¿Estamos más cerca de clonar humanos?
Si se demostrara una forma viable y segura de clonar primates a partir de células adultas, ¿cuánto tiempo se mantendría la barrera que prohíbe intentarlo en humanos?
Desde que a finales de enero pasado se conoció que un equipo del Instituto de Neurociencia de Shanghái había obtenido los primeros primates por la misma técnica de clonación por la que nació la famosa ovejita Dolly, muchos científicos y especialistas en bioética se preguntan cuánto tardarán en saltar las barreras que nos separan de la clonación humana. Es evidente que estamos más cerca de lograrlo y es posible que un día nos encontremos frente a hechos consumados sin haber tenido la ocasión de debatir sus consecuencias. La falsa clonación humana anunciada por el investigador coreano Woo-suk Hwang en 2005 nos vacunó contra engaños pero no contra intentos temerarios de saltar las barreras de lo posible. Hay consenso en que la clonación humana no es deseable desde el punto de vista ético y muchos países la prohíben en sus legislaciones. Pero no todos.
Los detalles del experimento de Shanghái permiten albergar dudas sobre su verdadero propósito, aparte de mostrar que China se ha situado en la primera división científica. Desde que en 1997 el equipo de Ian Wilmunt, del Instituto Roslin de Edimburgo, presentó el primer mamífero obtenido por clonación, la famosa ovejita Dolly, se han clonado ya 26 especies de mamíferos por la misma técnica: la transferencia nuclear. Consiste en obtener el ADN de una célula adulta del animal que se quiere clonar e introducirlo en un ovocito de una hembra donante al que previamente se ha extraído su núcleo. Ello da lugar a un embrión cuyo material genético es idéntico al del animal clonado.
Pero esta técnica no ha funcionado en primates, la especie más cercana a los humanos. Tampoco en el experimento de Shanghái. Los macacos clonados no se han obtenido, como ocurrió con Dolly, a partir de una célula adulta de la oveja clonada, sino con el ADN de una célula fetal, lo cual significa que de momento solo se pueden clonar primates a partir de embriones. El equipo de Shanghái intentó la clonación a partir de células adultas en 180 ocasiones y solo logró el nacimiento de dos macacos que murieron al poco de nacer. Tampoco utilizando células fetales la clonación resulta fácil: hicieron falta 79 intentos para obtener 6 embarazos y los dos nacimientos anunciados.
El equipo asegura que la finalidad del experimento es obtener primates para la experimentación médica, pero sus propios colegas del Instituto Roslin lo ponen en cuestión. Consideran que hay otras vías más eficaces y seguras de conseguir animales de experimentación, por ejemplo utilizando la nueva técnica de edición genética CRISPR.
La cuestión es: si en un momento determinado se demostrara una forma viable y segura de clonar primates a partir de células adultas, ¿cuánto tiempo se mantendría la barrera que prohíbe intentarlo en humanos? En los años setenta se produjo un debate similar respecto de la fecundación in vitro. En ese momento se planteaban muchas objeciones éticas y también científicas, pues muchos investigadores estaban convencidos de que la técnica produciría anomalías en los fetos y por ello desaconsejaban intentarlo siquiera. En medio de la polémica, dos científicos, Robert Edwards y Patrick Steptoe, decidieron echarse a la piscina. Y hoy hay millones de niños que fueron concebidos en la probeta. En España, el 20% de los que nacen.
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