jueves, 25 de marzo de 2010
SED DE ALMAS
Escrito por Nodo 50, org
Martes 23 de Marzo de 2010 13:15
En el mundo 884 millones de personas carecen de agua potable
Las consecuencias relacionadas con el consumo de agua no potable provocan cada año más víctimas mortales en todo el mundo que cualquier tipo de violencia, incluida la guerra, es el dato demoledor difundido por la ONU con motivo de la celebración, este lunes, del Día Mundial del Agua, una jornada instaurada en 1993
Este año, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), quiere destacar la importancia del acceso a un agua de calidad, focalizando sus esfuerzos en concienciar a ciudadanos, pero sobre todo a gobiernos y centros de poder para que se comprometan activamente en la defensa del agua de calidad mediante la lucha contra la contaminación, el reciclaje de aguas y la recuperación de recursos hídricos.
"El mundo cuenta con el conocimiento teórico para superar estos desafíos y convertirnos en mejores gestores de nuestros recursos hídricos. El agua es cardinal para todos nuestros objetivos de desarrollo", afirmó el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, en su mensaje oficial con motivo del Día del Agua.
En total, se estima que en todo el mundo sigue habiendo 884 millones de personas sin acceso al agua potable, según la ONU, un bien fundamental que repercute en la sanidad, la seguridad y la calidad de vida, especialmente de menores y mujeres. Por ejemplo, las enfermedades que se propagan por el agua causan cada año la muerte a más de 1,5 millones de niños o, lo que es lo mismo, cada 15 segundos muere un niño por una enfermedad causada por la falta de acceso a agua segura para beber, el saneamiento deficiente o la falta de higiene.
Los problemas del agua entienden también de geografía y, una vez más, es el África subsahariana la región en la que sus habitantes sufren las peores consecuencias. Además, el acceso al agua aparece claramente vinculado a la riqueza, ya que el 20 por ciento más rico de la población subsahariana tiene el doble de posibilidades de acceder a agua potable que el 20 por ciento más pobre y cinco veces más opciones de contar con condiciones de salubridad aceptables.
Cada año, la contaminación del agua priva a la Humanidad de recursos alimentarios, tanto de pesca como agrícolas, y facilita la difusión de enfermedades. Además, perjudica gravemente a ecosistemas clave, y agrava las condiciones de sociedades y economías de todo el planeta, una circunstancia catalizada por el incremento de la población mundial y los efectos del cambio climático.
Durante los últimos 50 años, la actividad humana ha provocado la contaminación sin precedentes de los recursos hídricos. Se estima que más de 2.500 millones de personas en el mundo viven sin un sistema adecuado de saneamiento. Cada día, 2 millones de toneladas de aguas residuales y otros efluentes son vertidos sin control alguno. El problema es más grave en los países en desarrollo, en los que más del 90% de los desechos sin procesar y el 70% de los desechos industriales sin tratar se vierten en aguas superficiales.
Muchos de los contaminantes del agua tienen efectos perjudiciales a largo plazo sobre la calidad del agua, lo cual constituye un riesgo para la salud de las personas. En consecuencia, el agua dulce disponible se reduce de forma importante. Asimismo, la capacidad de los ecosistemas para proporcionar servicios se ve disminuida drásticamente, a veces con efectos irreversibles. En consecuencia, el medio ambiente se degrada por la disminución de la productividad de la biomasa, la pérdida de la diversidad biológica y la vulnerabilidad ante otros factores.
Las repercusiones del cambio climático --como las inundaciones y sequías frecuentes o prolongadas-- y el crecimiento del número de fuentes de contaminación vienen a añadirse a los retos confrontados por la calidad del agua. El crecimiento demográfico y los cambios en las pautas de producción y consumo han conllevado el incremento de los procesos industriales, la minería, la agricultura y la urbanización, lo cual ha provocado el vertido de metales pesados, elementos radiactivos, toxinas orgánicas y productos farmacéuticos desechados.
Por ejemplo, las sequías prolongadas, especialmente en ecosistemas frágiles como las regiones áridas y semiáridas, disminuyen la capacidad de los ecosistemas para diluir el agua contaminada y mantener el equilibrio de las funciones naturales. En las zonas costeras, ecosistemas como los manglares, los lechos de algas, y los arrecifes de coral están desapareciendo a una velocidad alarmante a causa de la contaminación del agua.
Los ecosistemas afectados no pueden hacer frente al estrés adicional generado por el cambio climático. En consecuencia, su capacidad para servir de criaderos y viveros, protectores contra tormentas y sumideros azules de carbono resulta aún más disminuida.
En algunas regiones, más del 50% de las especies ictiológicas de agua dulce nativas se encuentran en peligro de extinción, y está previsto que las repercusiones del cambio climático compliquen aún más la situación.
cienciapopular@nodo50.org
crédito: http://eltallaninforma.com/index.php?option=com_content&view=article&id=257:una-maquina-de-matar-gente-el-agua-no-potable&catid=45:especiales&Itemid=67
fuente: http://eltallaninforma.com/
el dispreciau dice: indudablemente la hora de la TIERRA ha llegado, la naturaleza viene a reclamar por aquello que le pertenece, sin atenuantes y sin dilaciones. Justo hoy recibí un mensaje de ética y debate que dice: El desafío que plantea el cambio climático es tan grande que todos los integrantes de la sociedad tendrán que poner de su parte: los políticos, las empresas y, sobre todo, cada ciudadano. La sociedad en realidad quiere hacer lo correcto, claro está, si sabe lo que es lo correcto, y no está paralizada por el miedo o se engaña a sí misma pensando que los ciudadanos nos podemos permitir que las cosas sigan su propio curso y correr el riesgo, en nombre de las generaciones futuras ["The barriers to climate awareness" / Autor: Peter Kemp & Lisbeth Witthofft Nielsen / Edición: Ministry of Climate and Energy, 2009]. La sociedad humana suele aceptar aquello que no lo es en esencia y en esta oportunidad se enfrenta a una catástrofe inducida al modo de un crimen de lesa humanidad, ejecutado por poderes políticos y económicos desquiciados, ahogados entre avaricias y angurrias. La catástrofe le está enseñando en la cara, en potencial, que la naturaleza no es atropellable según los antojos de los hombres, y desde 2004 (para no ir más lejos) le está mostrando que todo aquello que se negaba o se obviaba es altamente posible con razones que superan el imaginario humano y los academicismos soberbios. Haití y Chile son muestras recientes que el hombre está de paso por aquí y que los dueños, aunque no se vean, no se muestren, son bien otros. Los organismos internacionales se encuentran en estado deliberativo ahogados en discursos que no conducen a solución alguna porque siempre se anteponen los intereses de los pocos en desmedro de los muchos. No importa si es el atún o las ballenas, no importa si es el petróleo o el cobre, un sistema económico falaz y perimido reclama más depredación para sostener lo insostenible. El mayor de los males que está enfrentando la humanidad es el agua, en primer término porque el ser humano como tal es parte y dependiente de ella. Es parte en su conformación corporal y metabólica, tanto como dependiente porque si no bebe... no existe, se seca como la tierra. Los pocos parecen no entender que la sed vale para todos y así es que están pensando en apoderarse del agua, al igual que lo han hecho con el petróleo, el cobre, el oro, la plata, los diamantes, y la vida de los muchos (esclavos disimulados bajo los criterios de trabajos que no producen nada para la comunidad, apenas comodidades y bienes mentidos). Cuando la irreflexión invade la mente de los pocos, se evaden las almas, se niegan los espíritus. La Tierra se está desertificando a pasos agigantados y los ejemplos son muchos, temibles... La Tierra se está secando y las aguas remanentes se están pudriendo con los desechos de la desidia hecha discurso. Esto se percibe en las fuentes ocultas en los Andes tanto como en las aguas oceánicas. El hombre avaro sigue sin comprender que sin árboles y sin agua, él mismo no está en condiciones de existir. Se habla de la Luna, de Marte, de utopías inalcanzables, al tiempo miles de millones de excluidos claman por un mendrugo, por un mísero pedazo de pan. El hombre no admite que depende de un ORDEN UNIVERSAL e INVISIBLE que a la hora de las verdades no tiene contemplaciones... y mientras los medios ventajean recordando la sabiduría de los Mayas o las profecías de Nostradamus o el libro de las revelaciones de Juan, la realidad sigue indicando que esto no va más. Antes de modificar el rumbo y dejar atrás las miserias, los poderes levantan la apuesta y habilitan a la deforestación, a la contaminación, al robo de las aguas, y muchos otros actos de barbarie que no pueden ser calificados de otra forma que un "genocidio". Se acometen asesinatos en masa no sólo por acción sino también por omisión. La Tierra tiene SED DE ALMAS y viene por ellas, nos guste o no, miremos para otro lado o no. Marzo 25, 2010.-
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