sábado, 22 de octubre de 2016

A MINUTOS DE LA CATÁSTROFE ▼ Elecciones estados Unidos: Crónicas del derrumbe | Babelia | EL PAÍS

Elecciones estados Unidos: Crónicas del derrumbe | Babelia | EL PAÍS

EN PORTADA

Crónicas del derrumbe

Una retahíla de ensayos dibuja el mapa emocional de EE UU en vísperas de las presidenciales. Un país fracturado por el individualismo, el poder desbocado de las élites, la desigualdad y el populismo



Ilustración: Setanta

Ilustración: Setanta





La nostalgia es un arma política cargada de futuro. Quienes la agitan, se trate de los promotores del Brexit en Europa o de Donald Trump en Estados Unidos, recogen éxitos electorales. Y no es exclusiva de un campo ideológico. La izquierda añora los tiempos, más igualitarios, en los que el Estado de bienestar era más robusto. La derecha suspira por los tiempos de mayor cohesión cultural y nacional. La melancolía por la pérdida de la soberanía ante las fuerzas ciegas de la globalización, la construcción europea o fantasmas como Washington o Bruselas es un dato central en esta época convulsa.


Una particularidad de las elecciones de Estados Unidos el 8 de noviembre es que el ruido de fondo —la frustración de la clase trabajadora blanca, los miedos a la inmigración, las desigualdades crecientes, la desconfianza en las élites— es común en ambas orillas del Atlántico. Es posible que el republicano Trump sea un personaje inconfundiblemente estadounidense, pero lo que se juega en estas elecciones, las discusiones de los candidatos y la patologías sociales que revelan, no son tan distintas.
Hace trece años, cuando Estados Unidos invadió Irak con la oposición de buena parte de lo que Donald Rumsfeld, entonces secretario de Defensa de la Administración Bush, llamó la vieja Europa, el libro del momento era Poder y debilidad: Europa y Estados Unidos en el nuevo orden mundial, de Robert Kagan. El ensayo de Kagan ahondaba en las diferencias abismales entre europeos y estadounidenses. La lectura de algunos libros del momento actual —ensayos publicados en los últimos meses, escritos por periodistas, politólogos e intelectuales de derechas e izquierdas, americanos y europeos— deja la impresión de que el abismo se ha cerrado. A una y otra orilla, hablamos de algo parecido.

Una particularidad de las elecciones del 8 de noviembre es que el ruido de fondo es común a ambas orillas del Atlántico

“Como tanto los demócratas como los republicanos tienden a ver el mundo a través del velo de la nostalgia, ambos caracterizan nuestra economía americana contemporánea como si estuviese desplomándose desde un pasado glorioso, o al menos desviándose de un camino de éxito”, escribe Yuval Levin, uno de los intelectuales más escuchados de la nueva derecha de Estados Unidos, en The Fractured Republic. Renewing America’s Social Contract in the Age of Individualism (La república fracturada. Renovar el contrato social de América en la era del individualismo).
Levin, director que la revista National Affairs, toma como punto de partida mediados de siglo, cuando Estados Unidos salió de la Gran Depresión y de la Segunda Guerra Mundial como un país “unificado y cohesionado”. Comenzó entonces un proceso de disgregación. Por un lado, económica: más desregulación, menos intervención estatal, pérdida de peso de los sindicatos (y este es el lamento de la izquierda, que mira con nostalgia a los años cincuenta y sesenta, a la era del new deal de Franklin Roosevelt y la great society de Lyndon Johnson). Por otro, cultural o social: caída de la tasa de matrimonios, desestructuración familiar, descenso de la religiosidad, conquistas de derechos individuales por las minorías, la mujeres, los homosexuales… (y esta parte es la que provoca urticaria en una porción de la derecha).


Clinton, antes del último debate con Trump. DREW ANGERER


Levin ve los Estados Unidos de hoy como un país en tensión por dos tendencias opuestas: la supercentralización y el refuerzo de instituciones como el Gobierno federal, y el hiperindividualismo. Las instancias intermedias —la familia, la escuela, la iglesia, la identidad nacional: los verdaderos pegamentos sociales, en su opinión— han quedado desdibujadas. Según Levin, el antídoto de la fractura republicana es una mayor subsidiaridad —una cesión de poder a los ámbitos más próximos al ciudadano— y un refuerzo de estas instituciones que median entre el Estado y el individuo atrapado en “una soledad profunda y ansiosa”.
El reportero Sebastian Junger, autor de La tormenta perfecta y de varios reportajes y documentales sobre la guerra y sus secuelas, describe una sociedad desestructurada parecida a la de Levin en Tribe. On Homecoming and Belonging(Tribu. Del regreso a casa y de la pertenencia). Junger parte de un hecho histórico y de una observación empírica. El primero es el caso de los europeos cautivos de nativos americanos que, en las colonias británicas de América del Norte, no querían regresar a la sociedad. La segunda es la experiencia de los soldados que regresan de Afganistán e Irak y echan de menos las guerras.

Levin: “Demócratas y republicanos caracterizan la economía como si estuviese desplomándose desde un pasado glorioso”

Junger sostiene que el homo sapiens sapiens está formateado para vivir en tribu, en contacto permanente e íntimo con la comunidad, todos juntos ante el peligro inminente. De ahí que se sienta desubicado en las sociedades modernas. Es un argumento antropológico, pero también político. Nunca en una sociedad tribal, escribe Junger, se habría permitido que los jefes —el 1% de Wall Street, diríamos ahora— acaparasen una cantidad desproporcionada de riqueza solo porque tenían el poder para hacerlo. No lo habrían permitido porque habrían puesto en peligro la cohesión del grupo y su supervivencia.
Para continuar con el argumento político: el trauma de los soldados que regresan de Afganistán e Irak no es la guerra en sí, sino el país que encuentran al volver. La nostalgia de la guerra es la nostalgia de la tribu. “Regresan de guerras que son más seguras que aquellas en las que combatieron sus padres y abuelos, y sin embargo muchos más acaban alienados y deprimidos. Esto es así incluso para los que no experimentaron el combate. En otras palabras, el problema no parece ser tanto el trauma en el campo de batalla como el reingreso en la sociedad”, escribe Junger. “Un soldado moderno que regresa del combate, o un superviviente de Sarajevo, pasa del grupo muy unido para el que los humanos evolucionaron, a una sociedad en la que la mayoría de personas trabaja fuera de casa, los niños son educados por extraños, las familias están aisladas de las comunidades más amplias, y el beneficio personal eclipsa casi completamente el bien colectivo”.

Según Junger, el trauma del soldado que regresa de Irak y Afganistán no es la guerra sino el país que halla al volver

Así es el país que visita el periodista Andy Robinson en Off the road. Miedo, asco y esperanza en América, un mezcla de crónica de viajes con el reportaje y la opinión. El autor, con quien trabajé en La Vanguardia, es un periodista en perpetuo movimiento, en busca del reverso de la historia oficial, un reportero sin pretensiones de objetividad que asume sin complejos un punto de vista, y lo hace con humor y autoironía. Su visión de Obama no es amable. Escribe que esta ha sido “una presidencia decepcionante”. Y no por excesivamente progresista. Al contrario.
Robinson se pasea por las inacabables urbanizaciones en las afueras de Las Vegas en busca de pilotos de drones que, desde bases áreas en medio del desierto americano, bombardean regiones remotas a miles de kilómetros de distancia en Asia Central. Explora el mito de Las Vegas y descubre que es la ciudad del futuro, la precursora de los simulacros de cartón piedra en los que se están convirtiendo algunos centros turísticos de Europa. Visita los restos de civilizaciones precolombinas que sucumbieron ante los desajustes climáticos y la desigualdad rampante, y allí vislumbra el futuro. Describe, por medio de las diferencias de precios en los restaurantes de hamburguesas y el trato a sus empleados, cómo Nueva York es la capital de las desigualdades, con unos niveles comparables a la Sudáfrica del apartheid.


Donald Trump, en el tercer debate con Clinton. CARLOS BARRIA


Robinson, un periodista de Liverpool que escribe en castellano para un diario de Barcelona, es un ejemplo de la mirada transatlántica sobre las patologías comunes en Estados Unidos y Europa. Los argumentos de Off the road no son tan distintos a los de su libro anterior, Un reportero en la montaña mágica. Cómo la élite económica de Davos hundió el mundo. Ambos ayudan a entender el porqué del auge populista en ambas orillas, un populismo que, en sus versiones izquierdista y conservadora, tiene en común la crítica a la globalización. “Más que el racismo, lo que atrae a los votantes de Trump es su oposición al libre comercio”, le cuenta a Robinson otro periodista, Thomas Frank, hacia el final de Off the road.
Frank, autor de¿Qué pasa con Kansas? Cómo los ultraconservadores conquistaron el corazón de Estados Unidos, ha publicado este año Listen, Liberal. What Ever Happened to the Party of the People? (Escucha, progre. ¿Qué ocurrió con el partido del pueblo?). El libro, un buen complemento teórico a los reportajes a pie de calle de Robinson, es una invectiva contra los demócratas por haberse convertido en el partido la clase educada, profesional, cosmopolita y tecnocrática, y haber dado la espalda a sus votantes tradicionales, la clase trabajadora. Listen, liberal es el libro de un izquierdista furioso contra los suyos. Un libro de tesis que soslaya los detalles que no encajan con el argumento, impregnado por la nostalgia a la que se refería Levin. En este caso, la nostalgia por los Estados Unidos de Franklin Roosevelt.

Si Hillary Clinton pierde ante Trump habrá que leer a Thomas Frank porque se encontrarán muchas de las claves

Pero el diagnóstico es certero. El olvido por parte del Partido Demócrata de los de la clase trabajadora blanca —y su conversión en un partido de minorías y élites universitarias— ayuda a explicar el fenómeno Trump, el misterio de su empatía con estos votantes. Si Hillary Clinton pierde, deberá releer a Frank, porque allí se encontrará muchas de las claves.
Una clave del fenómeno, ya mencionada, es el populismo, que el politólogo alemán de Princeton Jan-Werner Müller disecciona en What is populism? (¿Qué es el populismo?), un ensayo clarificador que salta de Chávez en Venezuela a Orban en Hungría, pasando por Trump. Müller define el populismo como un movimiento contrario a las élites y, a la vez, antipluralista, en el sentido de que, siendo solo una parte del pueblo, los populistas se erigen en representantes de todo el pueblo. El peligro del populismo para la democracia es precisamente su mensaje ultrademocrático, “una forma degradada de democracia”, escribe Müller. El error, según este, consiste en menospreciar a los votantes populistas como “casos patológicos de hombres y mujeres guiados por la frustración, la irritación y el resentimiento”.
Estos libros sirven para entender esta frustración. Esta es su virtud, y su límite. Me doy cuenta de que los cinco están escritos por hombres blancos. ¿Influye esto en su visión? El boom de la minoría hispana tiene un papel secundario para la mayoría de autores, y, sin embargo, la transformación demográfica por el aumento de la población de origen latinoamericano seguramente sea la noticia de la última década en Estados Unidos. El pesimismo que reflejan y ayudan a entender estos libros es el de un sector de la mayoría blanca que ve cómo el país se le escapa de las manos.
No es poco, pero este no es todo el país. Existe un país nostálgico, y existe otro que mira al futuro. Como escribe Yuval Levin al inicio de The Fractured Republic, “la vida en América siempre está empeorando y mejorando al mismo tiempo”. “Esto significa”, añade, “que no hay historias sencillas para contar sobre el estado de nuestro país, y los análisis alentadores y sombríos sólo son descripciones parciales de un todo complejo”.

el dispreciau dice: la grieta existe... tiene rango planetario... en algunas regiones se muestra de una forma y en otros de otra diametralmente opuesta, pero siempre enseñando su lado de fisura, que puede ser fístula o abismo, que puede ser hueco o vacío, que puede ser aislamiento o despojo... Estados Unidos de Norteamérica arrastra un estado social de secesión que se mantiene vivo en el inconsciente colectivo, aún cuando el resto del mundo no lo perciba, esa división entre norte y sur existe, tanto como también existe la división entre este y oeste, ya que los unos se sienten negados al tiempo que otros se erigen como determinantes en los destinos de los demás... y esta dicotomía se aprecia sólo desde adentro, en la rutina de la convivencia o en la convivencia de la rutina... tanto es así que aún cuando la guerra de secesión tuvo lugar desde 1861 a 1865, sus ecos perduran latentes en el aire que se respira... y no es casualidad que la bandera confederada sea una consigna de vida para muchos americanos que viven en los once estados que declararon, oportunamente, su independencia de la unión... 

el resto del mundo humano mira a EEUU con recelo propio de un imperio al caer a modo del trompo... asumiendo que el imperio romano que cayó a comienzos del primer milenio después de Cristo, se corrió hacia el universo yanqui, un grave error de apreciación que desvía el foco de la atención hacia un lugar impreciso e inadecuado... ya que cuando el imperio romano cayó, sus fuerzas del mal se concentraron en la iglesia católica vaticana, comenzando a operar desde allí, organizándose para producir nuevos estados de barbarie global... que acomodándose en los siglos posteriores, fueron dando lugar a la aparición del sionismo, primero, como fundamento económico del gran negocio de la religión usando a los pobres y a los marginados como excusa... para luego traducirse en nazismo, una forma intolerante de despreciar a los que ya habían sido despojados... donde ni el sionismo es judío... donde ni el nazismo es austro-alemán y/o húngaro... ya que el polo de inteligencia y la central de operaciones, fue ubicándose en Bruselas, un lugar caro a los sentidos legitimantes del imperio oculto... cuyos tentáculos alcanzan a todo el planeta... sea como deudas... sea como hipotecas... sea como manipulación monetaria... sea como diamantes... sea como metales preciosos... sea como sea funcional al control de los recursos depredados y de los otros consumidos...

la Bruselas de hoy, más nazi y más sionista que nunca antes, ya no necesita de los EEUU... así como no necesita y reniega de Rusia... aunque la usa... así como no necesita y reniega de China... aunque la usa más que a Rusia... empleando a la India como puente de infiltración hacia el lejano oriente y también hacia el cercano medio oriente, donde los dineros producidos por los hidrocarburos, terminan siendo depositados en la corporación bancaria belga diseminada por todo el planeta humano... dicha situación, desplegándose a manera de velas de un gran navío, viene arrasando con todo lo que encuentra a su paso, ya que Bruselas es el polo vivo de corrupción política y corporativa que envuelve al mundo humano... ya que allí se lava todo el producido del mundo narco y del mundo trata y del mundo esclavos y del mundo tráficos de cualquier índole y factor...

lo antedicho se vincula directamente con lo que cursa en los EEUU... ¿cómo pudo ser que los Republicanos llegaran a un Trump?... o bien, ¿cómo ha sido posible que los Demócratas llegaran a un Clinton?... enseñando una involución política por demás peligrosa para el resto del planeta humano... algo muestra que el quiebre en la sociedad americana está a la vista de quien lo quiera apreciar... y ya nada volverá a ser como antes ni tampoco como lo pretende la propia sociedad americana partida en pedazos... justamente porque las corporaciones americanas ya no producen en el suelo americano, como tampoco las corporaciones europeas lo hacen en Europa, ya que todos se han instalado en la barata y esclavista China, y/o en la mucho más barata y depreciada India, donde las gentes hacen lo que sea por conservar al menos una pizca de dignidad... o sea, traducido, a las corporaciones de un "solo dueño" ya no les interesa ni EEUU, ni tampoco Europa, porque residen en lugares donde pueden cambiar el escenario a medida de sus necesidades inmorales e inescrupulosas [China, India, Sudeste asiático e islas del Pacífico aledañas a Indonesia], sin depender de las raras democracias americanas y/o europeas, depreciadas en sus entrañas... 

Trump asegura la hecatombe tanto como Clinton lo hace del cataclismo... entonces, hecatombe o cataclismo sucederán de igual forma... dejando atrás a la era Obama como una especie de edad de oro que rápidamente será transformada en tragedia... una tragedia que se extenderá a toda la Tierra más temprano que tarde... devorándose a la humanidad y sus hechos... instalando un estado global de zozobra y miedos, de terror y refugiados sin refugio, de genocidios y holocaustos orquestados para el triunfo del mal, escudado por la expansión monetaria y capitalista del sionismo que hará caja con los muertos, del mismo modo que lo hizo mediante el nazismo en la segunda guerra mundial...

dicha tragedia tiene en Siria la mejor de sus muestras... pero en verdad, la sirianización es el mecanismo que el imperio nazisionista ha visto como adecuado para infiltrarse en todas las sociedades humanas, sembrando desprecio e intolerancia, sembrando deudas e hipotecas, sembrando disolución social mediante la droga y el alcohol, sembrando ignorancia mediante la titulación universitaria a personas con una brutal incapacidad reflexiva y sin razonamiento crítico capaz de darse cuenta de lo que viene por detrás... entonces, candidatos de segunda son apenas una excusa que modifica el foco de atención... ya que ambos candidatos son funcionales al objetivo global del imperio nazisionista... 

el mundo humano se encamina hacia una frustración global de peligrosas consecuencias, tan peligrosas que pueden determinar en un abrir y cerrar de ojos, el fin de la civilización humana... tan malo como eso... y el estado de catástrofe universal se respira, siempre que quieras darte cuenta, claro está... OCTUBRE 22, 2016.-

lo que está no es bueno, pero lo que viene es peor... prepárate mentalmente para afrontar un conflicto de proporciones superadoras a lo bíblico. 

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