martes, 23 de marzo de 2010

PERSPECTIVAS



PANORAMA TUCUMANO
Una nueva mirada sobre la mujer


Martes 23 de Marzo de 2010 | La ley de protección integral plantea un cambio en toda la sociedad. Los conceptos de la no violencia y la no discriminación llegarán a la escuela.


Autor
Magena Valentié
Redacción LA GACETA
mvalentie@lagaceta.com.ar


Es mucho más que una ley, casi se diría que instala una nueva manera de vivir en sociedad. Nunca antes la Argentina - y menos Tucumán- había dado a luz una norma que protegiera tanto a la mujer, desde todo punto de vista, no sólo contra la violencia. La ley Nº 26.485 de Protección Integral a las Mujeres pretende erradicar las costumbres que ponen al género en desventaja. En lo laboral, por ejemplo, exigirá que hombres y mujeres cobren idéntico sueldo por la misma función. Esto terminará con el mal hábito de algunas empresas que le cambian el nombre al puesto de gerente cuando lo ocupa una mujer, con el objetivo de pagarle menos (cuando es él, es gerente; si es ella, es "coordinadora general" o "jefa de áreas"). También tendrán que pensar dos veces antes de exigirle un test de embarazo a las chicas que quieran contratar (¡Esto ocurre! aunque parezca increíble). En Salud, en un ítem denominado "violencia obstétrica", la ley ordena el trato humanizado de las parturientas en los hospitales y condena la "patologización de los procesos naturales" (¿excesos de cesáreas?).
La ley nacional, sancionada el 11 de marzo del año pasado, ambiciona desterrar las concepciones machistas. Y para ello establece que en la escuela se incluyan contenidos curriculares sobre la perspectiva de género, el respeto por la mujer, la tolerancia y la igualdad entre los sexos, además de la democratización de las relaciones familiares (se les enseñará que no hay un "jefe" del hogar, sino, en todo caso, dos).

En suma, esta norma no sólo protege a la mujer en situación de violencia sino que previene el maltrato en todas sus formas, dentro y fuera del hogar.

En el caso específico de la violencia doméstica la nueva ley trata de abrirle todas las puertas a la mujer en peligro, desde la realidad, no desde la teoría. De esa manera acorta los trámites burocráticos para que reciba protección en forma rápida, y sobre todo, para que no se arrepienta o la hagan desistir en el camino y retire la denuncia. La nueva ley permite realizar ante cualquier juez, -y no sólo uno que sea de Familia- el pedido de protección de persona (cuando se decide la exclusión del agresor del hogar o se resguarda a la mujer y a sus hijos) o de prohibición de acercamiento a la casa, al trabajo o donde fuere. Este artículo parece estar hecho a la medida de la realidad tucumana, porque en la capital, de los siete juzgados de Familia hay tres vacantes, y el resto está abarrotado de trabajo. Esto hará que la primera medida, de la cual a veces depende la vida de una mujer, que es la protección de la persona en casos de extrema gravedad, se haga en forma expeditiva (y luego seguir con el juzgado que corresponde).

Hasta ahora, el trámite podía ser exitoso o no, o podía llegar cuando ya era demasiado tarde y la agresión ya se había producido. A la víctima se le pedía un informe psicológico que puede llevar dos meses. Con esta ley, para demostrar que se está ante una situación de riesgo cierto -con o sin lesiones - bastará con la evaluación que hagan los equipos técnicos del relato de la víctima. No necesitará mostrar las lesiones. Otra novedad es que la víctima ya no tendrá que declarar frente a frente con el agresor ante el juez, sino en audiencias separadas. Esto le dará oportunidad a la mujer de hablar sin toparse con los ojos, que la aterran y la paralizan, de su ex pareja. Y algo más: a partir de ahora cualquiera, no sólo la víctima, puede pedir una medida de protección de persona para una mujer que está en peligro. En la ley provincial los únicos que podían solicitar esa medida eran los padres o los suegros. Cualquier vecino, harto de ver injusticias por la ventana, podrá presentarse y pedir una medida cautelar.

Pero con las leyes no hacemos nada si no hay una adecuada articulación con todos los organismos del Estado para que la justicia llegue a quienes la necesitan. Tampoco sirven los mejores programas y equipos capacitados si no pueden acercarse a las víctimas, porque esto se logra únicamente con coordinación y comunicación entre los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. La Corte Suprema de Justicia de Tucumán anunció que alrededor del 20 de abril abrirá la Oficina de Violencia Doméstica. Esta dependencia abrirá los brazos de la justicia a todo aquel que sufra maltrato en el hogar.

La nueva ley y la OVD, con sus equipos transdisciplinarios, tratarán de ahorrarle a la mujer el doloroso vía crucis de pasar por una infinidad de dependencias, en algunos casos varias veces, hasta conseguir respuesta. En la Oficina la estará esperando alguien "que sabe" lo que la víctima siente y necesita, y la ayudará a ver el camino y a decidir.

Jornadas como las que se iniciaron ayer en la que se hace la "bajada" de la ley a la realidad tucumana, para ver de qué manera se puede aplicar, son las que le darán factibilidad a la normativa.

Hay que aclarar que esta no es la única ley que protege a la mujer de la violencia, porque muchas situaciones ya estaban contempladas en otras normas como la provincial 7.264 de Prevención de la Violencia Familiar, la de Acoso Sexual en el lugar de Trabajo o la de Belén Do Pará (de origen brasileño). Pero es la única ley que protege exclusivamente a la mujer -y que además lo hace en forma integral teniendo en cuenta todos sus aspectos-, de ahí que puede ser tan amplia y tan específica, a la vez.
Tanto la "movida" de la Corte como la del Ministerio de Desarrollo Social sirven para aceitar los canales de equipos muy bien preparados, pero a los que muchas veces les faltó coordinación. El solo hecho de articular esfuerzos ya es importante. Entre 2007 y el año pasado, una mujer muere por mes, en Tucumán, a manos de su pareja o ex pareja. En el país son 260 (en 2009) las víctimas que a pesar de haber denunciado, la justicia no llega a tiempo. Pero lo más importe de la ley es que quiere cambiar la historia de violencia y apuesta a una convivencia democrática.
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el dispreciau dice: la violencia está instalada en la sociedad. El hecho no es casual. La causa (causas) está inducida desde la propia incapacidad del estado tanto para gestionar como para emitir jurisprudencia apropiada a la dinámica social. Nuestra sociedad está ahogada en problemas que parecen no tener solución:
* drogadicción
* alcoholismo
* deficiencia operativa en salud pública
* deficiencia operativa en educación pública
* destrucción sistemática de las fuentes laborales
* precarización laboral favoreciendo el empleo en negro desde el propio estado
* desplazamiento antojadizo de las personas
* falta de viviendas dignas
* inaccesibilidad a una alimentación equilibrada
* más, más, destrucción de la familia como célula social
* desmotivación generacional
* desaliento de las iniciativas individuales
* y más,
en este contexto del todos contra todos, aparecen genios agoreros que descubren falacias que son implementadas como verdades últimas, a sabiendas que luego desembocarán en una nueva frustración con sabor a catástrofe... La frustración lleva al conflicto y a la confrontación, y así es que la sociedad ve a la "violencia" como algo inevitable, por ende aceptable según los tiempos que corren, asumiendo un contrasentido de la comunidad ya que si estamos todos peleados... no hay comunidad. A alguien le sirve. El hombre golpea, también es víctima de la violencia que genera la intolerancia. La mujer golpea o es golpeada, ejerciendo el doble rol de víctima y victimaria de situaciones rodeadas de tinieblas, sin solución. Los hijos asisten tempranamente a la confrontación, a la trampa, a la burla, y la asumen como parte de su paisaje de vida. El camino de la violencia no conduce a ninguna parte, pero dado que las denuncias no se toman ni tampoco se resuelven las causas ni muchos menos sus consecuencias, la relación causa y efecto permanece a la deriva, flotando en un océano de contradicciones que favorecen su crecimiento y diseminación. Nos vamos llenando de opinadores que no hacen al foco de la referencia, sencillamente porque el problema sigue sin resolverse en su fondo. Nos vamos ahogando en leyes que no son cumplidas ya sea por falta de una adecuada reglamentación o porque la propia sociedad no logra sistematizar las mismas hacia hechos sociales concretos. Todo permanece en el limbo y las agresiones crecen, sin aprender que la mujer es al hombre como el hombre a la mujer y que uno sin el otro y viceversa, las partes no son nada... la discusión aparece como estéril. Los hijos devienen de los matrimonios no de las casuales uniones de propios sexos que están hartos de verse discriminados por la condición de mujer o de varón... cuando esos u otros hijos son otorgados en la custodia de una unión lésbica o gay, también se genera un acto de violencia, cuyas consecuencias se verán en el tiempo... no ahora, sino cuando las hormonas habiliten las distancias y las independencias. Las relaciones entre los sexos nunca fueron fáciles porque las diferencias otorgan a la mujer mucha ventaja neuronal, mucha más capacidad manipuladora y demandante... a la que el varón se somete durante un lapso que cada vez es más corto. Desde la edad de piedra el garrote parece haber suplido al corazón y atropellado la razón. Hoy, con estados pulverizados y un mundo sin fronteras, sin banderas y con problemas repartidos según los antojos de los poderes y las necesidades de los pocos, no habrá ley que brinde protección ante una violencia que se sustenta como criterio de vida, impulsada por los propios desprecios del poder y sus formas. Marzo 23, 2010.-

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