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Argentina intenta un delicado equilibrio climático en el G20
- Como presidente este año del Grupo de los 20 (G20), Argentina acaba de dar por comenzada formalmente la tarea de intentar reconstruir los consensos alrededor del cambio climático. Se trata de una tarea difícil, considerando que en 2017 la posición de Estados Unidos llevó a un ruidoso fracaso en este tema.
El Grupo de Trabajo de Sustentabilidad Climática (GTSC) de este foro, que reúne a las grandes economías industriales y emergentes del mundo, tuvo su primera reunión del año el martes 17 y miércoles 18 en Buenos Aires, en un contexto de delicado equilibrio.
Los funcionarios argentinos esperan que se alcance un pleno consenso, que evite que se repita la situación que se dio en 2017 en Alemania, cuando el documento final dejó crudamente expuesta las diferencias en las visiones de Estados Unidos y los otros 19 miembros, con respecto al cambio climático.
“Obviamente, los países del G20 tienen visiones diferentes. Durante la presidencia alemana no hubo consenso en todos los puntos. Pero todos los miembros del G20 tienen un fuerte interés en las cuestiones discutidas esta semana: la adaptación al cambio climático y la infraestructura, estrategias de largo plazo y la necesidad de alinear al financiamiento con las contribuciones nacionales”: Lucas Black.
“Como Estados Unidos no reconoce el Plan de Acción sobre Clima acordado en Hamburgo (sede de la última cumbre del Grupo), formalmente no lo pusimos sobre la mesa. Pero lo que sí estamos haciendo es abordar los contenidos de ese plan”, dijo a IPS el presidente del GTSC, Carlos Gentile.
“Hoy Estados Unidos está participando y confiamos en que esta vez se obtenga un consenso para el documento del G20 del final de este año”, agregó Gentile, también secretario de Cambio Climático y Desarrollo Sustentable de Argentina.
El funcionario destacó como un paso adelante para los países de América Latina y otras economías emergentes que el tema principal del GSTC este año sea la adaptación al cambio climático y eventos climáticos extremos, con el foco en el desarrollo de infraestructura resiliente y creación de empleo.
“Sabemos que para los países desarrollados es más importante la mitigación, por eso es un triunfo que hayan aceptado que hagamos foco en la adaptación”, afirmó Gentile.
EL GSTC encargó cuatro documentos que serán discutidos a fines de agosto en la segunda y última reunión del año, que se desarrollará en Puerto Iguazú, sobre la triple frontera de Argentina con Brasil y Paraguay.
Dos de esos trabajos serán precisamente sobre adaptación al cambio climático y serán realizados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y ONU Medio Ambiente.
Los otros dos serán sobre estrategias de largo plazo, a cargo del Instituto de Recursos Mundiales, una organización internacional de investigación, y sobre cómo alinear el financiamiento con las contribuciones nacionales establecidas en el Acuerdo de París sobre el cambio climático, que hará la Organización Internacional del Trabajo(OIT).
Uno de los platos fuertes de las dos jornadas de Buenos Aires fue que los países que ya finalizaron documentos sobre sus estrategias de largo plazo (ELP) compartieron sus experiencias. Entre ellos están Alemania, Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña, México y Francia.
Las ELP son planes voluntarios que las naciones han sido invitadas a presentar, por la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, acerca de su visión de cómo es posible transformar su matriz productiva y energética hacia 2050 y más allá.
Mientras las contribuciones nacionales incluidas dentro del Acuerdo de París, establecido en la COP 21, en diciembre de 2015, se engloban en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y deben ser revisadas cada cinco años, las ELP miran mucho más lejos.
“Cada uno de los países diseñó su ELP a su manera. Algunos países dijeron que lo usaron como una forma de enviar una señal al sector privado acerca de qué tipos de tecnologías se vislumbran para la transición climática y otros hablaron en términos creación de empleo”, explicó Lucas Black, especialista en cambio climático del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El PNUD colabora con el Instituto de Recursos Mundial en su documento sobre la ELP y es además tiene un papel relevante en la agenda de asuntos vinculados al desarrollo del G20 como invitado externo.
Lo que no parece claro es dónde eso planes de transformación tan ambiciosos hacia 2050 van a encontrar recursos para convertirse en realidad.
En ese sentido, Black reconoció a un pequeño grupo de periodistas que para las economías emergentes es particularmente difícil nutrirse de fondos para llevar adelante cambios profundos.
“El sector privado, particularmente en infraestructura, realmente necesita certidumbre a largo plazo. Esa es una parte esencial de su decisión de invertir”, dijo el funcionario internacional, llegado de Nueva York para la reunión.
Por su lado, María Eugenia Di Paola, coordinadora del Programa de Ambiente del PNUD en Argentina, consideró que la financiación de la transición debe venir de la mano “de una asociación pública-privada” y que “la incorporación de la adaptación al cambio climático a la agenda del G20 es principalmente de interés para los países en desarrollo”.
La Cumbre de Líderes del G20 de este año se realizará en Buenos Aires el 30 de noviembre y el 1 de diciembre y reunirá por primera vez a los jefes de Estado y de Gobierno más poderosos del mundo en América del Sur.
Para ese momento, que marcará el final de la presidencia argentina, Argentina espera llegar con consensos sobre el cambio climático, tema que fue abordado en el comunicado oficial del G20 por primera vez en 2008.
Black consideró que ello es posible.
“Obviamente, los países del G20 tienen visiones diferentes. Durante la presidencia alemana no hubo consenso en todos los puntos. Pero todos los miembros del G20 tienen un fuerte interés en las cuestiones discutidas esta semana: la adaptación al cambio climático y la infraestructura, estrategias de largo plazo y la necesidad de alinear al financiamiento con las contribuciones nacionales”, afirmó.
La reunión del GTSC en Buenos Aires fue abierta por dos ministros del gobierno del presidente Mauricio Macri: el de Ambiente, Sergio Bergman, y el de Energía y Minería, Juan José Aranguren.
Antes de incorporarse al gobierno, Aranguren fue durante años presidente ejecutivo en Argentina de la empresa petrolera anglo-holandesa Shell.
Argentina lanzó un programa para construcción de fuentes de generación de energías renovables, cuyo peso es casi inexistente en su matriz eléctrica, pero impulsa los proyectos más importantes en otras áreas del sector energetico.
Así, por ejemplo, se anunció que en mayo viajará a Houston, la capital de la industria petrolera en Estados Unidos, en busca de inversores para potenciar el desarrollo de Vaca Muerta, un gigantesco yacimiento de hidrocarburos no convencionales en el sur del país.
También ha sido cuestionado por sectores ambientalistas debido a su auspicio a la construcción de una gigantesca represa en la Patagonia y a la instalación de dos nuevas centrales nucleares.
“América Latina tiene por delante una serie de oportunidades para construir un sistema energético más sostenible, para mejorar la infraestructura y para brindar acceso seguro a la energía a toda la población”, dijo Aranguren al abrir el GTSC.
Bergman, por su lado, afirmó que “tenemos todos los recursos para abordar el desafío del cambio climático para transformar la realidad y abrir la puerta a un futuro seguro y estable para todos”.
Edición: Estrella Gutiérrez
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