La tierra soporta un exceso de productos químicos
El exceso de nitrógeno y de metales traza, como arsénico, cadmio, plomo y mercurio, pueden afectar el metabolismo de las plantas y reducir la productividad de los cultivos, advirtió la FAO el 23 de este mes. “Cuando entran en la cadena alimentaria, estos contaminantes también representan riesgos para la seguridad alimentaria, los recursos hídricos, los medios de subsistencia rurales y la salud humana”, destacó.
"Combatir la contaminación de los suelos y buscar una gestión sostenible… es esencial para hacer frente al cambio climático": Rattan Lal.
El tema ocupó un lugar central en la Quinta Asamblea Plenaria (PA) de la Alianza Mundial por el Suelo (GSP), que se celebró este mes en la sede de la FAO, en Roma.
“La contaminación de los suelos es un problema emergente, pero dado a que sucede de tantas formas, la única manera de reducir las brechas de conocimiento y promover la gestión sostenible de la tierra es intensificar la colaboración mundial y construir pruebas científicas confiables”, declaró Ronald Vargas, secretario del SGP.
“Combatir la contaminación de los suelos y buscar una gestión sostenible… es esencial para hacer frente al cambio climático”, declaró Rattan Lal, presidente de la Unión Internacional de Ciencias del Suelo, en su discurso inaugural ante la Asamblea Plenaria.
Combatir los problemas causados por los seres humanos mediante prácticas sostenibles significará “que sucederán más cambios entre ahora y 2050 que durante los 12 milenios desde el inicio de la agricultura”, afirmó.
La Asamblea Plenaria de la GSP “es una plataforma única, neutral y multipartita para discutir temas globales sobre el suelo, aprender de las buenas prácticas y deliberar sobre las medidas para asegurar suelos saludables para una provisión efectiva de servicios ecosistémicos y alimentos para todos”, dijo María Helena Semedo, directora general adjunta de la FAO.
“La acción a nivel de los países es la nueva frontera”, aseguró.
La Asamblea Plenaria aprobó tres nuevas iniciativas encaminadas a facilitar el intercambio de información: el Sistema Mundial de Información sobre el Suelo, la Red Global de Laboratorios de Suelos, establecida para coordinar y estandarizar la medición entre los países, y la Red Internacional de Suelos Negros, que pretende mejorar el conocimiento sobre los suelos agrícolas más fértiles del mundo, que también son conocidos por su alto contenido de carbono.
La contaminación del suelo en la mira
Alrededor de un tercio de los suelos del mundo están degradados, debido principalmente a prácticas insostenibles de gestión. Decenas de miles de millones de toneladas de tierra se pierden cada año en la agricultura, y una de las causas es la contaminación, que en algunos países afecta a una quinta parte de las tierras cultivadas.
El término contaminación del suelo se refiere a la presencia en la tierra de sustancias químicas que están fuera de lugar o en concentraciones superiores a las normales producidas por la minería y la actividad industrial o por la mala gestión de las aguas servidas.
En algunos casos, agrega la FAO, los contaminantes se extienden sobre grandes superficies debido al viento y la lluvia. Los insumos agrícolas, como los fertilizantes, los herbicidas y los pesticidas, e incluso los antibióticos contenidos en el estiércol animal, son también importantes contaminantes potenciales y plantean problemas especiales debido a las fórmulas químicas, que se modifican constantemente.
“La contaminación del suelo es un riesgo traicionero porque es más difícil de observar que otros procesos de degradación…, como la erosión. Los peligros que se plantean dependen de cómo las propiedades del suelo afectan el comportamiento de los productos químicos y la velocidad con la que entran en los ecosistemas”, añadió.
Según la FAO, la diversidad de contaminantes y tipos de suelos, así como las formas en que interactúan, hacen que los estudios de suelos para determinar los peligros sean difíciles y costosos.
Suelos negros
La nueva Red Internacional de Suelos Negros define a los suelos negros como aquellos que contienen al menos 25 centímetros de humus y con un contenido de carbono orgánico superior a dos por ciento. Según esta definición, abarcan alrededor de 916 millones de hectáreas, o siete por ciento de la superficie terrestre libre de hielo.
Alrededor de 25 por ciento de los suelos negros son del tipo clásico “Chernozem”, con una capa de humus de más de un metro. Estos se encuentran en las regiones cerealeras de Europa oriental y Asia central y en las antiguas praderas de América del Norte, agrega la FAO.
La Red Internacional de Suelos Negros tiene como objetivo promover la conservación y la productividad a largo plazo de los suelos negros mediante la elaboración de informes analíticos y sirve de plataforma para el intercambio de conocimientos y la cooperación técnica.
Traducido por Álvaro Queiruga
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