Editorial I
El Gobierno genera otra grave crisis
El pedido de renuncia al presidente del Banco Central es otra muestra de autoritarismo y avasallamiento de las instituciones
Noticias de Opinión: Jueves 7 de enero de 2010 | Publicado en edición impresa
En sólo 24 horas, y haciendo alarde una vez más de su autoritarismo, el Poder Ejecutivo Nacional ha convertido prácticamente en crisis institucional lo que hasta ahora era un conflicto.
Lo hizo la Presidenta al pedirle la renuncia al presidente del Banco Central (BCRA), Martín Redrado, por negarse a facilitar las reservas de esa entidad para el Fondo del Bicentenario, creado para pagar la deuda pública mediante un polémico decreto presidencial de necesidad y urgencia.
Ayer, en esta columna, nos referimos a la arremetida oficialista contra la autonomía del BCRA. Con el pedido de renuncia, la arremetida ha escalado hasta el avasallamiento de esa autonomía. La ley dice que, en tanto ente autárquico del Estado nacional y no dependiente del Poder Ejecutivo, el BCRA es verdaderamente intocable respecto de los gobiernos de turno. Esta intangibilidad constituye un principio esencial para defender el valor de nuestra moneda de las manipulaciones de los dirigentes políticos.
La historia reciente de esa entidad no es alentadora. Desde 2000, seis personas se han sucedido como presidentes del BCRA y, con la excepción de uno que cumplió su mandato, los demás tuvieron que dejar sus cargos por anticipado debido a sus disputas con el Poder Ejecutivo.
Cuando Mario Blejer tuvo que abandonar la presidencia del BCRA, en junio de 2002, en su carta de renuncia expresó que la autonomía de ese banco "hace a la esencia misma de la autoridad monetaria y es un instrumento imprescindible para restablecer la confianza en el sistema". Esa última referencia apuntaba a la grave situación económica de aquel año, que, para Blejer, constituía una crisis de confianza ante la cual era preciso "fortalecer la independencia de la institución" y no "someterla a presiones interesadas".
La crisis actual -gratuita en su origen, no en sus posibles consecuencias- obedece al autoritarismo que caracteriza a los Kirchner y recuerda los comienzos de la crisis generada por su ciego enfrentamiento con el campo.
No había ninguna urgencia ni necesidad de emitir el 14 de diciembre pasado un decreto que creara un fondo de 6569 millones de dólares para pagar la deuda pública que vence el corriente año con reservas del BCRA. Además, el presupuesto nacional para este año ya había sido aprobado y contempla las partidas y recursos suficientes para pagar la deuda.
El apuro presidencial por contar con un instrumento de dudosa constitucionalidad y que no fue sometido al Congreso parece indicar que la real preocupación gubernamental pasa por captar fondos de donde sea para mantener un nivel de aumento desenfrenado del gasto público, superior incluso al presupuestado. Y el indebido pedido de renuncia a Redrado apuntala más todavía esa hipótesis.
Como en el enfrentamiento con el campo por las retenciones, ahora también el Gobierno trata de apropiarse de fondos que no le pertenecen, como hizo con los de las AFJP.
Alfonso Prat-Gay, ex presidente del BCRA, al igual que otros especialistas, sostuvo que ese organismo monetario "no tiene por qué recibir instrucciones del Poder Ejecutivo" y advirtió que el decreto de necesidad y urgencia que establece la creación del Fondo del Bicentenario con reservas del BCRA "viola" la carta orgánica de la institución que preside Redrado, que establece que el BCRA "no recibe instrucciones ni indicaciones del Poder Ejecutivo en la ejecución de la política monetaria de la institución".
Una vez más, el kirchnerismo hace tabla rasa con el debido juego de las instituciones en la vida democrática. Y por desgracia para la sociedad ha demostrado durante su larga guerra contra el agro que no le importan las consecuencias sociales y económicas de su férreo empecinamiento cuando se trata de hacer abuso de poder. Tampoco le importa seguir perdiendo credibilidad en el exterior, pues en los países con instituciones sólidas la independencia de los bancos centrales es incuestionable. La Presidenta debería recapacitar y no alimentar una crisis a todas luces evitable.
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Editorial IEl Gobierno genera otra grave crisis
El pedido de renuncia al presidente del Banco Central es otra muestra de autoritarismo y avasallamiento de las instituciones
lanacion.com | Opinión | Jueves 7 de enero de 2010
el dispreciau dice: ya lo he dicho varias veces, quien tiene alteraciones de conducta o bien demuestra a través de ella (ejercicio) reiterar métodos, procesos y errores, irá por más como estrategia de vida, aún cuando ello implique estrellar la nave con todos sus pasajeros a bordo... lamentablemente, esta gestión comenzó mal y al no corregir el rumbo todo indica que el final será aún peor, no para ellos en lo personal, sino para la Argentina. Enero 07, 2009.-
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