Imágenes asociadas
Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas -- Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe
- Elefantes en una de las áreas del Parque Nacional Queen Eliabeth infestadas por el invasor arbusto de la hoz. La Autoridad de Vida Silvestre de Uganda teme que la erradicación de la espinosa planta vaya a ser un gran desafío, porque ya colonizó vastas zonas del más extenso espacio protegido del país y el que cuenta con la fauna más numerosa. Crédito: Wambi Michael/IPS
- El arbusto falciforme y su rápido crecimiento, ayudado por el aumento de las temperaturas, lo ha convertido en una gran amenaza para los esfuerzos de conservación de la vida silvestre de Uganda. Crédito: Wambi Michael/IPS
- Funcionarios de la Autoridad de la Vida Silvestre de Uganda, en una de las áreas del Parque Nacional Queen Elizabeth donde se ha logrado erradicar el espinoso arbusto de la hoz, dentro del plan de restauración de la mayor y más biodiversa área protegida del país y una de las mayores de África. Su fauna ha sufrido y sufre los embates de la invasión de una planta que la expulsa de sus hábitats tradicionales. Crédito: Wambi Michael/IPS
África, Ambiente, Biodiversidad, Cambio climático, Destacados, Las elegidas de la redacción, Reportaje especial, Últimas Noticias
Cambio climático amenaza a leones trepadores y primates en Uganda
- Con el incremento de las temperaturas en el este de África, una espesura de invasores arbustos invasores, capaces de soportar duras condiciones climáticas, amenazan al segundo mayor espacio protegido de Uganda, hogar de una rara especie de leones trepadores y de una de las mayores concentraciones de primates del mundo.
El Parque Nacional Queen Elizabeth integra el Gran Paisaje Virunga, donde se ubica la mayor riqueza en especies de vertebrados del continente africano.
El parque es el más biodiverso de Uganda y cuenta con 5.000 especies de mamíferos, entre ellos 27 primates como chimpancés, monos de cola roja y babuinos, además de aves, anfibios, reptiles, hipopótamos y elefantes, además de los leones trepadores, que pasan o pasaban larga parte del día subidos a los árboles.
Pero los expertos en conservación en el Parque Nacional Queen Elizabeth, en el suroeste de Uganda, están luchando para detener la propagación del llamado arbusto de la hoz (Dichrostachys cinérea), que puede entrelazarse en matorrales impenetrables y es muy espinoso.
La mayor propagación de este arbusto invasor falciforme, como denominan las plantas con hojas o flores en forma de hoz o media luna, que tiene una raíz larga y varias raíces laterales que dificultan su eliminación, se teme que podría amenazar aún más a especies ya en peligro de extinción del parque.
Un informe difundido en mayo por la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) encontró que existe una pérdida masiva de biodiversidad a nivel mundial que podría “minar el bienestar humano para las generaciones actuales y futuras”.
Aunque no es nueva en el país ni en la región, el arbusto de la hoz, conocido por sus usos medicinales, ha comenzado a extenderse rápidamente por todo el parque, ocupando en los últimos años aproximadamente 40 por ciento de los casi 2.000 kilómetros cuadrados de su superficie, distribuidos en cuatro municipios vecinos, uno de ellos Kasese.
Edward Asalu, jefe de guardabosques del parque, dijo durante las jornadas que IPS recorrió el área protegida, que la propagación de estos matorrales, está afectando a los asentamientos de animales en este punto esencial de la biodiversidad ugandesa y africana.
“Se está estudiando este tema, pero sabemos que está relacionado en gran medida con el cambio climático”, dijo a IPS, aludiendo al aumento de las temperaturas en el país. Añadió que los niveles más altos de dióxido de carbono en la atmósfera también contribuyeron a la rápida propagación del arbusto.
Según un informe de evaluación de riesgos climáticos en el país realizado por la Plataforma de aprendizaje sobre el Clima y el Desarrollo, cuyo objetivo es integrar el tratamiento del cambio climático a los planes de desarrollo, las proyecciones climáticas “indican un aumento de la temperatura cercana a la superficie para Uganda en el orden de más dos grados centígrados en los próximos 50 años, y en el orden de 2,5 grados en los próximos 80 años”.
Robert Adaruku, un guía de la Autoridad de Vida Silvestre de Uganda (UWA, en inglés), ha observado que el aumento de las temperaturas acarreó el crecimiento del arbusto de la hoz en el parque.
“A medida que aumenta la temperatura, este tipo de plantas, como la de la hoz, pueden sobrevivir en un ambiente más caluroso, pueden extenderse, porque el clima y el entorno favorece su propagación”, dijo a IPS.
Matorral ahuyenta fauna
La propagación del arbusto es patente cuando se conduce por la carretera que domina el canal Kazinga, un cuerpo de agua de 32 kilómetros que se une los lagos George Edward y que antes era un tramo ideal para ver a la fauna en plena actividad.
Un solitario elefante macho es lo que se observa a primera hora de la tarde bajo uno de esos matorrales. No hay hierba bajo los pies.
Asalu explicó a IPS que la mayoría de los animales no logran penetrar fácilmente en los matorrales y que “los que se alimentan del pasto, como antílopes, jabalíes y búfalos evitan esos matorrales que se han extendido por su hábitat porque no hay comida debajo”.
“Tenemos áreas que eran praderas, pero ahora fueron invadidas por matorrales. Hay animales herbívoros que viven en áreas abiertas donde se ve a los carnívoros tratando de comerlos. Pero ahora no los encuentras en esas áreas colonizadas por el arbusto de la hoz”, añadió el jefe de guardabosques.
Adaruku, por su parte, contó que la primera vez que percibió al arbusto en el parque fue en 1997. “Las plantas falciformes estaban allí, pero en una escala muy pequeña. A medida que el tiempo avanza, se han ido expandiendo y colonizando muchas áreas”, explicó.
Un problema para África
De hecho, gracias al incremento de las temperaturas el arbusto de la hoz se propaga rápidamente por África y más allá.
Asalu detalló como ejemplo que el Área de Manejo de Vida Silvestre Randilen, en Tanzania, también tuvo que lidiar recientemente con la propagación del arbusto espinoso.
El responsable del parque citó un estudio realizado por el Centro Internacional para la Agricultura y las Biociencias(CABI, en inglés), una institución promotora de biotecnología en el sector agropecuario, donde se explicó que el arbusto Dichrostachys cinerea se propaga muy rápido porque puede producir hasta 130 brotes de cada planta madre.
Los estudios realizados en África occidental han encontrado que el arbusto se encuentra principalmente en sabanas cálidas y secas, pero puede crecer en más de tres diversas áreas climáticas.
CABI detalló que se cree que la subespecie del arbusto que se propaga en África oriental se originó en países como Argelia, Camerún, Ghana, Kenia y Sudáfrica, y se ha ido extendiendo por todo el mundo.
“La planta Dichrostachys cinerea tiene una alta tasa de reproducción, lo que significa que producen muchas semillas a lo largo del año. Aunque no todas esas semillas fecundan, las plantas que sí prosperan tienen una larga vida debido a su tolerancia a las perturbaciones naturales como el fuego, la sequía y las plagas “, detalla un informe de CABI de 2017.
Agrega que la capacidad de los arbustos falciformes para prosperar en suelos pobres en nutrientes y en áreas perturbadas lo hizo muy adaptable y resistente.
Otro reporte de 2017, realizado en la revista Nature Communications, encontró que las especies exóticas invasoras, como el arbusto de la hoz, tienen la capacidad de expandirse rápidamente en latitudes y altitudes más altas a medida que el clima se calienta, superando a las especies nativas.
El Parque Nacional Queen Elizabeth está situado a 914 metros sobre el nivel del mar, mientras que Uganda está a unos 140 kilómetros arriba de la línea ecuatorial.
Geofrey Baluku trabaja como operador turístico de medio tiempo en el área de los municipios por los que se extiende el parque y, como muchos otros en la zona, está preocupado por la propagación del arbusto falciforme.
“Es un problema grave. ¿Qué pasará con este parque si todos los animales se van?” reflexionó Baluku en diálogo con IPS.
Aseguró como los demás entrevistados, que el arbusto no es nuevo en la zona, pero sí es nueva la velocidad con la que se está extendiendo.
“Hemos usado esas mismas plantas para tratar algunas enfermedades. Es muy bueno para aliviar el dolor de muelas, por ejemplo”, citó.
Pero advirtió que “incluso los elefantes no se comen sus hojas. Otros animales pequeños no quieren quedarse en áreas colonizadas por el arbusto de la hoz, por lo que se mudan a otras áreas, incluso donde hay asentamientos humanos y antes no se acercaban”, dijo Baluku.
Una planta problemática
Peter Baine, investigador en la Unidad de Investigación de Especies Invasoras de Uganda, dijo a IPS que el arbusto de la hoz forma un dosel en un área colonizada, liberando sustancias químicas que matan la vegetación en la hierba debajo.
“Es bastante problemático para otras plantas debido a su capacidad para propagarse rápidamente, crecer rápido, dispersar numerosas semillas y que estas duren en el suelo hasta un año”, explicó.
Baine no descartó que el cambio climático esté detrás de su rápida propagación y puntualizó que las especies invasoras y las alteraciones climáticas son dos de los factores principales en la actualidad en las alteraciones de los sistemas ecológicos.
Dijo que la Organización Nacional de Investigación Agropecuaria y la UWA, la Autoridad de la Vida Silvestre, realizan estudios para comprender la interacción entre el cambio climático y este arbusto de la hoz, a fin de establecer un plan para combatir el problema.
Esfuerzo de Restauración
En el pasado, la UWA quemaba al arbusto falciforme hasta descubrir que la planta rebrotaba en unas semanas.
Desde hace 11 meses, por ello la Autoridad se ha embarcado en un nuevo esfuerzo de restauración, que involucra el desarraigo y la quema posterior de las plantas en las áreas colonizadas.
Alrededor de 600 hectáreas invadidas por el arbusto se habían desarraigado hasta mayo, indicaron en el parque cuando IPS lo visitó para estudiar el problema.
Asalu, su jefe de guardabosques, explicó que aún queda un gran desafío por delante, ya que el desarraigo y la quema a gran escala del arbusto requieren enormes recursos financieros con los que actualmente no se cuenta.
Pero mientras tanto, los esfuerzos actuales de erradicación ya están haciendo una diferencia. IPS observó en su recorrido a algunas especies, incluyendo búfalos y antílopes, que habían retornado a partes del área restaurada.
Con el aporte de Nalisha Adams desde Johannesburgo
No hay comentarios:
Publicar un comentario