"La Unión Europea es la responsable de las muertes en el Mediterráneo con sus políticas de contención de fronteras"
Mayo de 2016 - Ester Crespo
Paula Farias, jefa de Misión del Mediterráneo de Médicos Sin Fronteras, ha concedido una entrevista a EL MÉDICO
Tras la suspensión en 2014 de la operación Mare Nostrum, que tenía como misión el rescate de personas en el mar Mediterráneo, y su sustitución por la operación Tritón, de control de fronteras, Médicos Sin Fronteras (MSF) decidió crear un operativo de rescate de los miles de inmigrantes que viajan en patera hacia Italia. Un operativo mediante el que han asistido a más de 23.000 personas durante 2015. Paula Farias, médica y coordinadora del proyecto, considera inaceptable esta decisión europea de que la búsqueda y el rescate no sea una prioridad, y señala que desde MSF reclaman que se establezcan vías legales y seguras para que la gente cruce el Mediterráneo.
¿En qué consiste su trabajo?
Soy la jefa de Misión del Mediterráneo para Médicos Sin Fronteras y contamos con el Dignity I, un barco de rescate, en el que hay un coordinador de proyecto, un equipo sanitario -un médico, una matrona y una enfermera-, una tripulación de MSF de once personas, un traductor, un logista y el humanitarian affairs, que recoge testimonios.
Coordino las operaciones de rescate, coordino la actividad del barco con el resto de las secciones y coordino la información que produce el barco y para qué. Con el proyecto tenemos un objetivo doble, por un lado, de búsqueda, rescate y salvamento de personas y, por otro, un objetivo de advocacy, que es denunciar lo que está ocurriendo, visibilizar el drama, separar los números de las personas, evitar que todo esto se convierta en una cuestión estadística y hacer una serie de demandas concretas a la Unión Europea.
Pedimos a la Unión Europea que vuelva a poner sobre la mesa la búsqueda y el rescate como una prioridad, que se recupere el espíritu de Mare Nostrum y se ponga una operación similar frente a la que hay ahora -que es Tritón, de control de fronteras-; que la gente cuando llegue a tierra tenga unas condiciones de acogida dignas y una posibilidad de acceder a su asilo y refugio. Los campos de refugiados que hay ahora mismo en Europa son vergonzosos. He estado en muchos campos de refugiados y lo que se ve en Europa probablemente no se vea en muchos campos de África y, si se viera en muchos lugares de África, estaríamos con las manos en la cabeza diciendo que son unos bárbaros. En Europa, los campos son indignos, e inaceptable lo que está ocurriendo.
Una de las peticiones más importantes que hacemos es que se establezcan vías legales y seguras para que la gente cruce el Mediterráneo porque partimos de la base que el 80 por ciento de las personas que cruzaron el año pasado era gente con derecho a asilo y refugio, porque cumplían los requisitos o bien porque venían de países en conflicto o bien porque venían huyendo de persecuciones específicas. ¿Por qué permitimos que se jueguen la vida en el mar y no les damos una vía legal y segura para que lleguen a Europea? Lo que está pagando la gente por cruzar en una patera infecta es lo que les costaría diez billetes de avión Damasco-Roma.
¿Desde cuándo lleva en marcha la operación de rescate en el mediterráneo por parte de MSF?
En 2014, en noviembre, se suspendió Mare Nostrum y ahí empezamos a darle vueltas sobre qué iba a pasar con la operación Tritón, que no tiene un enfoque de búsqueda y rescate, sino un enfoque de control de fronteras, cubriendo una franja de 20 millas de la costa italiana, dejando fuera toda la zona de rescate real que es 30 o 40 millas al norte de Libia, donde se ahoga todo el mundo.
MSF planteó meterse a hacer búsqueda y rescate cuando está totalmente fuera de nuestra forma de hacer. Entendimos que era una crisis humanitaria, que toda esa gente con la que trabajamos en sus lugares de origen, apoyándoles en sus catástrofes naturales, en sus conflictos bélicos, en sus hambrunas, epidemias, etc., toda esa gente emigra y les acompañamos durante su tránsito, pero luego en su momento más difícil, que es el momento de cruzar el mar, se estaban ahogando y entendimos que teníamos que estar ahí también. Entendemos la búsqueda y el rescate como parte de la acción humanitaria. Estamos haciendo lo que hacemos siempre, que es asistir a la gente en un momento en el que su vida corre peligro, necesitan una asistencia, dignificarse como personas y que se ponga el objetivo en el ser humano y no en un objetivo de política global de control de fronteras o de control de las migraciones.
¿Cómo es un rescate por parte de MSF y qué profesionales participan? ¿Cómo localizáis a las personas que tratan de cruzar?
Patrullamos regularmente a 30-40 millas de Libia, que es más o menos la zona donde se producen casi todos los rescates. Trabajamos coordinados con los guardacostas italianos, que son los que reciben todos los avisos. Ellos saben dónde estamos y dónde están los demás barcos de rescate, y cuando tienen un aviso de una patera, desde la coordinación de los guardacostas en Roma envían el aviso al barco más cercano y vas a rescatarlos. Esa es una forma de hacer el rescate. Otra forma es que tú patrullando veas la patera y vayas a rescatarla.
Llevamos a un traductor a bordo para poder dirigirte a la gente que está en la patera, dándoles mensajes precisos de lo que va a pasar, pues es gente apiñada, nerviosa y los accidentes ocurren siempre porque la gente se mueve. Son pateras inestables, se hunden o gente que decide saltar al agua para llegar al barco y entonces desestabilizan y hunden. Todos los accidentes ocurren en el momento del rescate. Se trata de transmitir mucha calma, el traductor habla con ellos y les dice que van a distribuir chalecos salvavidas y hasta que no los tengan todos puestos no van a rescatar a nadie porque esto es importante. La mayoría no saben nadar y la prioridad es que, antes de hacer nada, todos estén asegurados con un chaleco. Cuando ya están con el chaleco, se les transporta en grupos al Dignity, se van registrando por nacionalidad y se pasan a la consulta si necesitan ser tratados.
¿En qué condiciones llegan estas personas?
Llegan después de haber estado pasándolo muy mal durante el viaje, no en el mar precisamente, sino en el viaje previo: después de haber pasado mucha violencia en Libia, porque los traficantes en Libia son brutales y los tienen retenidos en casas de espera hasta que tienen una patera para ellos. Sufren todo tipo de violaciones de derechos humanos. El tránsito por Libia es muy duro.
¿Cuáles son los problemas sanitarios mayoritarios con los que os encontráis?
Suelen ser gente maltratada, que han sufrido mucha violencia, golpes, prácticamente todas las mujeres han sufrido violencia sexual. La mayoría son problemas sanitarios producto de malnutrición, de haber pasado condiciones de vida difíciles durante mucho tiempo.
¿En qué condiciones viajan?
Viajan muy hacinados. El viaje no es muy largo, quizá pasan un día en el bote hasta que les salvamos. De hecho, no creo que las pateras aguantaran más. Cuando van en pateras de goma llevan mucho combustible, el combustible cae, se mezcla con el agua y van empapados en agua con combustible y eso quema. La piel se abrasa y hay muchos problemas de quemaduras. También, deshidrataciones y cuando vienen en barco de madera, los que van debajo sufren asfixia, pero este tipo de barcos no es lo más habitual.
¿Cuál es el procedimiento que seguís tras el rescate? ¿Cómo se les atiende?
Revisamos a todo el que necesita asistencia médica. Tenemos un hospital a bordo donde podemos estabilizar pacientes. La gran mayoría son problemas menores. Hay muchas mujeres embarazadas, a las que les hacemos un control e, incluso, hemos tenido un parto a bordo. Después, Roma nos indica el puerto de desembarco. Normalmente es Sicilia, Trapani, Augusta..., y eso coordinado con los guardacostas italianos, que están en primera línea aguantando la crisis con muy pocos medios.
¿Qué buscaba la Unión Europea al cancelar la operación Mare Nostrum?
Busca claramente que el Mediterráneo les haga el trabajo sucio y que la gente no llegue y se ahogue. Hay un informe en el que claramente se dice que cambiar Mare Nostrum por Tritón va suponer miles de vidas perdidas en el Mediterráneo. Las vidas no son la cuestión. La cuestión es controlar las fronteras. No hay cinismo en ello. Lo dicen tal cual: nuestra prioridad es controlar las fronteras, en Europa no cabemos, es insostenible, no podemos convertirnos en el refugio del mundo. Para que ello no ocurra, dejamos que el Mediterráneo haga la criba.
Según la Organización Internacional para las migraciones, en lo que va de año han muerto 714 personas en el mediterráneo, un aumento de casi el 50% respecto al mismo periodo de 2015, ¿qué políticas son necesarias desde la UE para reducir este número?
La Unión Europea es la que está provocando esto. La gente cruzaba a pie entre Turquía y Grecia y se cerró esa frontera. Obligaron a la gente a tirarse al agua, la gente cruzaba hacia Lesbos, y les han cerrado también esa frontera. Van a seguir cruzando, pero por pasos cada vez más peligrosos. La Unión Europea es la responsable de todas esas muertes con sus políticas de contención de fronteras porque viven en la ilusión de que cerrando las fronteras la gente va a dejar de intentar huir de la violencia extrema de la que huyen. Es un ejercicio de hipocresía brutal.
Y ahora el acuerdo con Turquía para realizar expulsiones de los refugiados...
Han cerrado la frontera, pero la gente no va a dejar de cruzar porque les cierres fronteras. La gente va a buscar un camino más peligroso, jugándose más la vida, pagando más dinero, beneficiando aún más a las mafias, pero no les vas a detener.
Lo que está ocurriendo ahora mismo es que la gente está volando de Siria a Sudán, de Sudán a Egipto, de Egipto, a través del desierto, hasta Libia, y en Libia están cogiendo las pateras para llegar a Italia. ¿Por qué estamos permitiendo que la gente que está huyendo de una guerra se tenga que jugar aún más la vida?
¿Perspectivas de futuro?
Vamos a seguir haciendo búsqueda y rescate mientras que nadie tome su responsabilidad, vamos a seguir demandando que no deberíamos de estar ahí, que es una responsabilidad de los Estados miembros, vamos a seguir demandando medidas de acogida dignas y vamos a seguir demandando cuotas razonables y realistas de realojo y no las que se valoran, que son ridículas.
PERFIL
Licenciada en Medicina, Paula Farias fue marinera-médica a bordo de varias expediciones de Greenpeace entre 1998 y 2001. Desde 1999, pertenece a Médicos Sin Fronteras, de la que fue presidenta, y ha ejercido su labor en catástrofes y conflictos como la guerra de Kosovo o de Afganistán, el terremoto de Guyarat, en India, o las epidemias de fiebre amarilla en Venezuela en 2004. Fue en este año cuando publica "Déjate contar un cuento", donde recoge sus experiencias como colaboradora humanitaria. Al año siguiente, publica su primera novela, "Dejarse llover", en la que relata la historia de un miembro de una ONG en medio de una guerra en el centro de Europa, año en el que también se embarca en el documental "Invisibles". El cineasta Fernando León de Aranoa adapta al cine su novela y gana el premio Goya 2016 al mejor guión. En la actualidad, Paula trabaja en su próxima novela "Fantasmas azules", la historia de una mujer en Afganistán en la guerra de 2001.
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