jueves, 21 de enero de 2010

CONOCIENDO A DOLORES MORA VEGA y su paso por la ARGENTINA


la Señora SENADORA NACIONAL María Eugenia Estenssoro ha editado este mensaje:

Premios Lola Mora: “Paz, Justicia, Libertad, Progreso”Por editora / 20 de January de 2010
por la Dra. María del Carmen Magaz, asesora de la Senadora Estenssoro ante la
Comisión Bicameral de los Bicentenarios del H. Congreso de la Nación



En el marco de las celebraciones del Bicentenario, el 8 de marzo se iniciará el concurso “Premio Lola Mora” que se entregará en noviembre de este año y premiará trabajos relacionados con la paz y la libertad, entre otros.
En el panorama de la historia del arte nacional la trayectoria de la escultora Lola Mora (Dolores Mora Vega) constituye un caso único y trascendente. Su historia no sólo está relacionada con este Honorable Congreso de la Nación y su ornamentación artística sino que, también, está vinculada a la lucha que debió librar contra los prejuicios que la descalificaban por el solo hecho de ser mujer y a las condiciones de perfección que se le exigían por la sola razón de haberse dedicado a una actividad destinada, en los comienzos del siglo XX, a los varones.

Habitualmente se da como su fecha de nacimiento el 17 de noviembre de 1866, aunque la partida de bautismo de la Parroquia de San Joaquín de Trancas, en el libro XI, da cuenta de que “…el día Veinte y Dos de Junio del año del Señor mil ochocientos sesenta y siete… (se impuso) óleo y crisma a Dolores de edad de dos meses hija legítima de D. Romualdo Mora y Da. Regina Vega…”. La localidad de Trancas pertenecía al obispado de Tucumán, hoy provincia de Salta.

En 1887 llegó a Tucumán el maestro italiano Santiago Falcucci con quien inició sus estudios de dibujo y pintura.

En 1894 expuso 21 retratos de gobernadores tucumanos, que fueron adquiridos por la provincia. Dos años más tarde viajó a Europa con una beca otorgada por el gobierno nacional argentino. En Italia inició sus estudios con Paolo Michetti y luego con el escultor Monteverde, definiendo su vocación hacia la escultura.

En 1900 el gobierno provincial le encargó dos relieves para la remodelada Casa histórica de Tucumán. Aceptó y ofreció, a la entonces Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires, una fuente ornamental, como las muchas que se encontraban en la ciudad de Roma. La fuente fue aceptada y se fijó su primer emplazamiento en la Plaza de Mayo.

Cuando la artista llegó a Buenos Aires con las maquetas para la fuente, un movimiento de opinión se generó en contra de que un conjunto de desnudos masculinos y femeninos se ubicaran a veinte metros de la catedral. Muchas fueron las propuestas para el nuevo emplazamiento de la fuente: Mataderos, Parque de los Patricios pero, finalmente, un grupo de prestigiosos ciudadanos, entre quienes se encontraba Bartolomé Mitre, propusieron el actual Parque Colón, donde hoy se cruzan la Av. Leandro Alem y Presidente Perón, entonces denominado Paseo de Julio. Luego de su inauguración, el 21 de mayo de 1903, hubo muchas publicaciones que dudaban de su autoría y se enjuició además su moralidad. Ese mismo año la artista retornó a Roma con innumerables proyectos.

El general Roca había sugerido su nombre para realizar cuatro estatuas para ornamentar el nuevo edificio del Congreso Nacional: las de Carlos María de Alvear (presidente de la Asamblea del año XIII), Francisco N. Laprida (presidente del Congreso de Tucumán de 1816), Facundo Zuviría (presidente de la Asamblea del año 1853) y Mariano Fragueiro (presidente de la Asamblea del año 1860), así como también cinco figuras alegóricas para el mismo edificio, que son las cuatro alegorías del premio que hoy nos convoca, además de los leones ornamentales.

Mora se instaló en un nuevo taller en Roma, en un palacio de la vía Dogali 3 y este lugar se transformó en el centro de reunión de lo más selecto de la intelectualidad romana y sudamericana.

Su falta de prejuicios, su vestimenta con “bombachas camperas”, su fuerte personalidad y su atractivo físico sumaron a sus obras escultóricas la fama que hizo que su taller cobrara trascendencia internacional y ganara un concurso internacional para homenajear a la reina Victoria a emplazarse en la ciudad de Melbourne, Australia.

Hacia 1906, los diarios italianos comentaban las visitas de la realeza europea al taller de la escultora. Gabrielle D´ Annunzio, los generales Mitre y Roca, el Dr. Avellaneda y Ernesto de la Cárcova fueron asiduos visitantes.


Un grupo emplazado en el frente hacia la actual calle Hipólito Yrigoyen estaba conformado por La Libertad, El Comercio y dos leones. El otro grupo, hacia la Av. Rivadavia, estaba integrado por La Justicia, La Paz y un personaje masculino cuyo significado, según Félix de Haedo, es incierto.

El año 1913 fue un año en el cual los partidos de la oposición atacaron al gobierno conservador de la época y la construcción del nuevo edificio del Congreso Nacional y su ornamentación fueron severamente criticados. Se conformó una comisión Bicameral para investigar el estado de las obras del edificio y de las inversiones. Se identificaron las obras de Lola Mora con el gobierno de entonces y fueron descalificadas con palabras como “adefesios”, “ofensas” o “insultos en nombre de un sentimiento de moralidad”.

Finalmente, en 1915, los presidentes de ambas cámaras autorizaron el retiro de las esculturas que pasaron a galpones. Tres años más tarde, la Fuente de las Nereidas se trasladó a su actual emplazamiento en Costanera Sur y quedó inconcluso y abandonado el Monumento a la Bandera de la ciudad de Rosario (hoy reubicados varios de sus grupos escultóricos en un espejo de agua en este monumento que, finalmente, realizaron los escultores Bigatti y Fioravanti). Su monumento a Aristóbulo del Valle, del que se conserva sólo el basamento en el Jardín Zoológico de la ciudad de Buenos Aires, fue destruido la noche previa a la inauguración en el Parque 3 de Febrero y sus obras se enviaron a diferentes provincias o quedaron abandonadas y olvidadas.


A partir de ese año, Lola Mora se sumió en un silencio artístico absoluto dedicando sus esfuerzos a proyectos financieros que no logró concretar y vivió en la más absoluta pobreza. Se trasladó la ciudad de Salta y allí, cuando se inauguró el Museo de Bellas Artes de Salta, artistas como Pío Collivadino, Fernán Félix de Amador, Rafael Alberto Arrieta y otros la descubrieron en el hotel Plaza de esa ciudad.

Pocos meses antes de su fallecimiento, en la ciudad de Buenos Aires el 7 de junio de 1936, se organizó una suscripción pública para ayudarla en la provincia de Tucumán y el Gobierno Nacional aprobó una pensión para aliviar sus circunstancias, que llegó tarde.

En 1977 se trasladaron sus restos a Tucumán donde se le dieron sepultura en la Casa de la Cultura. En 1997 -mediante el pedido de reconocimiento a nivel nacional de quien es considerada la primera escultora argentina, presentado por la diputada Fanny Ceballos de Marín ante el Congreso Nacional- se instituyó el 17 de noviembre como el “Día Nacional del Escultor”.


Los premios que otorgará la Comisión Bicameral de los Bicentenarios del Honorable Congreso de la Nación reproduciendo, a escala menor, sus esculturas alegóricas que ornamentaban la fachada del edificio, hoy declarado Monumento Histórico Nacional, resumen los ideales de Nación que la artista imaginó para nuestro país: Paz, Justicia, Libertad y Progreso. Sus obras nunca perderán vigencia ya que se hacen referencia a cualidades trascendentes para toda sociedad que quiera lograr el bien común.

el dispreciau dice: vale conocer a Dolores Mora Vega (Lola Mora) ya que debió remar contra la corriente en un océano de dulce de leche espeso, combatiendo con una sociedad machista, siempre acompañada por damas singulares de pensamiento victoriano que jamás se acostaban con nadie y cuyos hijos eran obra de un espíritu no tan santo... pero nunca reconocido, despreciativa hacia el genio y talento ajenos, que la descalificaba sin apreciar sus capacidades y burlándose de sus virtudes, tal como actualmente sucede. Dado que el bicentenario sirve para los reconocimientos endeudados en vida, ahora los victimarios podrán resarcir sus mezquindades diciendo: "viste!, era argentina"... claro que ya no está para escuchar esta caricia para su alma. Pero justo es reconocer que nuestra sociedad es facturista por naturaleza, esto es que se la pasa pasándole facturas al otro por lo que hace y también por lo que no hace, así es que nada ha cambiado y la gesta continúa... Enero 21, 2010.-

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