Opinión
El Papa, criticado por no hacer nada... y por hacer demasiado
Vittorio Messori
Corriere Della Sera
Noticias de Cultura: Lunes 29 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa
ROMA.- Ni el hombre Joseph Ratzinger ni el papa Benedicto XVI tienen ciertamente necesidad de ser defendidos. La estima y el respeto de los que goza, incluso entre los laicos, dan testimonio de que su persona es la mejor expresión de esa síntesis católica que rechaza la ley del aut aut -"ni uno ni otro"- y se rige por la ley del et et -"uno y otro"-, la coincidentia oppositurum , la unión de los opuestos. Quienes lo conocen saben hasta qué punto en el profesor Ratzinger, después cardenal prefecto, finalmente pontífice, conviven la severidad con la misericordia, el rigor con la comprensión, el respeto por la norma con la conciencia de las situaciones humanas particulares.
Ratzinger tiene la humanidad de los viejos hombres de iglesia, que desde el púlpito denunciaban el pecado a viva voz, pero luego, en el confesionario, frente a frente con un pecador en concreto, interpretaban generosamente la invitación de Cristo a comprender y perdonar.
De una dureza inaudita fue su carta a la Iglesia de Irlanda, sin atenuantes de hipocresía teológicamente correcta que atenúen el dolor y el desprecio por las traiciones al Evangelio.
En esa carta tan dramática, Benedicto XVI no intenta siquiera disminuir la culpa, y señala la sospecha que se cierne sobre los púlpitos de donde provienen tantas prédicas. Ni siquiera una palabra sobre la hipocresía de los viejos apóstoles de la "revolución sexual" de 1968, que se han puesto el nuevo hábito de moralistas escandalizados y adustos. Silencio papal sobre la defensa de los niños en boca de quienes predican el derecho inalienable de eliminar a su gusto a los niños que aún no han nacido. Ni una sola mención, en la carta, del apetito económico que ha movido a los estudios de abogados anglosajones a publicar anuncios en los medios de comunicación: "¿Quiere hacerse millonario? Haga entrar a su hijo al seminario y en un año venga a vernos". La common law , en efecto, permite a los abogados compartir con sus clientes la mitad de los enormes resarcimientos que ordenan los tribunales.
Los agentes de esas firmas de abogados usan de alfombra a muchos viejitos y los convencen de hacer reclamos millonarios. Mejor aún si los acusados están muertos: de todos modos, los obispos y los superiores de las congregaciones pagarán para evitar mayores escándalos. Desde hace años, en Estados Unidos el "católico pederasta" es el protagonista de un negocio descomunal, al punto de haber llevado a la bancarrota a diócesis enteras y órdenes opulentas.
Sin buscar atenuantes
Y así y todo, Benedicto XVI no busca ningún atenuante, por legítimo y bien fundado que sea. Su dedo acusador no apunta hacia fuera de la Iglesia, sino sólo hacia sus hijos que la han traicionado. Para con ellos tiene palabras terribles, en las que vibra el desprecio de los profetas bíblicos.
Pero después de la condena llega la esperanza, el pedido de misericordia a un Dios que sabe separar el bien del mal, exhortando a los culpables a pagar el precio debido, pero a no perder la esperanza en el perdón de Cristo.
Ningún pecado es tan grande como para agotar la misericordia divina, y el arrepentimiento y la penitencia pueden abrir el camino de la reconciliación a quienes así lo desean. Este hijo de la antigua Baviera católica vuelve a señalar, de hecho, lo que enseña el catolicismo auténtico: el rechazo de la inhumana ferocidad "jacobina", el repudio a la condena inapelable, a la justicia que no deja lugar a la comprensión, a la ley, al derecho, y sin piedad por la condición humana.
Entre tantos otros errores y manipulaciones, quienes intentan arrastrarlo al banquillo de los acusados nada saben de esa sabiduría, que es la misma que marca la experiencia dos veces milenaria de la Iglesia. Una sabiduría "del revés humano" que sin embargo, como recién decíamos, sigue los principios de la ley del et et , y que por lo tanto sabe aplicar también el látigo, como seguramente habrá advertido la Iglesia de Irlanda.
Y a quienes han querido acusar al entonces cardenal prefecto de la Congregación de la Fe de haber removido y callado, les recuerdo, entre otros, ese "misterio doloroso" que es el caso de Marcial Maciel Degollado.
La congregación de Los Legionarios de Cristo, fundada por el mexicano Maciel, era muy querida por Juan Pablo II.
Mientras las viejas órdenes religiosas se extinguían o apenas sobrevivían, allí estaba una multitud de jóvenes defensores de la ortodoxia. Las voces que llegaban a Roma sobre los abusos de Marcial contra los seminaristas eran prudentemente sopesadas por el papa Wojtyla, quien recordaba que en Polonia los comunistas se servían de acusaciones similares para dañar a la Iglesia.
Y bien, una de las primeras medidas de Ratzinger no bien llegó al papado fue la suspensión a divinis del fundador de la orden, llamándolo a encerrarse en clausura y a dedicar el tiempo que le restaba a la oración y la penitencia. No sólo eso. Benedicto XVI se apresuró en abolir el cuarto voto de los Legionarios, el llamado "voto de discreción", que imponía el silencio a los superiores y obstaculizaba de esa manera las investigaciones de la Santa Sede.
Tanto es así que entre los Legionarios hay quienes sospechan que el papa Ratzinger está mal aconsejado, o incluso que forma parte de un complot contra la poderosa congregación.
Por lo tanto, el hombre que desde fuera de la Iglesia acusan de "no haber hecho nada" es acusado desde dentro de la Iglesia de "haber hecho demasiado". Y no sólo respecto de los Legionarios, sino también en tantos otros casos, no bien la sospecha de abusos sexuales cobraba certeza. Una paradoja tan ignorada como significativa.
Traducción: Jaime Arrambide
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Vittorio Messori
lanacion.com | Cultura | Lunes 29 de marzo de 2010
Benedicto XVI, ayer, durante la misa de Ramos, en la que no hizo mención de los conflictos de la Iglesia
Foto: EFE
Abuso de menores / Otra semana conflictiva para Benedicto XVI
Réplica del Papa por las acusaciones
En la misa de Ramos, el Papa dijo que Dios proporciona "el valor para no dejarse intimidar por las habladurías"
Noticias de Cultura: Lunes 29 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa
Elisabetta Piqué
Corresponsal en Roma
ROMA.- Benedicto XVI dio ayer inicio a la Semana Santa más difícil de su pontificado. En el ojo de la tormenta por las acusaciones que llueven contra las altas jerarquías de la Iglesia católica de haber encubierto durante décadas los abusos sexuales cometidos por algunos sacerdotes contra niños, en la homilía de la misa de domingo de Ramos el Pontífice pareció aludir a la crisis al afirmar que Dios proporciona "el valor para no dejarse intimidar por las habladurías de las opiniones dominantes".
Ante 50.000 personas reunidas en la plaza de San Pedro, el Papa señaló que el hombre puede elegir seguir a Cristo o bien "descender hacia la bajeza, hacia lo vulgar; puede hundirse en el pantano de las mentiras y la deshonestidad". Y agregó: "Cristo nos conduce hacia lo que es grande, puro; nos conduce hacia el aire salubre de las alturas: hacia la vida según la verdad. Hacia la valentía de no dejarnos intimidar por las habladurías de las opiniones dominantes; hacia la paciencia de quien soporta y sostiene al otro".
Las palabras de Benedicto XVI -que por primera vez usó el papamóvil para presidir la procesión de las palmas, para que la multitud lo viera mejor-, fueron interpretadas como una elíptica respuesta al escándalo de pedofilia que desde hace unas semanas está sacudiendo a la Iglesia católica y que en algunos casos lo está salpicando directamente. Según las revelaciones del periódico The New York Times , que la semana pasada provocaron un verdadero terremoto, cuando el Papa fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe no expulsó del sacerdocio a un cura estadounidense que abusó de 200 niños sordos, con el argumento de que éste se había arrepentido y de que estaba ya viejo y enfermo.
En otro artículo totalmente desmentido por el Vaticano, el mismo periódico también acusó a Benedicto XVI de haber estado informado, siendo arzobispo de Munich, del caso de un sacerdote con un historial de abusos sexuales que volvió a ejercer tareas pastorales en su diócesis, con el resultado de que abusó nuevamente de niños.
Fiel reflejo de lo grave de la crisis, dos cortes federales de Oregon y Kentucky por primera vez admitieron la posibilidad de llevar al Vaticano al banquillo de los imputados. Según reveló el Washington Post , el Vaticano ya apeló ante la Corte Suprema con el fin de bloquear uno de los procedimientos. En Oregon, la acción legal partió de una víctima de presuntos abusos sexuales cometidos por un cura originario de Irlanda, que primero estuvo en Chicago y luego fue trasladado a Portland, siempre acompañado por denuncias de molestias sexuales. La tesis de sus abogados es que "todos los sacerdotes del mundo son empleados del Vaticano, y por lo tanto en última instancia debe responder de sus acciones el Papa. Se trata de una escalada significativa porque hasta ahora en Estados Unidos, donde estalló hace una década el escándalo por miles de casos de abusos, los procesos judiciales habían sido contra sacerdotes, iglesias o diócesis locales.
Protestas en Londres
En este clima, un centenar de personas se manifestaron ayer frente a la catedral católica de Westminster, en Londres, para pedir la dimisión de Benedicto XVI. El primado de la Iglesia católica de Inglaterra y Gales, el arzobispo Vincent Nichols, sin embargo, salió en defensa del Pontífice. "El Papa no va a dimitir y, francamente, no existe ningún motivo fuerte para que lo haga. La realidad es justo la contraria: él es el único que ha afrontado estas cosas y, respecto al papel que ha jugado cuando era cardenal, no ha estado involucrado en ningún encubrimiento", dijo Nichols a la BBC .
En Suiza, en tanto, la presidenta de la confederación, Doris Leuthard, propuso crear una "lista negra" de sacerdotes pedófilos, para que se garantice que nunca más tengan contactos con niños. Y la Iglesia católica austríaca decidió designar a una mujer como "representante independiente" de las víctimas, para indagar sobre casos de abusos sexuales cometidos por miembros del clero.
"Debería repensarse la obligación del celibato para los sacerdotes", destacó, por su parte, el famoso cardenal Carlo Maria Martini, en un artículo salido en el diario austríaco Die Presse . Arzobispo emérito de Milán y figura de renombre del ala progresista de la Iglesia, Martini escribió que "las cuestiones de fondo de la sexualidad deben ser repensadas sobre la base del diálogo con las nuevas generaciones" y que "para reconquistar la confianza perdida deberíamos enfrentar cuestiones básicas".
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En la misa de Ramos, el Papa dijo que Dios proporciona "el valor para no dejarse intimidar por las habladurías"
lanacion.com | Cultura | Lunes 29 de marzo de 2010
Actualidad religiosa
Un calvario a las puertas de la Semana Santa
Mariano De Vedia
Noticias de Cultura: Lunes 29 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa
El Papa que declaró hace tiempo la "tolerancia cero" frente a los escándalos sexuales y que aún antes de asumir afirmó en Roma que "hay que limpiar las porquerías de la Iglesia", enfrenta hoy su propio calvario, en las puertas de la Semana Santa, acusado de encubrir a un sacerdote que cometió abusos a menores en Munich.
Ya en la Semana Santa de 2005, al meditar en el Via Crucis del Viernes Santo en el Coliseo romano, una semana antes de la muerte de Juan Pablo II, el cardenal Ratzinger exclamó: "¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia!"
Benedicto XVI fue el primer papa que no solamente pidió perdón por los abusos cometidos por sacerdotes: lo hizo en persona, al reunirse cara a cara con los padres de chicos damnificados en sus viajes a Estados Unidos y a Australia, en 2008, y pedirles disculpas en nombre de la Iglesia. Asumió esta cruzada como una lucha personal y lo mostró con gestos y actitudes. Fuentes eclesiásticas perciben con preocupación una posible confluencia de intereses entre sectores católicos descontentos con el Papa por haber sacado a la luz esta triste y trágica realidad, y corrientes políticas e ideológicas enfrentadas con la Iglesia, que verían con agrado que el escándalo rozara al pontífice. Todo ello en medio de intereses económicos que podrían acrecentarse si se encuentran responsabilidades en el Vaticano, lo cual abriría una codiciada vía de reclamos judiciales.
Sin minimizar la profundidad del problema, que produce daños irreparables, la pedofilia es una actividad ilícita que se expande en la sociedad civil. Cifras difundidas por la ONG española Hazte Oír, que en sus marchas de protesta contra el aborto ha reunido a más de un millón de personas en Madrid, revelan que en Estados Unidos hay 39 millones de niños víctimas de abusos sexuales. Entre el 40 y el 60% fueron agredidos por un miembro de la familia (tíos, primos, padrastros, novios).
Sin medias tintas, el propio Ratzinger dijo en la carta dirigida a los católicos irlandeses que los sacerdotes y religiosos que abusaron de niños traicionaron la confianza depositada en ellos y deben responder ante Dios y los tribunales. "Causaron un inmenso daño a las víctimas y a la Iglesia", sentenció. Años antes se había preguntado cómo es posible que un sacerdote pueda traicionar su vocación y reflexionó sobre el profundo misterio por el cual Dios deposita su confianza "en recipientes tan frágiles".
mdevedia@lanacion.com.ar
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Actualidad religiosaUn calvario a las puertas de la Semana Santa
Mariano De Vedia
lanacion.com | Cultura | Lunes 29 de marzo de 2010
el dispreciau dice: la cultura en su evolución va diseñando valores que hacen a la calidad de las personas y al sentido de composición de la comunidad... ello se ata a la educación y a las tradiciones. El hombre, muchas veces guarda alteraciones de conducta que luego oculta tras valores virtuales que declama pero no ejecuta, originando una dualidad que denigra la condición humana... sucede con violadores, tanto como con pedófilos... sucede con quienes mienten amor, tanto como con los que ejercen adulterio. La condición de poder es no razón suficiente como para ejercer actos que conllevan un daño al prójimo, sea éste mayor o menor de edad. Esta actitud enseña instituciones viciadas en su esencia y occidente tanto como oriente son hoy muestras de barbarie, desidia, desprecio, omisión, y atropello a la condición humana, denigrando su esencia y expresando lo más bajo de la misma. Así, aún con dolor extremo en las familias de las víctimas, la sociedad humana guarda silencio ante atropellos que equivalen a asesinatos, a la destrucción de las esencias sociales que hacen al equilibrio individual y del conjunto... equilibrios que al estar ausentes consumen a las partes al modo de parásitos. La iglesia como institución contiene una esencia que se expone en los hombres que la conducen... ellos son los que finalmente la hacen grande o la empequeñecen. No hay nada entre el hombre y su Dios, ya que los vínculos divinos son directos y no por medio de intermediarios comodaticios u oportunistas. El hombre deviene de Dios y en dicho devenir no hay instituciones humanas en el medio, por ello la oración auténtica es aquella que une en comunión espiritual al alma del hombre con su Dios... todo lo demás, aportado por tradiciones, es parte del dogma que recrea la historia del ser humano en el mundo terrestre, nada más. Por ello, cuando las instituciones no resguardan el sentido último de la comunidad, justificando títulos u honores que apenas son parte de las vanidades, encubriendo daños morales y espirituales a los próximos (prójimos), la institución se diluye y se pierde el sentido de su existencia... ya que al fin y al cabo, Dios habla con el hombre y no con las instituciones que se arrogan el derecho de representación, lo cual es una falacia que da ventaja a muchas almas de iniquidad, que nada tienen que ver con Dios y sus preceptos. Marzo 29, 2010.-
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