‘Start-up’ senegalesas contra el tráfico de medicamentos
Hay soluciones para acabar con la distribución de medicamentos caducados o adulterados que ponen en peligro la salud de millones de personas. Dos ejemplos africanos
Trabajos de destrucción de cuatro toneladas de medicamentos iletales en Dakar, Senegal, en abril de 2015. SEILLOU AFP
Dakar
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¿Cómo luchar contra los medicamentos caducados o adulterados que ponen en peligro la salud de millones de personas en África occidental? Se calcula que alrededor del 10% de las medicinas que circulan en el mundo son falsas, una cifra que equivale a 85.000 millones de euros, según el Instituto de Investigación contra la Falsificación de Medicamentos de París. En África subsahariana, se eleva al 30%, según los especialistas.
India es el primer país de origen de los fármacos ilícitos —de contrabando, mal envasados o caducados—, mientras que los falsificados provienen principalmente de China, según la Organización Mundial de Aduanas. Frente a una práctica que los Estados no logran contener, algunas start-up proponen soluciones prácticas.
Adama Kane, creador de la senegalesa JokkoSanté, ideó el concepto de "farmacia virtual" cuando él y su esposa se percataron de la cantidad de medicinas sin uso que acumulaban, como la mayoría de las familias adineradas, explica. JokkoSanté, aún en fase piloto, permite recuperar los superfluos a cambio de puntos, que sirven a su vez para que los usuarios puedan procurarse los medicamentos necesarios.
En una cumbre celebrada en Liberia el pasado abril, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) anunció el lanzamiento de una investigación sobre el tráfico de medicamentos caducados o falsificados y una campaña de sensibilización. El problema del acceso a los fármacos afecta a "los sectores más vulnerables de la población, que no tienen recursos" para adquirirlos y deben conformarse con productos de origen dudoso, señala Kane. "Hospitales, farmacias y centros de salud utilizan nuestra aplicación" y reciben los productos recuperados, añade. Los usuarios pueden luego comprar nuevos haciendo uso de sus puntos, a través de la aplicación móvil.
"Ya no tenemos problemas de acceso. Basta con venir y sumar puntos", afirma Marie Gueye, que canjea puntos por medicamentos para el asma en un centro de salud en Passy, en el centro de Senegal. Los caducados o adulterados no solo son ineficaces sino que pueden favorecer la resistencia a los antibióticos, y hasta causar la muerte, al privar de tratamientos eficaces a los pacientes, según los expertos. Así, más de 122.000 niños africanos habrían fallecido en 2013 a causa de dos antipalúdicos —uno falso y el otro ineficaz—, indicó hace dos años el American Journal of Tropical Medicine and Hygiene.
JokkoSanté provee también un sistema de apadrinamiento a través del cual grandes empresas ofrecen medicamentos gratuitos a quienes no pueden pagarlos, en un país donde más del 50% de la población carece de seguro médico.
Se calcula que el 30% de los medicamentos que circulan por África son falsos o están caducados
Otra start-up, Sproxil, creada en 2009, permite que los consumidores verifiquen la autenticidad de un medicamento, también gracias a la telefonía móvil, a través de un código de identificación en la caja que se comprueba mediante un SMS a la empresa. En seis años, Sproxil registró más de 50 millones de intercambios de SMS en África e India, señala Ireti Oluwagbemi, portavoz de la empresa en Nigeria, país de origen de Sproxil.
Gigantes farmacéuticos, a los cuales los falsos medicamentos cuestan millones cada año, figuran entre sus clientes. Los falsificadores "eligen las marcas en función del tamaño de su mercado", siendo mayormente afectadas las más conocidas, subraya Oluwagbemi.
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