martes, 12 de enero de 2010

REYES de la MISERIA ESPANTOSA


Los que creen reinar entre pobres diablos

Martes 12 de Enero de 2010 | La detención de dirigentes barriales por manejos irregulares del plan "Argentina trabaja" muestra algo más profundo en el cuerpo social.



Autor
Roberto Delgado
Prosecretario de Redacción
rdelgado@lagaceta.com.ar


"La avaricia, y no ver la necesidad de los pobres, los llevó a actuar de esa manera". (Verónica Pedernera, beneficiaria y denunciante)
"El que está solo y sufre es invisible para los demás. No se lo tiene en cuenta. Ni el sistema ni la sociedad lo ven". (Manuel Lozano, director de la Red Solidaria Argentina, que hizo hace dos años un relevamiento de los comedores comunitarios en el país).

Otra sociedad apareció en estos días con la denuncia de Verónica Pedernera, beneficiaria de los planes "Argentina trabaja", que dijo que le quitaron la tarjeta de débito para darle mucho menos dinero que el que le corresponde por el plan. Según su relato, cuando fue a protestar por eso, uno de los acusados, Manuel Quiroga, le dijo: "yo tengo más peso en el Gobierno que vos, que sos una pobre diabla". Hoy están detenidos dos dirigentes barriales (los hermanos Manuel y Guillermo Quiroga) y otra dirigente, una especie de intermediaria o gestora (Amelia Herrera) y Verónica Pedernera ha cobrado lo que le corresponde. Pero hay que mirar la sociedad que apareció por detrás del escándalo Es la del manejo de la vida de los invisibles, la que -con anuencia o con ignorancia del Estado- les da de comer a muchos (un grupo de vecinos protestó en Tribunales para reclamar que la detención de los Quiroga ha afectado el funcionamiento de 18 comedores que alimentan a 2.700 personas); la sociedad en la que encaja -por gusto o por presión- la vida de esos "pobres diablos".
Primera pregunta: ¿es cierto lo de los 18 comedores? Puede ser. El Estado ha ido dejando en manos de ONGs este tipo de actividades, muchas de las cuales son organizaciones de piqueteros -que son, casualmente, las que pugnaron por quedar comprendidas en el programa "Argentina trabaja". Por ello la ministra de Desarrollo Social, Beatriz Mirkin, dijo que el Gobierno no tiene comedores con los hermanos Quiroga.
Segunda pregunta: ¿quién les dio la plata para mantener esos 18 comedores? Según lo que se ha podido percibir en el escándalo, los acusados se especializan en gestionar y repartir elementos o dinero del Estado. Y entonces hay que pensar quién debería supervisar el uso de esos fondos en el Estado. A nivel nacional, es el ministerio de Desarrollo Social que maneja Alicia Kirchner. En Tucumán, por ahora, no se sabe. ¿Serán las municipalidades, beneficiarias de los trabajos que se harán con este programa? ¿Y cómo van a controlar, si carecen de equipos técnicos preparados para esto?
No es un problema tucumano solamente. Ya desde que los piqueteros acamparon en la avenida 9 de Julio a fines del año pasado se armó una fuerte polémica a propósito del reparto de estos planes. Cáritas no quiso formar parte y la oposición política los cuestionó. El peronista disidente Eduardo Amadeo (ex funcionario de Carlos Menem) presentó un proyecto para que se forme una Agenda Social de Evaluación, para medir el impacto del programa, y Héctor "Toty" Flores, diputado de La Matanza por la Coalición Cívica. sentenció que es un "ejemplo de perversión en materia de clientelismo político, que sirve para que los intendentes hagan caja y para que algunos grupos piqueteros sigan atados al subsidio", según se publicó en "La Nación" del 2 de enero.
Tercera pregunta: ¿tras estos antecedentes, van a cambiar las cosas? El Gobierno espera que no aparezcan más Verónicas Pedernera, porque así quedaría como un caso excepcional y se podría seguir adelante con un programa que por ahora beneficia a 100.000 personas y que la Nación quiere llevar a 300.000. Tucumán y Buenos Aires son experiencias piloto en esta cuestión.

Un pequeño paso
Pero la organización comunitaria que aparece por debajo del escándalo inquieta. Gran manejo de multitudes invisibles, cuyos hábitos están organizados por fuera de la estructura formal del Estado. Es común y hasta justificable considerar que las multitudes invisibles están fuera de las normas: no pagan impuestos ni servicios; tienen muchos oficios que parecen marginales en la ciudad, y de allí a que haya dirigentes inescrupulosos que manejan la organización de sus vidas también en forma marginal hay un pequeño paso.
Por ello los pedidos del gobernador José Alperovich y del interventor del Ipacym, Regino Racedo, de que los beneficiarios "no sean presos de ninguna avivada", suenan difíciles, si no hay una decisión fuerte del Estado de controlar el funcionamiento del programa que viene, por lo menos, confuso. ¿Quién es el responsable del control, si no está en Desarrollo Social ni en el Ipacym?
Por otra parte, el plan "Argentina trabaja" parece tener impacto negativo en el concepto mismo del sistema cooperativista, concebido como una forma de gestión asociada, en la que los miembros se reparten los ingresos y organizan su forma de dar servicios. La cooperativa se forma en grupo para que sus miembros crezcan desde abajo y con autocontrol. En Tucumán, en el que la individualidad impera, el sistema se ha caído desde los 70, pero Campo de Herrera es un gran ejemplo de una gestión cooperativa exitosa. El nuevo plan no fomenta esto, sino que promueve cooperativas clientelares, y sin continuidad en el tiempo...
"Sería lindo vivir en un país que sea más honrado", dijo Verónica Pedernera. Y que no hubiera punteros que creen que reinan entre pobres diablos.
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el dispreciau dice: poco a poco va tomando estado público cómo funcionan estos ejes de clientelismo político que ayuda a pocos a restar las dignidades de los muchos, a someterlas, a burlarlas... nuestra clase política ha hecho un culto de ello, sin tener la capacidad de medir las consecuencias, mediatas e inmediatas. En esta sopa de incoherencias, donde la gente se ve ahogada en frustraciones crecientes inducidas por el propio poder político, la corrupción anida por todos lados, desde la obra pública insensata hasta la dádiva despreciable. Para los estados municipales, provinciales y hasta para el propio estado nacional, lo único importante es la "caja" política, esa que nutre los desatinos que ahora se denominan gestión pero que no son otra cosa que un atropello a los derechos ciudadanos, a los otros constitucionales, y finalmente al estado de derecho en sí mismo. Pero las "cajas" le quitan el sueño a la clase política porque sin ellas no saben subsistir ya que en el fondo la clase política argentina y tantas otras en el mundo, son la resaca de una sociedad herida de manera incesante que va expulsando quistes de los nichos productivos para que luego se transformen en líderes políticos [incapaces para armonizar, incapaces para discutir, incapaces para construir, incapaces para concertar, incapaces hasta para disentir, ni qué hablar de sus incapacidades para crear y producir]... Argentina supo distinguirse por sus capacidades, hoy eclipsadas para tratar de sobrevivir en un medio extremadamente hostil, no distinto a los medios cursados en etapas militares (donde se expulsan ideologías por la simple carencia de ideas), no diferente a lo visto en la frívola e infame década de los noventa (donde la Argentina fue arrasada). No se puede construir un país serio y democrático sustentados en el conflicto, la crisis y el caos. Más tarde o más temprano el burn out consume a la sociedad sumiéndola en un torbellino de miserias. Enero 12, 2010.-

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