente el pañuelo a la boca, para toser.
Ajeno al ruido de los bombos y de la disputa a gritos por una bandeja de tortas fritas que atraviesa la calle, Alejo toma la teta de su madre, Vanesa (25), militante del MTD Capital, mientras su padre, Aarón Aguirre (26), miembro del MTD de Bernal, festeja que "la gente ahora pelea por conseguir laburo".
La pareja se conoció "militando", entre reuniones y marchas, y se casó frente a la placa que recuerda la muerte del piquetero Darío Santillán, en Avellaneda.
Aguirre dice militar desde los 14 años, porque "rechazaba los valores errados de una sociedad superficial". Hoy trabaja en el Hospital Moyano, pero coordina un centro de formación cultural en el asentamiento de La Cañada, en Bernal. Con la mirada puesta en Alejo, dice: "Elegimos tener un hijo para que continúe nuestra lucha y pueda decidir, porque para nosotros no hay cambio: siempre terminamos excluidos".
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Detrás de los palos y las máscaras, las caras de la pobreza y la miseria
Familias que aspiran a ingresar en las cooperativas conviven con militantes e "invitados" a la protesta
lanacion.com | Política | Mi�rcoles 4 de noviembre de 2009
el dispreciau dice: la clase política, el poder político, junto con sus socios en la coyuntura está fabricando una "guerra entre pobres"... la hipótesis de la utilidad política del estado de conflicto permanente aventa este criterio como estrategia personal de ejecutivo virtual, del PJ donde todos aparecen peleados o amigos según la circunstancia pero donde finalmente todos pecan por acción u omisión en contra de la sociedad en su conjunto sin diferenciar la condición de las víctimas que finalmente somos todos nosotros, incluyendo hasta los propios mentores que actúan "cebados" por la angurria de poder. La sociedad se crispa. La gentes se histerizan. Todo se confunde. Todo se torna dudoso. La vida se vuelve "invivible" y la rutina se convierte en algo semejante a un permanente estado de "purgatorio" donde siempre aparece algún pecado nuevo para castigar. Son castigados los que viajan, son castigados los monotributistas, son castigados los que pagan sus impuestos, son castigados los que pierden sus espacios laborales tanto como aquellos que aún perduran, son castigados los medios por culpas propias y ajenas, son castigados los que conducen a otros, son castigados todos según la locura de turno del poder tanto como del poder de turno, valga el juego de las palabras. Son castigados los que asisten a un hospital, son castigados los que buscan un techo para cobijar sus miserias en flor, todos somos castigados por empecinarnos en ser parte de un país sumido en la anarquía y donde reina el atropello como condición. La Ciudad de Buenos Aires, otrora la reina del Plata, está plagada de villas y pobres excluidos de la vida... La Provincia de Buenos Aires, es un nicho de villas miserables donde las personas están arrumbadas a espera de ser convocadas para algún acto político, o bien para ser convocadas para cometer un atropello o fabricar algún hecho social lamentable. Rosario, Santa Fé, Paraná (Entre Ríos), Córdoba, Mendoza, Tucumán, Salta, Jujuy, Río Negro, Resistencia (Chaco), Corrientes, Misiones como un todo, no escapan tampoco a esta cualidad de arrumbar personas como si se tratase de basura (zucata pública). Los que aún permanecen incluidos pero al borde, odian a los que ya se han caido irremisiblemente porque su fuero íntimo saben que ellos serán los siguientes, sin asumir que esta situación fabricada por la clase política y sus negligencias manifiestas nos arrastrarán más tarde o más temprano a todos. La estrategia K es el conflicto... La estrategia K se concentra en la crisis... pero los hombres del derecho no saben de procesos químicos y desconocen el problema que surge cuando las soluciones se saturan... Mientras tanto los rostros de la pobreza somos cada vez más... Noviembre 04, 2009.-
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