viernes, 29 de marzo de 2019

El Brief: Franco Franco | Actuall

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29 de marzo de 2019, San Guillermo Tempier, San Marcos de Aretusa, San Eustasio de Luxeüil
Victor Norberto (el dispreciau):
¡Franco, Franco, Franco! Los más viejos del lugar recordarán hasta la melodía que acompañaba al nombre repetido rítmicamente, al paso de la comitiva.
Pedro Sánchez y los alborotadores de Podemos han declarado de nuevo la guerra civil del 36. Y cavan trincheras cada vez más numerosas y profundas: ley de memoria histórica, Valle de los Caídos, odio, lenguaje que divide y enfrenta (“fachas”), hispanofobia, anticlericalismo.
Y Franco, siempre Franco.
El PSOE, sus socios políticos y sus periódicos han conseguido el milagro: el Generalísimo está hoy más vivo que en 1974. Es la coartada de la que se valen para gritar a pleno pulmón: ¡abajo España!
Quienes vivimos el franquismo (no sé si es tu caso, Victor Norberto) sabemos bien y por experiencia propia, personal, que en aquella España de Franco no había mucha menos libertad que en la España de Psánchez-Piglesias.
Por ejemplo, la comparación que acabo de hacer en el párrafo precedente sobre la libertad bajo el franquismo está prohibida en la España de PSOE + Podemos + nacionalistas + etarras.
Por escribir esas 20 palabras puedo ser denunciado y multado en aplicación de la ley de memoria histórica.
De modo que en la España democrática nos encontramos con leyes de vigilancia y control ideológico, que no otra cosa es toda la legislación amparada en la denominación “memoria histórica”. Así que no nos vengan con pendejadas antifranquistas.
Y a los falsos antifranquistas de hoy, los Psánchez y los Piglesias, convendría aclararles que militar en el antifranquismo durante el franquismo era exactamente lo mismo que militar hoy en el combate ideológico frente a la izquierda social-podemita. Porque la peor cara del franquismo, la del recorte de libertades, habita hoy en Ferraz, en Moncloa y en la sede de Podemos.
Hablando de guerras...
La paz nos aburre
Hay quien dice que los períodos pacíficos y prósperos de la historia de una sociedad, de un país, terminan por aburrir a sus habitantes si se prolongan más allá de un par de generaciones. Hace no demasiado se hablaba de la poshistoria, del fin de la Historia.
Sea en el sentido que le daba a ese término Fukuyama, o sea como consecuencia de la molicie en que caen las sociedades occidentales opulentas, parecería que la paz nos aletarga y la prosperidad nos aburre. Sobre todo a los españoles.
En un artículo tan incómodo como notable, Jorge Bustos apunta a la nostalgia de la destrucción:
“Y si la política no fuera ya sino una rama de la industria del entretenimiento. Y si el votante primermundista solo ansiara divertirse como se divertían en Weimar, cuando nuestros bisabuelos se liberaron de esos corsés parlamentarios llamados partidos. Y si el consenso ya aburre a las ovejas con derecho a voto que sienten envidia de las cabras montesas. Y si el estrés, la ansiedad y la depresión explicaran hoy el voto mejor que el paro, la educación o las pensiones.
Si es así, si el cerebro del animal humano no puede soportar más de tres generaciones de paz tediosa, entonces habremos de repetir la primera mitad del siglo XX, bajo cuya lluvia de metralla resultaba imposible aburrirse.” (Nostalgia de guerra civil)
Un historiador de izquierdas recordaba hace unos días que es justamente la idea de la guerra la que parece unirnos a todos los españoles:
“‘Shit!’, exclamaba Ernest Hemingway en un restaurante de Madrid, allá por 1954, ‘todos ustedes dicen lo mismo, rojos y nacionales: ¡nuestra guerra! Como si fuera el único bien, el más preciado, que comparten’.
Y Jorge Semprún, clandestino en España, lo apostillará años después: ‘Nuestra guerra, todos utilizaban ese pronombre posesivo para designar la Guerra Civil´, quizá no solo, como creía Hemingway, porque lo que gustaba a los españoles era compartir la muerte, lo único que los hermanaba, sino también por el recuerdo de la juventud, o porque aquella guerra se había convertido en el mito que daba sentido a sus vidas.” (Nuestra guerra)
Las leyes de la revancha
En España la izquierda ha convertido la Historia en arma de destrucción de la convivencia.
Cuanto concierne a las muy belicosas leyes de memoria histórica tiene un tufillo de revancha y odio que difícilmente encaja en un sistema democrático, cuya finalidad no son los ajustes de cuentas sino la justicia.
Si se tratara de reparación de las víctimas... ¡por supuesto! Las reales, las de verdad, no los combatientes en una guerra, que aunque víctimas, formaban parte de ejércitos y de fuerzas militares paramilitares nacionales y extranjeras organizadas y armadas.
Y siempre que la reparación se refiera a todas las víctimas por igual. También a las víctimas del Frente Popular, a las del Gobierno de la segunda República, a las víctimas del genocidio religioso y a las víctimas del terrorismo en democracia.  
Porque es falaz el argumento de que las víctimas de la República y del Frente Popular ya tuvieron su reparación durante el franquismo. Por ejemplo, estos días se inicia un nuevo proceso de beatificación de víctimas del genocidio religioso republicano. ¿Qué reparación hubo para las 130 personas que en Jaén fueron asesinadas entre 1936 y 1939 por ser católicas?
Veremos cuántas veces los partidos que defienden las leyes de memoria histórica arremeten y cuestionan este proceso, que es únicamente religioso, no político:
“Cerca de tres años ha durado la actuación del tribunal [eclesiástico] en Jaén para recoger las pruebas de los martirios.” (La otra memoria histórica: el sacerdote de Jaén que entregó su vida para salvar a un padre de familia)
Dejad en paz a los historiadores
La mejor vacuna contra la memoria histórica es desde luego abolir las leyes que reescriben los hechos acaecidos. Y para ello es necesario que sean los historiadores quienes se encarguen de la Historia, y no los políticos o sus “historiadores” a sueldo.
Un grandísimo historiador, Stanley G. Payne, acaba de publicar un nuevo estudio sobre la guerra civil:
“Lo que existe en el siglo XXI no es la historia de España, sino simplemente la repetición de la propaganda republicana durante la Guerra Civil.
Se dice que España era una democracia consolidada; que a lo mejor no era la democracia más idílica, pero que era una democracia al fin y al cabo… y de esa manera se sostiene que los sublevados se levantaron porque no quisieron aceptar una serie de reformas de izquierdas.
Es una falsificación total. Se trata del último de los grandes mitos políticos de Europa de la primera mitad del siglo XX. Y persiste porque ha llegado a ser fundamental en el discurso de las nuevas políticas de la izquierda española en el siglo XXI..” (Stanley G. Payne desmitifica el relato republicano de la Guerra Civil en su nuevo libro)
En los próximos días recibirás más noticias a propósito de historiadores que combaten la memoria histórica. De momento, una confidencia en exclusiva para ti: ¿te apetecería charlar con Pío Moa?
Odio
Las leyes de memoria histórica y la radicalización de la izquierda desde Zapatero solo contribuyen a dividir y lo que es peor, a sembrar la semilla del odio. Un odio que ensombrece hoy la vida política institucional y se contagia a la ciudadanía, porque los políticos han abjurado de una de sus funciones: la pedagogía.
“Vi en la cara de la gente, por primera vez en mi vida profesional, el reflejo del odio. Nos llamaron asesinos. Me ha quedado grabado cómo me miraban, no sé si por desprecio o por odio, por mi condición de guardia civil... pero a mí, por hacer mi trabajo, nunca me habían escupido. Y a día de hoy no entiendo cómo unas personas que eran del pueblo se habían comportado, por decirlo con una palabra que no sé si es la adecuada, como delincuentes.” (Cuando la Guardia Civil se topó con "el reflejo del odio" durante el 'procés')
Los guardias civiles que han testificado en el juicio contra los golpistas de la Generalidad catalana son unánimes: lo que más les impresionó fue el odio de la gente corriente.
Propagar el odio es el peor delito que han cometido muchos de los políticos de la España de hoy. Y lo pagaremos durante generaciones. Porque no imaginarán que lo de Cataluña, o la creciente división de la sociedad española, se soluciona con unas elecciones o un juicio.
¿Cómo piensan nuestros políticos superar ese odio cuyo crecimiento están propiciando entre la gente corriente?
Nada. Mutismo total. Ni una sola propuesta.
Y más odio
Muy ligado al odio, al ajuste de cuentas revanchista y a la división que rodea a la memoria histórica, aparece una suerte de laicismo que convierte a quienes lo practican en auténticos negacionistas de los derechos civiles.
El Brief de Actuall te informaba recientemente del último ejemplo de la represión laicista: Televisión Española ha rechazado la emisión de la extraordinaria película sobre la Semana Santa de Sevilla que dirigiera Manuel Gutiérrez Aragón, argumentando que “no es de interés.
Te dejo aquí un fragmento de 22 minutos de esta maravilla que no es de interés para la policía política de la televisión pública. Pásala y explícale a tus contactos que el revanchismo del PSOE la ha proscrito:
El 28A podemos eliminar las leyes tóxicas 
Leyes como la de memoria histórica, o las leyes de género, toda la legislación izquierdista aprobada desde el período Zapatero a nuestros días, podría desaparecer si los ciudadanos votamos el próximo 28 de abril a partidos que se comprometan con su derogación.
Para conseguir ese objetivo te propongo que pinches en el siguiente enlace:  
Yo de ti machacaba a estos tres señores antes de las elecciones para que se comporten como esperamos de ellos, porque ya sabes que una vez hayas depositado tu voto, tu opinión les importará un rábano.
La histórica responsabilidad de PP, C´s Y Vox
Se empieza a echar de menos en estos tres partidos un compromiso público más activo y mucho más beligerante con los valores que nos importan.
No se entiende que estén prestando tan insuficiente atención al peligro de ruptura de la unidad nacional y prácticamente cero atención a la derogación de todas las leyes ideológicas sectarias de Zapatero-Sánchez.
¿Por qué no hacen de ello la principal bandera de sus campañas?
Necesitamos mucha más responsabilidad por su parte en la formulación de una idea conjunta que haga frente a la emergencia nacional en la que nos encontramos. Hermann Tertsch lo ha descrito con gran tino:
“Sánchez es Iglesias con buena planta. Lo inaudito es que sus adversarios políticos no han reaccionado aun. PP y Cs actúan como si aspiraran a gobernar en solitario. Y si no, llevarse bien cuatro años con el rival gobernante. No podrán ni lo uno ni lo otro. El Frente Popular bajo Sánchez/Iglesias llega para acabar con el régimen y la continuidad histórica de la nación española. Los tres partidos que defienden la Constitución, la unidad nacional y la Monarquía, PP, Cs y Vox, tienen la misión histórica de hacer frente a quienes –Sánchez no lo oculta– tienen su modelo en un Frente Popular que mataba a su oposición.
PP, Cs y Vox no deberían perder una frase ni instante en criticarse. Toda su campaña ha de centrarse en explicar a los españoles que si se dejan engañar por Sánchez/Iglesias, España dará un salto hacia la pesadilla que será de muy difícil retorno pacífico hacia la democracia y la libertad.” (El asalto a la pesadilla)
Memoria histórica sin fronteras
Nos une a españoles y mexicanos una maldición: la cantidad de tontos a los que mantenemos con dinero público, el de nuestros propios bolsillos.
Te presento a un “fenómeno” de la memoria histórica, la senadora Jesusa Rodríguez. Como comprobarás por el siguiente video, está a la altura del propio Psánchez, incluso de Piglesias. Y roza la excelencia de nuestra intelectual orgánica preferida, Carmen Calvo.
Rodríguez es la responsable, entre otras proezas intelectuales, del atentado contra una de las obras cumbre de la música occidental, el Don Giovanni de Mozart, que convirtió en Donna Giovanni, una lectura lesbiana de la obra con reparto exclusivamente femenino.
La senadora de la memoria histórica mexicana ha depuesto ahora sobre los españoles “fanáticos y asesinos que venían a depredar” a México. Si el PSOE sigue un rato más en el Gobierno de la nación, terminaremos viéndola en los Premios Príncipe de Asturias. ¿Apostamos? Entre tanto pásmate con su verbo portentoso (o así):
La muerte
La muerte o su eufemismo progre: la eutanasia. El asesinato “digno”. Como el aborto, más o menos, pero cuando te pillan ya mayorcito. O joven, que la afición al exterminio de nuestra actual izquierda es la propia del hooligan.
Esta es otra de las leyes que afilan su guadaña sobre nuestras cabezas. El PSOE ha garantizado que si gana las elecciones habrá una ley de matar viejos y enfermos. Podemos aúlla de gusto, como los lobos en una peli de terror. Ciudadanos, por ahí anda.
¿Exagero? ¿Me estoy dejando llevar por mi alma ultraloquesea? Echa un vistazo a los modelos que nos llegan de la Unión Europea. Dan pánico. Pero a la vez ilustran bien sobre qué quiere decir exactamente lo que llaman “muerte digna”:
“Una diputada ecologista de La Izquierda Verde (Holanda) pide dejar de operar y tratar a mayores de 70 años. La esperanza de vida en Holanda es en la actualidad ligeramente superior a 81. La diputada insiste en que «no se trata de ahorrar dinero», sino de evitar el «tratamiento excesivo».”
Y a la vista de que el 70 por ciento de los pacientes en los hospitales holandeses tienen más de 70 años, esto es lo que proponen los partidarios de la muerte “digna”:
“No deberían recibir el mismo tratamiento que los pacientes más jóvenes.” (Una diputada ecologista de Holanda pide dejar de operar y tratar a mayores de 70 años)
Por lo tanto hay que matarlos. Perdón, quiero decir: aplicarles el tratamiento de “muerte digna”. Aplicar a la vida los criterios de la cadena de producción: el “producto” humano que se aleja del estándar, a la basura. Hitler lo hizo con gran precisión.
La epidemia del asesinato de viejos se va extendiendo por Europa. En Bélgica, donde matarlos ya es legal, quieren ampliar la ley de eutanasia porque han descubierto mediante encuestas que el 40 por ciento de la población está a favor de dejar de cuidar a las personas mayores de 85 años.
Es lo que tiene la democracia. Claro pero si la entiendes de este modo vale la pena volver a mentar a la bicha: Hitler también fue elegido en unas elecciones democráticas.
“El 40% de esos belgas a favor de retirar el tratamiento a esos ancianos sería para preservar el equilibrio de la Secu -la Sanidad belga- «al no administrar tratamientos más caros que prolongan la vida de los más de 85 años».” (40% de los belgas están a favor de parar tratamientos a personas mayores de 85 años)
En Bélgica el número de muertos por aplicación de la ley de eutanasia aumentó un 147% desde 2002, fecha en que se legalizó esta forma de asesinato de Estado. Los niños también son “eutanasiados” en este país.
En cuanto a los campanudos defensores de la eutanasia, dicen cosas como estas:
“«Hay, afortunadamente, muy pocos niños que se ajusten a estos criterios, pero eso no quiere decir que debemos negarles el derecho a una muerte digna», ha explicado el profesor Wim Distelmans, presidente de la comisión de eutanasia.” (Bélgica aplica por primera vez la eutanasia a una menor)
Ya sabes, cuando las barbas de tu vecino veas cortar... procura elegir bien tu papeleta de voto si no quieres terminar en la incineradora antes de tiempo.
La cita
“Creo que es un deber moral dar continuidad y reivindicar el legado de generaciones pasadas. La historia de España es la historia de la mayor gesta civilizatoria.” (Carlos Martínez Gorriarán)
Y la imagen
Victor Norberto, feliz fin de semana. Y que a la vuelta hayamos hecho una España mejor. ¡Y también un México mejor! 
¡Si Dios quiere!


Tu día Actuall
La libertad de expresión la decide el gobierno. El colaborador Jorge Soley asegura que “no es ninguna sorpresa que eso de la libertad de expresión es según qué digas. Los ejemplos son numerosísimos. Ciertas afirmaciones están protegidas por la "sacrosanta” libertad de expresión, mientras que otras quedan fuera de su protección; y quien decide es el poder”.
Michigan prohibirá a las agencias de adopción católica la objeción de conciencia. Candela Sande cuenta en su columna cómo la fiscal general del estado de Michigan, Dana Nessel, “acaba de poner fin de un plumazo a las agencias católicas de adopción: todas aquellas que tengan algún reparo religioso a dar niños en adopción a parejas homosexuales no podrán ampararse en la objeción de conciencia para hacerlo”.
Una madre cristiana pakistaní secuestrada y obligada a convertirse al Islam. Samina fue secuestrada por un criminal conocido por su aversión a los cristianos y la obligó a convertirse y casarse con él. Su marido tuvo que recurrir a las redes sociales para lograr la atención de las autoridades, que finalmente han condenado al secuestrador. La noticia, aquí.


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