jueves, 18 de marzo de 2010

LEJOS DE LA COHERENCIA


la Señora SENADORA NACIONAL María Eugenia Estenssoro, ha impuesto el siguiente post:

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Recuperar el crédito y la confianza
Por María Eugenia Estenssoro / 18 de March de 2010
Tener crédito significa ser creíble y generar confianza. Justamente es lo que el Gobierno perdió y necesita desesperadamente. Apoderarse de las reservas del Banco Central sin autorización del Congreso, violando la ley y eludiendo tres fallos judiciales en contra lo aleja aún más de ese escenario de certidumbre.


El Gobierno dice que quiere dejar de vivir con lo nuestro, como sostuvo fervientemente durante los últimos seis años. Ahora aspira a que el país retorne a los mercados de crédito internacionales. ¿Quién podría oponerse? El aislamiento nunca es bueno.

Recuperar el crédito debe ser una meta conjunta del oficialismo y la oposición, pero me temo que el Gobierno sigue eligiendo el camino equivocado.

La Presidenta y sus funcionarios afirman que si usan las reservas del Banco Central para pagar las deudas que quedaron pendientes del default de 2001 podríamos acceder a créditos internacionales para financiar crecimiento y proyectos de desarrollo a tasas del 6% anual en dólares, como nuestros vecinos, y no a tasas insostenibles, del 14% o 15%, como ocurre desde hace cuatro años.

Lo que no dicen -¿o no saben?- ni Cristina Kirchner ni la presidenta interina del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, es que las altísimas tasas de interés que paga nuestro país no se deben principalmente a las cuentas que quedaron sin saldar del default, sino a la manipulación sistemática de los índices de inflación, que comenzó a fines de 2006 para engañar a los tenedores de bonos argentinos.

El ardid oficial, un pilar esencial del “modelo”, se instauró para trampear a quienes compraron o aceptaron títulos argentinos. Estos títulos tenían un cupón de interés atado a la inflación anual. Cuando ésta empezó a descontrolarse, en 2006, en lugar de enfrentar el problema y reducir el alza de precios, el gobierno de Néstor Kirchner decidió intervenir el Instituto de Estadísticas y Censos (INDEC) para pagar menos intereses.

Tener crédito significa ser confiable. Pero la credibilidad es justamente lo que el Gobierno destruyó a medida que el fraude estadístico del INDEC se extendió a diversos rubros, como las cifras de pobreza, indigencia y desigualdad, impidiendo que hoy sepamos a ciencia cierta cuál es la situación real y que encaremos soluciones concretas.

El costo político y económico de esta trampa ha resultado enorme. Y es la verdadera razón por la que el Estado argentino no accede a financiamiento internacional a tasas razonables. ¿Quién le va a prestar dinero a un gobierno que les miente no sólo a sus acreedores sino a todos los ciudadanos?

Basta con analizar cómo aumentó el riesgo país de Argentina desde la intervención del INDEC. A principios de 2007 era similar al de Brasil y accedíamos al financiamiento internacional a tasas parecidas. Hoy el riesgo argentino se multiplicó por cuatro, llegando a 800 puntos, mientras que el brasilero sigue estable en 200.
Paradójicamente, Brasil tiene un déficit fiscal cuatro veces superior al nuestro: 4% del PBI contra 1%. Su deuda externa también es mucho mayor: equivale al 70% del PBI, mientras la argentina es tan sólo del 43%, baja en términos globales. ¿Entonces, por qué Brasil consigue financiamiento al 6% anual en dólares y nosotros al 15%? ¡Hasta Grecia, con una situación fiscal infinitamente peor que la nuestra, se financia al 6,5%!

La explicación no está en los bonistas que no aceptaron el canje del 2005, sino en la distorsión de las estadísticas oficiales que impide saber dónde está parado nuestro país. Andamos a ciegas.

Por otra parte, la conflictiva estatización de las AFJP y el uso recurrente de los fondos jubilatorios del Anses para financiar al gobierno nacional han sido victorias a lo Pirro, que contribuyeron a profundizar el clima de desconfianza general, tanto dentro del país como fuera de él, elevando aún más las tasas de interés.

Si el Gobierno quiere recuperar el crédito -es decir, la credibilidad-, en primer lugar deberá reconocer la inflación real, sincerar las cuentas públicas y restablecer la veracidad del INDEC. Es importante que este proceso se haga por consenso y mediante una ley del Congreso Nacional. En el Senado ya estamos trabajando.

En segundo lugar, deberá rediscutir en el Parlamento el presupuesto 2010, que ha quedado desactualizado por la inflación y el gasto creciente. Oficialismo y oposición debemos debatir abiertamente cómo hacer frente a los vencimientos de la deuda externa y cómo financiar el aumento del déficit fiscal de las provincias y del Gobierno.

El ámbito natural para discutir y encontrar soluciones a todos estos problemas es, sin dudas, el Congreso Nacional. ¿Por qué? Porque el artículo 75 de la Constitución establece claramente -en sus incisos 6, 7, 8 y 9- (*) que son facultades del Congreso.

La situación económica de la Argentina hoy es delicada, pero de ninguna manera crítica. En cambio, la situación política sí lo es. Si el Gobierno acepta ceñirse a la letra de la Constitución y dialogar con las fuerzas de oposición en el Congreso -espacio institucional designado para el diálogo político en democracia-, encontrará allí las soluciones que está buscando.

Si el Gobierno aprovecha esta oportunidad, recuperará no sólo el crédito internacional, sino la credibilidad y la confianza de los argentinos. El crédito político, como todos sabemos, es lo que un gobernante más necesita.

©LA NACION

(*) nota:

Constitución Nacional: en la segunda parte, “Autoridades de la Nación”; Capítulo Cuarto Atribuciones del Congreso
Art. 75.- Corresponde al Congreso:
“…. 2. Imponer contribuciones indirectas como facultad concurrente con las provincias. Imponer contribuciones directas, por tiempo determinado, proporcionalmente iguales en todo el territorio de la Nación, siempre que la defensa, seguridad común y bien general del Estado lo exijan. Las contribuciones previstas en este inciso, con excepción de la parte o el total de las que tengan asignación específica, son coparticipables.
Una ley convenio, sobre la base de acuerdos entre la Nación y las provincias, instituirá regímenes de coparticipación de estas contribuciones, garantizando la automaticidad en la remisión de los fondos.
La distribución entre la Nación, las provincias y la ciudad de Buenos Aires y entre éstas, se efectuará en relación directa a las competencias, servicios y funciones de cada una de ellas contemplando criterios objetivos de reparto; será equitativa, solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional.
La ley convenio tendrá como Cámara de origen el Senado y deberá ser sancionada con la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, no podrá ser modificada unilateralmente ni reglamentada y será aprobada por las provincias.
No habrá transferencia de competencias, servicios o funciones sin la respectiva reasignación de recursos, aprobada por ley del Congreso cuando correspondiere y por la provincia interesada o la ciudad de Buenos Aires en su caso.
Un organismo fiscal federal tendrá a su cargo el control y fiscalización de la ejecución de lo establecido en este inciso, según lo determine la ley, la que deberá asegurar la representación de todas las provincias y la ciudad de Buenos Aires en su composición.
3. Establecer y modificar asignaciones específicas de recursos coparticipables, por tiempo determinado, por ley especial aprobada por la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara.
4. Contraer empréstitos sobre el crédito de la Nación.
5. Disponer del uso y de la enajenación de las tierras de propiedad nacional.
6. Establecer y reglamentar un banco federal (Banco Central) con facultad de emitir moneda, así como otros bancos nacionales.
7. Arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nación.
8. Fijar anualmente, conforme a las pautas establecidas en el tercer párrafo del inciso 2 de este artículo, el presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la administración nacional, en base al programa general de gobierno y al plan de inversiones públicas y aprobar o desechar la cuenta de inversión…”.

Este post fue publicado por María Eugenia Estenssoro, el Thursday 18 de March de 2010 a las 10:57, bajo la sección TAREA COMO SENADORA NACIONAL (2007-2013), Todas.


18 de March, 2010 - 18:44
el dispreciau dice: Mi estimada Señora SENADORA NACIONAL María Eugenia Estenssoro: Cabe preguntarse por qué tanta histeria, tanto atropello, tanto doble mensaje, tanto empecinamiento, tanta burla, desquicios que en cascada caen hacia la ciudadanía produciendo un temible estado de confusión y desesperación que nubla la reflexión e impulsa a huir como en tantos otros momentos de nuestra historia cercana, la de nuestra generación. No se comprende cual es el sentido de la estrategia que se emplea y mucho menos qué es lo que se pretende. Indudablemente habrá razones que superan largamente la comprensión de la sociedad, no por falta de entendimiento sino por desconocimiento de las variables. Lo malo, quizás, es que se procede desde el poder político insultando la inteligencia del ciudadano, la que siendo mucha o siendo poca, es suficiente para dimensionar que se orquestan atropellos antes que políticas públicas y que la autodenominada oposición sólo atiende su propio juego, el de jugar a las escondidas con el ejecutivo y sus socios en el legislativo. Desde mi humilde visión, ambas partes dan pena, vergüenza ajena, porque sin escrúpulos manipulan circunstancias sin ocuparse de las personas y sus necesidades (salvo muy honrosas excepciones entre las cuales se ubica Usted misma). Insisto, la crispación ayuda a que nada se resuelva y tanto académicos como funcionarios públicos busquen denodadamente salvarse a sí mismos, sin reparar en los daños consecuentes de sostener habilitada a la máquina de impedir (eterna en la Argentina). Desde la tierra de los mortales (que integro) se observa con claridad que el poder político está empecinado en alcanzar la inmortalidad de Chávez, aspecto no menor que empujará al país a la debacle final ya que las alternativas son cuasi nulas. El OLIMPO genera un sonido embaucador que llama a permanecer en él... El regreso al ruedo de políticos cuyo legado es el desastre que transitamos nos augura a los ciudadanos males mayores, por ello es recomendable que:
. el que sea jóven y tenga motivaciones, huya de la frustración llamada ARGENTINA (no por la tierra, sino por la clase política cuya deuda social es por estas horas monumental y promete no ser atendida jamás)
. el que tenga dólares… se los lleve fuera del país para preservar sus ahorros
. el que tenga pesos… los gaste en lo que pueda, antes que sea tarde
. el que no tenga nada… (estoy en este grupo) sepa que vendrán a empobrecerlo aún más como corresponde a un estado de derecho donde el derecho lo tienen unos pocos y las obligaciones son de los muchos
. el que sea delincuente… sepa que ARGENTINA será definitivamente su tierra prometida
Como se ve, la incoherencia va ganando espacio a costillas de los que hemos dejado la vida por elevar la bandera nacional y los valores de la argentinidad en extinción.
Discúlpeme Usted, no creo en la democracia de este modelo.
Un cordial saludo

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