Editorial I
La Argentina y el Club de París
Es de esperar que, esta vez, ni la demagogia ni la improvisación sean puestas por encima del interés nacional
Jueves 18 de noviembre de 2010 | Publicado en edición impresa
Al igual que en septiembre de 2008, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció que el gobierno nacional buscará un acuerdo para cancelar la deuda en default con el llamado Club de París sin la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El anuncio formulado dos años atrás quedó en la nada, luego de que los vaivenes de la economía internacional persuadieron al gobierno kirchnerista sobre la inconveniencia de utilizar reservas del Banco Central para pagar aquella deuda, como se había proyectado en su momento.
Hoy la situación es algo diferente. La primera mandataria no dio detalles sobre la forma en que la Argentina se propondría cancelar la deuda con los países del Club de París; tampoco aclaró si se pensaba utilizar reservas.
En cambio, desde el Poder Ejecutivo sí se puso énfasis en que cualquier negociación se hará sin la participación del FMI, pese a que las reglas del Club de París estipulan que cualquier plan de pagos de deudas a sus países deben pasar por una auditoría del organismo financiero internacional.
Sin duda, poner fin a la situación de default con un grupo de países es un paso impostergable que debe dar la Argentina. Un acuerdo que permita normalizar las relaciones sería beneficioso en tanto que no sólo permitiría reducir el riesgo país, sino que al mismo tiempo facilitaría la ejecución de importantes inversiones extranjeras en infraestructura en nuestro país. La explicación es que, al salir de la cesación de pagos, los órganos oficiales de crédito de exportación admitirían el otorgamiento de préstamos o garantías para financiar la venta de bienes de capital a la Argentina.
Alcanzar un acuerdo con los países del Club de París debería ser una meta que sea colocada por encima de las consideraciones que nos merezca el FMI.
Es necesario que la Argentina encare con suficiente seriedad sus relaciones con el mundo. Y esto incluye aceptar que el mundo funciona con determinadas reglas, entre ellas, las vinculadas con las tareas de supervisión y auditoría encomendadas a un organismo, como el FMI, del que la Argentina forma parte.
Los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner han rechazado sucesivamente al FMI, al extremo de cancelar anticipadamente la deuda con ese organismo para no ser objeto de sus supervisiones. Detrás de las críticas de tipo ideológico a esa organización financiera es bastante lógico pensar que las autoridades nacionales esconden su intención de que una auditoría del FMI no deje expuesta ante el mundo la falsificación de las estadísticas oficiales.
Es de esperar que, esta vez, ni la demagogia ni la improvisación tiñan una negociación que debería apuntar a devolverle al país la credibilidad internacional que ha venido perdiendo desde hace muchos años.
La Argentina y el Club de París - lanacion.com
el dispreciau dice: ARGENTINA transita por estas horas la confrontación de su pasado horroso y su herencia arrasadora de la década infame del noventa con el sortear las vallas de cara al futuro. La posición política de la oposición respecto de la aprobación o no del presupuesto nacional para el año 2011 es realmente patética y por ende tan deplorable como las posiciones esgrimidas y los argumentos ofrecidos... No hay razón para semejante escándalo, lo cual demuestra que sin agenda los partidos de la oposición son, una vez más, depredadores del poder y como consecuencia de ello de las espectativas ciudadanas. Se podrá estar de acuerdo o no, pero el escándalo que se ha fabricado no conduce a nada y debe quedar en claro que en dicho caso, más allá de las falencias del oficialismo, la posición del radicalismo, del pro, de otros partidos que contienen más personalismos que convicciones, está tan vacía de ideas como de capacidades, no así de intereses. Igualmente, cabría preguntarle al periodismo impresentable que nos rodea dónde estaban cuando Argentina declaró que no pagaría sus deudas, dónde lo hacían cuando el estado se quedó con los ahorros de la sociedad argentina, dónde se escondían cuando se ocultaban las pruebas de los atentados que asolaron el país en los noventa... indudablemente seguimos sin hacer foco y sin entender qué está ocurriendo en el mundo. El Club de París, al igual que el FMI y otras entidades internacionales, están enseñando al mundo que no se puede administrar economía sustentada en la exclusión social de la mayoría de los países de la Tierra... no se puede fabricar moneda a expensas de las pobrezas de la gente... no se puede poner o sacar personas de los trabajos al antojo de funcionarios corruptos... no se puede hacer lo que se viene haciendo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial con las esperanzas de las generaciones. Un mundo así es un mundo de conveniencias que no beneficia a más que unos pocos necios que no ven más allá de sus narices y cuyo único talento es apropiarse del esfuerzo ajeno, para luego vaciarlo y despreciarlo. Los diarios argentinos que lideran la información componiendo formación de la opinión deberían revisar bien las capacidades de sus funcionarios, sea para hacer comentarios o bien para dar las noticias. Así como el conflicto con la prensa no guarda ningún sentido de fondo, tampoco es prudente ver que la prensa hace uso y abuso de favoritismos hacia los intereses que han consumido nuestro país a manos de incapaces con rostro político (que no son pocos, en especial dentro del peronismo federal, del justicialismo vernáculo y dentro del radicalismo pleno de necedades). Como ciudadano no estoy de acuerdo con muchos procederes de la Señora Presidente, pero ello no me impide conocer a fondo (he sido funcionario de línea de multinacionales en nuestro país y en el extranjero) cómo son las cosas en el ámbito de la economía mundial, donde las mentiras atropellan largamente a las verdades... por otra parte, lo peor que podría hacer nuestro país es saldar la deuda del Club de París ya que ninguna de las mismas (deudas) tiene origen cierto, más allá del compromiso genuino asumido por aquellos que han vendido la patria una y otra vez, que han cobrado por ello, y que hoy son Senadores Nacionales cuando debieran estar en la cárcel... Definitivamente la economía mundial está quebrada y los argentinos no podemos hacer nada por resolver los efectos de las impericias que han llevado al mundo a la debacle que transita. Si La Nación (diario) desea pagar algo de la deuda de su bolsillo, que así sea... pero dejemos de una vez por todas que la Presidente haga lo que entiende debe hacerse. Se le pueden criticar los resultados, no las iniciativas... El periodismo forma parte lamentable de la máquina de impedir que nos caracteriza. Noviembre 18, 2010.-
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