El escenario
Otra pirueta riesgosa
Jorge Oviedo
LA NACION
Noticias de Política: Martes 15 de diciembre de 2009 | Publicado en edición impresa
El Gobierno dio poderosas señales. No hará nada para detener el creciente deterioro fiscal, pero los prestamistas pueden financiar el déficit a tasas convenientes sin temor porque, de ser necesario, se les pagará con reservas del Banco Central.
Los Kirchner transforman así a la Argentina en el cliente ideal para un mundo en el que no muchos toman préstamos y los que lo hacen pagan tasas bajas. Y en el cual los que eran buenos pagadores ahora parecen tener problemas.
Algunos países emergentes de otrora están alcanzando el investment grade (grado de inversión, calificación que les da mejores condiciones para endeudarse en el exterior) y el rendimiento por prestarles es la mitad de lo que probablemente terminará pagando la Argentina.
El matrimonio presidencial quiere apurar la toma de fondos. Prevé, con razón, que los actuales intereses internacionales podrían pronto subir. Es curioso el giro dado por una administración que se ha caracterizado por fustigar a los financistas, a los que tildó de especuladores y se jactó de no necesitar pedirles nada. ¿Podría conseguir dinero más barato? Sí, acudiendo al FMI, pero todavía a los Kirchner les costaría justificar. La bandera del superávit fiscal ha desaparecido, y también la de las reservas para defender el valor del peso.
Desde que buena parte de los financistas comenzaron en el mundo a creer que lo peor de la crisis pasó, el valor del dólar se ha reducido. Los fondos salen de los activos denominados en dólares y del dólar mismo, porque como sienten que el riesgo es menor, pueden orientarse a posiciones un poco menos seguras y, por lo mismo, más rentables.
Brasil, Perú, Chile se benefician de esta clase de movimientos y hasta deben tratar de poner límites a la entrada de capitales especulativos.
En la Argentina hay menos posibilidades de aprovechar este proceso. A diferencia de los casos anteriores, el país sufre un deterioro fiscal importante, no hay forma de hacer un acuerdo con el Fondo Monetario y se falsifican las estadísticas de inflación. Países que no arrastran una gigantesca deuda impaga también tienen más facilidad para conseguir eventuales líneas de asistencia bilateral. Por todo esto, necesitan menos de los mercados y, por lo mismo, pagan una tasa de interés menor.
Un financista local contaba hace poco que en los últimos meses recibe al menos dos veces por semana la visita de prestamistas del exterior que están dispuestos a financiar colocaciones. No les importan mucho el deterioro fiscal ni las estadísticas escandalosamente manipuladas. Quieren, eso sí, que les den certeza de que en los próximos dos años la Argentina no agrandará el default que todavía arrastra. Los Kirchner acaban de darles lo que piden.
La Argentina seguramente conseguirá financiamiento y podría ser a una tasa inferior al 10 por ciento anual, si se mantuvieran las condiciones locales e internacionales de hoy, piensan los analistas.
¿Tendrá efectos devaluatorios o inflacionarios a corto plazo el uso de las reservas? De inmediato probablemente no, creen los economistas. Pero, en el mediano plazo, la señal es mala.
No es cierto que los fondos se usarán exclusivamente para pagar deuda. La verdad es que los Kirchner están dispuestos a usar las reservas del Banco Central para asistir al Tesoro, que seguirá gastando por encima de lo que se recauda y tendrá déficit incluso aunque no se les esté pagando aún a los bonistas que no entraron en el canje ni al Club de París.
Sin los gastos indefendibles en los desmanejos de Aerolíneas Argentinas; sin el ruinoso "fútbol para todos", que iba a ser un brillante negocio superavitario; sin la utilización dispendiosa de flotas de aviones privados para funcionarios y parientes, seguramente la situación fiscal sería mejor o siquiera menos mala.
Decir que el dinero es para pagar vencimientos de deuda y no para otra cosa es tan ingenuo como afirmar que un caballero tomó el dinero de sus ahorros pero no lo usó en la carísima fiesta para sus amigos sino para pagar la hipoteca de su vivienda familiar. Cualquiera advierte que siempre es más eficiente dejar de malgastar antes que recurrir a los ahorros.
En la Argentina, cada vez que se hicieron operaciones para financiar el déficit con reservas los resultados fueron malos, aunque muchas veces no de inmediato. La señal de corto plazo es que quienes tengan bonos que no están en default cobrarán las rentas y amortizaciones. Con quita, en el caso de aquellos actualizados por el fantasioso CER. En el mediano plazo, la señal es que no es demasiado seguro estar en pesos, por el riesgo de devaluación e inflación. En todo caso, por ahora, antes que pesos, parece más seguro tener bonos. Siempre que se quiera tomar riesgo argentino.
Lo real es que los países que están en buena situación financiera no tienen fondos patrióticos ni de garantía de pago de la deuda.
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Jorge Oviedo
lanacion.com | Política | Martes 15 de diciembre de 2009
Opinión
El primer manotazo fue a las reservas, ¿qué viene después?
Por Roberto Cachanosky
Especial para lanacion.com
Noticias de Economía: Martes 15 de diciembre de 2009 | 00:52 (actualizado a las 02:31)
A lo largo de estos 5 años y medio de gobierno kirchnerista la lección que uno ha aprendido es que cada vez que el Gobierno fundamenta una medida, tiene que multiplicar por -1 los fundamentos, porque será justo la inversa de los fundamentos declamados el objetivo buscado por el matrimonio. Por ejemplo, si el Gobierno le dice que le confisca los ahorros que tenía en las AFJP para defenderlo de ellas, piense a la inversa y se dará cuenta de que lo confiscan para financiarse ellos en el corto plazo y dejarle el problema a usted para cuando se jubile.
La medida anunciada ayer por la cual se van a utilizar reservas del Banco Central para desendeudarnos sigue la misma lógica. En realidad lo que en el fondo está buscando el Gobierno es tratar de colocar más deuda para poder financiar la crítica situación fiscal.
En primer lugar se hace difícil creerle al Gobierno que va a aplicar una política de desendeudamiento porque hasta ahora lo único que ha conseguido es incrementar el stock de deuda pública. Veamos los datos. En diciembre de 2001 el stock de deuda pública, al momento de anunciarse el default, sumaba US$ 144.222 millones (fuente ASAP). Al 30 de junio de este año, el stock de deuda pública sumaba US$ 170.634 millones incluyendo los atrasos con el Club de París y los casi US$ 30.000 millones que se le debe a los holdouts. La deuda supera a la del 31 de diciembre de 2001 en algo más de US$ 26.000 millones luego de haberle pagado al contado al FMI y de haber hecho una quita memorable en 2005. Medido contra el PIB, en 2001 la deuda representaba 53,7% y al 30 de junio pasado era equivalente al 56,7%. Es decir, aún habiéndole pagado al FMI al contado y habiendo hecho una quita monumental, la deuda subió 3 puntos porcentuales respecto al PIB. ¿Qué tipo de desendeudamiento es este? ¿Qué entenderá el Gobierno por desendeudarse? ¿Incrementar la deuda?
En segundo lugar veamos el tema reservas, un debate interminable que tengo con el BCRA. Se habla de reservas excedentes. ¿Excedentes de qué? De acuerdo a lo que informa el BCRA al 30 de noviembre pasado, las reservas ascendían a US$ 47.132 millones. Dentro de esa cifra se incluyen US$ 7249 millones que son encajes que constituyeron los bancos en el Banco Central por los depósitos en dólares que recibieron. Puesto de otra manera, el BCRA le debe ese monto a los bancos y los bancos se los deben a los depositantes. Salvo que el Gobierno este pensando en hacer una suerte de plan Bonex con los depósitos en dólares o algún bono "patriótico", no veo la razón por la cual el BCRA coloca en las reservas US$ 7249 millones como si fueran propios.
Por otro lado, el BCRA emitió pesos para comprar dólares y luego entregó bonos (Lebac, Nobacs y pases pasivos) para retirar del mercado parte del dinero emitido. En definitiva, lo que hizo el Central fue comprar reservas contra deuda. ¿Cuánto sumaba esta deuda al 30 de noviembre último? El equivalente a US$ $ 13.409 millones. La cuenta final da que las reservas propias, si no entramos en mayores detalles, del BCRA son aproximadamente US$ 26.414 millones.
Si bien no estamos en un régimen de convertibilidad, por el cual por cada peso en circulación tiene que haber un dólar de respaldo, o la relación de conversión que se establezca, lo cierto es que el BCRA ha sido una máquina de destruir signos monetarios. El peso moneda nacional, el peso ley 18.188, el peso argentino, el austral y éste. Un país que tiene un BCRA que sistemáticamente genera inflación, destruye su moneda y tiene una dudosa independencia del Ejecutivo, inevitablemente tiene que mostrar más solidez que un banco central serio. Puesto en otras palabras, como el BCRA ha sido alcohólico a la hora de emitir, no puede probar ni medida copa de vino. ¿Cuál es el pasivo que tiene que afrontar el BCRA con esos US$ 26.414 millones de reservas? La base monetaria que al 30 de noviembre era de $ 115.697 millones. Esto implica que por cada dólar de reserva que tiene el BCRA hay un pasivo de base monetaria de $ 4,38. Si se usaran los US$ 6569 millones de reservas para pagar deuda externa, al BCRA le quedarían 5,83 pesos por cada dólar de reserva, siempre y cuando no siga emitiendo para, por ejemplo, financiar al tesoro.
De todo lo anterior se desprende que no queda muy claro de qué reservas excedentes habla el Gobierno. ¿Qué es lo que le sobra si el tipo de cambio de referencia que informa el BCRA es de $ 3,81? Solo podría argumentarse que hay reservas excedentes si la gente confiara en el Gobierno y en la moneda que emite el BCRA. Ambas cosas hoy no existen. El Gobierno tiene un nivel de credibilidad que está en el orden del 20% y el BCRA ha tenido una trayectoria lamentable al momento de cumplir con su función primordial que es defender el valor de la moneda.
Considerando la complicada situación fiscal que tiene hoy el Gobierno y el debilitamiento patrimonial del BCRA, la pregunta es: ¿por qué hacer semejante maniobra? La respuesta parece bastante obvia. Por un lado, el Gobierno no puede acceder a créditos del FMI porque políticamente sería un papelón y porque debería someterse a la revisión del artículo IV que dejaría en evidencia la ficción de las estadísticas del Indec. Descubriríamos que tenemos más pobres, más indigentes, más desocupados, más inflación y más problemas fiscales de los que nos informan. De manera que el costo político sería doble. Uno, asumir el costo de descubrir la verdad sobre todos los indicadores mencionados y dos volver al FMI después de haber despotricado contra esa institución.
¿Entonces? Como los números fiscales aprietan, el Gobierno necesita desesperadamente recursos. Esto lo estaría llevando a usar las reservas del BCRA para arreglar con el Club de París sin tener que pasar por el FMI y sacarse de encima el tema de los holdout, para intentar colocar deuda en el mercado internacional que está líquido.
Es muy probable que pueda colocar deuda y seguramente lo hará a tasas muy altas, algo que no es problema del matrimonio porque el endeudamiento caro se lo dejarán al próximo gobierno al igual que el deterioro patrimonial del BCRA más el incremento de la deuda pública, porque recordemos que se cancelará deuda con el Club de París y con los holdout usando las reservas pero continuará el stock de bonos y pases emitidos por el BCRA, más la deuda que coloque en el futuro.
De lo anterior se desprende que más que usar las reservas para desendeudarse, el Gobierno usará las reservas para endeudarse porque la caja le hace agua.
Volvemos así al comienzo de la nota. Piense la inversa de los argumentos del Gobierno y encontrará la respuesta correcta a lo que intenta hacer. El primer manotazo de ahogado fue a los ahorros de la gente para cuando se jubilaran. El segundo es a las reservas. ¿Qué viene después?
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OpiniónEl primer manotazo fue a las reservas, ¿qué viene después?
Por Roberto Cachanosky
lanacion.com | Economía | Martes 15 de diciembre de 2009
el dispreciau dice: y tal lo oportunamente expresado, el modelo va por más "sin mirar a quien", prescindiendo de las advertencias, de las opiniones, de las menciones, de las señales en un mundo que asiste al final de la era industrial que desde luego se resiste a dejar atrás las calamidades que instaló en la humanidad... Como siempre, Argentina camina por la cornisa a contramano de la historia y esta vez, lamentablemente, el golpe será tremendo, tanto como la ola de un tsunami ya que aún cuando no se quiera ver ni tampoco aceptar y hasta quizás disimular, todo indica que el curso de colisión es inevitable ya que la oposición política se escuda tras discursos tan vacíos como los del oficialismo pero nadie atiende el foco de la cuestión. La histeria impulsada desde el ejecutivo guarda un sentido que está por aflorar con toda sus fuerzas... por lo pronto los combustibles se acercan al valor del euro, al igual que las tarifas de los servicios y los precios de la canasta familiar básica (hay que ver cuánto han aumentado los precios de los productos en los supermercados) y enseñan hacia dónde vamos en un país que por estas horas no produce nada, está cada vez más desinserto del mundo y ya no figura en mapa alguno, aunque algunos se empecinen en negarlo. Lamentable. Más pobreza = Más Exclusión = Más marginación = Más indigencia = Más aislamiento = Menos vergüenza Pública de funcionarios votados por el pueblo. Diciembre 15, 2009.-
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