Refugiados y científicos contra el racismo en Europa
En Dresde, la ciudad alemana donde se fundó el movimiento xenófobo Pegida, la Universidad Técnica acaba de crear el Centro de Estudios de Integración, que analiza el proceso de adaptación de los refugiados sirios para combatir el racismo creciente. Las universidades del país establecen campos de acogida, imparten cursos de alemán, ofrecen doctorados y puestos de trabajo y organizan actividades de divulgación científica para sus nuevos vecinos venidos de la guerra.Patricia Luna 20 junio 2016 11:00
Alemanes e inmigrantes se manifestaban en Dresde después de la muerte violenta de Khaled Idris Bahray, un refugiado de Eritrea, el 17 de enero de 2015. Imagen: EFE
Mientras que las autoridades de la Unión Europea siguen sin saber cómo gestionar la llegada masiva de personas que huyen de la guerra Siria a sus fronteras, Alemania, el país que más refugiados sirios ha acogido hasta la fecha, 1.100.000 en 2015 –según cifras de la Oficina Federal de Migración y Refugiados germana–, sigue afanándose en la difícil tarea de integrar a estas personas en su sociedad.
La policía criminal alemana denunciaba recientemente un número creciente de incendios y ataques contra centros de refugiados. Esto se suma al auge de los partidos más radicales de derecha en el país, como quedó reflejado en las elecciones regionales de marzo, en las que el partido radical Alternative für Deutschland (AfD) logró unos resultados históricos. Fue un revés para Merkel y refleja el resurgir de ideologías extremas en Europa.
¿Podemos aprovechar el fenómeno de los refugiados y luchar científicamente contra el racismo?
Pero ¿podemos darle la vuelta a esta tortilla para aprender de este proceso, sacar provecho al fenómeno de los refugiados y luchar científicamente contra el racismo? Muchos piensan que sí.
En Alemania del Este, la Universidad Técnica de Dresde (TUD) está poniendo en marcha el Centro de Estudios de Integración, una institución multidisciplinar cuyo objetivo es entender científicamente el proceso de integración de los refugiados en la sociedad para diseñar políticas que lleven a una mayor eficacia.
La ubicación de este centro, que se enmarca dentro de la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales, parece no haberse dejado al azar. Ningún lugar mejor que Dresde, la ciudad donde se fundó el movimiento xenófobo Pegida –Patriotas Europeos Contra la Islamización de Occidente–, para entender las profundas divisiones que se pueden generar. La existencia del Pegida ha establecido una profunda división entre el movimiento anti y pro refugiados en la ciudad.
¿Qué quieren los refugiados?
Un paseo por sus calles cerca de una mujer que lleva hiyab se convierte en un test involuntario: es evidente la agresividad de las miradas en algunas personas que centran toda su atención en el pañuelo en la cabeza. Ella elige no darse cuenta pero la incomodidad es evidente.
“Puesto que la investigación en cuestiones de refugiados en Alemania es todavía muy escasa, necesitamos urgentemente resultados acerca de cómo se puede lograr una integración exitosa. ¿Qué es lo que requieren los refugiados para encontrar su lugar en la sociedad? ¿Cómo difieren sus necesidades de otros grupos de emigrantes? ¿Qué desafíos enfrentará nuestra cultura, religión y la sociedad en su conjunto? ¿Cómo cambiaremos como sociedad? Las respuestas a estas preguntas son fundamentales”, señaló la ministra de Ciencia alemana de Sajonia, Eva Maria Strange, en el lanzamiento del centro, que comenzó a seleccionar personal en abril.
Con un presupuesto inicial de casi medio millón de euros (425.000) de aquí a 2017 y ampliable posteriormente, el centro estudiará los aspectos sociológicos, lingüísticos e interculturales, pero también todo lo relacionado con legislación, economía, historia, religión, y las conexiones entre ellos.
“¿Cómo funciona el proceso de aceptación de los niños refugiados en las clases? ¿Qué cambios se requieren en las escuelas? ¿Cómo se puede apoyar la integración en el mercado laboral?, son algunas de las cuestiones que queremos responder”, señala Anke Langner, profesora de integración educacional, directora del centro y una de sus fundadoras. “No queremos investigar sobre los refugiados, sino incluirlos en el proceso investigativo”, afirma, señalando una vocación eminentemente práctica.
“No queremos investigar sobre los refugiados, sino incluirlos en el proceso investigativo”, dice la directora del centro
“Tenemos un enfoque interseccional, lo que significa que exploramos la interacción de los roles y construcciones sociales diferentes, lo que la gente debe negociar en su día a día. Esto nos permitirá desentrañar mejor fenómenos complejos como el racismo para diseñar proyectos de intervención y prevención”, explica.
Por su parte, Randy Camps, director de investigación del Instituto de Políticas de Migración de los EE UU, señala como forma esencial de integración la necesidad de encontrar puestos de trabajo adecuados y cualificados para los refugiados para reducir su dependencia de las ayudas gubernamentales. Los menos cualificados son quienes pueden tener más dificultades.
Una oportunidad para Alemania
En este sentido trabaja la comunidad científica y universitaria alemana, donde los mecanismos para iniciar esa integración ya están en marcha. El Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) estima, de entre los 660.000 refugiados que quieren quedarse en suelo alemán, que de 66.000 a 99.000 tienen estudios universitarios y se encuentran “altamente cualificados”. Del resto, entre 30.000 y 50.000 podrían integrarse en el sistema de educación universitaria del país. Por eso ha creado una serie de programas y medidas especiales destinadas a refugiados.
“Esta ola de nuevos llegados no solo representa un desafío para Alemania y su sociedad, sino también una oportunidad única. Las mayores oportunidades se encuentran en esos que se atrevieron a escapar, ya que la experiencia muestra que estos individuos son los que están generalmente mejor informados, mejor educados y mejor conectados”, afirma un texto de la DAAD al que tuvo acceso Sinc.
Este documento establece la política de integración de los refugiados en universidades, centros de investigación y el sistema de innovación del país, con un presupuesto de 100 millones de euros hasta 2019. Abarcan clases de lengua alemana, ayuda con el proceso de admisión universitaria, cursos en inglés, pruebas para determinar la aptitud escolar, programas de mentoría en los que un alemán asiste a un refugiado, y asesoría sobre legislación, entre otros muchos.
Dentro de este plan, en el que ya se han inscrito más de 180 universidades y centros de investigación, también se encuentra la DTU de Dresde, que cuenta en sus instalaciones con tres campos de refugiados.
Divulgación para la integración
Además de cursos de alemán ofrecidos por la universidad y también de forma voluntaria por muchos ciudadanos de Dresde, o las clases de costura para ayudar a la integración, se prepara un plan de divulgación científica para pequeños y mayores. Los encuentros “Refugees Meet Science” se celebrarán una o dos tardes al mes. En una de las actividades, la mexicana Tatiana Sandoval-Gúzman aprovechará su trabajo en Dresde, donde reside desde hace cuatro años, sobre un anfibio único, el ajolote mexicano, capaz de regenerar partes completas de su cuerpo.
Se prepara un plan de divulgación científica para pequeños y mayores, los encuentros “Refugees Meet Science”
“Voy a enseñarles los ajolote, explicarles porqué los estudiamos y por qué son muy importantes y, al final del recorrido, invitar a los niños a hacer un dibujo de un ejemplar”, explica a Sinc.
“Mi motivación es la divulgación de la ciencia en general, especialmente a niños y a refugiados, porque es un grupo que necesita ayuda en este momento y un poquito de nuestra parte ahora puede significar mucho en el futuro de estas familias”, señala.
Además, la universidad fomenta intercambios de estudiantes y en los últimos meses ha recibido 20 de Siria. Se ofrecen becas especiales para este colectivo en centros especializados, trabajos en la universidad y en prestigiosos institutos como elHelmholtz,o dentro de la potente industria en otras zonas del país.
No son pocos los analistas que apuntan a los beneficios económicos que puede aportar a Europa una buena integración de los refugiados, algo que ha sido validado incluso por el conservador Fondo Monetario Internacional.
Más claros están los beneficios de reescribir una nueva historia europea, alejada de las ideologías extremas que condujeron al continente a dos Guerras Mundiales y que fueron el germen de una unión económica y política, para evitar, precisamente, que la historia se repita.
Patricia Luna
Periodista científica española, ahora en Chile. Apasionada por la ciencia y el conocimiento.
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