domingo, 17 de enero de 2010

FANTASÍAS DESALMADAS


Editorial I
Las fantasías conspirativas
Desde el Poder Ejecutivo se alienta la creación de un estado de emergencia en el cual la única regla sea su voluntad inmediata

Noticias de Opinión: Domingo 17 de enero de 2010 | Publicado en edición impresa

La Presidenta y su decisivo esposo han intentado, durante los últimos días, explicar la crisis desatada en torno de las reservas del Banco Central (BCRA) como el resultado de una conspiración y no como la consecuencia de sus erróneas decisiones.

En la conjura intervendrían actores de muy distinta procedencia: el presidente del banco, el vicepresidente de la Nación, un juez de Nueva York, una jueza de Buenos Aires, los tenedores de bonos impagos de la Argentina, la oposición parlamentaria, los medios de comunicación y, en la versión más alarmante, la Corte Suprema de Justicia. Todos ellos se habrían combinado para frustrar el canje de deuda que el Gobierno viene demorando desde hace más de un año y, en una maquinación más perversa, para boicotear a una administración que "no sabe hacer otra cosa que buscar la felicidad del pueblo", como declaró la señora de Kirchner en un reciente acto.

Desde que llegó al poder, el matrimonio gobernante se ha quejado de que hay fuerzas oscuras que traban sus acciones. Las acechanzas podrían provenir de la Corte; del Arzobispado de Buenos Aires; de las pasteras uruguayas; del Fondo Monetario Internacional; de los cuarteles -Néstor Kirchner envió a su ministro de Defensa a desbaratar un golpe allí donde apenas se había servido un asado-; de la Justicia de Miami, por el escándalo de la valija con 800.000 dólares, o del campo.

Ahora, la Presidenta, sin aportar una sola evidencia, aseguró que Julio Cobos pretende que ella abandone el gobierno antes de lo previsto. Y varias organizaciones sociales alineadas con su gobierno y alimentadas por él exhumaron una terminología antediluviana para advertir que "a la fuerza brutal de la antipatria le opondremos la fuerza organizada del pueblo".

Esta interpretación conspirativa está destinada a producir una gran tergiversación sobre lo que ocurre en el país. La Presidenta decidió, a través de un decreto de necesidad y urgencia, convertir el Banco Central en una caja auxiliar del Ministerio de Economía. De ese modo desató una crisis en la conducción del banco y expuso sus reservas al embargo de quienes tienen cuentas pendientes con el Tesoro. Las consecuencias de la tormenta están a la vista: ocho años después de haber declarado el default, el patrimonio nacional sigue siendo embargado.

Políticos, jueces, periodistas, profesionales del derecho y de la economía coincidieron de manera casi unánime en que la decisión entrañaba un altísimo riesgo, pues exponía las reservas monetarias a los reclamos de los acreedores del Tesoro. Los abogados contratados por el Ministerio de Economía en los Estados Unidos también se expresaron, ante una consulta del Banco Central, en el mismo sentido. Un consenso tan amplio podría haber inducido a la pareja gobernante a revisar la calidad y la conveniencia de su decisión. Pero la Presidenta y su esposo confundieron coincidencia en un diagnóstico con complicidad en un complot.

En vez de ensayar argumentos, los gobernantes ordenaron acciones para desbaratar la conjura. Las razones son sustituidas por descalificaciones, que es lo que suelen hacer quienes están escasos de razones. De ese modo, el vicepresidente (que Néstor Kirchner fue a buscar a un partido que no era el suyo para que integrara la fórmula de su esposa) es presentado, sin prueba alguna, como un golpista; la jueza que limita la acción del poder es acusada de politizar sus fallos; el titular del Banco Central, dócil hasta hace un mes a los dictados del esposo de la Presidenta, es caracterizado como un empleado de los acreedores externos; y éstos han descendido, en la zoología moral, de la condición de "fondos buitres" a la de "ratas del Riachuelo".

Estas adjetivaciones suelen tener un objetivo subliminal: estimular en quienes las escuchan movimientos emocionales que entorpecen el análisis racional de los problemas. Inducen a suponer que quien se presenta como víctima de fuerzas tenebrosas defiende, por la magia de esa oposición, intereses elevados y transparentes. También impide los matices conceptuales o morales: quien plantee una duda u ofrezca una negociación es condenado por traidor.

La teoría de la conspiración permanente habilita en quienes la sostienen las peores prácticas políticas. Si el comportamiento de la realidad obedece a los dictados de un enemigo oculto y dañino, de nada vale dialogar. Habrá que escuchar conversaciones telefónicas con procedimientos clandestinos, intervenir correos electrónicos o hacer seguimientos personales. Al contradictor no hay que refutarlo, sino investigarlo. La denuncia de un complot sin pruebas suele ser un viejo pretexto de los autoritarismos para restringir más la libertad de los ciudadanos.

Esta tendencia se ha vuelto inquietante. La señora de Kirchner debería preguntarse por qué la mayoría de los ministros y de los representantes del oficialismo en el Congreso se niegan a hablar por teléfono sobre cuestiones políticas. El poder de los aparatos de inteligencia y espionaje se ha expandido siempre que contó con superiores afectos a pensar en conspiraciones.

La idea del complot sirve también para que los Kirchner ejerciten otra de sus aficiones: la de responsabilizar siempre a otros de lo que sucede en el país. La Presidenta recordó una y otra vez que el default fue culpa de la gestión Rodríguez Saá. Como si su administración y la de su marido no hubieran tenido responsabilidad alguna en prohibir, con una ley, cualquier negociación con los acreedores. Algo similar ocurre con los decretos de necesidad y urgencia. Para Cristina Kirchner fueron un engendro del Pacto de Olivos entre Carlos Menem y Raúl Alfonsín. Omitió un detalle: que ella y el doctor Kirchner participaron de esa reforma como constituyentes y le dieron su aprobación.

La fantasía conspirativa es, en síntesis, un dispositivo central del sistema de dominio que impera sobre el país. Al alertar sobre la inminencia de algo terrible, provocado por agentes malignos, los Kirchner aspiran a crear un estado de emergencia en el cual la única regla sea su voluntad inmediata. Así es que la idea de la conspiración permanente suele engendrar el abuso de poder.

abrir aquí:
Editorial ILas fantasías conspirativas

Desde el Poder Ejecutivo se alienta la creación de un estado de emergencia en el cual la única regla sea su voluntad inmediata

lanacion.com | Opinión | Domingo 17 de enero de 2010



El problema de los Kirchner va más allá de Redrado
Por Fernando LabordaNoticias de Opinión: Domingo 17 de enero de 2010 | Publicado en edición impresa

A estas alturas es seguro que Martín Redrado está pensando en una salida que lo deje a resguardo de los continuos ataques de esa máquina de picar carne que es el gobierno kirchnerista, mucho más que en cumplir su sueño prácticamente imposible de llegar a septiembre y convertirse en el primer presidente del Banco Central que cumpla un período completo desde 1945.

El titular del BCRA, independientemente de los vaivenes que deparó en la Justicia su intento de remoción, siempre sostuvo que la cuestión debía resolverse políticamente, con la intervención del Congreso. Pero desde el miércoles pasado su situación se ha tornado endeble. Ese día legisladores del radicalismo admitieron que Redrado podía ser la moneda de cambio en una negociación con el oficialismo y señalaron que su presencia al frente de la entidad monetaria era insostenible .

Algunos dirigentes de la UCR fueron más allá y aseguraron que podían defender la institucionalidad, pero jamás a un hombre que nunca dijo nada sobre la manipulación de las estadísticas sobre inflación por el Indec ni alzó su voz cuando el G obierno removió al titular de la Comisión Nacional de Valores.

A Redrado le preocupa que no se deteriore su buena imagen en el mundo financiero internacional. Tal vez por eso no faltan entre sus allegados quienes estiman que, más temprano que tarde, dará el paso al costado por el que tanto ruega el kirchnerismo, aun cuando en la Justicia habría todavía un largo proceso por delante.

La última frase del presidente del BCRA e_SEnD Ellos creen que me matan, yo creo que se suicidan e_SEnD sonó como parte de la ceremonia del adiós.

Pero le deja un mensaje más profundo al Gobierno. Los problemas distan de terminarse con el eventual alejamiento de Redrado.

Es que el decreto 2010/09, por el cual la presidenta Cristina Kirchner creó el Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad también parece herido de muerte. Al firmarlo, la primera mandataria dejó sentado que las reservas del BCRA no son de esta entidad, sino del Tesoro nacional, y que éste puede emplearlas para pagar deudas públicas. Poco después, distintos dirigentes y funcionarios del oficialismo dieron a entender que las mismas reservas podían tener incluso otros fines y sostuvieron que el presidente del BCRA no podía tener nunca más poder que la titular del Poder Ejecutivo. No hicieron así otra cosa que nutrir de argumentos a los llamados fondos buitre para poder embargar las reservas depositadas en el exterior.

En lugar de hacerse cargo de sus propios errores, el Gobierno buscó chivos expiatorios y lanzó una de sus acostumbradas denuncias sobre conspiraciones que no existen. A la cabeza del complot, ubicó al vicepresidente Julio Cobos.

El primer susto llegó a comienzos de esta semana, con la decisión del juez norteamericano Thomas Griesa de trabar una cuenta del BCRA de 1.700.000 dólares. El monto resultó exiguo, pero el mensaje a las autoridades argentinas y a los mercados no fue menor. Tras el acuerdo alcanzado anteayer en Nueva York, Redrado y Amado Boudou participaron de una patética competencia por salir primeros en la TV para anunciar el levantamiento del embargo.

Representantes de la UCR en el Congreso le ofrecieron al oficialismo la posibilidad de una negociación, que pasaba por apoyar la salida de Redrado a cambio de que el Poder Ejecutivo convocase a sesiones extraordinarias a la brevedad y habilitara el debate de un proyecto alternativo que salvara el objetivo original del Fondo del Bicentenario: otorgarles garantías ciertas a los acreedores para asegurar el éxito del canje de deuda.

Pero la palabra negociar no figura en el mapa genético de los Kirchner. Al menos ésa fue la conclusión a la que arribaron los legisladores del oficialismo que le transmitieron la propuesta radical a la primera mandataria.

Ninguno descarta completamente que se abra una vía para acordar una iniciativa legislativa que ofrezca más certidumbre que el polémico decreto 2010, antes de que éste corra la misma suerte que la fatídica resolución 125, que rebeló al campo dos años atrás. Pero todavía no ha llegado ese momento.

¿Cuál podría ser una alternativa al decreto 2010 que preserve al país de posibles embargos de las reservas del BCRA?

Una propuesta en la que trabajan economistas del radicalismo propicia que el Fondo del Bicentenario para garantizar el pago de las obligaciones del Estado se constituya no con reservas, sino con las utilidades obtenidas por el BCRA, derivadas de las diferencias de cotización de los títulos públicos en cartera, de las diferencias de cambio y de las ganancias por operaciones de futuro. Durante 2009, todo eso derivó en un aumento patrimonial del banco equivalente a algo más de 5000 millones de dólares.

La materialización de esta propuesta sólo requeriría una decisión del directorio del Banco Central, que le permitiría al Tesoro disponer de los recursos que garanticen los pagos de la deuda.

Otro economista, como el ex presidente del BCRA Rodolfo Rossi, sostiene que el proyectado Fondo del Bicentenario podría conformarse con las utilidades de la entidad, que estima en unos 2500 millones de dólares e_SEnDdescuenta la revalorización de títulos públicos, por no considerarla una ganancia hasta que no se efectivicee_SEnD, más 2676 millones de dólares de aumento de adelantos transitorios que el BCRA podría hacerle al Estado, teniendo en cuenta que por la Carta Orgánica, el banco puede otorgarle hasta el 10 por ciento de los ingresos fiscales de los últimos 12 meses.

Las dudas surgen cuando se advierte que el gobierno kirchnerista, en realidad, no está preocupado por darles garantías a los acreedores, sino por el financiamiento del aumento del gasto público. Y no pocos analistas económicos sostienen que, aun cuando el Estado reciba los proyectados 6569 millones de dólares de reservas, existiría una necesidad de financiamiento adicional.

En cualquier caso, la solución a este entuerto devenido en crisis institucional sólo puede ser política. La negativa oficial a convocar a sesiones extraordinarias del Congreso es un punto débil del oficialismo que hasta dirigentes del oficialismo advierten. Si la propia Presidenta se mostró el 9 de Julio convencida de la necesidad de un diálogo político y social amplio, ¿cómo podrá justificar ahora que el Poder Legislativo no sea llamado para tratar un tema fundamental en el que la Constitución le otorga facultades como el arreglo del pago de la deuda interior y exterior de la Nación?

Es sólo una contradicción más de Cristina Kirchner. Como cuando en junio de 2002, siendo senadora por Santa Cruz, pidió al gobierno de Eduardo Duhalde y al BCRA que se abstuvieran de utilizar reservas para pagarles a organismos internacionales. En ese texto, definía al Banco Central como un "organismo descentralizado con total independencia de toda subordinación al Poder Ejecutivo".

Curiosamente, ese mismo mes, se producía la renuncia de Mario Blejer a la presidencia del BCRA. En el texto de su dimisión, señalaba que la autonomía de esa entidad "hace a la esencia misma de la autoridad monetaria", que se debía "fortalecer la independencia de la institución" y no "someterla a presiones interesadas". No es casual que la eventual designación de Blejer sea hoy motivo de discusión en el matrimonio presidencial, aunque hasta estas horas sigue siendo el principal candidato a reemplazar a Redrado.

abrir aquí:
El problema de los Kirchner va más allá de Redrado

Por Fernando Laborda

lanacion.com | Opinión | Domingo 17 de enero de 2010



el dispreciau dice: dentro de la tremenda incoherencia que vivimos, las personas lapidamos tiempo asombrándonos con las incapacidades manifiestas de un poder ejecutivo devorado por sus propios atropellos a diestra y siniestra (más esta última). Argentina se detuvo el 11 de marzo de 2008 ante la locura de la Resolución 125 que incrementaba las retenciones agrícolas hasta niveles expropiatorios. El stop fue brutal y siguió acompañado por otras medidas destructivas a las que la oposición política le hizo un guiño de conveniencias (aparezco como votando en contra, pero tienes mi aval) y así las cosas las vejaciones sociales y la inseguridad jurídica y pública se instalaron como mecanismos democráticos para vejar al soberano. Las violaciones de los derechos humanos ciudadanos y los consecuentes atropellos a la Constitución Nacional se hicieron parte del paisaje, a tal punto que la sociedad ya desconoce los límites, qué está bien y qué está mal... todo está tan confundido que la propia sociedad se ha decidido a sobrevivir en un maremagnun de desatinos que llueven desde todos los lados. El país no habla de producir. El país no habla de crear. El país no habla de transferir tecnologías ni tampoco de desarrollar ciencias básicas. No habla porque eso es patrimonio de los pocos dementes que aferrados a sus esquemas de vida y sus valores esenciales, intentan sostener un modelo que se ve cascoteado desde el poder de diversas formas. El conocimiento es para tener entretenidos a estos giles, se oyó por ahí en los pasillos de Balcarce 50... sin atender que estos "giles" no son otros que personas que se han quemado las pestañas por convicciones de vida que curiosamente nutren las neuronas de la Argentina. Pero eso al poder no le interesa y siempre traslada los conflictos políticos a los claustros para asegurarse el reinado y la dictadura ideológica. Paisajes mediante, Argentina persiste en el camino de las desintegraciones y de perder contexto internacional partiendo de las fantasías de la clase política que cree que puede mentir eternamente y que nadie se dará cuenta. Esto sucede porque usualmente la clase política subestima al soberano y le insulta su inteligencia. El único negocio productivo de la clase política es la pobreza, la que creciendo a la tasa que lo viene haciendo desde los años noventa le asegura al poder, más sociedades pro-lavado de dineros mal habidos, favoreciendo a la delincuencia y al narcotráfico que por estas horas no tienen techo y nutren a una economía técnicamente quebrada. Avalando esta estrategia "infeliz" y "desalmada" se encaraman funcionarios obsecuentes que defienden la paradoja y la incoherencia como si estuviesen exponiendo una tesis, justificando lo injustificable y alentando los anti-valores como buenos y paradigmáticos. Palabras más, palabras menos, todo está más grave que hace un año y promete estar cada día peor porque esta negligencia explícita promete ir por más hasta lograr que el conflicto supere los potenciales equilibrios. A la sociedad argentina le debe quedar claro que esta gente es la sobreviviente a las calamidades que los montoneros le propusieron al país en la década del 70, sobrevivientes por vender a sus compañeros de armas, no por habilidades ni mucho menos por propuestas de país. Al ser argentino le debe quedar claro que nuestro país no se puede debatir entre ideologías perimidas y discusiones estériles que no conducen a ninguna parte y que terminan dañando a todos por igual. El ser argentino no puede concentrarse en antinomias de poder para avergonzar a unos en desmedro de los otros. No sirve, más allá de las fantasías desalmadas del poder de turno... Gestión es sinónimo de capacidades y de compromiso con el prójimo. Estas voluntades están mal rumbeadas y cursan hacia otro ángulo de los mesianismos oportunistas. La usura como criterio de vida, siempre va por más y esto es lo que cabe esperar del PFV-PJ... navegar sin rumbo, orientado por la avaricia, las angurrias del poder y el autismo que lleva a invadir la vida de los otros. Un país existe sólo por la calidad de sus recursos humanos, sus tradiciones culturales y sus valores sociales, con sus blancos, sus negros y sus grises... pero que esto que transitamos, no tiene color alguno, no es blanco, ni siquiera negro, y los grises están con una imagen aberrante, propio de las deformaciones de la lente. Enero 17, 2010.-

No hay comentarios: