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La salud sexual es una quimera para minorías sexuales de India
- En una habitación en penumbras, en un barrio de la capital de este sureño estado indio de Tamil Nadu, varias mujeres están sentadas alrededor de una mesa, rodeadas de cajas de Nirodh, la marca de condones más popular de India.
Vestidas con coloridos saris, anillos de pie y el punto rojo en la frente, nada indica su actividad. Lentamente, una de ellas abre una caja, saca un puñado de condones y un pene de madera. La habitación se llena de risas a medida que se lo pasan de una en una para colocarle un preservativo.
Es un raro momento de distensión para esas mujeres dedicadas a la difícil actividad del trabajo sexual, que cuidadosamente ocultan a sus familias.
Baby, solo conocida por su primer nombre, tiene unos 40 años y es la que más experiencia tiene en el uso del condón. Es una educadora que enseña a otras trabajadoras sexuales de Chennai a mantener relaciones sexuales seguras y a protegerse del VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y de otras enfermedades de transmisión sexual.
Gracias a la continua capacitación y a la creación de conciencia, los preservativos forman parte de la vida de casi todas las 6.300 trabajadoras sexuales de esta ciudad, destacó Baby.
Pero su adecuada protección y salud sexual depende totalmente de la disposición de sus clientes a usar el condón.
“Hacemos lo mejor posible para que el cliente comprenda que es muy importante porque nos mantiene a ambos protegidos del VIH y de otras infecciones como la gonorrea. Pero es necesario convencerlo. La mayoría lo usa a regañadientes”, explicó.
Preservativos femeninos son un espejismo
India es uno de los mayores fabricantes y exportadores de condones del mundo. La compañía estatal Hindustan Latest Limited (HLL) produce más de 1.000 millones de preservativos al año, entre los que está Nirodh. De estos se entregan 650 millones al año sin costo en el marco de la campaña de sexo seguro. Pero los condones femeninos, no son gratuitos y es necesario pagarlos.
Los condones femeninos podrían ser una inmensa ayuda para las trabajadoras sexuales, pero son muy difíciles de conseguir por su elevado precio, explicó AJ Hariharan, fundador y director general de la Organización India de Bienestar Comunitario, con sede en Chennai, una de las mayores del país dedicada al bienestar de ese sector de población.
Los condones para hombres cuestan unas 25 rupias (unos 39 centavos de dólar), mientras que los de mujeres ascienden a 59 (91 centavos de dólar) o más, una suma excesiva para la mayoría de las trabajadoras sexuales que suelen ganar entre 200 y 500 rupias (entre 3,10 y 7,75 dólares) al día, que destinan a la manutención de sus familias.
“Al precio actual, el condón femenino es un lujo fuera del alcance de las mujeres pobres. Nunca podrán usarlo, una lástima porque el promedio de las trabajadoras sexuales realmente lo necesitan”, se lamentó Hariharan.
La razón de la “gran necesidad” es económico y de empoderamiento, explicó. Lleva un tiempo explicarle al cliente por qué debe usar condón y luego ayudarlo a usarlo. Tras lo cual, el duo debe esperar a que el hombre vuelva a tener una erección.
Con el condón femenino, todo es más rápido, ella ahorra tiempo y energía y lo atiende rápido. Para aquellas que alquilan un lugar, es fundamental, pues pueden tener múltiples clientes en pocas horas y pagar menos alquiler.
Organizaciones como la suya le pidieron a las autoridades que suministraran los condones femeninos de forma gratuita, pero todavía no han recibido nada. “Es una de las mayores necesidades insatisfechas a la que hay que prestarle atención”, subrayó.
A pesar de imposibilidad de pagar los preservativos femeninos, las trabajadoras sexuales tienen más suerte que otros sectores marginados, pues tienen acceso regular a los servicios de salud sexual y reproductiva.
“Hay ocho hospitales en la ciudad donde pueden hacerse revisiones médicas regulares, que incluyen análisis de VIH y de ITS (infecciones de transmisión sexual) y les dan condones”, indicó Vasanthi, una de las trabajadoras sexuales.
Salud sexual para personas transgénero
Pero para las personas transgénero, unas 450.000, hasta las revisiones médicas regulares son un problema.
“Una de las mayores dificultades es encontrar un médico que pueda y esté dispuesto a comprender nuestros problemas”, relató Axom, un transexual de 26 años.
“En cuanto ingresas a un hospital o a una clínica privada, el médico comenzará a juzgarte y a reprocharte por tu elección sexual, en vez de asesorarte sobre qué hacer. Siempre empieza con ‘¿por qué elegiste ser así?’ Después de eso, obviamente nunca vuelves a sentir ganas de abrirte acerca a tus problemas de salud”, se lamentó.
Además de la persecución moral, las personas transgénero tienen que hacer frente a la ardua batalla de pagar el elevado costo de la atención médica, como el tratamiento hormonal.
Axom recibe tratamiento hormonal y espera la cirugía de reasignación de sexo, los procedimientos quirúrgicos que le permitirán tener un pene ortopédico, que asciende a más de 10.000 dólares.
Gracias a su empleo en una de las mayores empresas de comercio electrónico del mundo, puede pagar esa suma, pero para la mayoría, esa alternativa es una quimera.
“En nuestra comunidad, más de 90 por ciento de las personas viven mendigando”, recordó. “¿Cómo van pagarse esos tratamientos?”, preguntó.
Planificación familiar, compromisos y brechas
En 2012, India se integró a Planificación Familiar 2020 (FP2020), una asociación mundial para cumplir el tres y el cinco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y asegurar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva para 2030.
Este país se comprometió a invertir 2.000 millones de dólares en ocho años para reducir las necesidades insatisfechas y atender “la igualdad para que las poblaciones más pobres y vulnerables tengan un mayor acceso a suministros y servicios de calidad”.
El 11 de este mes, representantes de los países del FP2020 participaron en una cumbre en Londres para informar y analizar los avances en los compromisos asumidos hace cuatro años.
Para India es una buena oportunidad de decirle al mundo qué hizo y renovar su compromiso de alcanzar los objetivos, destacó Lester Coutinho, subdirector de planificación familiar de la Fundación Bill & Melinda Gates.
“Los gobiernos, incluido el de India, responden a las brechas que quedaron en los compromisos. Jóvenes y adolescentes son una de las áreas, la cadena de suministro es otra y fondos para comprar productos básicos es la tercera y asesorar e informar a las mujeres y jóvenes es otra más”, detalló.
“Hay soluciones tangibles en estas áreas que los gobiernos pueden adoptar”, subrayó.
Mientras, en Chennai, hombres y mujeres transexuales como Axom esperan que el gobierno subsidie algún día la cirugía de reasignación de sexo y el tratamiento hormonal.
“La Corte Suprema de India reconoció a las personas transgénero como un tercer género en 2014, así que ahora tenemos los mismos derechos y prestaciones que cualquier otro ciudadano”, recordó Axom.
“Si el gobierno otorga cirugías gratuitas en casos de enfermedades con riesgo de vida, ¿por qué no podemos esperar que nos subsidie tratamientos que podrían eliminar amenazas a nuestra identidad y restablecer cierta normalidad en nuestras vidas?”, acotó.
Traducido por Verónica Firme
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