“Latinoamérica puede liderar el mundo”
El investigador defiende que el desarrollo sostenible podría funcionar en esta región
JOAN FAUS Washington 2 JUN 2015 - 18:50 CEST
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El brasileño Gustavo Fonseca es el director de Programas del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, una institución vinculada al Banco Mundial que trabaja con 183 países en la financiación de proyectos relacionados con el medio ambiente. En esta entrevista en su despacho en Washington, el investigador y profesor de Ecología y Zoología analiza los retos medioambientales de América Latina.
Pregunta. ¿Qué efectos está teniendo el cambio climático en América Latina?
Respuesta. América Latina, como cualquier otra parte en el mundo, siente los efectos del cambio climático. No ha sido históricamente un gran contribuidor al problema. Supone cerca del 12% de las emisiones. Las proyecciones muestran que América Latina puede ser uno de los lugares más vulnerables al cambio climático, particularmente en cuanto a deforestación. La mayoría de las emisiones provienen de deforestación en la cuenca del Amazonas. Y eso tiene un efecto negativo en un abanico de dimensiones sobre sostenibilidad medioambiental. La mayoría de modelos muestran que el centro de América Latina, en particular Brasil y los Andes, sufrirá efectos severos por medio de veranos extremos y disrupciones hidrológicas. En el Caribe se ve una mayor frecuencia de eventos extremos. Cada vez que golpea un huracán hay datos que muestran que el PIB puede caer de 5% al 7%. El cambio climático no solo tendrá un impacto significativo en la subsistencia de la gente, también en el desarrollo económico de estos países. Y tendrá un efecto en reducir el hábitat de determinadas especies, anticipando extinciones en zonas elevadas, como los Andes, la costa de Brasil y México.
P. Es un panorama negativo.
R. Pero hay también otro lado. América Latina goza todavía de una cantidad tremenda de recursos naturales, de reservas de agua fresca y de bosques. No sufre un gran empuje demográfico. Todavía hay mucha esperanza de que el desarrollo económico de América Latina puede llevarse a cabo de un modo más sostenible. Esto es fruto de la base de recursos naturales, la buena capacidad técnica, y la existencia de políticas y marcos legislativos que permiten lograr un desarrollo económico menos dependiente del carbón y más vinculado a un uso inteligente de recursos naturales de una forma que no se encuentra en otro lugar del mundo.
P. ¿Cuáles son sus recomendaciones?
R. Una de los asuntos que se podría abordar es la agenda urbana porque, como tantos otros lugares en el mundo, América Latina es cada vez más urbana. Las zonas urbanas serán el origen de muchas de las acciones que tendrán un impacto en las condiciones medioambientales, hábitos de consumo y demanda de agua y comida.
P. ¿Y los desafíos?
R. El desafío real es si esas transformaciones tendrán lugar antes de que las cosas empeoren mucho. Pero, como América Latina posee todos estos activos naturales, tiene mucha más resistencia en esta etapa que otros lugares.
P. ¿Hay unidad política y empresarial en América Latina en la lucha contra el cambio climático?
R. Esta desconexión no es exclusiva de América Latina. Respecto al cambio climático, lo que sabemos a partir de los modelos y los datos es que todos estos esfuerzos no serán suficientes para situarlo en un nivel en que aún podamos operar en un espacio seguro como en los últimos 10.000 años. Lo más agresivos que podamos ser en reducir las emisiones en esta fase, lo más cerca que podremos acercarnos a un escenario que no será peligroso y lo más rápido que podremos hacer esta transición. América Latina aún tiene la oportunidad, porque tiene una matriz energética relativamente baja en carbón, de avanzar hacia fuentes de energía más renovables y vías de desarrollo menos impactantes a las que otros países ya no tienen acceso. Dependerá mucho del contexto y de los países, pero América Latina podría liderar el mundo. Si hay algún lugar donde el desarrollo sostenible tiene opciones de demostrar que puede funcionar es en ese subcontinente. Si no lo puedes hacer allí, no puedes en ningún lugar.
P. ¿Cuáles son los motivos?
R. No sufre de las mismas presiones demográficas y tiene una buena base de recursos naturales. Por ejemplo, tras 500 años de colonización, el 80% del Amazonas sobrevive. Esa base permite moverse en una determinada dirección: los costes son más bajos, el agua, más accesible; la tierra, más productiva; los costes del cambio climático son menores porque hay mayor resistencia. Todo ello hace que el impacto del cambio climático sea un asunto menos importante si se avanza en la buena dirección. También influye el hecho de que hay conflictos civiles localizados. No hay luchas endémicas étnicas o civiles. Hay muchas cosas que favorecen a América Latina al tener esas capacidades de crecer sosteniblemente, pero eso no significa que lo hará.
P. ¿Qué expectativas tiene de la cumbre del clima en París?
R. El lado positivo es que por primera vez habrá un acuerdo legalmente vinculante. El negativo es que queda muy por debajo de lo que necesitamos en cuanto a compromisos de emisiones y el acuerdo no entraría en vigor hasta 2020. Tenemos un largo camino por delante. En la cumbre de Lima, y he estado en las últimas 15, podías ver más optimismo.
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