La tormenta perfecta del antisemitismo
El odio contra los judíos se multiplica en la Unión Europea desde diferentes orígenes e ideologías
Madrid
Un hombre contempla las lápidas vandalizadas de varios judíos en el cementerio de Quatzenheim (Francia), el 19 de febrero de 2019. JEAN-MARC LOOS EFE
Europa vive uno de los más graves repuntes del antisemitismo de las últimas décadas, un asalto de odio que llega desde diferentes puntos del espectro ideológico: la izquierda, la ultraderecha o el islamismo radical. Este mal afecta incluso a Gobiernos de la UE, como el húngaro, que han sido acusados de difundir clichés antisemitas. Se trata de un ataque a la razón que la experta Deborah E. Lipstadt ha definido como una "tormenta perfecta".
Todas las alarmas saltaron en Francia, el país que alberga la tercera comunidad judía más importante del mundo tras Israel y Estados Unidos, después de que el Gobierno anunciase que los delitos de odio relacionados con el antisemitismo habían subido un 74% en 2018. Poco después, el filósofo Alain Finkielkraut fue increpado con gritos contra los judíos por los chalecos amarillos en París y un cementerio judío en Alsacia aparecía con cruces gamadas.
Aunque los judíos franceses son los que más han sufrido este odio —al menos diez han sido asesinados por agresiones islamistas desde 2005—, no es un fenómeno que se circunscriba a este país. Siete parlamentarios laboristas abandonaron su partido en protesta por la desastrosa gestión del Brexit, pero también por lo que consideran el antisemitismo sistémico de su formación.
"Nos fijamos en Francia, donde la comunidad judía es más visible. Pero en otros países el antisemitismo también está en auge", asegura Benno Herzog, sociólogo de la Universitat de València y autor de varios estudios sobre antisemitismo. "En Alemania está creciendo, en Reino Unido el laborismo tiene un profundo problema, en Hungría se han producido graves incidentes. España suele ser un país donde el antisemitismo como ideología está más extendido, aunque raras veces se producen ataques a personas".
Consciente del creciente problema al que se enfrenta, la Unión Europea encargó dos informes, cuyos resultados se difundieron en diciembre, y ha nombrado una coordinadora para luchar contra el antisemitismo, la alemana Katharina von Schnurbein. La Agencia Europea para los Derechos Fundamentales (FRA) dio a conocer a finales de 2018 los resultados de la mayor encuesta entre la población judía de la UE —se realizó en 12 países que cubren al 96% de los judíos europeos, una población total de 1,4 millones de los que unos 500.000 viven en Francia—-. Su director, Michael O'Flaherty, resumió así los resultados: "Décadas después del Holocausto, niveles chocantes, y en aumento, de antisemitismo continúan infectando la UE".
El 90% de los judíos encuestados considera que el odio crece en Internet y en las redes sociales, pero también en su vida cotidiana. El 30% ha sufrido algún tipo de acoso, el mismo porcentaje que evita visitar lugares de culto. Los países que cuentan con más población judía son aquellos donde la situación es más grave. Todos los indicadores son peores que los del sondeo anterior, realizado hace cinco años. Casi al mismo tiempo, la UE encargó un Eurobarómetro dedicado a la situación de los judíos, cuyos resultados son tan rotundos como los de la FRA. Realizado en los 28 países, revelaba por ejemplo que el 89% de los judíos europeos consideraban que había aumentado el odio, mientras que solo el 36% de los no judíos compartía esa opinión.
Deborah E. Lipstadt, profesora de historia judía en la Universidad Emory de Atlanta, cuya lucha contra los negacionistas del Holocausto fue relatada en el filme Negación, acaba de publicar el libro Antisemitism. Here and Now. Recoge testimonios de judíos estadounidenses que preparan un viaje a Europa y deciden no llevar kipá y cubrirse la cabeza con una gorra por miedo a agresiones. Varios miembros de la comunidad judía española consultados coincidieron en que cada vez tienen más miedo a llevar signos exteriores que les muestren como hebreos.
"Es muy grave que en la Europa actual haya que esconder el judaísmo", asegura Alejandro Baer, profesor de la Universidad de Minesota, que dirige un centro de estudios sobre el Holocausto. "Los agresiones pueden venir de muchos frentes, el islamismo radical sin duda, que se manifiesta en ataques criminales y asesinatos, pero también existe un hostigamiento verbal que acusan los judíos franceses".
Abraham Bengio, residente en Francia y presidente de la comisión de Cultura de la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA), asegura por su parte: "El viejo antisemitismo de la ultraderecha recobra vigor a medida que se aleja la memoria de la Shoah, como lo demuestran la proliferación de cruces gamadas, la profanación de cementerios y la multiplicación de amenazas o agresiones cuyo origen ultraderechista está fuera de duda. Pero a ese antisemitismo 'clásico' se ha añadido otro de origen islámico, muy similar en sus manifestaciones, con una terrible diferencia: que mata. Todos los judíos que han muerto estos últimos años, víctimas del antisemitismo, fueron asesinados por musulmanes radicales. Este antisemitismo en muchos casos se disfraza de 'antisionismo', razón por la cual Emmanuel Macron acaba de decidir que, si bien la crítica de la política del Estado de Israel es legítima, la negación del derecho a existir de Israel es antisemitismo".
LA BATALLA SE LIBRA EN INTERNET
Las redes sociales se han convertido en uno de los espacios más proclives a las teorías de la conspiración de todo tipo y donde el antisemitismo más furioso encuentra un terreno especialmente abonado. Dos de los incidentes antisemitas más graves que han tenido lugar en España tuvieron como escenario Internet: una derrota del Real Madrid contra el Maccabi de Tel Aviv en 2014 y la inauguración de la exposición sobre Auschwitz en Madrid en 2016 provocaron una riada de mensajes antisemitas en la red.
“Con la muerte de los últimos testigos de la Shoah es inevitable que la memoria se borre poco a poco”, explica Abraham Bengio. “Lo que sí representa un escándalo es la buena salud de la que gozan las teorías negacionistas. La batalla contra el antisemitismo se ganará (no me cabe duda que se acabará ganando) luchando contra el odio en Internet”.
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