Editorial II
Las indefiniciones del G-20
Las diferencias bilaterales impidieron adoptar medidas ejemplares para un crecimiento mundial equilibrado y sostenible
Miércoles 17 de noviembre de 2010 | Publicado en edición impresa
Las indefiniciones son, a veces, más perniciosas que las decisiones drásticas. La cumbre del Grupo de los 20, realizada en Seúl, estaba centrada en la guerra de divisas entre los Estados Unidos y China y, en general, deparaba pocas expectativas, pero se esperaba que, al menos, dejara alguna certeza en caso de que se produzca otra crisis. No ha logrado ni una cosa ni la otra.
Ni los Estados Unidos ni China han mostrado signos de flexibilizar sus políticas monetarias, ni los otros gobiernos han permitido entrever que sus bancos centrales dejarán de intervenir en los mercados para frenar la apreciación de sus monedas. De ese modo, la ansiada recuperación económica está más sujeta a la fortuna que a políticas que realmente estén dispuestos a adoptar. Prima, en todo caso, la mentada política de empobrecimiento del vecino, método por el cual se desató la Gran Depresión y, después, la Segunda Guerra Mundial. Si ésta es la vía para crear nuevas instituciones, el mundo recorrerá un duro vía crucis hasta que exista consenso sobre la salida.
Por ahora, todo quedó pendiente hasta la próxima cumbre, en el primer semestre de 2011, lo cual dejó al desnudo una enorme incapacidad de los gobiernos para rubricar acuerdos mínimos frente a la posibilidad de que estalle otra burbuja, como en 2008.
Esta vez, la reunión de los 20 líderes no resultó un fiasco porque horas antes se habían bajado las expectativas respecto de un consenso generalizado sobre algún punto del temario en especial. Nada de eso sucedió. De ahí, el resultado incierto, traducido en la promesa de evaluar la marcha de las economías con "guías indicativas".
Es evidente que los desequilibrios se ajustarán como consecuencia de la marcha de las economías, no de la acción o la omisión de los gobiernos. Pero también es evidente que de líderes que no se reúnen todos los días se abrigaba la esperanza de algo más que reproches mutuos, presagios apocalípticos o inútiles defensas de la administración de cada país como si las economías no estuvieran interrelacionadas.
Lo único concreto, más allá de la enunciativa declaración de la cumbre, han sido el apoyo a las reformas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el cambio de imagen del organismo entre las economías emergentes, expuestas a quebrantos por seguir al pie de la letra sus recetas de ajustes.
El problema es que no ha habido un acuerdo entre todas las economías -las poderosas y las emergentes- para avanzar en asuntos colaterales que no dejan de ser vitales, como la reducción del hambre y la pobreza. No figuraba en la agenda, pero esos temas resultan ser los más urgentes frente a las mezquindades habituales. Al no haber acuerdos macroeconómicos, difícilmente las urgencias sean resueltas y, de ese modo, no sólo la discusión de grandes temas quedó pendiente para el año próximo, sino, también, la resolución de los otros.
Habría sido plausible que la cumbre del G-20 adoptara medidas ejemplares para marchar hacia un crecimiento mundial equilibrado y sostenible. En ella, sin embargo, afloraron diferencias bilaterales que impidieron vislumbrar un horizonte mejor después de los dos días de reuniones. No hubo más compromiso que volver a verse mientras dos economías, Portugal e Irlanda, están a punto de desbarrancar y otras, el Reino Unido y Francia, adoptan duras medidas de ahorro estatal que ponen en peligro la paz social por las consecuentes protestas de sectores tan bien diferenciados como los sindicatos y los estudiantes.
El compromiso más saliente, entre los acordados, es que los países no adoptarán devaluaciones competitivas de sus monedas. Nada ni nadie garantiza que no haya cimbronazos antes de la próxima cumbre y, entonces, es posible que los líderes se reúnan de urgencia para evaluar la situación. De persistir en estas posiciones irreductibles, difícilmente varíen los diagnósticos de "frágil" y "desigual" para la economía mundial mientras el desempleo se mantiene, en no pocos países sin distinción entre poderosos y emergentes, en niveles inaceptables.
Las indefiniciones del G-20 - lanacion.com
el dispreciau dice: el sistema económico mundial está quebrado y en curso de desintegración, llevándose por delante a los promotores de la crisis y arrastrando al mundo entero hacia un abismo desconocido, aunque intuible. Las potencias mundiales están transitando la consecuencia de sus propias recetas y de sus propias imposiciones a países de menores recursos, recursos limitados, o bien recursos manipulados (como el nuestro). De todo el conjunto de naciones en crisis, la única que potencialmente cuenta con habilidades para salir del caos es Alemania... el resto, atada a conceptos perimidos y contradictorios, propios de las soberbias académicas del primer mundo, está perdido entre las presiones de empresarios quebrados que no quieren abandonar sus comodidades y sometido por los aceptadores de regalos que negocian futuros virtuales, por caso los legisladores de los congresos de esos mismos países... Nada nuevo bajo el sol. Indudablemente, cada cual atiende su juego y no se dan cuenta que estos de las monedas que intentan reemplazar al dólar es una utopía sin fundamento y que aventa voluntarismos sin base... Todas las monedas están en curso de colisión y con suficiente daño intrínseco como para evaporarse. Sucederá indefectiblemente porque no hay capacidades para sortear la calamidad fabricada por sucesivas impericias... y hasta aquí llegamos... ¿que cuándo sucederá el quiebre?... no tengo la menor idea, porque mientras haya caja para seguir mintiendo, trampas por medio, la supervivencia en estado terminal está segurada por un rato, no mucho. Sí está claro que:
1. Cada vez habrá mayor cantidad de excluidos en el mundo = + pobres, + marginados, + indigentes, + despreciados
2. Cada vez habrá mayor número de personas sin trabajo
3. Se reducirán significativamente las fuentes laborales
4. La salud pública en el mundo humano está en caída libre
5. La educación pública en el mundo humano está en caída libre
6. Cada vez son más los "estados ausentes" que someten, esclavizan, y burlan a sus ciudadanos, incluyendo en ello a todas las pseudo potencias mundiales
7. El sistema bancario mundial está técnicamente consumido, por ende las monedas no son más que utopías propias de necios
Un mundo lleno de excluídos no ofrece una buena perspectiva... Noviembre 17, 2010.-
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