martes, 24 de noviembre de 2009

María Lucía Rendón Alanis por un riñón



Hola, me llamo LUCÍA RENDÓN y sí existo. Trabajo en MiBanco y estoy pasando; por este mal momento. Mis datos completos están al final de este mail. Realmente tengo ganas de vivir, tengo 32 años y si puedes ayudarme, estoy a tus órdenes, por favor, sólo comunícate conmigo. Mi hermano me esta ayudando a tener esperanza para seguir creyendo en la gente, a tener un día mas. un mañana. No se, pero hoy estoy dando mi 100% y lo único que pido es que mi mensaje se transmita. Te quito 1 minuto, ayúdame a salvar mi vida. Es muy fácil, solo te pido tres favores:

1. El primero, por favor no borres este e-mail; consérvalo, pregunta entre tus familiares y amigos, el mundo da muchas vueltas y tal vez tu o alguien a quién tu conoces me pueda ayudar

2. Si sabes de alguien que quisiera donar un riñón, por favor, háblame!! Yo; sólo necesito uno! ninguno de los míos funciona.

3. Si me haces el favor de enviar este mensaje por la red, tengo oportunidad de llegar a más personas y así, tengo más posibilidad de encontrar un donante.

Que Dios te colme de bendiciones por tu tiempo en estas líneas y disculpa las molestias.
María Lucía Rendón Alanis
Teléfonos (0243) 7281-43 (0243) 7281-43 Huaraz
Tipo de sangre:'A'; RH positivo


el dispreciau dice: muchas personas mueren diariamente en nuestro país, muchas en accidentes de tránsito, otras por actos delictivos, algunas naturalmente. Indudablemente el INCUCAI cumple una función social única, compleja, muchas veces conflictiva para quienes padecen una enfermedad que demanda un trasplante porque en ese punto las urgencias ocultan la razón, propia tanto como cualquier otra. En trasplantología el tema de las compatibilidades no es un tema menor. Aparece como necesario mejorar el modelo para darle entidad a las necesidades de los pacientes... esto es, no jugar desde la burocracia en contra de las ansiedades de las víctimas en su condición de enfermos. Para ello, debería constar una opción (para el paciente) de hacer pública la demanda específica (la propia). Cuando el Estado cumple un rol social, prioriza además de las necesidades intrínsecas, aquello que denominamos "contención" que no es otra cosa que extender una mano a favor de los sentimientos, de las sensaciones, del dolor y del llanto contenidos. Allí no hay expediente que valga y en cualquiera de los casos, allí caducan los papeles. La mayoría de las personas que necesitan un trasplante no tienen (no cuentan con) los recursos para someterse a dichos tratamientos quirúrgicos y posteriores. Es así, inapelable. Indudablemente el sistema de trasplantes no está optimizado y necesita ser mejorado. Tal vez, el primer paso sería crear un reaseguro nacional que contemple a este número reducido de personas que necesitan ser trasplantadas a efectos que puedan serlo en cualquiera de aquellos hospitales habilitados a la finalidad, viéndose cubiertos por el reaseguro que luego adoptará las medidas administrativas del caso cuando haya (exista) una cobertura social por medio. No es prudente agregar presión (estrés, burn-out, etc.) a los pacientes y sus familias que deben penar para merecer la resolución de su enfermedad. Esa angustia, no la repara nadie, mucho menos el Estado que siempre se olvida de las personas en los momentos más difíciles. Tampoco se resuelve con sonrisas durante las entrevistas y la confección de los expedientes... y ello sin desmerecer la buena voluntad de los involucrados. Noviembre 24, 2009.-

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