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Fondos para la resiliencia climática le sirven a todos
- Estados Unidos podría proteger sus intereses económicos y políticos ayudando al Caribe a adoptar una economía más verde, aseguró el destacado activista y exnegociador climático de esta región, James Fletcher.
El exministro de Desarrollo Sostenible, Energía, Ciencia y Tecnología de Santa Lucía dijo que el énfasis puesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la industria del carbón es un intento de crear empleos que ya no existen, mientras ignora las numerosas oportunidades que ofrece el sector de energías renovables.
Trump anunció el 1 de junio que retiraría a su país del Acuerdo de París sobre cambio climático, aprobado en 2015 en la capital francesa, arguyendo que el acuerdo no vinculante supone una enorme carga económica y financiera para Estados Unidos.
“El presidente Trump no comprende, su gobierno no comprende, que cuanto más inviertan en construir la resiliencia de países como los nuestros, más podremos apartarnos de los combustibles fósiles. Es un peso que se sacan de encima”: James Fletcher.
El presidente estadounidense se refería al Fondo Verde para el Clima (FVC), al que las economías más fuertes se comprometieron a financiar con 100.000 millones de dólares para 2020, a partir de distintas fuentes, para hacer frente a las necesarias medidas de mitigación y adaptación al recalentamiento planetario de los países en desarrollo.
Trump está equivocado, aseguró Fletcher, el principal representante de la Comunidad del Caribe, de 15 miembros, en las negociaciones del Acuerdo de París, en el podcast del ministro de Desarrollo Sostenible de San Vicente y las Granadinas, Camillo Gonsalves.
“Son contribuciones voluntarias, por lo que no es algo a lo que los países estén obligados”, explicó, refiriéndose a las Contribuciones Previstas y Determinadas a nivel Nacional (CPDN).
El expresidente estadounidense Barack Obama comprometió 3.000 millones de dólares al FVC y entregó 1.000 millones antes de dejar la Casa Blanca.
“Ahora le toca al presidente Trump decidir si quiere honrar esa obligación o ajustarla, sabemos que no la aumentará”, precisó Fletcher, aclarando que no hay nada que obligue a ese país a realizar una contribución al FVC.
“Solo aspiramos a reunir 100.000 millones de dólares”, subrayó.
“Las CPDN son precisamente lo que su nombre indica, contribuciones. No son compromisos. Ningún país es legalmente responsable, ni siquiera se puede señalar ni denunciar”, precisó.
“Es como un pacto de caballeros que acordamos hacer, acordamos que no habrá renuncias y creo que es una de las razones por las cuales muchos países consideraron que era seguro unirse al Acuerdo de París, sabían que no habría sanciones legales si se apartaban”, puntualizó.
“Así que hablar de las CPDN como básicamente algo que coloca una soga económica al cuello de Estados Unidos es cualquier cosa”, añadió Fletcher.
Además, acotó que en el sector energético de Estados Unidos, el crecimiento se da en las energías renovables.
“Y si el presidente Trump comprendiera un poco mejor el sector, sabría que es ahí donde tiene que concentrar la atención, y no en una industria del carbón que no tiene ningún futuro, desde el punto de vista de la generación de empleo, en Estados Unidos”, arguyó.
Además, contribuir con el FVC “tiene sentido para Estados Unidos”, sostuvo Fletcher.
“El presidente Trump no comprende, su gobierno no comprende, que cuanto más inviertan en construir la resiliencia de países como los nuestros, más podremos apartarnos de los combustibles fósiles. Es un peso que se sacan de encima”, explicó.
Cuando hay un desastre natural en el Caribe, “nos volvemos casi de inmediato hacia nuestro vecino más pudiente en busca de apoyo, que es Estados Unidos”, acotó.
“Y cuanto más puedan reducir esa carga haciéndonos resilientes y reduciendo la severidad y la frecuencia de esos desastres naturales, menos peso recaerá sobre Estados Unidos”, añadió.
Además, Fletcher observó que los refugiados climáticos serán un elemento común en los próximos años.
“La gente perderá sus ingresos, deberá desplazar sus casas y sus hábitats quedarán destruidos y tendrán menos oportunidades, en particular en las islas pequeñas como las nuestras”, abundó.
Fletcher señaló que su país, Santa Lucía, tiene 238 millas cuadradas (unos 616, 4 kilómetros cuadrados) y un terreno montañoso con una gran cantidad de asentamientos costeros.
“Cuando pierdes la mayor parte de tu franja costera, ¿a dónde vas? No vas tierra adentro, las oportunidades son limitadas, entonces la gente comienza a emigrar”, explicó.
El exvicepresidente estadounidense Joe Biden reconoció esa realidad y habló al respecto en las dos cumbres Estados Unidos-Caribe que organizó.
“Cuando vio que el Caribe cambiaba los combustibles fósiles por las energías renovables, de inmediato observó dos cosas”, precisó.
“Vio una oportunidad para reducir la influencia de Venezuela en la región, desde un punto de vista estratégico, pero también vio una oportunidad de que las compañías estadounidenses del sector renovables, en especial solares y eólicas, vendieran sus servicios al Caribe porque le preocupaba que nuestro foco estuviera en Europa y que muchos buscáramos allí asistencia técnica y apoyo”, explicó.
Fletcher precisó que mientras Trump habla de empleos en la extracción de carbón, los datos sugieren que hay menos de 75.000 puestos de trabajo en esa industria en Estados Unidos y que es un sector en contracción.
En cambio, “hay 650.000 empleos en las energías renovables en Estados Unidos, y está en crecimiento. Tendrá más sentido concentrarse en un sector en crecimiento que en uno en desaparición”, añadió.
A Trump también le preocupa que China e India, los mayores emisores de gases contaminantes, puedan seguir liberándolos, mientras Estados Unidos debe limitarse.
Fletcher reconoció que eso es “parcialmente correcto” porque son grandes emisores.
“Pero ahí entra la cuestión de la responsabilidad común, pero diferenciada”, precisó. Países como China e India dicen que tienen un gran número de personas viviendo en la extrema pobreza y necesitan cierto espacio para desarrollar algunos sectores.
“Y si bien se comprometieron, e India logró avances significativos en materia de energías renovables, arguyen que no se los puede medir con la misma vara que a países como Rusia o Estados Unidos, responsables del problema actual”, recordó.
“Sí, trabajamos para hacer frente a nuestros problemas, pero todavía nos queda una trayectoria en materia de desarrollo que no nos pueden cortar de inmediato causándonos mayores problemas de los que tenemos”, añadió, al explicar el argumento de los dos gigantes.
Fletcher dijo que si le preguntaran, en un mundo ideal, si le gustaría que China e India redujeran sus emisiones de gases invernadero más rápido, respondería que absolutamente, y que le gustaría que todos los países hicieran lo mismo.
Traducido por Verónica Firme
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