LOS ODS, A EXAMEN
Un plan para acabar con todas las pobrezas
Comienza en la ONU la reunión anual para el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que, en esta edición, se centrará en los progresos en la erradicación de la pobreza y el hambre
Un matrona hace guardia alumbrada solo con una lámpara de keroseno. WECARESOLAR
Nueva York
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Vivir con menos de 1,90 dólares al día significa ser extremadamente pobre. Es la realidad de 767 millones de personas en el mundo, según el último informe de seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La agenda internacional aprobada en 2015 manda erradicar esta situación para 2030. Sin embargo, ingresar más de esa cantidad no supone dejar de sufrir privaciones. Superar cierto nivel de recursos monetarios no asegura tener acceso a agua potable o un retrete, tampoco reduce la posibilidad de morir en el parto por falta de atención médica cualificada o de padecer malnutrición. Este tipo de variables son las que mide el Índice de Pobreza Multidimensional creado por la profesora Sabina Alkire, directora de la Iniciativa para el Desarrollo Humano y contra la Pobreza de la Universidad de Oxford (OPHI, por sus siglas en inglés) y su colega James Foster, que está llamado a servir al propósito de "reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales".
¿Se han puesto los países manos a la obra? Este lunes comenzó el Foro Político de Alto Nivel en el que 44 países presentarán voluntariamente sus informes de progresos, con especial énfasis en la lucha contra la pobreza y el hambre. Eso ocurrirá la próxima semana después de cinco días de sesiones en las que Estados, ONG y miembros de la ONU compartirán experiencias y conocimientos de manera más general. "La pobreza sigue siendo uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Por lo tanto, el tema de este año es un enfoque muy pertinente si queremos que nuestras deliberaciones sean verdaderamente relevantes y tengan un impacto positivo en la vida de las personas ", dijo Frederick Musiiwa Makamure Shava, presidente del Consejo Económico y Social (ECOSOC) en su discurso inaugural.
La primera jornada trató precisamente la necesidad de abordar todas las pobrezas, la que se mide por los ingresos y la que tiene que ver con privaciones de otra índole. Esta última es la que mide el índice creado por el equipo de Alkire, relacionada principalmente con la falta de acceso a servicios y derechos en educación, salud y protección social. Y son muchos más los llamados pobres multidimensionales, quienes padecen diversas carencias, que los que viven con menos de 1,90 dólares al día o por debajo de los umbrales de pobreza nacionales. En el caso de Chile se observa tal disparidad. Como expuso la representante del país latinoamericano entre el público, la pobreza por bajos ingresos afecta al 4,5% de la población. Sin embargo, las encuestas realizadas tras introducir el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) en sus planes nacionales contra esta lacra arrojaron un dato muy superior: un 20,9% de los chilenos son pobres de un modo u otro.
Llegar a ese resultado conlleva un esfuerzo de recogida de información para el que muchos países no están preparados. "Primero hay que seleccionar los indicadores para tu contexto y después ir puerta a puerta", resumió Alkire. Antes las recurrentes intervenciones en los turnos de palabra de los asistentes respecto a la necesidad y dificultad de obtener datos, Alkire matizó: "La medición no es la respuesta a la pobreza, sino la acción. No nos podemos parar y pensar que midiendo la pobreza multidimensional se resolverá el problema. La solución tiene que ver con la toma de decisiones, con el compromiso. Todos los países que usan el IPM demuestran su deseo de no dejar a nadie atrás".
En Chile, la pobreza por bajos ingresos afecta al 4,5% de la población. Sin embargo, las encuestas realizadas tras introducir el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) arrojaron un dato muy superior: un 20,9% son pobres de un modo u otro
Es el caso de Colombia. Claudia Vásquez Marazzani, directora de Asuntos económicos, sociales y de medio ambiente del Ministerio de Exteriores, relató que su país decidió introducir la medición multidimensional de la pobreza para "focalizar los planes nacionales". "Para que las personas dejen de ser pobres no solo hacen falta recursos, sino empleo, vivienda digna, educación...", profundizó. En la pantalla fue mostrando diapositivas de su sistema de alertas de cada uno de los 75 indicadores, desde el grado de analfabetismo en los hogares hasta los materiales con los que están construidas las casas, que monitorean a través del censo. "Esta ha sido la herramienta más eficaz para las decisiones de Estado. En los últimos seis años hemos visto una progresión positiva en cuanto a sacar a personas de la pobreza", afirmó. Los resultados publicados en marzo de 2016 por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística lo corroboran. "La pobreza multidimensional en Colombia ha mantenido una tendencia decreciente desde 2010, pasando del 30,4% al inicio de la década a 17,8% en 2016", señala el organismo.
El Índice de Pobreza Multidimensional, también conocido como el Método Alkire Foster, permite llegar a tal grado de precisión que se puede conocer cuántas personas son pobres y la intensidad en la que lo son (si sufren pocas o muchas privaciones), explicó Alkire. Incluso refleja los lugares donde se concentran los afectados. Sirve aquí también el ejemplo Colombia. "Hemos detectado brechas entre el mundo urbano y el rural", detalló Vásquez. Tanto es así que en 2016 un 37,6% de la población rural entraba en la estadística frente al 12,1% de los residentes en ciudades. Con todo, es menos de lo que se registró en 2010, un 53,1%.
Anthony Lake, director ejecutivo de Unicef, destacó que medir la miseria solo con parámetros monetarios deja fuera de la fotografía a los niños y especialmente a los que no viven en países extremadamente pobres. Algo que no ocurre con este nuevo método complementario siempre que las encuestas a los hogares tengan en cuenta a los más pequeños de casa. "La pobreza es desproporcionadamente infantil. Y cada derecho negado es una tragedia para el niño, para su familia y para el futuro", sentenció.
La medición no es la respuesta a la pobreza, sino la acción. La solución tiene que ver con la toma de decisiones, con el compromisoSABINA ALKIRE, UNIVERSIDAD DE OXFORD
El dinero que entra en una casa no deja ver si los bebés nacen en clínicas bajo supervisión médica que mejorará su probabilidad de supervivencia, si tienen padres sanos que les cuiden, si van a la escuela cuando son mayores, si disponen de luz en casa para estudiar cuando cae el sol. Aunque su cuota de ingresos familiares estuviera por encima del umbral de pobreza, no dejarían de estar en riesgo en tales casos. Muchas de estas variables son, a su vez, retos ya fijados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, por lo que la medición y posteriores acciones contra la pobreza multidimensional suponen, en realidad, abordar gran parte de la agenda.
Laura Stachel, ginecóloga, directora y cofundadora de la ONG WeCareSolar, bajó de la teoría a la realidad lo que significa sufrir carencias. Su organización se dedica a la provisión de un sistema de electricidad solar "que cabe en una maleta literalmente" para clínicas sin acceso a ella. Con la imagen que abre este artículo de fondo, en la que se ve a una enfermera haciendo guardia en una maternidad con una lamparilla de queroseno como única iluminación en la oscuridad, Stachel relató la impresión que le causó la primera vez que se quedó sin luz durante una intervención en el norte de Nigeria en 2008, como en la fotografía. "¡A los compañeros que había allí no les pareció raro!", recordó con viveza.
Los cortes eran tan habituales que el personal local estaba acostumbrado, pero a ella le pareció inadmisible que los niños nacieran en esas condiciones y que las mujeres corriesen el riesgo de morir durante el alumbramiento. Y creó una solución: junto a su marido, experto en energías renovables, inventó una maleta con paneles solares para proveer de electricidad a los centros sanitarios. Al principio, distribuyó su ingenio solo en Nigeria, hoy lleva un diseño mejorado de su kit a 27 países. La ginecóloga sabe por experiencia que su invento tiene un impacto en la reducción de la mortalidad materna en el mundo -cada día fallecen aproximadamente 830 mujeres por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto, el 99% son de países en desarrollo, según la Organización Mundial de la Salud. "Todos sabemos que si la madres tienen cuidados antenatales y no mueren mientras dan a luz, esto hará que los niños crezcan mejor y tengan menos probabilidades de caer en la pobreza", sentenció.
Stachel reconoció, no obstante, que tiene dificultades para encontrar las clínicas con problemas de acceso a electricidad. "Nos ha costado hallar datos de los centros de salud con mayores necesidades, así que estoy expectante sobre lo que el Índice Multidimensional de la Pobreza nos puede ofrecer en este sentido", señaló. Si bien el acceso a la electricidad es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, además de uno de los indicadores habituales en la medición de la pobreza multidimensional, todavía falta información fiable y concreta sobre la falta de acceso.
"Hay quienes dicen que si los gobernantes gastaran tanto en ayudar a los pobres como en estudiarles, muchos no lo serían", bromeó el moderador del debate Vikas Swarup, alto representante de India en Canadá y autor de Q&A, novela adaptada al cine como Slumdog Millionaire. Pero añadió, recapitulando una idea que compartieron muchos de los intervinientes: "Lo que se mide se hace". Y terminó con un llamamiento que arrancó el aplauso de los presentes: "No seamos moderados. Seamos valientes. Tenemos un plan, los ODS, y tenemos la herramienta, el índice de la pobreza multidimensional. Acabemos lo que hemos empezado".
Progreso global... menos para los marginadosEspecial: ODS
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