TRIBUNA
Érase una voz
A lo largo de mi trayectoria profesional he comprendido que la participación infantil es imprescindible porque los niños son los que mejor conocen sus temores y alegrías
Un informe revela que los niños prefieren atención a juguetes. EDUCO
Hace ocho años decidí dedicar mis esfuerzos tanto profesionales como humanos a trabajar con y para la infancia. Durante este tiempo he tenido momentos de todo tipo: ilusionantes, felices, indignantes e incluso frustrantes…Trabajar para que niños y niñas tengan garantizados sus derechos comporta no solo entender cuál es la legislación vigente en materia de infancia (si la hay) o qué presupuesto se dedica a este colectivo (si lo encuentras). Implica mucho más, implica conocer de cerca sus realidades, sus necesidades, sus anhelos y, por qué no, sus sueños. Son datos que no aparecen en el Instituto Nacional de Estadística ni en la página web del Ministerio de Educación, sino que residen en cada una de las voces de niños y niñas.
Cuando me hablaron de la participación infantil me sonó a latín. Me costaba entender cómo en esos cuerpos y esas mentes tan pequeños podía encontrar la solución a muchos de los retos que me enfrento día a día. Pero a lo largo de mi trayectoria profesional (y lo que me queda) he comprendido que la participación infantil es imprescindible porque ellos y ellas son los que mejor conocen sus temores, sus inquietudes, sus alegrías... En definitiva, sus vidas. Ellos tienen mucho que decir y nosotros más que aprender. El derecho a ser escuchados es un derecho que todos y todas tenemos y en la infancia es especialmente relevante. Por cierto, España se comprometió a garantizarlo en 1990 en laConvención de Derechos de la Infancia.
El derecho a ser escuchados es un derecho que todos tenemos y en la infancia es especialmente relevante
Pero todo no es un camino de rosas, la participación infantil requiere, por un lado, la voluntad de escuchar con la mente en blanco, sin presuponer posibles respuestas o sin condicionar sus opiniones. Y, por otro lado, requiere un ejercicio de autocrítica y de exposición a lo imprevisible que a muchos de nosotros nos cuesta afrontar, un reto para mí, para la ONG Educo y para la sociedad entera.
En Educo tenemos el compromiso de velar por el cumplimiento de los derechos de la infancia, y para ser coherentes con ese trabajo, no podemos ni queremos dejar de lado lo que nuestra infancia nos quiere decir. El informe que publicamos,Érase una Voz... es el resultado de un proceso de consulta largo y amplio a casi 700 niños y niñas de toda España, de varios contextos y circunstancias, pero con un denominador común: el valor de sus opiniones. Unas opiniones que se han unido a las de casi 6.000 niños y niñas de todo el mundo en la encuesta anual que realiza la Alianza Internacional ChildFund a la que pertenecemos.
Los niños nos han detallado lo que esperan de nosotros y qué podemos hacer las personas adultas para ayudarles
Hemos querido que nos hablasen de felicidad, de libertad, de situaciones de violencia y de cómo se enfrentan a ellas. Además, nos han detallado lo que esperan de nosotros y qué podemos hacer las personas adultas para ayudarles. Y, como no podía ser de otra forma, nos han sorprendido. Pero también, nos han alarmado. Los niños y niñas no se sienten seguros en las calles de nuestras ciudades, pero lo que es todavía peor, perciben la escuela como un espacio inseguro (¡primer espacio de sociabilización de nuestra sociedad!). Además, nos reclaman atención, respeto y cariño... ¡En lugar de juguetes y bicicletas!
El documento Érase una voz... lo que opinan niños y niñas sobre la violencia me ha hecho cambiar mi mirada respecto a la violencia y el maltrato contra la infancia, me ha hecho reflexionar sobre las verdaderas causas de este fenómeno global que hace sentir a niños y niñas discriminados, encerrados, poco escuchados y, en muchos casos, maltratados. ¿La pobreza es una causa o un tipo de violencia? ¿La educación que estamos dando a nuestros hijos reduce sus capacidades en lugar de fomentarlas? Niños y niñas lo tienen claro, ahora nos queda a las personas adultas trabajar sumando esfuerzos hacia un futuro sin violencia.
Miriam Toran es responsable de campañas e incidencia de la ONG Educo.
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