domingo, 13 de diciembre de 2009

estados desunidos de América Latina


UN HALCÓN. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció "vientos de guerra"
Foto: Archivo

Periodismo / El análisis del presente
América latina, la región del todos contra todos
Adelantamos parte del prólogo de Los Estados desunidos de Latinoamérica (Algaba Ediciones), que reúne las mejores columnas del autor publicadas desde 2006

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Por Andrés Oppenheimer

En momentos de escribir estas líneas, da la impresión de que el continente americano es una región de "todos contra todos". Nunca se han visto más cumbres latinoamericanas proclamando solemnemente la integración regional, ni tantas peleas entre países vecinos. El presidente narcisista-leninista de Venezuela, Hugo Chávez, no ha dejado de pelearse prácticamente con nadie que no integre su bloque de aliados incondicionales. Acaba de proclamar que "vientos de guerra" soplan sobre la región y que "estamos listos para el combate" con la vecina Colombia. Sus embajadores deben vivir con las maletas preparadas, porque Chávez constantemente anuncia "congelamientos" de relaciones diplomáticas -los más frecuentes con Estados Unidos y Colombia- y los llama en consultas a Caracas, para luego volver a enviarlos a sus destinos pocas semanas después. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ha roto relaciones diplomáticas con Colombia, luego de que el ejército colombiano atacara una base de las narcoguerrillas colombianas FARC en Ecuador y confiscara archivos de computadoras -certificadas como auténticas por un peritaje internacional de Interpol-, que mostraron el activo apoyo de Ecuador y Venezuela a la guerrilla colombiana.
Perú y Bolivia retiraron sus respectivos embajadores hace pocos meses, en medio de insultos del presidente boliviano, Evo Morales, a su colega peruano, Alan García, por presuntamente tratar de perjudicar las aspiraciones bolivianas de obtener una salida al océano Pacífico. Anteriormente, Perú había presentado una demanda contra Chile en la Corte Internacional de La Haya por una vieja disputa sobre el área marítima de unos 37.900 kilómetros cuadrados frente a la frontera entre ambos países. Mientras tanto, sigue latente la disputa entre Chile y Bolivia por la exigencia boliviana de una franja de tierra soberana en el norte de Chile que le proporcione una salida al mar. Uruguay y la Argentina prácticamente no se hablan desde que el gobierno del ex presidente argentino, Néstor Kirchner, respaldó a manifestantes que cortaron las rutas de acceso fronterizo a Uruguay protestando por presuntos daños ecológicos de una papelera finlandesa en la costa uruguaya, a pesar de que estudios del Banco Mundial revelaron que las plantas no eran contaminantes. Las relaciones entre Brasil y Bolivia siguen afectadas por la estatización de plantas petroleras brasileñas realizada en Bolivia. Y Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua -y en tono algo más mesurado Brasil, la Argentina y Paraguay- no pierden ocasión de culpar a Estados Unidos y España por su retraso económico, acusando a los países más ricos de ser la causa de su subdesarrollo regional.
La desunión de las Américas sería un dato anecdótico -a veces divertido- si no fuera porque está fomentando una escalada en gastos militares en la región, poniendo trabas al comercio entre los países, frenando el crecimiento económico y perpetuando la pobreza. Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), con sede en Londres, el gasto militar en Latinoamérica y el Caribe aumentó un 91% en los últimos cinco años, para llegar a los 47.200 millones de dólares en 2008. Los países que más incrementaron sus gastos militares fueron Venezuela, Colombia, Brasil y Chile, según el IISS. Chávez ha gastado más de 4500 millones de dólares en armas rusas, lo que constituye más del 5% del producto bruto interno venezolano. Brasil acaba de iniciar negociaciones formales con Francia para la compra de 36 aviones de combate por más de siete mil millones de dólares, además de submarinos y otras armas de fabricación francesa. Hasta Bolivia, uno de los países con más altas tasas de pobreza del mundo, acaba de sacar una línea de crédito en Rusia por cien millones de dólares para comprar armas. Los rusos, felices.
Y mientras los países asiáticos firman nuevos acuerdos de libre comercio -incluyendo tratados comerciales entre China y la India, que podrían crear el bloque comercial más grande del mundo-, el proyecto de crear un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) ha caído en el olvido, y las negociaciones para nuevos tratados comerciales bilaterales -tanto entre Estados Unidos y países latinoamericanos como entre estos últimos- se han congelado. La falta de integración económica es patética. Pocos días atrás, conversando con un ministro peruano, me comentó que, debido a las reticencias mutuas por su conflicto fronterizo, Chile está por importar gas natural de Indonesia, mientras que Perú está por exportar gas natural a México. El caso más absurdo de desintegración regional es Centroamérica, donde cinco países pequeños tienen cinco bancos centrales diferentes, cinco monedas diferentes, cinco leyes de inversiones diferentes, y donde -tal como me contó uno de los dueños del grupo empresarial guatemalteco Pollo Campero- es más fácil exportar productos avícolas de Guatemala a China, en la otra punta del mundo, que desde Guatemala hasta la vecina Costa Rica. Los países centroamericanos han creado un Consejo Monetario Centroamericano, un Sistema de Integración Centroamericano, una Corte Centroamericana de Justicia y hasta un Parlamento Centroamericano. Pero en la práctica, a la hora de exportar pollo, les resulta más fácil hacerlo a China que al país vecino.
A diferencia de la Unión Europea, que comenzó con acuerdos muy concretos destinados a facilitar el intercambio de carbón y acero, y luego pasó a tratados mucho más ambiciosos hasta llegar a una política exterior común, los latinoamericanos están haciendo al revés: comenzando por lo más ambicioso, y dejando para un futuro incierto lo más concreto. El resultado concreto es que la gran integración latinoamericana se queda en declaraciones que en su gran mayoría no pasan de ser poesía.
¿Tiene remedio la actual desunión de las Américas? ¿Podrán los líderes de la región anteponer la urgencia de la disminución de la pobreza a su demagogia populista-nacionalista en aras de sus intereses personales? La siguiente colección de columnas, publicadas entre 2006 y 2009, intenta dar una respuesta a esta pregunta. No soy del todo pesimista, pero quiero que los lectores saquen sus propias conclusiones. Por ahora, baste decir que en el mundo de la poscrisis, en que el pastel de la economía mundial será más pequeño y en el que se perfilan cada vez más tres grandes bloques comerciales -el estadounidense, el asiático y el europeo-, los países que no tengan acceso comercial preferencial a uno de los grandes mercados del mundo se quedarán cada vez más fuera de juego. Y los que tengan acceso preferencial a mercados importantes, pero no lo amplíen a nuevos mercados, crecerán mucho más lentamente que los mejor insertados en la economía global. Ahí está el desafío de los próximos años, que sólo se podrá remediar con más unión regional, para poder producir más eficientemente productos que tengan salida a la economía global.

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Adelantamos parte del prólogo de

lanacion.com | ADN Cultura | S�bado 12 de diciembre de 2009


el dispreciau dice: con la notable y honrosa excepción de Chile, el resto de América Latina se debate entre la incapacidad política, la soberbia circunstancial y la necedad propia de personas de historia conflictiva y hasta dudosa. Salvo Chile, decía, que decidió atar sus destinos al mundo civilizado y medianamente organizado, el resto de las naciones latinoamericanas chocan contra sus realidades. México como un polo de alta expresión cultural dominado por el narcotráfico y tremendas expresiones de pobreza por las que nadie hace nada..., Brasil como una potencia industrial donde una pequeña parte de su población vive cómodamente mientras las mayoría sobrevive en condiciones penosas..., Colombia como un socio polar de los Estados Unidos de Norteamérica en América del Sur donde anidan las más extrañas paradojas propias de una nación fragmentada..., Venezuela sometida a los delirios de un inteligente y oportunista Chávez que no sabe mirar más allá de su nariz..., América Central contenedora de pobrezas extremas y marginaciones inaceptables adheridas a pretensiones electoralistas de perdurabilidad en la eternidad..., Perú y Ecuador como estados contradictorios que conllevan la confrontación con sus propias gentes como estrategia política..., Bolivia sumida en una de las peores etapas de su historia (aún a pesar de los votos a Morales)..., Paraguay como una nación que definitivamente ha caído en manos de la desvergüenza..., y finalmente nuestra Argentina que se encamina hacia de uno de los peores conflictos sociales de su historia a manos de la corrupción y la delincuencia instaladas en el poder político como un todo. Uruguay aparece en este contexto como una isla (siempre lo fue) sin destino cierto, al menos no por ahora, quizás sí buscando su lugar. En este contexto, con una estrategia del gobierno chino invadiendo la región para ampliar sus negocios "raros", ocupando espacios que traerán más males que beneficios, y sumado a ello la cantidad exponencial de servicios de inteligencia operando en la región para ver con qué se pueden quedar luego de la debacle en ciernes, todo promete más caos, más conflictos, más confusión y desde luego, muchísima más pobreza. Mientras tanto, el mar argentino es depredado a cara descubierta por barcos factoría enviados por Japón y Corea sin que nadie diga nada al respecto (atentado contra la soberanía si las hay). Dicho sea de paso lo mismo ocurre del lado del Pacífico... Léase, todo está mal mientras Chávez se deleita anunciando "aires de guerra" y establece sociedades con Irán para finalidades inciertas. América Latina está mayoritariamente desquiciada, al igual que el resto del mundo que se da el lujo de dar un premio Nobel a un Presidente que alienta más conflictos con el mundo árabe y que expresa una cosa pero actúa como fiel representante de un imperio en camino a derrumbarse mal que le pese a los americanos. El mundo asiste al final de tres siglos de industrialismo y al final de su inequitativo sistema económico financiero que no ha sido otra cosa que una fábrica sistemática de exclusión... junto con ello, los conflictos crecen porque los excluidos son cada vez más y más, cayéndose por toneladas al día en todas partes. En medio de todos estos desatinos se discute el cambio climático donde los responsables tratan de vender espejos de colores a las víctimas en un intento de patear una pelota hacia un mañana que no existe porque la raza humana está al borde de su extinción a manos de las desidias políticas. Es evidente que el mundo se dirige hacia un conflicto sin salida sencillamente porque los empecinamientos no conducen a nada (bueno). Lo sucedido hace apenas 48 horas donde un misil ruso se desintegra en el cielo de noruega aparece como una clara advertencia de las incapacidades que se gestan en medio de la barbarie. Traducido, este mundo está conducido mayormente por "negligencias" en el uso del poder... y de ello nada bueno puede salir. De los temas de fondo, de aquello que afecta seriamente a la humanidad, nadie habla, mientras tanto el hambre cunde y los excluidos se suman bajo las sonrisas de discursos vacíos, viciados de nulidad, que no son otra cosa que una "letra muerta" en medio de una naturaleza que está a punto de morir en manos de las soberbias. Diciembre 13, 2009.-

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