domingo, 22 de noviembre de 2009

San Martín, el otro lado de la historia argentina...


LA GACETA LITERARIA
San Martín confidencial

Domingo 22 de Noviembre de 2009 | Sábado 21 de Noviembre de 2009 | ¿Qué relación tuvo con la masonería? ¿De dónde surge la teoría de que era un agente inglés? ¿Fue más un político que un militar? ¿Murió pobre? El destacado escritor argentino responde estas preguntas y otras más.


Rodolfo Terragno es una de las personas que más conoce sobre la vida de San Martín. Ha dedicado buena parte de las últimas décadas a recorrer, con un rigor notable, la trayectoria del prócer argentino, intentando llenar las lagunas que ha dejado la historiografía. Uno de los frutos de sus investigaciones fue el libro Maitland & San Martín, en el que rastrea el plan urdido por el militar escocés Thomas Maitland, en el año 1800, que habría tomado San Martín para llevar a cabo su campaña militar en América. En 2009 publicó Diario íntimo de San Martín, que lleva vendidos más de 20.000 ejemplares, y en el que Terragno reconstruye, día por día, el año en que el prócer argentino viaja a Londres, después de su gesta americana. El martes pasado disertó en el marco del ciclo de conferencias de LA GACETA y les contó a los concurrentes los detalles de la misión secreta que San Martín encabezó en Inglaterra en 1824 y que tenía como objetivo asegurar la independencia sudamericana. En esta entrevista le pedimos al autor que llene otros huecos que todavía tiene la historia de San Martín en el imaginario de los argentinos.

¿Fue masón?

- A raíz de la reciente publicación y del éxito arrollador de El símbolo perdido, el libro del autor de El código Da Vinci, se multiplicó el interés por la masonería, por esas sociedades secretas de las que tan poco se sabe. Uno de los puntos polémicos de la vida de San Martín es el de su vinculación con la masonería. ¿En qué consistió esa vinculación?
- Creo que de la masonería se sabe mucho más de lo que supone mucha gente. Fue un movimiento histórico que tuvo mucha importancia cuando en Europa había una pugna entre quienes defendían la monarquía absoluta y los que propugnaban una monarquía constitucional. Los primeros pregonaban que la soberanía residía en el rey y que esta provenía de Dios; los segundos sostenían que la soberanía residía en el pueblo y que el rey era el representante de la nación. Y los masones integraban este segundo grupo, en una época en que cuestionar el derecho divino de los monarcas implicaba exponerse a ser considerado un hereje. Pero la masonería no era una organización atea sino ecuménica; cualquiera podía ser masón, fuera judío, católico, presbiteriano... La masonería presuponía la existencia de Dios como supremo arquitecto del universo. En sus orígenes, la masonería era la cofradía del los constructores de catedrales y estaban ligados, por lo tanto, a la idea de Dios; pero ellos separaban las creencias religiosas de las concepciones políticas. Esa distinción desafiaba a la Inquisición y por eso tuvieron que recurrir a un sistema de organización celular y secreto. De allí surge la confusión que llevó al Vaticano a excomulgar a los masones por considerarlos enemigos de la religión.

- San Martín aparece vinculado a la logia de Cádiz en España, a la de los caballeros racionales de Londres y luego a la logia Lautaro en América.
- Pero ninguna era una logia masónica en sentido escrito; esto me lo han confirmado por escrito la Gran logia inglesa y la escocesa. Hubo un Curador de la Gran logia inglesa, Harold Lepper, que indicó que si bien no habían sido logias masónicas era indudable que habían adoptado la liturgia y ciertas características de la masonería, lo cual sugiere que algún masón inspiró esa formación, pero la logia de Cádiz, la de los caballeros racionales, la Lautaro, fueron pseudomasónicas: no formaron parte del circuito oficial de la masonería. No solo no encontré vinculaciones directas entre las organizaciones libertarias y la masonería sino que tampoco encontré una prueba de que San Martín, a título individual, hubiese ingresado a una logia masónica, como sí está probado que lo hizo Bolívar en París. Ahora bien, hay algunos indicios interesantes, que no figuran en mi último libro porque requieren mayor investigación, sobre la actuación de San Martín en Bélgica, adonde está en 1830, en el momento en que los belgas quieren lograr su independencia. Allí le ofrecen a San Martín ser jefe del ejército independentista pero él declina el ofrecimiento y lo propone a Juan van Halen, que era un masón. Hay muchas cartas de esa época, en las que San Martín dice que por las noches va al teatro o a la escuela de matemáticas. Y todo esto parece ser un eufemismo para decir que va a la logia. En 1830, Bélgica logra su independencia y quien asume el trono es Leopoldo de Saxe-Coburg, el mismo a quien San Martín había elegido para ofrecerle la corona del Alto Perú y quien fue, además, el fundador de la francmasonería belga. Hay otro dato: la logia belga La Parfait Amitié acuña una medalla con la efigie de San Martín, lo que parece improbable en caso de que no se tratara de un miembro. Esto podría apoyar la tesis de que San Martín se inició en logias pseudomasónicas y que luego se incorporó a logias masónicas en Europa.

- ¿La logia Lautaro tomaba una apariencia masónica para cubrir su verdadero objetivo que era hacer la revolución?
- Un revolucionario corría muchos riesgos y debía protegerse. Se podría decir que actuaban como una guerrilla que pelea contra el poder establecido pero desde las entrañas del poder mismo. Y para eso necesitaban una organización celular y secreta. En una carta, Pueyrredón le pide a San Martín que deje de firmar con los tres puntos en forma de triángulo, propios de las firmas de los masones. Y esto también podría constituir un elemento más para cubrir sus propósitos revolucionarios con las liturgias masónicas.

La conexión inglesa

- En su anterior libro sobre San Martín, usted reveló los detalles del plan Maitland, en el que se apoyó la gesta sanmartiniana. Algunos sostuvieron que San Martín era un agente inglés a partir de esa conexión. ¿De dónde surge la relación de San Martín con Maitland?
- La hipótesis del "agente inglés" la sostienen, a mi juicio, aquellos que analizan superficialmente la historia. San Martín tuvo siempre una posición muy clara: él quería la asociación y no la subordinación. Eso surge, por ejemplo, de las cartas del comodoro William Bowles, comandante de la estación sudamericana de la Armada inglesa, en que consigna con asombro que San Martín no pide ninguna ayuda. Luego tenemos su gran enojo con Alvear, quien pedía que se aceptara a las Provincias Unidas como un protectorado de Gran Bretaña, y eso lo indigna a San Martín. Después tenemos su actitud ante el bloqueo del Río de la Plata por parte de los ingleses y los franceses. Y legará su sable a Rosas por haber enfrentado a los ingleses. Ahora bien, San Martín era un estratega que conocía la relevancia de estudiar los antecedentes y la importancia que tenían las alianzas estratégicas o tácticas.
Tengamos en cuenta que él era un español nacido en América, que peleó bajo las órdenes de los británicos porque estaban aliados con España en contra de Napoleón. Peleó bajo las órdenes de Beresford, que había invadido Buenos Aires. Antes de venir a nuestro país, pasa cuatro meses en Londres, donde tuvo la oportunidad de analizar cartografías, planos militares, historias y antecedentes. Y esa preparación engrandece su figura; lo contrario, la idea del militar "iluminado", lo convertiría en un irresponsable. Si había un plan y él lo toma, lo hace más respetable. Por otro lado, hay que tener en cuenta que una cosa es dibujar un plan en un papelito y otra cosa es llevarlo a cabo, sobre todo cuando llevarlo a cabo implicaba formar un ejercito que cruce la cordillera de los Andes y después una expedición naval sin los recursos con los que podía contar Maitland.

El héroe y el mito

- Sumergirse en la vida privada de San Martín, como usted lo hace en sus libros, implica detectar algunos elementos artificiales que se usaron en la construcción del mito de San Martín ¿Usted cree que es importante desmitificarlo?
- Lo que me parece relevante es entenderlo y advertir que fue más un político que un militar. Puede decirse que eso destruye un mito y esa no es mi intención: yo sólo trato de buscar la verdad. Yo analizo al San Martín que viene al Río de la Plata, el que en la actual Argentina no libra una sola batalla sino un pequeño combate, que es el de San Lorenzo (las dos grandes batallas de nuestro territorio fueron libradas por un abogado, Manuel Belgrano, en Salta y en Tucumán). San Martín se ocupa de desplazar al primer Triunvirato porque se oponía a la declaración de la independencia; de impulsar la Asamblea del año 13; de pelear hasta el límite para que se declare la independencia. Después libra tres batallas en Chile (Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú). Maipú afianza la independencia chilena, le ofrecen ser director supremo y él declina el ofrecimiento para irse a Perú porque allí está el corazón del imperio español y, mientras éste no caiga, corren peligro todas las nuevas naciones sudamericanas. Por eso desembarca en Paracas, estimula el fervor revolucionario y se convierte en el primer gobernante del Perú independiente, sin haber disparado un solo tiro. Finalmente, en 1824, como creo que demuestra mi último libro, va a cumplir una misión política y diplomática en Inglaterra. Creo que es importante advertir que San Martín tenía metas ambiciosas, que tenia estrategias para alcanzarlas y que poseía una gran perseverancia, así como el desprendimiento necesario para anteponer el resultado de su lucha a su propia conveniencia personal. Y pienso que es eso, justamente, lo que define a un estadista y que es algo que a menudo no se tiene en cuenta. Por eso suele presentárselo, para decirlo en sus propias palabras, como un "militar afortunado"; y él no fue eso: fue alguien que planeó y ejecutó.

- Uno de los elementos que componen la imagen mítica de San Martín surge de su relación con el dinero. ¿Era un hombre rico?
- Sí, llegó a serlo. Nunca fue un hombre pobre. El se ocupo de armar su propio capital, consiguió que el gobierno le donara una casa frente a la actual Plaza de Mayo, consiguió que su compadre y gobernador de Cuyo le adjudicara una estancia, en Chile también le donaron una chacra, tuvo una casa en Lima, se retiró en Perú en 1822 con el título de Generalísimo y siguió percibiendo sus haberes en Europa. En 1824 tuvo un anticipo de 15.000 pesos que había solicitado más un ahorro de 9.000, recibió bienes de la sucesión de su mujer (los Escalada componían una familia acomodada). Tal vez el período más difícil lo pasó en Bélgica, fue un momento de cierta austeridad. En Francia se reencontró con Aguado, el marqués de las Marinas de Guadalquivir, a quien había conocido en España y que era, según Balzac, "el hombre más rico del mundo". Aunque era una exageración de Balzac, lo cierto es que era muy rico y lo nombró a San Martín albacea y protector de sus hijos. Por eso decir que San Martín murió en la pobreza es totalmente inexacto, forma parte del mito. Y no tendría por qué ser de otra manera; es absurda la idea que asocia inexorablemente los méritos a la pobreza.
© LA GACETA


PERFIL
Rodolfo Terragno es abogado, escritor, periodista y político. Fue editor de las revistas Confirmado y Cuestionario (ambas de Buenos Aires), Lettres (Inglaterra) y del Diario (Caracas, Venezuela); actualmente escribe columnas en distintos diarios de América latina y España. Dentro de su actuación política, fue senador y diputado nacional, secretario de gabinete y ministro de Obras Públicas durante la presidencia de Raúl Alfonsín; jefe de Gabinete durante la gestión de Fernando de la Rúa, y presidente de la UCR. En el plano académico, es investigador de la London School of Economics, catedrático de la Universidad de Guadalajara y profesor de la Facultad de Derecho de la UBA. Es autor de 16 libros, entre los que merecen destacarse Maitland & San Martín, Historia y futuro de las Malvinas y La Argentina del siglo XXI. Su último libro, publicado en 2009, es Diario íntimo de San Martín (Sudamericana).
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El origen del Libertador y la construcción del mito

Domingo 22 de Noviembre de 2009 | Durante marzo y abril de 2001, cuatro autores que investigaron sobre la vida de San Martín sostuvieron una ardua polémica en torno al posible origen mestizo del héroe argentino y a la manera en que se inscribió su figura en el imaginario popular. A continuación, reproducimos pasajes de un debate que se plasmó en diferentes ediciones de este suplemento.

San Martín. Mito e historia
Por José Ignacio García Hamilton *


A principios del siglo XX, con el objetivo de homogeneizar a los hijos de inmigrantes, el Consejo de Educación de nuestro país inició una campaña de educación patriótica que incluyó en los primeros grados el "ciclo de los héroes" a través de una "enseñanza legendaria". Eran los años en que el ministro de Instrucción Pública, Joaquín V. González, sostenía: "el patriotismo es una religión"; y Ricardo Rojas expresaba: "la patria es una forma visible de la divinidad".
Las figuras de nuestra independencia fueron perdiendo entonces sus características mundanales y sus limitaciones humanas, para convertirse en personajes sobrenaturales, sagrados, generalmente asexuados, que hasta morían en forma especial diciendo frases ejemplares como "viva la patria aunque yo perezca" o lograban detener las agujas de los relojes al expirar (como San Martín)…
José de San Martín, como héroe militar, quedó intacto en el mundo de lo trascendente, con sus restos instalados en la Catedral de Buenos Aires y su propia oración inventada por Belisario Roldán: "Padre nuestro que estás en el bronce"…
El psicoanalista Roberto Rusconi, en su libro El fantasma de la realidad, considera que los argentinos tenemos una orfandad de base que nos ha llevado a la creación de un mito de un padre de la patria, a quien la exaltada ideología nacionalista, llena de embriaguez narcisista y conducta megalomaníaca ("somos los mejores del mundo"), elevó al nivel de un "Santo de la espada", según el contradictorio título de la biografía escrita por Ricardo Rojas. Esta manía de grandeza -conjetura- oculta un sometimiento masoquista nacional que se expresa en la tristeza musicalizada por el tango. Por haberse constituido ese mito sobre un "parricida culposo en relación con España", de reiteradas desobediencias al Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata y que no pudo asumir plenamente la paternidad de su hija biológica Mercedes, la función mítica habría fracasado y los argentinos hijos de ese padre de la patria, nos hemos identificado con los rasgos negativos y masoquistas de esta imagen, lo que nos lleva al sometimiento a caudillos y tiranos, y al cumplimiento de las leyes…
La propia Eva Duarte de Perón, a quien según Rusconi nuestra orfandad la convirtió en madre mítica de pecho inagotable que brinda bienestar, o bruja de boca insaciable que succiona y quita, prefirió claramente el San Martín blanco y sagrado antes que el hombre morocho y seguramente mestizo descripto por tantos testigos del siglo XIX (Juan B. Alberdi, Pastor Obligado, Benjamín Vicuña Mackenna, Mary Graham, Bartolomé Mitre, que habló de su "instinto de raza", el propio Don José que dijo a los caciques pehuenches "yo soy un indio como ustedes" y Joaquina Alvear de Arrotea, cuya afición por el sexo opuesto o declarada "erotomanía" no puede invalidar todas las manifestaciones de su álbum familiar)….
El predominio de los elementos mitológicos sobre los históricos sirvió para "argentinizar a los descendientes de los gringos", pero lo hizo a costa de subestimar la inteligencia de los escolares y pretender congelar su entendimiento en los mecanismos propios de la magia: rebajar la ciencia histórica al nivel de los dogmas, desalentar las investigaciones críticas e incentivar los torneos de elogios a los próceres; y desarrollar en la población un espíritu xenófobo y a la vez sumiso, que ha sido el germen de aventuras belicistas y prolongadas dictaduras militares.

(*) Fragmento de artículo publicado aquí el 1 de abril de 2001.
José Ignacio García Hamilton era escritor y político; autor de "Don José", libro en el que reconstruye la vida de San Martín y que se transformó en un extraordinario fenómeno editorial. Falleció el pasado 18 de junio, a los 65 años.

El mestizo
Por Hugo Chumbita y Diego Herrera Vegas *


En el II Congreso Internacional Sanmartiniano (Buenos Aires, 14-16 de agosto de 2000) Hugo Chumbita sostuvo la ponencia sobre "el origen de San Martín y su proyecto americano", en la que presentó antiguas y nuevas evidencias de que José de San Martín habría sido en realidad hijo natural del marino español don Diego de Alvear y Ponce de León con una indígena correntina, quien, según la tradición oral popular, fue Rosa Guarú, recordada también como nodriza del niño en Yapeyú. Uno de los elementos probatorios son las memorias de Joaquina de Alvear, nieta del brigadier Diego de Alvear e hija del general Carlos de Alvear…
Según el informe médico ordenado por un juez de Rosario, Joaquina padecía lo que en su época se denominaba "erotomanía" -un trastorno mental estudiado por los franceses E. Esquirol y G. De Clérembault- que no perturbaba su memoria, pero que al liberarla de ciertas inhibiciones, probablemente la indujo a realizar una confesión a sus descendientes y transgredir los prejuicios de la sociedad de su tiempo que vedaban hablar de ciertas cosas…

(*) Fragmento de un artículo publicado en LA GACETA Literaria, el 18 de marzo 2001.

Hugo Chumbita es profesor de Historia política de la Universidad de La Matanza y autor de "El secreto de Yapeyú. El origen mestizo de San Martín" (Emecé, 2001).
Diego Herrera Vegas es presidente de la Academia Americana de Genealogistas y autor, junto a Chumbita, de "El manuscrito de Joaquina. San Martín y el secreto de la familia Alvear" (Catálogos, 2007).

Entre maniqueísmo y vaguedades
Por Patricia Pasquali *

ugo Chumbita y Diego Herrera Vegas hacen referencia al trabajo presentado por Chumbita en el II Congreso Internacional Sanmartiniano realizado en Buenos Aires entre el 14 y el 16 de agosto de 2000. Conozco el trabajo y no es verdad que contenga "antiguas y nuevas evidencias" de que San Martín fuera hijo de Diego de Alvear y de la aborigen guaraní Rosa Guarú (obsérvese que ésta falleció en 1880 sobreviviendo 30 años a su pretendido hijo, que murió a los 72, con lo cual el autor de marras calcula que habría vivido la friolera de 120 años). En esa ocasión, la ponencia de Chumbita fue refutada contundentemente por Diego Sarcona, luego de lo cual fue fundadamente rechazada, detalle que olvidaron consignar los autores del artículo al que contesto.
Aclarado esto, el mismo autor dice que "uno de los elementos probatorios son las memorias de Joaquina de Alvear". En verdad, esta era la única potencial evidencia a la que se aferraron con fruición, desconociendo que forma parte de una preceptiva metodológica básica para cualquier historiador profesional, que no debe nunca proceder a dar crédito de valor probatorio documental a una fuente de carácter testimonial aislada, por la posible arbitrariedad intrínseca a su subjetivismo. Sólo puede admitirse como verosímil su contenido, luego de haber sido confrontado y corroborado por otros datos concordantes. No es el caso del escrito de Joaquina…
Finalmente, la declaración judicial de hallarse Joaquina de Alvear en "estado de demencia", no se cambia poniendo el acento en su "erotomanía". ¿Y qué hay con respecto a su propensión a ligarse en sus desvaríos a personajes prominentes? El Papa, Thiers… ¿por qué no San Martín? Lo cierto es que queda en pie la insania mental de dicha señora, que termina de invalidar su testimonio, el único en que se fundó la nueva filiación del Libertador…

(*) Fragmento de la réplica publicada en estas páginas el 25 de marzo de 2001.

Patricia Pasquali era miembro de la Academia Nacional de la Historia. Escribió "San Martín. La fuerza de la misión y la soledad de la gloria" (Planeta, 1999) y "San Martín confidencial" (Planeta, 2000). Murió, a los 51 años, en 2008.

La misión secreta en Londres
En Diario íntimo de San Martín, Rodolfo Terragno se concentra en un año de la vida de San Martín al que los historiadores suelen pasar por alto, aduciendo que no hay nada relevante en su regreso a Londres, en 1824, con el supuesto propósito de internar en un colegio inglés a su hija Mercedes. Después de una larga investigación en archivos ingleses, el autor descubrió documentos que indican que el objetivo del viaje de San Martín era obtener el reconocimiento británico de la independencia peruana para disminuir la firme posibilidad de una reconquista española. El tenía contactos particularmente valiosos, como el de Lord Fife (a quien había conocido en España y era confidente del rey Jorge IV), y pretendía convencerlos del peligro que implicaba para Inglaterra la caída del Perú, y luego del resto de las naciones independientes, en manos de una España absolutista apoyada por Francia y una Triple Alianza (Austria, Prusia y Rusia) que, de concretarse, se convertiría en ama del mundo. © LA GACETA
Copyright 1998-2009 - La Gaceta - Todos los derechos reservados.




| NEUTRALIDAD. La distancia le permite a Lynch elaborar una obra equilibrada y alejada de las comunes interpretaciones maniqueas.



| EN ECUADOR. La reunión de Bolívar y San Martín en Guayaquil, en 1822, donde se decidió la campaña de liberación de Sudamérica.
El prócer abordado desde Londres

Domingo 22 de Noviembre de 2009 | Sábado 21 de Noviembre de 2009 | El historiador inglés John Lynch acaba de publicar una valiosa biografía.

John Lynch es uno de los especialistas en historia latinoamericana más reconocidos del mundo. Es profesor emérito de la Universidad de Londres y autor de diversos ensayos sobre historia argentina y latinoamericana (uno de ellos integra la prestigiosa Historia de América latina de la Universidad de Cambridge) y de celebradas biografías sobre Juan Manuel de Rosas y Simón Bolívar. Recientemente, la Universidad de Yale editó San Martín. Soldado argentino, héroe americano, su último libro. La versión castellana de la biografía, publicada por la editorial española Crítica, acaba de llegar a las librerías argentinas.
La distancia geográfica le permite a Lynch elaborar una biografía equilibrada, alejada de interpretaciones maniqueas y de los intentos por justificar posiciones políticas del presente a través de lecturas forzadas del pasado (propias de muchos historiadores locales), en la que sobresalen la precisión propia de un investigador sólido y la claridad expositiva de un divulgador ágil.
El autor considera que la identidad de San Martín se forja por la conjunción de dos factores: el desmoronamiento de España y el nacimiento de los estados americanos. Al analizar el período de los cuatro meses que pasa San Martín en Londres antes de desembarcar en el Río de la Plata en 1812, destaca la tesis de Rodolfo Terragno que conecta el plan Maitland (quien somete al gobierno británico un proyecto para atacar al imperio español que implica establecer una base en Mendoza para cruzar los Andes, conquistar Chile y luego enviar una expedición a Perú) con las hazañas sanmartinianas. Cuando describe el proceso de liberación de Chile, Lynch deja en claro, exponiendo detalles tácticos y cifras, el debatido papel que jugaron O'Higgins y sus tropas y el que tuvieron San Martín y su ejército. Lo resume en una escena, que tiene lugar en el final de la batalla de Maipú, en la que O'Higgins cabalga hasta donde está San Martín y grita: "¡Gloria al salvador de Chile!".
El historiador inglés se concentra en las ideas políticas de San Martín, a las que les otorga tanta relevancia como a sus acciones militares, y marca las vicisitudes que sufría un liberal que propugnaba una monarquía constitucional en sociedades conservadoras con movimientos revolucionarios republicanos. La visión y los valores políticos de San Martín se ponen a prueba en Perú, cuando infiere que la victoria requiere un ejército que él no tiene junto a una dictadura que se niega a implementar, y se confirman en la entrevista de Guayaquil, al cederle el protagonismo a Bolívar.
La biografía resalta las tres escenas borgeanas que definen a San Martín, los tres momentos en que defiende tenazmente sus convicciones contra la corriente de los acontecimientos: el salto hacia América en 1812, la insistencia en el plan continental en 1816 y el exilio en 1822. San Martín creía que la independencia era sencilla, en términos relativos, porque lo que representaba un desafío mayúsculo y aparentemente simple era que los pueblos eligieran gobiernos que ampararan las libertades y respetaran las leyes, algo que en buena parte de América latina sigue siendo una meta difícil de alcanzar.
© LA GACETA [Tucumán]

LA DIRECCION

Según el autor, la identidad del Libertador se forja entre la caída de España y el nacimiento de los Estados americanos.


Fragmento de San Martín. Soldado argentino, héroe americano
Domingo 22 de Noviembre de 2009 |

San Martín pasó más de dos terceras partes de su vida en Europa. Su carrera como libertador estuvo marcada por una cronología curiosa: treinta y cuatro años de preparación, diez años de acción, veintiocho años de exilio. Su carrera americana se concentró en una década breve, desde el momento en que llegó a Buenos Aires el 9 de marzo de 1812 hasta su retirada de Perú el 20 de septiembre de 1822…
La grandeza de San Martín consistió en su habilidad para inspirar a los pueblos de Suramérica a seguir a sus ejércitos y aceptar sus estrategias, lo que le permitió llevar la independencia más allá de las fronteras y los intereses nacionales y darle una identidad americana…
Las comparaciones son odiosas pero inevitables. Escribir una vida de Bolívar no es difícil… El historiador tiene que defenderse de Bolívar y proteger su propia versión de la Independencia contra el torrente de palabras con el que el libertador busca explicarse y convencer. San Martín es diferente. No poseía el estilo y la desenvoltura del general venezolano, su sentido de la decencia le hacía reticente a hablar de su vida privada y mantuvo una reserva natural acerca de su papel en las guerras independentistas. San Martín constituye un desafío para el historiador, que tiene que descubrir al hombre detrás del silencio…
San Martín no sufrió el destino final de Bolívar ni se dejó apropiar por ningún régimen particular, pero pese a ello no escapó por completo a los polemistas. En Argentina, los historiadores, escritores, y políticos siguen peleando las guerras de la independencia y manteniendo vivas las controversias sobre la carrera del héroe…
Su estrategia se basó en la idea de que la revolución suramericana no estaría completa hasta que la base del poder español en Perú fuera destruida; de que la ruta septentrional desde Argentina hasta Perú era impracticable debido a la hostilidad de los hombres y la naturaleza, y de que la única forma de avanzar era realizar un vasto movimiento de flanqueo, cruzar Los Andes hasta Chile y luego invadir el país por mar desde el Pacífico…
La carrera revolucionaria de San Martín es significativa en varios niveles: primero, como manifestación de una estrategia de guerra magistral que se tradujo en grandiosas hazañas militares en Los Andes y el Pacífico, comparables a cualquiera de las que tuvieron lugar en Europa durante la era napoleónica; luego, como colección de escenas dramáticas, desde la confrontación con Lord Cochrane en Perú hasta el punto muerto con Bolívar en Guayaquil, un encuentro que ensombrecería los últimos días de San Martín en Suramérica; finalmente, como estudio sobre la forja y perdición de un líder. Como soldado y estadista que dirigía desde el frente, San Martín tenía que concentrarse en ganar la guerra; pero tenía que encontrar recursos para librarla y obtener suministros militares y navales en tres países sudamericanos diferentes, así como en el extranjero. Tenía que conocer y organizar sus bases económicas en Mendoza, Santiago y Lima.
Las clases dirigentes no fueron aliadas naturales de San Martín y el pueblo no aceptó automáticamente el costo de la revolución. Los argentinos terminaron viendo con recelo al general que había llevado su ejército mas allá de las fronteras nacionales; los chilenos se hastiaron de la carga de una guerra extranjera; y las elites peruanas fueron distantes. Su instinto liberal respecto a la esclavitud y la compasión que sentía por los indios le valieron la hostilidad de los hacendados y propietarios de esclavos.
Su repudio de España y la decisión de abandonar Europa a favor de Suramérica revelaban una percepción de su identidad argentina, pese a lo cual no compartía el nacionalismo exclusivista de sus compatriotas ni recibió el apoyo sin reservas de éstos. Mientras que la guerra contra España lo convertía en un revolucionario, no era precisamente un abanderado del republicanismo; sus ideas constitucionales eran tradicionales y consideraba que una monarquía fuerte era la mejor forma de gobierno para Suramérica, una concepción que no sintonizaba con el espíritu de la época…
"San Martín no sufrió el destino final de Bolívar ni se dejó apropiar por ningún régimen en particular".© LA GACETA [Tucumán]

el dispreciau dice: cuando el hombre pasa y aún antes que eso suceda, las circunstancias que lo enmarcan o lo hicieron proporcionan "visiones" que cada cual asumirá de manera diferente construyendo una nueva imagen de la vida de aquella persona. Se endiosará más o se endiosará menos. Muchas veces dichos endiosamientos son parte de estrategias políticas que luego se instalan en el inconsciente colectivo construyendo un "mito". Indudablemente, este hombre llevó consigo convicciones inviolables y eso es lo que lo distingue. Tampoco se puede aportar duda alguna sobre aquella generación que se acompañó en la "idea" de construir una nación o varias, por caso Chile y Perú. Las circunstancias rara vez forman parte del conocimiento colectivo y los próceres se transforman en cuadros de oficinas de funcionarios que suelen no saber de quién se trata... También pueden aparecer en estatuas de bronce custodiadas por palomas y hasta pulidas por sus desperdicios... Las estatuas tampoco reflejan las circunstancias de ese hombre luego convertido en prócer. Léase, la historia diseñada por cada uno se va con cada uno y lo demás, apenas son comentarios y cuentos que nunca reflejarán las sensaciones de aquel hombre. La historia no es más que un reflejo de reflexiones acunadas por otros, que no se vieron sometidos ni a las circunstancias ni mucho menos a las convicciones que le dieron lugar. Noviembre 22, 2009.-

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