Editorial I
El FMI y nosotros
Se impone cuanto antes una relación más madura con el mundo, sin demagogia ni ocultamiento de la realidad
Viernes 26 de noviembre de 2010 | Publicado en edición impresa
Pocos días después de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunciara por la cadena nacional de radio y televisión que la Argentina renegociaría su deuda con los países del Club de París sin la intervención del FMI, el Gobierno acordó la asistencia técnica de este organismo de crédito para la elaboración de un nuevo índice de precios.
Este último anuncio puede interpretarse como una forma encubierta de amoldarse a las exigencias que el Club de París determina para los procesos de renegociación de deuda. Resulta claro que si la Argentina pretende cancelar su deuda en default, del orden de los 7000 millones de dólares, con ese grupo de naciones de otra forma que no sea al contado, deberá someterse a las auditorías del FMI.
Durante años, los gobiernos kirchneristas se negaron a proporcionarle información al ente financiero internacional, pese a que, en calidad de miembro de él, nuestro país se encuentra obligado a hacerlo. Esta situación podía motivar sanciones contra la Argentina por incumplir con las fiscalizaciones básicas que establece el artículo IV del acuerdo constitutivo del FMI para los países que integran el organismo.
La Argentina también está obligada a cumplir con esa exigencia en tanto integrante del G-20, del que se temió que pudiera ser removida y reemplazada por Chile si no solucionaba el problema de su deuda con el Club de París.
No puede menos que llamar la atención que las autoridades argentinas, finalmente, hayan accedido a proporcionarle indirectamente al FMI la información sobre las estadísticas oficiales que durante años le negaron.
El acuerdo con el Fondo para recibir asistencia técnica en el armado de un nuevo índice de precios sorprende también, toda vez que el gobierno nacional les había encargado tiempo atrás a varias universidades nacionales un informe sobre el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Este estudio estuvo concluido hace aproximadamente dos meses ysólo ayer sus autores fueron recibidos por el ministro de Economía, Amado Boudou.
También sorprende la decisión de convocar al FMI teniendo en cuenta que la Argentina, hasta antes de 2007 tuvo un índice de precios confiable. Una manera de devolverle a ese índice buena parte de la confianza perdida sería restituir en sus funciones a muchos de los técnicos del Indec que fueron despedidos, presuntamente por negarse a facilitar las manipulaciones tendientes a distorsionar aquel índice y disimular así los aumentos que experimentaran los precios de la economía.
Con todo, la medida debería ser bien recibida si a lo que se apunta es a normalizar las relaciones económicas de la Argentina con el mundo y, más específicamente, con un organismo internacional de crédito al que muchas veces se le echó la culpa de nuestros propios errores. Se impone cuanto antes una relación más madura.
El doble discurso de nuestros gobernantes ha ido ya muy lejos. Cabe recordar que el gobierno de Néstor Kirchner canceló de contado y anticipadamente, sin que nadie se lo reclamara, la totalidad de la deuda con el FMI pese a que la tasa de interés que se pagaba era notoriamente inferior a la que debió pagar después nuestro país a otros prestamistas como el gobierno venezolano.
Durante demasiado tiempo, también, las autoridades argentinas, de la mano de un Indec manejado muy poco profesionalmente, han pretendido ocultar una dolorosa realidad, signada por una elevada inflación. Ese ocultamiento basado en groseros falseamientos estadísticos posibilitó también una distorsión general en numerosas variables económicas; entre ellas, la pobreza y la indigencia.
Muchas dudas hay de que el gobierno argentino esté dispuesto a un sinceramiento estadístico, especialmente de cara a un año electoral. Sin embargo, resulta indispensable que el país deje de una vez por todas la demagogia y una mentira que ya tiene patas demasiado cortas, tanto para cualquier ciudadano propio como para el mundo financiero.
El FMI y nosotros - lanacion.com
el dispreciau dice: Los principales medios periodísticos argentinos, siguiendo el triste modelo americano, están cada vez más lejos de hacer "foco" en las cuestiones de fondo... se habla entonces del FMI como si se tratase de la llave del reino, cuando en verdad más allá de la imagen institucional y su historia de recetas falaces, dicha entidad de economías perimidas tiene a gran parte de la sociedad humana en su contra, por diversos motivos, pero definitivamente en contra de su existencia, de su presencia y poniendo en duda sus capacidades reflexivas y las otras, las técnicas. Matemáticamente hablando el FMI, a estas alturas, en un mundo coherente no debería existir ya que gracias a su incapacidad de gestión el mundo económico está en tela de juicio, con una consecuencia inmediata bien clara, el modelo economico ha muerto, se encuentra en la morgue en un rápido proceso de descomposición (no hay heladera que retrase el proceso), el certificado de defunción nadie lo quiere firmar y tampoco nadie quiere reconocer su muerte, ya que aún se caen algunos pesos para dilatar lo irreversible... El Fondo Monetario Internacional está clínicamente muerto, sin que nadie sepa a ciencia cierta si se ha suicidado o si algún sicario con un dejo de sentido común hizo lo que debía. Técnicamente está nutrido por incapaces y negligentes de un mundo económico que no escatima en fórmulas pero que siempre se dirige hacia la exclusión social como mecanismo de sustento de las economías de países quebrados, que contienen a su vez empresas quebradas y bancos dibujados, los que a su vez echan mano a las economías del tercer del mundo para salvarse cada mes, dibujando una vez más presupuestos virtuales, mentidos, que desconocen el criterio de los resultados genuinos porque siempre han vivido desde el virtualismo. Desde la pos-guerra (segunda) en adelante el mundo se ha ido introduciendo en un monumento a las falacias que ahora han venido a exterminar las economías de una clase política esencialmente pobre, que siempre parte de la misma premisa: "la víctima será el pueblo", siguiendo otra receta bien conocida en occidente: "la del negocio de la pobreza inventado por la Iglesia Católica", la que luego descubrió la importancia del abuso, el sometimiento y la esclavitud, usando para ello a Dios y todo aquello que se relaciona con la Fe, denigrando la condición humana a su máximo extremo, siempre justificándose en un sentido del valor que no es el que se aplica a sí misma como institución. El FMI se sustenta bajo el mismo esquema, destruyo a 100 para construir 1 y la lógica matemática indica que dicha "barbaridad" no conduce a ninguna parte y que mientras los excluidos se amontonan en los rincones del planeta, hay una mesa que brilla cada vez más aislada. Algo anda mal en la cabeza (mate, cacumen) de esa gente. Desde un humilde punto de vista personal veo que aquellos que no padecieron la guerra, por comodidad, han seguido recetas vacías aplicando criterios también vacíos... y hasta aquí llegamos. Estados Unidos de Norteamérica, le guste a quien le guste, está camino a un abismo del que no podrá salir aplicando los mecanismos que lo trajeron hasta aquí... pero Europa no está en una situación distinta, antes bien se dirige hacia un abismo paralelo, y todo ello de la mano del FMI y sus incapacidades. El mundo está lleno de bancos con balances dibujados... con cajas llenas de billetes con forma de Euros, libras, dólares... pero las gentes, aquello que verdaderamente importa, el foco de esta cuestión, está cada vez más aislada, más excluida, sin alternativas, despreciadas, olvidadas... Occidente como conjunto, China, Rusia, Japón, deben entender que este sistema se ha consumido a sí mismo y que ya no tiene vida de cara al futuro... no sirve seguir fabricando autos en un mundo humano que carece de agua, de alimentos, de educación y de salud pública... no sirve seguir extrayendo petróleo, oro y uranio, cuando el mundo humano suma excluídos a razón de 1.000 por minuto... no sirve seguir imprimiendo billetes que nadie podrá comer... no sirve una ciencia sustentada en falacias de conveniencias con título de propiedad que no benefician al mundo humano en su conjunto... no sirve una propiedad intelectual que permite vender cosas que la mayoría no podrá comprar, no tendrá acceso, a cambio de inducir mayor volumen de excluidos... NO SIRVE. Las gentes ven con claridad las impericias de sus gobiernos, por caso Irlanda, Portugal, Grecia, España, o cualquier otro (son muchos más los que se ocultan por vergüenza o por inconsciencia), pero esos mismos gobiernos se someten a sus propias negligencias y consecuentes necedades. Ante ello, el FMI no tiene razón de ser y por allí debe comenzar la reflexión... Aquí, este mundo debe ser repensado so pena de su extinción inmediata, mal que no se quiera escuchar. Si aquello que se investiga debe ser abandonado por falta de un papel llamado billete... si aquello que debe alimentar apropiadamente a las personas no alcanza a éstas en su finalidad por una cuestión de un papel denominado peso, euro, libra, dólar, yen o lo que sea, algo anda muy mal en las neuronas de aquellos que intentan imponer dicho modelo... definitivamente, algo anda muy mal en este mundo. Noviembre 26, 2010.-
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