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La época de las vacas flacas tiene otro sentido en el Caribe
En esta pequeña nación insular del Caribe, los proverbios relacionados al clima son comunes.
Todo el mundo sabe que “quien tiene cacao debe esperar la lluvia” no tiene nada que ver con que se seque el grano a partir del cual se fabrica el chocolate ni con las repentinas lluvias en esta nación tropical.
En este país, que depende mucho del turismo, los visitantes que se quedan en hoteles o alquilan otros lugares para pernoctar, tienen que contribuir con tres dólares por noche al fondo para el cambio climático.
Al igual que los residentes, los turistas contribuyen al Impuesto para la Resiliencia Climática, pagando uno por ciento del consumo. Lo recaudado alimenta el Fondo de Contingencia.
Al igual que muchos pequeños estados insulares en desarrollo, San Vicente y las Granadinas ha tenido dificultades para financiar iniciativas de adaptación y mitigación del cambio climático.
El año que se implementó el Impuesto de Resiliencia Climática se juntaron 4,7 millones de dólares para la próxima “época de vacas flacas”.
Los ahorros representan una minúscula proporción de los muchos millones de dólares en pérdidas y daños causados en los últimos años por los eventos extremos que azotaron este archipiélago.
En 2013, en menos de seis horas, los daños dejados por las inundaciones ascendieron a 20 por ciento del producto interno bruto, y desde entonces, las pérdidas y los daños dejados por las lluvias representan millones de dólares casi todos los años.
Los 4,7 millones de dólares reunidos por el Fondo Climático es apenas 18 por ciento de los 25 millones de dólares que los legisladores presupuestaron para la “protección ambiental” en 2019, que incluye la mitigación y la adaptación al cambio climático.
Es un comienzo, pero muestra lo que las naciones más pobres pueden hacer a escala local, mientras los países más ricos cumplen con sus compromisos de contribuir a financiar las medidas de adaptación y mitigación.
“Nunca antes en la historia desde la independencia de San Vicente y las Granadinas se lograron reservar de forma explícita tantos recursos para ‘la época de las vacas flacas’”, dijo este mes el ministro de Finanzas, Camillo Gonsalves, a los legisladores, mientras informaba sobre la situación del fondo en su primer año.
Este año, el Fondo de Contingencia espera recaudar otros 4,7 millones de dólares, indicó.
“Sigue siendo un monto pequeño frente al multimillonario costo de posibles desastres naturales, pero es significativo. Si tenemos la bendición de que nos acompañe un buen clima a corto plazo, el Fondo de Contingencia servirá de colchón confiable, hecho en casa, contra los desastres naturales”, aseguró Gonsalves.
También es una importante señal para la comunidad internacional de que San Vicente y las Granadinas se compromete a hacerse cargo de su propia preparación frente a desastres naturales y a su recuperación, indicó.
El ambientalista Reynold Murray aplaudió la iniciativa, aunque con algunas reservas.
“Me preocupan los impuestos porque a menudo se suele recolectar dinero que se dirige a determinadas fuentes que no suelen verterlo donde se supone que debe ir”, observó.
“Por eso soy más de la idea de que se financien los proyectos en forma directa, cualquiera sea la iniciativa que atienda cuestiones climáticas”, precisó.
“Por ejemplo, si construyes una ruta, deben haber fondos de la adaptación en el proyecto para que se construyan sistemas de drenaje adecuados, que se cuide la estabilización de las laderas, que se analice la escorrentía y todo eso, y no solo se pavimente su superficie”, detalló.
“Eso último es una pérdida de tiempo porque el agua vendrá con la próxima tormenta y se llevará todo”, precisó.
Murray dijo a IPS que cree que la mitigación y la adaptación al cambio climático andarían mejor si la comunidad internacional se atiene a sus compromisos con las naciones en desarrollo
“Mi opinión honesta es que muchos de esos fondos tienen que venir de los países más ricos, que son los verdaderos responsables del problema de los gases de efecto invernadero”, arguyó.
“No quiero decir que los países (como este) no tengan obligaciones. Tenemos que protegernos. Debe haber un programa a escala nacional, en el que los fondos se canalicen de alguna manera hacia las medidas de adaptación y mitigación”, precisó.
“Pero la mitigación corresponde más a los grandes países industrializados, aunque para los pequeños estados como el nuestro, en especial las Islas de Barlovento, la mitigación es nuestro gran tema”, remarcó.
San Vicente y las Granadinas logra pequeños avances como cuando el ministro de Finanzas dijo que el presupuesto de 437 millones de dólares, que los legisladores aprobaron para 2019, y los planes de desarrollo a largo plazo, deben directamente permitir hacer frente a la realidad del cambio climático.
“Eso incluye la recuperación y la rehabilitación de la infraestructura dañada, inversiones en resiliencia y adaptación, reservar recursos para prepararnos para los desastres naturales, adoptar energías renovables y tecnologías de energías limpias, y fortalecer nuestras leyes y prácticas relacionadas con la protección ambiental”, detalló el ministro Gonsalves.
Traducción: Verónica Firme
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