martes, 8 de junio de 2010

PUENTE ROTO


[I]
La contradicción entre un solo Banco Central y una multitud de sistemas políticos
Euro, integración y soberanía
Carlos Escudé
Para LA NACION

Noticias de Opinión: Martes 8 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa

Es comprensible que la crisis europea genere preocupación acerca del futuro del euro. La moneda común está administrada por un Banco Central Europeo (BCE) con jurisdicción en toda la zona del euro. Pero en ésta hay dieciséis ministerios de finanzas, y se supone que pronto habrá ocho más. Cada uno de ellos es parte de un poder ejecutivo elegido por el electorado de un Estado-nación, cuyos gobiernos tienden a ser fieles a los mandatos de sus electorados. Aunque el BCE intenta imponer pautas monetarias a esos gobiernos, cada electorado elige su propia política económica y fiscal. Inevitablemente, se producen desfases.

Hay una contradicción entre la existencia de un único banco central y una multitud de sistemas políticos diferentes. En principio, cada sistema político requiere su propia autoridad monetaria, idóneamente adaptada a las preferencias de su electorado.

Puede haber excepciones a esta regla, pero no por tiempo ilimitado. Para que el BCE y el euro sobrevivan, la UE debe avanzar hacia el desarrollo de una supranacionalidad cada vez más totalizadora, tendiente a convertirla en un solo gran Estado. Pero el primer paso importante hacia la realización de ese proyecto fue abortado cuando, en 2005, los electorados de Francia y de Holanda rechazaron el Tratado de Constitución Europea.

En esos países fueron los pueblos, más que las dirigencias, quienes rechazaron el proyecto unificador. En Francia, por ejemplo, el Tratado fue apoyado oficialmente por varias fuerzas, entre ellas el Partido Socialista, pero los votantes de ese partido rechazaron la propuesta a pesar del aval de sus propios líderes. También fue rechazado por los comunistas y por la derecha extrema. Desanimados, otros países cancelaron los plebiscitos que tenían programados. Como consecuencia, en 2007 una cumbre europea abandonó el proyecto de Constitución, eventualmente reemplazado por el menos ambicioso Tratado de Lisboa.

El rechazo de la Constitución Europea ilustra la extrema dificultad de convertir a veintisiete Estados en algo parecido a un solo gran Estado. Las identidades nacionales, que en Europa engendraron guerras atroces, se resisten a fundirse en una identidad europea supranacional. Encuestas como Eurobarómetro demuestran que los europeos no se sienten tanto europeos, como británicos o españoles, irlandeses o checos. Lamentablemente, al rechazar el Tratado Constitucional, el pueblo francés pareció endosar las palabras del ideólogo ultra nacionalista Johann Gottlieb Fichte, cuando dijo, en 1808 (mucho antes de que existiera el Estado alemán) que "la separación de los prusianos del resto de los germanos es puro artificio, pero la separación de los germanos de las otras nacionalidades europeas es parte del orden natural" ( Discursos a la nación germana ).

Por cierto, crear una supranacionalidad implica superar barreras culturales, identitarias y emocionales que resultan casi infranqueables. Aunque recientemente se hayan destinado sumas fabulosas al salvamento del euro, el esfuerzo es un paliativo y no hay perspectivas de una solución de fondo. No sorprende, si se considera que los primeros pasos de la integración europea fueron el producto de una intervención extranjera.

Este es un hecho poco recordado. Casi desde que terminó la Segunda Guerra Mundial, la oficina del gobierno norteamericano dedicada a planificar la recuperación europea, dirigida por el ya mítico George Kennan, tuvo entre sus objetivos analizar las formas en que se podrían superar las soberanías nacionales, que atentaban contra el objetivo integrador.

Por eso, en su famoso discurso de Harvard del 5 de junio de 1947, al anunciar el plan de recuperación europea que lleva su nombre, el secretario de Estado George Marshall dijo que la ayuda no debía concebirse como un apoyo hacia los países individuales sino a Europa occidental en su conjunto. Y en un memorando de máximo secreto a Marshall del 24 de febrero de 1948, Kennan sostenía: "Algún tipo de unión política, militar y económica de Europa será necesaria" (anexo a PPS/23, Foreign Relations of the United States , 1948, Vol. 1).

En un primer momento, los gobiernos europeos se resistieron a esta concepción, coincidiendo con las advertencias del canciller soviético Molotov, que argüía que el multimillonario plan de Marshall violaría las soberanías nacionales. Pero el dinero ofrecido era norteamericano, y frente a su seducción, estas objeciones fueron descartadas.

Como consecuencia, en abril de 1948 se firmó una Convención para la Cooperación Económica Europea, que pautaba la creación de instituciones para aprovechar mejor "la generosa disposición del pueblo norteamericano". El Tratado creaba la Organización para la Cooperación Económica Europea (OEEC, predecesora de la OCDE), que estaba constituida sólo por los beneficiarios del Plan Marshall.

De inmediato surgió un conflicto respecto de sus objetivos. Coincidiendo con los estadounidenses (inspiradores del acuerdo), los franceses concebían a la OEEC como un instrumento de integración europea. En cambio, los británicos rechazaban la insinuación de una eventual limitación de su soberanía.

Pero el gobierno norteamericano tenía preparada una sorpresa. Un mes después de su creación, delegó en la OEEC la responsabilidad de evaluar las propuestas de los gobiernos europeos sobre sus necesidades de ayuda. Así, para escándalo de sus miembros, la convirtió de facto en una organización supranacional europea que decidiría la distribución de los fondos del Plan Marshall. Poco después, el Congreso de los Estados Unidos extendía la vigencia temporal del Plan, al explicitar que la política de su país era alentar la "unificación" de Europa.

Ese fue el primer jalón de la integración europea. El segundo fue la creación de la Comunidad Europea del Acero y el Carbón. Esta respondió a un plan del canciller francés, Robert Schuman, y en un primer momento (1950) buscaba integrar las industrias siderúrgicas y carboníferas de Francia y de Alemania occidental. La propuesta francesa incluía la promesa de que, si aceptaba el Plan Schuman, Alemania se beneficiaría con el levantamiento de las restricciones que (con el objetivo de mantener el equilibrio europeo) las potencias ocupantes imponían a su producción.

Schuman, gran visionario, argüía que la integración propuesta haría imposible la guerra entre Francia y Alemania. Pero los alemanes se opusieron, porque el Plan exigía que sus industrias del Ruhr, que estaban organizadas en carteles desde casi siempre, fueran descartelizadas. Además, la guerra de Corea convenció a Bonn de que, muy pronto, las potencias ocupantes se verían obligadas a levantar las restricciones impuestas a la producción alemana.

Fue entonces cuando, una vez más, los norteamericanos intervinieron secreta pero contundentemente, dando a entender a los alemanes que, con guerra en Corea o sin ella, a su industria pesada nunca se le permitiría regresar a la producción plena si no aceptaban el Plan Schuman. Después de intensas gestiones secretas de John McCloy, alto comisionado de los Estados Unidos para Alemania, hubo acuerdo y, el 19 de marzo de 1951, se firmó el primer tratado comunitario, que incluyó también a Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo.

A partir de entonces, las dirigencias europeas hicieron suyo el gran proyecto de la integración, que prosperó más allá de lo soñado. Pero cuando ya en el siglo XXI llegó el momento de adoptar una constitución común, los dirigentes descubrieron que, aunque era fácil ratificar el Tratado en los parlamentos, los pueblos tienden a decir que no en los países donde la ratificación exige un plebiscito.

En suma, los franceses siguen siendo más franceses que europeos. Y en el contexto de la crisis actual, la cultura de la soberanía sigue siendo una barrera para la supranacionalidad. Pero ya no hay un big brother que empuje a la familia en la buena dirección. Así las cosas, el BCE es un huérfano y el euro puede tener sus años contados.

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Carlos Escudé

lanacion.com | Opinión | Martes 8 de junio de 2010




[II]
El escenario
Berlín sigue marcando el paso

Noticias de Exterior: Martes 8 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa
Fernando Heller
Agencia DPA


LUXEMBURGO.- "Quien paga, manda." La expresión, en medio de la incertidumbre reinante en la economía de Europa después del estallido de la crisis griega, sirve para recordar que Alemania es el principal contribuyente neto en las arcas europeas y eso, según algunos analistas, le otorga el derecho no escrito de sugerir ejemplos por seguir para salir de la crisis, entre ellos la "vía germana".

Los datos que podrían avalar la autoridad o idoneidad de la "vía germana" en detrimento de otras tesis o del aparentemente debilitado eje franco-alemán, son claros: Berlín ha puesto sobre la mesa para el plan de rescate de las finanzas griegas 27.000 millones de dólares, sobre un total de 144.000 millones.

Además, en el megaplán trienal para crear un cordón sanitario en torno al euro (por unos 900.000 millones de dólares), Alemania pone 177.500 millones de dólares y, por último, pero no menos importante, contribuye con cerca del 20 por ciento del presupuesto de la Unión Europea (UE). Es el "precio que se pagará por estar [e influir] en Europa", opinaba recientemente un análisis del periódico económico Handelsblatt .

La decisión de abandonar en favor del euro al preciado marco, todavía anhelado por muchos como símbolo de la estabilidad, se tomó en época del canciller Helmut Kohl y del fallecido presidente francés François Mitterrand.

La creación de la Europa unida fue posible gracias al acuerdo de un grupo de seis países pioneros en 1957 (ese año firmaron el Tratado de Roma, por el que quedaba fundada la Comunidad Económica Europea). El acuerdo fue posible a costa de que Alemania y Francia, los dos ex enemigos a orillas del Rin (enfrentados en dos guerras mundiales) cedieran soberanía a cambio de la paz perpetua.

No obstante, de lo que en su momento fue un vigoroso eje París-Berlín, precisamente en la época de Mitterrand y Kohl, ahora sólo queda un pálido recuerdo. Según los expertos, el eje se parece más ahora a una balanza, uno de cuyos platillos se decanta del lado de Berlín.

El hecho de que sea Alemania el país que esté marcando el paso en el baile económico-político europeo supone que, guste o no, Berlín, que con el Tratado de Lisboa gana peso en el Parlamento Europeo y en el Consejo (donde se sientan los jefes de Estado), impone gradualmente su visión de Europa.

"Es evidente que, sin Alemania, el sueño europeo sería imposible. Europa es a Alemania lo que Alemania es a Europa. Sería, hoy por hoy, totalmente impensable hablar de una Unión Europea sin Alemania", asegura la vocera de la presidencia semestral española de la UE, Cristina Gallach.

Este germanocentrismo, voluntario o buscado, es, en opinión de los expertos de Bruselas, responsable de que algunos de los valores alemanes alabados por muchos, como la austeridad o la disciplina fiscal, además de la cruzada histórica contra la inflación, incluida en los postulados del Banco Central Europeo (BCE), estén de a poco ganando adeptos.

Mientras el euro se deprecia frente al dólar por el temor de los mercados a la solvencia de la deuda de algunos socios después de la crisis griega, numerosos socios de la UE, como España o Portugal, se ven obligados a aplicar dolorosas medidas de ajuste y Hungría lanza la alarma sobre su difícil situación financiera. Por eso, hoy más que nunca, en Bruselas se ve a Berlín como el "ejemplo" por seguir.

Datos positivos
Los datos económicos del gobierno alemán son, en general, positivos. En realidad, la crisis actual, de alguna manera, ha repercutido positivamente en el gigante alemán.

La deuda alemana paga hoy los intereses más bajos de los últimos 20 años: el 2,5 por ciento en el bono a diez años, es decir, la mitad de lo que pagaba por ese bono de referencia hace una década.

Los inversores priman ante todo la seguridad que les brinda Alemania, la primera economía de la zona euro, a pesar de que ofrezca una rentabilidad menor que la de otros países, como los del sur de Europa que ahora están con graves problemas fiscales.

Según los expertos, Alemania ahorra unos 4200 millones de dólares por cada punto que se reduce el costo de financiación de su deuda pública, que a fines del año pasado equivalía a 2,1 billones de dólares, es decir, un 73,2 por ciento de su producto bruto interno.

Con ojos menos complacientes miran algunos socios de Berlín algunas de las propuestas lanzadas por la canciller alemana, Angela Merkel, como la de sancionar a aquellos países que incumplan de forma reiterada el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y suspendan temporalmente su pertenencia al euro.

Mayor eco tuvo su idea de aplicar medidas duras a los "malos alumnos"; por ejemplo, retirarles fondos europeos.

Ante el papel de actor secundario que parece haber adoptado Francia, y si la situación de algunas economías de la eurozona se sigue complicando, cabría preguntarse si es posible que algún día se hable de un solo eje: el Berlín-Berlín.

Como en el sistema solar copernicano, en torno de ese hipotético eje girarían, entonces, el resto de los planetas, lunas satélites, meteoritos y otros cuerpos celestes de la heterogénea galaxia del euro.


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El escenarioBerlín sigue marcando el paso
lanacion.com | Exterior | Martes 8 de junio de 2010




[III]
Cameron llamó a prepararse para "tiempos dolorosos"
El premier británico acusó a los laboristas de haber dejado una deuda superior a la anunciada
Noticias de Exterior: Martes 8 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa
Graciela Iglesias
Para LA NACION



LONDRES.- No habrá sido el "sangre, sudor y lágrimas" de su más famoso correligionario y predecesor al frente de un gobierno de coalición, Winston Churchill, pero el discurso pronunciado ayer por el primer ministro David Cameron tuvo el mismo objetivo: preparar a los británicos para los "dolorosos tiempos" que se avecinan.

Esta vez, no se trata de misiles nazis, sino de la deuda presupuestaria que, según advirtió Cameron, es mucho más alta que la indicada por la administración saliente laborista, aunque aún no tan grande como la de Grecia.

Ahora se estima que en los próximos cinco años el Reino Unido tendrá que pagar en intereses 70.000 millones de libras (cerca de 120.000 millones de dólares), es decir, un 11% de su producto bruto interno (PBI).

"¡Qué terrible derroche de dinero...! Este es el legado que nuestra generación amenaza con dejar a la próxima", sostuvo Cameron durante una sesión de preguntas y respuestas que siguió a su disertación en la sede de la Open University, la universidad creada para personas de bajos recursos en la ciudad inglesa de Milton Keynes.

"A menos que actuemos ahora, los pagos de los intereses dentro de cinco años pueden terminar siendo más altos que la suma que Inglaterra gasta en sus escuelas, la lucha contra el cambio climático y el transporte, todo junto", afirmó.

"La forma en la cual lidiemos con esta cuestión afectará nuestra economía, nuestra sociedad; incluso, todo nuestro estilo de vida. Las decisiones que tomemos afectarán a todas y cada una de las personas en este país. Y los efectos de estas decisiones durarán años, si no, décadas", dijo el primer ministro.

Cameron procuró, de esta forma, preparar el terreno para el impacto que causará el presupuesto de emergencia que la coalición liberal-conservadora presentará el próximo 22 de junio.

Ya se sabe que los salarios del sector público y los beneficios del Estado serán fuertemente reducidos (a un nivel mínimo de 12.000 millones de dólares). Pero la guadaña presupuestaria podría calar mucho más profundo. Importantes servicios públicos (como bibliotecas y centros deportivos), por ejemplo, podrían ser clausurados, lo que eliminaría cientos de miles de puestos de trabajo.

Sin dar precisiones, Cameron dijo que el sacrificio es necesario porque "la escala general del problema es aun peor de lo que [pensaban]".

"Yo quiero que este gobierno lleve a Gran Bretaña a cumplir con el inevitable plan de reducción del déficit de una forma que fortalezca y una al país. Porque el legado que nos han dejado es tan malo que las medidas serán necesariamente duras."

"Absurdo, totalmente absurdo -reaccionó furioso el ministro de Economía saliente, el laborista Alistair Darling-. Lo único que ha cambiado desde nuestro último presupuesto es que, gracias a nuestra gestión, el país está endeudándose a razón de 20.000 millones de dólares menos de lo previsto. Lo que quiere [Cameron] es usar al laborismo como chivo expiatorio para aplicar los recortes que los conservadores siempre habían planeado, pero ahora con el apoyo de los liberal demócratas."

Durante una serie de entrevistas radiales y televisivas, el viceprimer ministro liberal demócrata Nick Clegg prometió que los recortes serán "progresivos" y que "no afectarán a los más débiles en la sociedad", y añadió que se evitará crear las tensiones de la década de 1980, cuando la administración de Margaret Thatcher aplicó draconianas medidas económicas sin tener en cuenta su impacto social.

Los sindicatos pusieron los reaseguros de Clegg en duda. El Trade Union Congress (TUC, Congreso de Sindicatos), que representa a 6,5 millones de trabajadores británicos, dijo haber recibido información de 30 cortes específicos que la coalición gubernamental planea realizar. "Y muchos de ellos afectarán a los más necesitados", afirmó el secretario general del TUC, Brendan Barber.

Entre ellos, figurarían las recetas médicas gratuitas para todas las personas con problemas de salud de largo plazo en Inglaterra. Con un costo de 600 millones de dólares, ese régimen propuesto por el gobierno laborista no verá ahora la luz.

"Los políticos nos dijeron durante la campaña electoral que los recortes se harían mediante ahorros, que los pobres y vulnerables estarían protegidos. Su intención habrá sido esa, pero ante el primer obstáculo parecen haber fracasado. La gente tiene razones ahora para sentir miedo", sostuvo el líder sindicalista británico.


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lanacion.com | Exterior | Martes 8 de junio de 2010





[IV]
Fuerte ajuste en Alemania, para "servir de ejemplo"
Es el mayor ahorro en décadas; instó a la UE a seguir ese camino
Noticias de Exterior: Martes 8 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa
Luisa Corradini
Corresponsal en Francia



PARIS.- Profundamente debilitada dentro de su coalición de gobierno, la canciller alemana, Angela Merkel, anuló ayer a último momento una reunión con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para dedicarse a apaciguar la crisis desencadenada por su drástico programa de austeridad, que prevé economizar 95.000 millones de dólares en los próximos cuatro años.

El ajuste anunciado por Merkel, que no tiene precedente desde la Segunda Guerra Mundial, afectará principalmente a los beneficios sociales, pero también tocará al resto de los sectores, con la excepción de la educación y la investigación.

"Alemania, como la mayor economía de Europa, tiene la tarea pendiente de dar un buen ejemplo", sostuvo ayer Angela Merkel.

Se recortarán los subsidios por hijo y por desempleo, y se suprimirán unos 15.000 empleos públicos. Los trabajadores del Estado que conserven sus puestos sufrirán un recorte salarial del 2,5%. También se reestructurarán las fuerzas armadas: se recortarán 40.000 efectivos y se reducirá el servicio militar de nueve a seis meses.

"Pese a estas difíciles decisiones, les digo que es necesario para el futuro de nuestro país", agregó la canciller alemana, que atraviesa uno de los momentos más difíciles de su mandato. Alemania se sumó así a otros países europeos que ya anunciaron drásticos ajustes para intentar sortear con éxito la peor crisis financiera en la historia de la Unión Europea (UE).

El panorama europeo se oscureció todavía más ayer cuando el primer ministro británico, David Cameron, anunció que la situación financiera de su país era peor de lo esperado, pidió sacrificios y advirtió que las decisiones que tomará su gobierno "afectarán el modo de vida" de los británicos (ver aparte).

En ese clima de incertidumbre, las bolsas europeas mantuvieron una actitud expectante a la espera de la evolución de la situación en Alemania y los resultados de la reunión en Bruselas de los ministros de Finanzas que debían validar anoche las modalidades del Plan de Estabilización Monetaria de la zona euro y reforzar las reglas presupuestarias en la región.

A pocas semanas del salvataje de Grecia, el euro volvió a replegarse como resultado de las dificultades crecientes de Hungría (aunque ese país no forme parte de la zona euro), las declaraciones apocalípticas de Cameron y el aplazamiento del encuentro Merkel-Sarkozy.

La anulación de esa reunión, que estaba destinada a avanzar sobre la gobernanza de la zona euro, no refleja un enfrentamiento franco-alemán, pero deja ver las tensiones entre ambos países en vísperas de la decisiva cumbre del jueves 17 de junio que debe abordar ese tema.

Sarkozy desea una institucionalización del eurogrupo, que reuniría a los jefes de Estado y de gobierno de los 16 países de la zona euro y podría estar dotado de un secretariado. El presidente francés nunca ocultó que le gustaría presidir personalmente ese foro.

Merkel rechaza esa idea y desea que Europa sea gobernada por los 27 miembros de la UE y no por 16 países. Cada vez que puede, la canciller recuerda que el Pacto de Estabilidad se aplica a todos los países miembros, incluso a aquellos que no utilizan el euro, y que -con excepción de Dinamarca y Gran Bretaña- cada uno debe adoptarlo.

Los alemanes también quieren endurecer ese instrumento de disciplina presupuestaria y hallar un mecanismo que permita reestructurar la deuda de un Estado miembro. En otras palabras, obligarlo a declararse en default para evitar tener que poner dinero para salvarlo, como sucedió con Grecia.

Berlín también pretende reformar los tratados europeos vigentes a fin de endurecer las sanciones a miembros en dificultades financieras.

Hasta ahora, los franceses se han opuesto a ambas ideas.

Sarkozy y Merkel tendrán, en consecuencia, una semana suplementaria para acercar sus posiciones. La nueva cita ha sido fijada para el lunes 14 de junio en Berlín.

Tensión
Esa tensión era palpable anoche en Bruselas, donde los ministros de Finanzas europeos validaron las modalidades del Fondo de Estabilización de la eurozona. Adoptado el 10 de mayo pasado, ese fondo de garantía de 893.000 millones de dólares está integrado por 524.000 millones de dólares por parte de la UE y el resto por el FMI.

En un esfuerzo suplementario por calmar la agitación de los mercados financieros, los ministros de Finanzas también tenían que ponerse de acuerdo sobre el endurecimiento de las reglas presupuestarias de la UE.

La reunión de Bruselas también debía analizar diversas estrategias posibles de reducción de déficits, la eventual reforma del Pacto de Estabilidad y la extensión del perímetro de vigilancia macroeconómica a las cuestiones de competitividad.

Lo que se necesita son sanciones progresivas y que puedan aplicarse fácilmente, afirmaron fuentes diplomáticas.

En otro anuncio que sumó más incertidumbre, el presidente de la UE, Jean-Claude Juncker, señaló que las medidas de austeridad anunciadas recientemente por España son insuficientes y pidió un mayor esfuerzo fiscal al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que mañana enfrentará una huelga de empleados públicos.

Escaldados por la crisis griega, los europeos han decidido dar prioridad a severos recortes presupuestarios en lugar de optar, como Estados Unidos, por medidas de estímulo de la economía.

Esa decisión inquieta a Washington, partidario del gasto público que aliente el crecimiento. Estados Unidos insistió en solicitar prudencia a los miembros de la UE.

En una columna publicada en el vespertino francés Le Monde , el comisario para la Economía europeo, Olli Rehn, afirmó que Europa "no está fuera de peligro" y que los recortes presupuestarios deberán ser operativos en 2011, cuando se espera un retorno del crecimiento.

El fin de semana no consiguió, en todo caso, calmar la agitación de los mercados bursátiles, que continuaron su caída iniciada el viernes.

La deuda de los países periféricos de la eurozona continúa siendo tabú para los inversores, inquietos por la solvencia de los bancos europeos y la difícil situación financiera en España. El panorama se agravó todavía más por los anuncios catastróficos del gobierno húngaro y las malas cifras del empleo en Estados Unidos.

Comparativamente con los Bunds alemanes -que sirven de referencia-, la prima de riesgo solicitada por los inversores para comprar deuda griega alcanzó un nuevo récord. Por su parte, el euro cayó por debajo de 1,20 dólares, su nivel más bajo en cuatro años, y arrastró con él las plazas bursátiles en Asia y Europa.

París cerró con un repliegue de 1,21%. Fráncfort cedió 0,57% y Londres, 1,11%. El peor derrumbe del día se produjo en Atenas, donde la Bolsa cayó 5,45%. En Nueva York, después de un viernes de pérdidas considerables, el Dow Jones cerró con un retroceso de 1,16% y el Nasdaq, de 2,04%.

EL AJUSTE DE MERKEL

Prestaciones sociales: los desempleados dejarán de percibir una serie de sumas extras, lo que redundará en un ahorro aproximado de 2400 millones de dólares por año. Además, se recortarán las subvenciones por hijos, al modificarse a la baja el porcentaje del ingreso sobre el que se calcula, y se eliminará por completo para los desempleados. Este grupo será así el más afectado por las medidas.


Empleados públicos: los recortes proyectados afectan a los empleados públicos, cuyo número deberá disminuir en por lo menos 15.000 personas. Los actuales 280.000 empleados del Estado deberán prepararse, además, para un recorte del 2,5 por ciento en sus remuneraciones, que se instrumentará mediante la eliminación del aumento en el suplemento de Navidad de 2011.


Recorte en Defensa: el gobierno pretende también reestructurar las fuerzas armadas, y contempla reducir los actuales 250.000 efectivos en 40.000. A ello se suma la reducción del servicio militar de nueve a seis meses, que ya había sido anunciada antes.


Impuestos: Merkel nombró la eliminación de subvenciones y la imposición de una "tasa de concesión" al tráfico aéreo, así como impuestos a las transacciones financieras. Los concesionarios de las plantas de energía atómica deberán contribuir con 2700 millones de dólares al año. La canciller repitió también que no habrá modificaciones en el impuesto al valor agregado de alimentos o bienes culturales, y que no se tocarán tampoco las jubilaciones. No aumentará el impuesto a las ganancias ni habrá nuevos impuestos.

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Fuerte ajuste en Alemania, para "servir de ejemplo"

Es el mayor ahorro en décadas; instó a la UE a seguir ese camino

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el dispreciau dice: EUROPA tiene el mérito de haber visto con antelación a las circunstancias, la necesidad de generar una estructura multinacional para anticipar un cambio previsto como necesario, esto es modificar el esquema/sistema económico mundial... algunos lo han interpretado de una manera simplista, otros lo han abordado con responsabilidad y compromiso, al tiempo que la mayoría ni se dio cuenta que esto estaba ocurriendo. Alemania, país que tuvo que transitar fuertes dolores por errores cometidos en otros momentos de la historia, entendió la necesidad y la conveniencia de una Europa unida, y quizás dicha iniciativa nació bastante antes de la caída del MURO DE BERLÍN, algo que se avisoraba muchos años antes de 1989. Caído el muro, cayó la Ex-Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y ello le permitió a Estados Unidos de Norteamérica diseminar sus dramas internos al mundo entero, sin fronteras, sin límites, hasta podría decirse sin "asco". Europa es buena conocedora de lo que significa trasladar la deuda interna/externa de una potencia mundial como Estados Unidos al resto del mundo... y dicho jolgorio es pagado por todos, incluyendo en ello los excluidos, que cada día que pasa lo están más. Este desequilibrio mundial fabrica pobres, pero también rompe puentes a discreción porque es una máquina de destruir en sí misma. Uno podrá creer que esto es patrimonio de la sociedad americana, lo cual es un error ya que el problema se centra en que Estados Unidos es eficiente en muchos ámbitos, pero es deficiente en muchos otros, esencialmente porque se concentran en fórmulas matemáticas que aplicadas a las empresas, terminan destruyéndolas, para luego crear justificaciones falaces. Les ha ocurrido así con los ámbitos de la salud, y aún perdura el criterio de equilibrios bidimensionales cuando en realidad los accesos deberían ser multidimensionales... Más allá de ello, haber trasladado nichos de deuda al tercer al mundo, sólo acrecentó los males, ya que todo vuelve magnificado. Esto deja en claro que consumir recursos a mansalva es un disparate... y el mundo globalizado demanda equidad en las decisiones y en el compartimento de las responsabilidades y los compromisos. La represa Europa aparece ahora con fisuras diversas, más o menos peligrosas, más o menos urgentes, pero deja en evidencia que el problema no es EUROPA, antes bien amerita una mesa destinada a repensar el mañana necesario. Quizás esto de competir por mercados iguales es a estas alturas de la civilización, una entelequia propia de los miopes... y el mundo demanda urgentemente equidad, restar pobres (en vez de sumarlos), achicar exclusiones (en vez de incrementarlos), con nuevos regímenes de equilibrios sociales, sin fronteras. El problema de EUROPA podrá ser distinto al de Estados Unidos de Norteamérica, o bien el de ambos diferente a los de Australia, y los tres de... bien, pero aquí lo importante no es EUROPA como estructura, Estados Unidos como otra, o lo que se quiera abordar (Australia, Asia, África, etc.), antes bien la importancia reside en las sociedades humanas incluidas dentro de estructuras nacionales y/o multinacionales que demandan un modelo autosustentable que les asegure vivir con dignidad, siempre, bajo cualquier condición. Salvar a Grecia sin salvar a los griegos es una falacia, el problema se agravará indefectiblemente. Lo mismo para Hungría, para España, para Portugal, para Irlanda, o incluso para la misma Alemania. Hay que terminar con los que gastan a cuenta de virtualismos presupuestarios y dar a cada quien lo que le corresponde. No es posible que el mundo que se autodenomina "potencia" haya consumido a África, a ciertos sectores del Asia, y a muchos nichos de América Latina, para luego discriminarlos y someterlos por deudas fabricadas a medida de las necesidades e impericias y negligencias de aquellos otros, las potencias y sus organismos internacionales usualmente amorales, donde anidan técnicos sin neuronas... Aquel mundo de las divisiones inútiles se ha suicidado y tratar de resucitarlo es aportar una nueva falacia y más dolores a la raza humana en su conjunto. Podrá servirle a unos pocos pero genera daño a los muchos. Mientras no se asuma esta realidad, el problema crecerá geométricamente hasta consumir las economías heridas o no de todo el mundo... Definitivamente las fronteras se han licuado y la sociedad humana reclama equidad. Cuanto más se demore en comprender esta nueva realidad, más grande será el problema... cuantas más miserias se derramen desde lo dueños del problema, más pobres se acumularán en los rincones del planeta... y aún cuando los dueños se crean a salvo, la marea humana les llegará de manera aberrante, arrasándolos... mal que les pese. Junio 08, 2010.-

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