Editorial I
Matar a los niños por nacer
Nadie puede arrogarse la potestad de decidir cuáles niños podrán seguir viviendo en el seno materno y cuáles no
Domingo 21 de noviembre de 2010 | Publicado en edición impresa
En estos días, la comunidad se ha visto sacudida por el horror pasado por una niña caída en un pozo de 25 metros, por el sufrimiento de sus padres y por el exitoso esfuerzo mancomunado por rescatarla de tan peligrosa situación.
El caso puede compararse con los proyectos abortistas en trámite legislativo que, con distintos matices, terminan por matar a un ser vivo, totalmente indefenso e inocente de cualquier circunstancia relacionada con su concepción en el vientre de su madre, y persona humana para la ciencia y para el derecho.
Nos sorprende el grado de insensibilidad que se ha hecho carne en algunos sectores políticos y legislativos al punto de no advertir que estos proyectos son un retroceso en la evolución de nuestra condición humana.
Se ha repetido hasta el cansancio que nadie obliga a quien no es capaz de ser madre o padre a hacerse cargo de un niño que no quiere, o que no soporta, por el motivo que fuese. Pero eso no autoriza a matarlo. Muchos aceptarían con agrado recibirlo y ayudarlo a vivir y desarrollarse en su futuro como ser humano.
Se nos quiere hacer creer, sin fundamento científico alguno, que es psicológicamente más grave para una madre, por caso víctima de una violación, tener a su hijo y entregarlo en adopción que matarlo en su propio vientre. Seguramente no han tenido oportunidad de conocer a nadie que se haya practicado un aborto, con las inevitables secuelas psicológicas, y que haya quedado imposibilitada de concebir. Ni tampoco habrán tenido oportunidad de observar las imágenes de una simple ecografía en la que la evolución de un embrión se registra en tres dimensiones.
La lista de normas de derecho que contradicen estas propuestas es larga, suficientemente conocida y denunciada, con muy poco eco en un Congreso que prefiere el discurso ideológico o político a la argumentación jurídica y al imperio de la ley.
Sólo nos permitimos recordar que nuestra Constitución Nacional impone al Congreso la "obligación de dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización de la enseñanza elemental, y a la madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia".
Desde la óptica científica, la Academia Nacional de Medicina confirma la personalidad jurídica del embrión humano al afirmar que el niño por nacer, científica y biológicamente, es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción. ¿Cómo es posible, pues, que se ignore tan claro mandato y se eluda tamaña responsabilidad legislativa?
Frente al hecho científico y tecnológico hoy indubitado de que se está destruyendo vida humana, sorprende saber que, por ejemplo, la madre no necesitará de la conformidad del padre para eliminar a su hijo. Toda la ley de patria potestad, de no tan lejana sanción, está basada en la cotitularidad de los deberes y derechos de los padres sobre sus hijos menores para su protección desde la concepción y mientras sean menores.
Tanto más grave es la proyectada norma que permite eliminar a los niños que presenten "malformaciones fetales graves", en un claro acto discriminatorio, inhumano y que nos hace volver a Esparta o a la doctrina del tristemente célebre doctor Menguele, bajo el régimen nazi.
¿En qué nos estamos convirtiendo cuando declamamos respetar la diversidad, proclamamos la integración, la igualdad de derechos entre todos los seres humanos, y elegimos cuáles viven y cuáles mueren, por no ser perfectos? ¿Perfectos a los ojos de quién? ¿De los legisladores que aprobarían esta legislación?
Ayer se cumplieron 21 años de la Convención de los Derechos del Niño, una decisión ejemplar para su defensa y promoción en el mundo entero. Por ello, es muy penoso ahora ver retroceder a la humanidad, comprender la legítima conmoción por el rescate de una niña accidentada e hipócritamente no temblar ante una norma que autorizará la muerte de miles de niños en el vientre de sus madres. Es lamentable que todo lo que al Estado se le ocurra hacer al respecto sea eliminarlos.
Matar a los niños por nacer - lanacion.com
el dipsreciau dice: en el mundo humano son muchas las cosas que están fuera de madre, fuera de curso, alteradas, tergiversadas, mentidas y mucho más... Por una parte, notables políticos del mundo humano y algunos otros imitadores del mesías, se arrogan el derecho de decir quién vive y quién no, quién sobrevive y quién no, quién tiene derecho a salvarse y quién no... por caso, las experiencias de Haití, Palestina, Afganistan, Pakistán, India, Chile, Marruecos, África central, son algunos ejemplos de la dramática condición en la que viven algunos mientras otros declaman discursos vacíos o "gastan" a cuenta de presupuestos catastróficos que justamente olvidan a las víctimas. No hay gobierno que resuelva la zozobra de nadie ya que la política está para facturar y para corromper y no para construir, mucho menos para re-construir la vida de sus ciudadanos, olvidados, omitidos, negados pero sí bien usados. En este mundo descalabrado, muchos creen que la obra pública es la solución de todo, cuando en verdad dista serlo... las gentes necesitan una vida digna y para ello necesitan techo, educación y salud, como mínimo. Pero detrás de ello se esconden dramas temibles tales como el abandono y la violencia que hoy se ejerce y reina en el seno de las familias fragmentadas y en las otras, aquellas que se muestran como unidas pero ocultan quiebres propios de los bajos instintos... dicho burn out social se observa en las empresas, en los bancos, en los sindicatos, en los barrios, en el campo, en las escuelas, en los propios hospitales, y en cualquier lugar donde haya más de una persona. El sentido original de la palabra "compañero" se ha evaporado al igual que el sentido de la amistad, la "no utilitaria", y el desprecio crece en todas las direcciones aventado por el morbo que manipulan ciertos medios de comunicación cuyo periodismo es detestable tanto como deplorable, no hacen otra cosa que ser cómplices del desastre al vender espacios y conveniencias empleando la calamidad ajena. Por ello no debe sorprender, en absoluto debe hacerlo el tema del desprecio por la vida del que viene... la mujer está hoy en contra de ella misma, en competencia con ella misma y con el varón, un hombre que ha perdido el sentido del hoy y que por ende ya no encuentra un mañana posible, mucho menos uno necesario... un potencial hijo se ha transformado en una molestia que debe ser quitada del camino al precio que sea, sin asumir que la vida, antes de ser tal, se "piensa" y luego simplemente es irreversible, aún matándolo. El aborto es un delito de lesa humanidad, más hoy cuando las parejas disponen de un arsenal de opciones que evitan el embarazo no deseado e incluso hasta el deseado. Matar un ser en camino es alterar el sentido de los ciclos humanos. Puede que esto no se entienda y hasta se asuma que este comentario está fuera de realidad, posiblemente sea así y lo acepto de buen grado. No obstante ello, sigo pensando exactamente lo mismo. Esto es que el desprecio hacia la vida, el que está manifiesto en las calles, en los medios, en el mensaje de "liberación", justifica un asesinato argumentando algo que no resiste análisis alguno. Tampoco se atiende lo que significa la objeción de conciencia, propia del ámbito médico y sus pautas éticas... aún asumiendo que la medicina de hoy (no así el 80% de los médicos) es un negocio que usa a los medios para imponer modelos y modas, entre los cuales el aborto es un negocio más, lamentable, pero así. En el mundo los abortos superan a los nacimientos, largamente. Los números se ocultan por pudor, por temor, o por desidia (caso de la Iglesia Católica). Detrás de ello no quieran saber lo que hacen con esos restos de pequeños inviabilizados... lo que haría descalibrar la mente de cualquier mujer en su sano juicio. Pero el negocio tiene una magnitud tal que ya nadie repara en las variables, tampoco en sus consecuencias, ya que el paisaje humano se ha transformado en "descartable" a pesar de la conciencia de los muchos, manipulado por las conveniencias y los intereses de los pocos. Así como unos países se dan el lujo de bombardear y asesinar a inocentes anónimos en sus mundos de pobrezas en los lugares más recónditos de la Tierra, o así como otros países se dan el lujo de atentar contra su propia gente para orientar el morbo mundial y sacar de foco el pensamiento social, detrás se puede experimentar con ciertos medicamentos diseñando un destino pero aplicando otro muy distinto, total las víctimas son apenas "daños colaterales". El mundo humano ha perdido su ética, su fundamento filosófico de las ciencias aplicadas, y los negocios justifican cualquier finalidad por aberrante que esta sea, y para ello la política brinda sociedades perfectas: inteligencia + corrupción = aberración. Los seres humanos por venir están azorados de lo que ven... ni qué hablar de los eventuales extraterrestes que se les ocurra pasar por aquí y ver que la misma gente que promueve los asesinatos, luego nos da discursos de moral y civismo. Muy loco todo, insoportablemente loco. Demencialmente apocalíptico... Noviembre 21, 2010.-
Cancer Nanotechnology
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