¡Buenos días, "el dispreciau"!
La película La vida es bella, de Roberto Benigni, demuestra que hasta del horror se puede sacar humor. Quizá porque las peores atrocidades tienen algo de ridículo, de risible; y nada hay más satirizable que un tirano o un impostor.
La Ley LGTB de Cristina Cifuentes, que está a punto de entrar en vigor en los colegios, (y la de Transexualidad aprobada hace unos meses) nos lo pone en bandeja. No hace falta pedirle a José Mota que haga un sketch, porque el propio texto de la norma da muchísimo juego. Es todo tan extravagante, tan surrealista, que serviría de guión para varios shows de Martes y Trece o aquellos añorados Tip y Coll.
Comenzando por su enunciado, que parece sacado de una diálogo de Groucho Marx: una ley que quiere acabar con la discriminación, discriminando a la mayoría de la población (lo que no somos gais, lesbianas o transexuales). Y que al violar la presunción de inocencia (al invertir la carga de la prueba), nos convierte a todos en sospechosos de homofobia mientras no se demuestre lo contrario.
Nos partiríamos de la risa, si no fuera porque sus consecuencias pueden ser dramáticas para nuestros hijos, que tendrán que aprender obligatoriamente la realidad LGTB en las aulas.
Esa mezcla de ‘tragi’ y comedia nos dio la idea de coger la ley y llevar los delirantes postulados de la Ideología de Género hasta sus últimas consecuencias. Y nos salió una sitcom surrealista. ¿Qué pasa ahora si el varón dice ser mujer y denuncia a la suya por violencia de género?
Se encargó de ello una de nuestras plumas más sagaces: la de Javier Torres (plumas periodísticas, no empecemos). Se ha lucido, como puedes ver, pero tampoco le costó excesivamente: se limitó a seguir casi al pie de la letra la ley LGTB para llegar a consecuencias tan disparatadas como reales.
No lo tuvo difícil porque una ley tan mal hecha está llena de socavones, se le ven las costuras ideológicas, y no hay cubos suficientes para sus innumerables goteras inconstitucionales.
Te ofrecemos, en exclusiva, como suscriptor de Actuall, la sátira de Torres. Siguiendo la máxima latina (Castigat ridendo mores), su trabajo deja en evidencia el nivel de chapuza jurídica y de atropello de derechos fundamentales de la ley aprobada por la Comunidad de Madrid.
Es posible que se te hiele la sonrisa cuando caigas en la cuenta de que no es fruto de la imaginación del periodista. Eso es lo más inquietante. Aunque también puede dar algunas de pistas de cómo se puede burlar a legisladores tan torpes. Hecha la ley, hecha la trampa. Y esta tiene más agujeros que un queso de Gruyère.
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¡Hasta el sábado que viene!
Alfonso Basallo y la Redacción de Actuall
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