lunes, 7 de diciembre de 2009

arrasando el futuro de los argentinos



La Señora Senadora Nacional María Eugenia Estenssoro ha impuesto este post:
/ 7 de December de 2009
En la última sesión del miércoles 2, la Senadora Estenssoro votó negativamente dos proyectos de ley (Ley de Democratización de la Representación Política,Transparencia y Equidad Electoral -Reforma Política- y la Ley en revisión por la que se crea el Ente Nacional de Alto Rendimiento -E.N.A.R.D.- que prevé un incremento del 1% de la factura mensual de los celulares que estará destinado a subsidiar a deportistas de alto rendimiento).


Se transcriben las versiones taquigráficas con los fundamentos de las votaciones.
Reforma electoral

“Señor presidente: nadie duda de que la Argentina, entre muchas otras cosas, necesita una reforma electoral y, además, una profunda reforma política que nos devuelva la esperanza a todos, a los ciudadanos, a las ciudadanas, pero también a nosotros, los políticos de la oposición y del oficialismo. Que nos devuelva la esperanza de vivir en una democracia en la que los ciudadanos puedan confiar en sus representantes y gobernantes, y donde vivamos en un clima de respeto, dignidad, justicia, paz y ecuanimidad. Uso especialmente esta palabra “ecuanimidad” porque creo que es un valor que nos está faltando en la Argentina, en toda la sociedad pero, particularmente, en el debate y en el accionar político. Y, sin ecuanimidad, la convivencia democrática es imposible.

“¿Qué significa ecuanimidad? Ser ecuánime significa ser justo, ser equilibrado. Ser objetivo e imparcial es más difícil porque el ser humano, por su naturaleza misma, es subjetivo. Pero sí podemos tratar de ser justos, de ponernos en el lugar del otro, de ser democráticos. ¿Qué significa ser democrático? Escuchar, considerar a todos, no tener un pensamiento exclusivo, elitista, excluyente, sino que, justamente, ser democrático es participar todos en condiciones iguales. Eso es ser ecuánime. Una característica importante de ecuanimidad es no hacerle al otro lo que no me gustaría que me hagan a mí, no hacer trampa, no violentar las reglas en mi beneficio o el de mi grupo, mi partido o mi gobierno. Eso es ser transparente, que es uno de los valores que quiere recuperar este proyecto de ley para el sistema político.

“Voy a llevar este concepto de ecuanimidad a algo que es más cercano a todos nosotros porque, realmente, creo que sin ella podemos hacer todas las leyes y las reformas, pero la Argentina va a seguir en un proceso de desconfianza y degradación muy grande. Y lo voy a llevar al ámbito de la familia, porque creo que en la democracia se entiende que todos somos iguales ante la ley y que todos tenemos los mismos derechos, aunque lamentablemente no es así porque, cuando hay un 30 por ciento de población marginada o excluida, no todos tenemos los mismos derechos. Pero lo voy a llevar al ámbito de la familia.

“¿Qué hace un buen padre o una buena madre? Trata de ser justo, ecuánime con los hijos, no favorecer a unos por sobre otros, no manipular porque de lo que se trata es de mantener la buena convivencia familiar. Lo mismo le cabe a un gobernante, a un partido de gobierno y a los partidos de la oposición: ser ecuánimes, tratar de mantener esa convivencia civilizada y respetuosa. Y a este proyecto de reforma electoral, que tiene varias cosas positivas, le está faltando esa ecuanimidad no solamente en los contenidos sino en la manera en que se está llevando a cabo.

“El gobierno envió al Congreso de la Nación este proyecto. Muchos ya han hablado del título, que es una reforma bastante abarcativa, porque modifica el sistema electoral y, también, la norma sobre financiamiento de los partidos políticos, que tiene un título que encuentro muy loable: “Proyecto de ley para la Democratización de la Representación
Política, la Transparencia y la Equidad”. Algunos dijeron que es rimbombante. Yo creo que tanto las justificaciones del proyecto como el título son muy loables pero, después, empiezan las contradicciones.
Una contradicción es que un proyecto que entró el 28 de octubre a la Cámara de Diputados tenga que ser aprobado el 2 de diciembre —hoy— sin que le podamos hacer ninguna modificación; o sea, tenga que ser aprobado 26 días hábiles después por el Senado.

“Por ejemplo, el Senado no puede actuar como Cámara revisora. Esto no parece democrático ni transparente, porque la transparencia necesita tiempo para poder ver qué es lo que hay dentro de un proyecto que es muy largo y complejo. O sea, tampoco es muy transparente y, menos, equitativo si los senadores de la Nación no podemos hacer nuestros aportes y contribuciones.

“La semana pasada, tuvimos un incidente realmente lamentable. Me refiero a esa reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales que se llamó de imprevisto, violando el acuerdo existente en el sentido de que este proyecto no se iba a tratar hasta marzo. En definitiva, se convocó a la comisión para dictaminar directamente y para escuchar solamente a los funcionarios del gobierno, no a expertos o a especialistas que podrían darnos su opinión. Solamente se convocó para escuchar a los funcionarios de gobierno que habían trabajado en el proyecto y dictaminar. Eso no parece muy democrático, ni muy transparente, ni muy equitativo.

“Aquí quiero reivindicar las audiencias públicas que hemos hecho en todos los otros temas —y este es un asunto muy importante— porque, además, de educarnos a nosotros, los legisladores, respecto de qué es lo que estamos tratando y escuchar a todo el abanico ideológico y técnico sobre los temas que estaban a nuestra consideración, estas audiencias públicas que hicimos en Salón Azul sirvieron para educar también a los ciudadanos y a las ciudadanas, al soberano. La democracia se trata no solamente de sancionar leyes sino de que cada vez más nuestro rol es el de educar al ciudadano para que pueda elegir, votar y cumplir su rol informadamente. Esa instancia se impidió, se soslayó. No parece muy democrático, ni transparente, ni equitativo.

“Más allá del deseo de la mayoría de los senadores del oficialismo, que habían acordado tratar este proyecto a partir de marzo, seguramente, vino una imposición de algún otro lado —de la Casa de Gobierno— diciendo que esto había que aprobarlo sin mover ni una coma antes del cambio parlamentario, o sea, antes de siete días. No estamos diciendo que va a haber un cambio parlamentario dentro de seis meses, como lo decíamos hace seis meses; ahora son solamente siete días. Esto había que sacarlo así, sin tener ningún consenso y sin considerar siquiera un acuerdo como sí habíamos tenido todos los partidos de la oposición.

“Así como se nos dice siempre que “en la oposición no nos podemos poner de acuerdo” después de las elecciones de 2007, que fueron muy convulsionadas, que mostraron una degradación del proceso electoral que no habíamos visto anteriormente, todos los partidos de la oposición nos juntamos, hicimos un foro electoral al que estuvo invitado el oficialismo —lamentablemente, no concurrió—, en donde nos pusimos de acuerdo respecto de la importancia de cambiar las boletas partidarias por la boleta única y, también, en poner en manos del Estado —ya no de los partidos— la responsabilidad del control de los comicios. En eso nos pusimos de acuerdo. ¿Cómo puede ser que si el gobierno está llevando adelante una reforma electoral no considere un punto en el que todos los partidos de la oposición, que hoy representamos a 30 millones de argentinos, están de acuerdo? De los 40 millones de argentinos, hoy representamos a 30 millones. El oficialismo hoy es una minoría en la sociedad. Esto lo dijeron las elecciones y lo están diciendo las últimas encuestas.

“Las últimas encuestas muestran que el gobierno de Cristina Kirchner tiene una imagen positiva de entre 19 y 20 por ciento y un rechazo de entre 80 y 81 por ciento de la población. Entonces, no es que solamente están pasando por encima de los 35 senadores que hoy votemos en contra del proyecto; están pasando por encima de 30 millones de ciudadanos y ciudadanas. ¿Es esto democrático, transparente y equitativo?

“Una reforma electoral y política tiene siempre un objetivo. Además del técnico, es el de restablecer o acrecentar la confianza de los ciudadanos en su democracia, en el proceso electoral, en el proceso político, en sus gobernantes y en sus representantes. Un proyecto que soslaya un punto importante de acuerdo entre toda la oposición, que va a tener solamente el acompañamiento de los legisladores del oficialismo y que pasa por encima de la opinión y los acuerdos de los representantes en la Cámara de Diputados y en el Senado —de quienes representamos a 30 millones de argentinos— ¿creen que va a generar más confianza o más desconfianza? Se los pregunto de verdad.

“En estos seis meses, el oficialismo ganó muchas batallas en este Congreso; pero esas batallas, como dije recién, no se tradujeron en una mayor confianza de la población en el gobierno, que es lo que debería tratar de restablecer. Porque no es sano para nuestra democracia que gobierne solamente con el apoyo del 20 por ciento de la sociedad.
Si esta reforma electoral se hubiera hecho con la incorporación de las sugerencias que se hicieron desde la oposición, seguramente habría servido para restablecer credibilidad y confianza en el gobierno y en la democracia. En estos meses, el Congreso de la Nación es una burbuja; esperemos que cambie a partir de la semana próxima. Las batallas que se ganan aquí se están perdiendo afuera y la gente está muy desesperanzada, muy angustiada.

“Un día, el senador Pichetto, cuando discutíamos en comisión, en audiencia pública, la ley de medios, me dijo: “Senadora Estenssoro: se ve que usted no sabe lo que es ser partido de gobierno”. No creo que ser partido de gobierno sea tener a la enorme mayoría de los argentinos tristes, angustiados y desesperanzados, pensando que sus gobernantes y sus representantes viven en una burbuja.

“Si el gobierno hubiera permitido que este proyecto se tratara en el mes de marzo, con la nueva composición del Senado de la Nación, estoy segura de que habríamos podido acordar entre todos un proyecto basado en los tres principios rectores de este proyecto pero con algunas modificaciones e inclusiones fundamentales; hoy, estos olvidos u omisiones lo hacen, a nuestro juicio, inviable.

“Una de las coincidencias son las primarias abiertas, obligatorias y simultáneas. Hay un acuerdo mayoritario, no tal vez como una solución permanente pero sí para salir de la situación en la que estamos. Al respecto, podríamos haber acordado en un sistema de primarias. También coincidimos en el financiamiento público mayor de las campañas electorales. Ahí creo que hubiéramos podido llegar a acuerdos. Y el otro principio fundamental de esta propuesta gubernamental son algunos requisitos mayores para no tener esa enorme fragmentación y atomización partidarias. Nos podríamos haber puesto de acuerdo en esos tres pilares de esta reforma. Sin embargo, hay algunas cosas que faltan —la mayoría de los que han hablado lo han señalado y yo también lo voy a hacer— o cambios que habría que hacer a estos tres ejes de la reforma que, si los hubiéramos incluido, habríamos podido acordar una reforma que le sirviera a la política y no solamente a quienes la pensaron.

“El argentino Daniel Sobato, especialista internacional en reforma política, en reformas electorales y en financiamiento de la política, dice en uno de sus trabajos que la reforma política debe ser el resultado de un proceso basado en el diálogo y el consenso. Es importantísimo no sólo discutir acerca del para qué —los objetivos de la reforma— y de qué —los contenidos— sino también acerca de los cómo —los procedimientos y los tiempos—. En ese sentido, esto se ha pasado totalmente por alto. No estamos de acuerdo en el para qué, en el qué, en el cómo ni en los tiempos. Entonces, esto es una reforma que ya va a salir renga o herida. Muchos de los temas que se plantean en este proyecto provienen de la reforma mexicana que comenzó en 1997 y que permitió ir de un régimen de partido único a la alternancia. Ese fue el primer objetivo que se plantearon los mexicanos —y lo lograron—, gracias al acuerdo de los distintos partidos. En 2006, a pesar de las reformas políticas que llevaron adelante, tuvieron un serio problema, por lo que debieron encontrar el consenso. Entonces, armaron una mesa de negociación para la reforma electoral y política en el Congreso de la Nación, que es donde estos acuerdos se deben hacer. Por lo tanto, resulta curioso que se tomen muchas cosas del proyecto mexicano —por ejemplo, la financiación estatal de la publicidad audiovisual— y que no se tomen en cuenta los procedimientos.

“Quienes estamos aquí sentados sabemos de ciencias políticas, de filosofía política, nos gusta el conocimiento, nos informamos y sabemos que el procedimiento, la forma, hace al contenido. Entonces, soslayar estas cosas no parece ser una omisión.

“Respecto de algunas consideraciones específicas, las internas abiertas y simultáneas pueden ser en la situación actual de la Argentina una buena herramienta para determinar cómo se definen las candidaturas. Ahora bien, esta herramienta no fortalece a los partidos políticos, los debilita. Esto es importante que lo señalemos, porque quienes tienen más posibilidad de ganar estas internas no son quienes militan dentro de los partidos sino quienes tienen más figuración en los medios de comunicación. Asimismo, los afiliados que trabajan dentro de un partido y los militantes, después, ven que sus candidatos pueden ser los que no van a ser votados. Por consiguiente, debemos saber que esta herramienta no favorece ni fortalece a los partidos políticos.

“Por otra parte, hay un problema muy serio y es el modo en que están presentadas estas internas abiertas y obligatorias. Sinceramente, no conozco antecedentes en otros países. En los Estados Unidos, las primarias son cada cuatro años, no cada dos, y sólo para el candidato o la candidata a la presidencia de la Nación. No es para los senadores o los diputados ni cada dos años.

“Ese no es un dato menor. Por ejemplo, Obama pudo ofrecerle a uno de sus contrincantes dentro del Partido Demócrata ser el vicepresidente de la Nación. Si bien pelearon en las primarias, después, el partido se podía unificar. Incluso, se dijo que Obama le ofrecería la vicepresidencia a Hillary Clinton para después ser el partido de gobierno un partido unido otra vez. Acá eso no se puede dar, porque se elige la fórmula presidencial junto con toda la lista de candidatos a diputados y a senadores. En consecuencia, el que ganó se lleva todo y el que perdió, tiene que esperar cuatro años.

“En el Uruguay, sucede lo mismo. Cada cinco años hay internas abiertas, simultáneas y obligatorias, pero solamente para presidente. Por eso, Mujica le pudo ofrecer a Astori, su rival, ser su vicepresidente. Evidentemente, quienes hicieron y diseñaron la propuesta del gobierno es gente que conoce estos temas. Por lo tanto, no nos tenemos que engañar poniendo títulos parecidos a lo que funciona bien en estos países, pero, en realidad, adentro hay otra cosa. Esto no es menor.

“Por otra parte, cabe destacar que cada dieciocho meses podemos tener internas abiertas y simultáneas, pero, después, los candidatos que salgan victoriosos pueden no asumir, ya que nada se dice en este proyecto de las candidaturas testimoniales. Entonces, vamos a hacer todo este proceso para dotar de mayor transparencia a la política y demás pero, luego, los candidatos ganadores —sean gobernadores, intendentes, etcétera— pueden no asumir, porque uno de los graves problemas que ha desacreditado a la política de la Argentina de ahora, de anteayer y de hace seis meses no se cambió. ¿Cómo vamos a someter a la sociedad a elecciones cada dieciocho meses en un proceso así de complejo si no decimos nada acerca de que los candidatos que son electos tienen que asumir? ¿Esto puede ser un olvido menor? Realmente, esta es una pregunta para el senador Fernández. Me gustaría que me contesten por qué no se puso esto.

“Todos los diarios informan —y acá se han leído los nombres— que sólo en la provincia de Buenos Aires hay treinta candidatos que ganaron las elecciones y que no van a asumir. Si estamos frente a esa situación tan grave, ¿por qué en este proyecto, que establece estas primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, no se incluyó el tema de las candidaturas testimoniales? Me gustaría que, después, el miembro informante me dé una respuesta no sólo a mí sino a la sociedad.

“Respecto de la boleta única, quiero leer lo que dijo el Instituto Interamericano de Derechos Humanos que visitó la Argentina en 2007 para observar las elecciones. Elaboró un informe sobre lo que vio e hizo los siguientes comentarios: apertura tardía de las mesas de votación; en varios centros de votación, las condiciones no eran las adecuadas; deficiencias en materia de iluminación, espacio y seguridad; largas filas en los centros de votación y aglomeraciones; llamó la atención que las mesas de votación sólo tuvieran una autoridad electoral; se constató que el nivel de conocimiento de las autoridades de mesa no era homogéneo; constatación de faltante de boletas en repetidas ocasiones; no se observaron centros de información para el votante; la inexistencia de padrón fotográfico. Por supuesto, nada de eso subsana esta reforma electoral.

“En el mismo sentido, la Cámara Nacional Electoral, mediante una acordada extraordinaria, comunicó que en reiteradas oportunidades resaltó la necesidad de que se estudiasen posibles adecuaciones normativas que fortalecieran la calidad y la transparencia de los procesos electorales y evitaran la reiteración de situaciones como las vividas en 2007. Concluye manifestando que lamentablemente, los partidos políticos no han atendido estos requerimientos.

“La boleta única —que pone no en manos de los partidos políticos sino del Estado el control del comicio, de las mesas, de las boletas, de todo— es una solución que ha adoptado la totalidad del continente americano, salvo el Brasil, que tiene el voto electrónico, y el Uruguay, que es un país chiquito, de sólo tres millones de personas. Nosotros somos cuarenta millones de habitantes, entonces es mucho más fácil el sistema del Uruguay que el nuestro. A pesar de todos estos antecedentes, este tema fundamental no se consideró en el proyecto.

“Por otra parte, desde hace mucho tiempo —y en esto también tenemos coincidencias—, la Coalición Cívica sostiene que el financiamiento de los partidos políticos y de las campañas electorales debería ser público. Efectivamente, no nos gusta ver que el dinero de los medicamentos truchos, de la efedrina, de las valijas de Venezuela, de la droga, del narcotráfico y del juego se mezclen con las campañas políticas, porque eso sí que no es equitativo.

“Hablamos de financiamiento estatal y no que sea el partido del gobierno, representado por el Ministerio del Interior, quien tenga que dar los espacios y el dinero, porque sabemos qué va a ocurrir. Hoy lo dijo el senador Marino, cuando comentó lo que sucede en su provincia con el canal público, donde lo proscriben. Van a proscribir a los miembros de la oposición y darán tarde el dinero para las boletas, como pasa habitualmente; tarde el dinero del financiamiento. Entones, acá se mezcla —y no es un dato menor— lo público con lo estatal.

“El proyecto oficial no considera un cambio enorme que hubo, por ejemplo, en la reforma mexicana, del Instituto Federal Electoral. O, como solicitó la oposición —quienes fueron al diálogo con el gobierno—, que fuera la Cámara Nacional Electoral quien se hiciera cargo de todo este tema. Esta no es una omisión menor, porque si queremos igualdad de oportunidades y garantías para todos, hacer que sea un organismo público estatal pero no del partido gobernante le hubiera sumado muchísima credibilidad a esta reforma y hubiera sido un paso adelante; así no.

“Respecto de regulaciones para evitar la fragmentación de los partidos, no parece serio que se pongan las afiliaciones como la medida para evaluar qué partidos pueden participar en este proceso o no. ¿Por qué? Porque sabemos que, en la Argentina, existe un mercado de compraventa de afiliaciones que es muy conocido —especialmente, por los partidos más grandes—, que los sellos de goma abundan y que si la afiliación iba a ser el criterio, tendría que haber un proceso de reempadronamiento a cargo del Estado, no del afiliado. Eso lo tiene que controlar el Estado. Entonces, no es serio este sistema que parece que lo único que quiere hacer es poner barreras a los competidores pequeños para que no puedan seguir participando.

“Quiero señalar cuál es el contexto en el que se da esta reforma electoral. Porque, como decía al principio, si no cambiamos los valores de la política, no habrá ley que podamos votar en este Congreso que sea un cambio sustancial. Como decían acá, un tema es el de las candidaturas testimoniales. Ahora estamos viendo la cantidad de personas que no va a asumir. El otro tema es cómo se usan los fondos públicos. Acá hay una noticia de esta semana referida a cómo el gobierno redobló este año el reparto de ATN para los aliados; para los que ya no son aliados, como la provincia del Chubut, ahora ya no hay ATN. Entonces, ¿los espacios de publicidad van a ser repartidos equitativamente o a los que no estamos con el gobierno nos van a mandar a las dos de la mañana y a los que están con el oficialismo en los horarios premium? ¿Cómo va a ser? Porque acá, lo gubernamental y lo estatal no está muy claro.

“Estamos debatiendo este proyecto de ley cuando al señor Zanola lo llevan preso por los medicamentos truchos; por todo este negociado de los medicamentos y de la efedrina, que fueron los principales aportantes al Frente para la Victoria en el año 2007. ¿Con qué credibilidad? ¿Cómo vamos a pensar que la propaganda oficial —el gobierno se va a restringir por quince días pero la podrá usar de cualquier manera— no será una desventaja competitiva para todo el arco opositor? Debo destacar que ahora, en el nuevo organismo de medios audiovisuales, el gobierno nomina al gobernador Capitanich para que integre este ente público que tendría que ser autónomo, no politizado. Este es el contexto…

“La última pregunta es cuánta pobreza resiste la democracia por más reformas electorales que hagamos. Porque si el treinta o el veinte por ciento de la población, que es donde piensa ganar las elecciones el gobierno —el Frente para la Victoria— tiene que seguir intercambiando su voto por un plan, que todavía no son universales, y mientras sigamos teniendo listas de pobres como la que está armando ahora la ANSeS, no estamos ante una forma de gobierno realmente democrática, transparente y equitativa.

“Creo que estamos perdiendo; la sociedad en su conjunto y, sobre todo, el gobierno, que cree que gana porque gana estas batallas aquí, en estos pequeños recintos, pero las está perdiendo en la sociedad. El gobierno ha perdido una gran oportunidad de empezar a restablecer la credibilidad no en el sistema político sino en el gobierno. Lo que se ha perdido en la Argentina es principalmente la credibilidad en este gobierno. Nosotros, desde la oposición, si hubiéramos podido mejorar este proyecto aquí, en el Senado de la Nación, como Cámara revisora, en marzo, podríamos haber empezado un nuevo período parlamentario con una reforma electoral que hubiera sido la base para otro tipo de convivencia democrática.”


Incremento del 1% de la factura mensual de los celulares

“Señor presidente: yo quiero anticipar mi voto negativo, no porque esté en contra de que el Estado apoye y financie a los deportistas tanto de las competencias olímpicas como de otras competencias internacionales en que muchísimas veces —lo sé porque como periodista he cubierto este tipo de actividades— las familias de los deportistas argentinos son las que los financian para llegar, sino porque creo que este impuesto que se quiere imponer es terriblemente regresivo. Los sectores populares que no cuentan con una infraestructura estatal para actividades deportivas y recreativas son los que van a financiar a este ente con este impuesto a la telefonía móvil.

“Me parece que hay un gran conflicto de intereses, dado que el presidente de este ente va a ser el presidente de Telefónica, o sea, va a ser el cobrador del impuesto y el director del ente y se va a beneficiar con este nuevo impuesto.

“Mi posición está en sintonía con lo que sostuve cuando se votó el impuesto a los productos electrónicos de Tierra del Fuego, y no porque no queríamos apoyar a Tierra del Fuego sino porque esa política de gravar a las nuevas tecnologías —o sea, a las tarifas, a los aparatos— como si fueran bienes suntuarios, nos alejan cada vez más de pensar a las nuevas tecnologías como herramientas de justicia social, que es lo que son, y no bienes suntuarios.

“Justamente después de la sesión de la semana, el miércoles, la presidenta Cristina Kirchner le dio a la fundación Equidad, que presido y que fundé con un grupo de gente hace diez años, el premio Sadosky de Oro en reconocimiento a la tarea que hacemos para llevar las nuevas tecnologías a los sectores populares.

“Este impuesto es regresivo. Tenemos que buscar otra manera de financiar el deporte de alto rendimiento. Este impuesto va en contra de los sectores populares. Por eso lamento tener que oponerme. Este es un capitalismo de amigos en que se cobra a todos en lugar de a las empresas telefónicas. Que las empresas privatizadas tengan una política de mecenazgo; podrían subsidiar a través de una política de mecenazgo el deporte de alto rendimiento, porque después van a poner su publicidad. Estas empresas tendrían que crear un fondo y no que sea la población en general quien los subsidie a ellas.

“Por otro lado, las telefónicas no han integrado desde 2000 el fondo de servicio universal de la telefonía. Por eso es que, en vez de que el ciento por ciento de los hogares de la Argentina tengan telefonía fija e Internet, sólo el 24 por ciento tiene telefonía fija y, en las provincias del Norte, sólo un 11 por ciento. El señor Werthein tendría que poner plata y no que todos los sectores, especialmente los populares, tengan que financiar algo que los va a beneficiar muchísimo. Este no es el tipo de capitalismo hacia futuro que me gustaría ver en la Argentina.”

Este post fue publicado por editora, el Monday 7 de December de 2009 a las 17:15, bajo la sección TAREA COMO SENADORA NACIONAL (2007-2013), Todas.


7 de December, 2009 - 20:04
el dispreciau dijo:

Mi estimada Señora SENADORA NACIONAL María Eugenia Estenssoro: en primer término la felicito, de corazón… hay que ser valiente para estar allí rodeada de soledades, incomprensiones, delirios, soberbias y otras tantas yerbas. Entiendo que transitamos horas que prometen males mayores sencillamente porque percibo que nos dirigimos a un concierto de revanchas.
La reforma política es necesaria, tanto como una reforma al proceder de los medios, sin embargo entiendo que no es prudente de la forma en la que se la propone, y mucho menos con las amenazas que bajan desde el ejecutivo.
Francamente a esta altura de los acontecimientos no sé qué se pretende, aunque asumo que nada bueno, nada lógico, nada equitativo, nada que favorezca a las personas, ciudadanos de cualquier color. Tampoco entiendo hacia dónde quiere ir la oposición porque la imagen que emiten a la ciudadanía es la de un montón de rejuntados apoderándose de sillones, lo cual como imaginará no es bueno. Desconozco la interna partidaria pero como ciudadano tampoco me interesa porque me alcanza con ver las actitudes de los unos y los otros a través de los medios para saber que estamos a la deriva de las soberbias y las necedades, debatiéndonos en un océano agitado donde actos desesperados pueden llevarnos al mismo infierno (que dicho sea de paso los argentinos conocemos bien).
Tal expresa Usted en su exposición: …”si no cambiamos los valores de la política, no habrá ley que podamos votar en este Congreso que sea un cambio sustancial”… y mi sensación es que el ejecutivo pretende un blindaje que le asegure la permanencia a cualquier precio. Claro está que ninguno de sus colegas de banca pretende cambio substancial alguno ya que en general son muchas las conveniencias que anidan en el actual status quo y tras bambalinas parece estar todo concertado más allá de sus honorables apreciaciones.
El estamento político le ha enseñado a la sociedad a vivir en la trampa y los pocos que sobreviven en nuestro país lo hacen salteando la norma o transgrediendo algo ya que el ejemplo que baja indica que a cambio de la dignidad se puede vivir sin trabajar, sin producir, sin culturizar, sin crear, sin comprometerse más de los necesario, sin orden, bajo el imperio del caos impuesto por un gobierno y por un sistema que conforman “caja” mediante la inseguridad fabricada y sostenida desde las intendencias de la Provincia de Buenos Aires y tantas otras de las demás provincias. Para ello se protege los derechos humanos de los delincuentes, asesinos, violadores, traficantes, con la sola intención que sigan recaudando en nombre de la corona, escondiendo los procesos judiciales tras expedientes que se pierden, delitos que no tienen penas, penas que se licúan en “buenas conductas”, tomándonos a todos por idiotas e insultándonos hasta el hartazgo, una y otra vez.
Se fabrican cajas con cualquier argumento, con cualquier excusa, y ello se verifica en la iniciativa del financiamiento desde los celulares, el impuesto al cheque (único lugar del mundo donde se ejecuta), y otros mecanismos harteros que utiliza el estado y los socios en el estamento político (oposición) para atropellar los derechos ciudadanos y tapar los inmensos huecos de la ausencia de gestión que aflora por todos lados.
¿Qué puedo decirle?… Usted está allí conviviendo con el desmadre que fabrica pobres, marginados, indigentes, miserables, por toneladas cada día, generando excluidos e induciendo presiones intolerables para una sociedad que sólo le falta pagar para respirar.
Entiendo que Argentina hoy es una entelequia impenetrable.
Nadie en el mundo civilizado sabe qué queremos ni hacia dónde queremos ir, aunque todos suponen que nuestro destino no se muestra como algo bueno, muchos menos prudente, tampoco adecuado.
Como ciudadano creo que estamos definitivamente librados a nuestra suerte e invadidos de penas desparramadas a diestra y siniestra por un estado destructor.
Insisto con lo ya expresado alguna que otra vez, pagaremos muy caro esta calamidad con forma de dictadura democrática o si usted quiere este terrorismo de estado democrático, por lo pronto acumulamos 17 millones de excluidos y tres generaciones de personas que viven sus días sin trabajar, sin producir nada, sin colaborar con nadie, actuando como oportunistas de las miserias de todos. Ningún país en su sano juicio (social) permitiría semejante acto de barbarie política, tolerando una depredación genocida que nos está empujando a todos hacia el mismo abismo.
Discúlpeme Usted, para mi esto que vivimos, esta crisis, este caos, esta histeria, no es otra cosa que un delito de lesa humanidad, un genocidio del “ser argentino”.
Un cordial saludo, fuerte abrazo.
dispreciau pero honorable hasta la muerte.

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