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El cambio climático complica la erradicación del hambre
- El cambio climático causado por las actividades humanas supone una amenaza cada vez mayor para la agricultura, que también es una fuente de ingresos para más de 40 por ciento de la población mundial.
La gran variabilidad climática causa inundaciones repentinas, sequías, olas de calor, tifones, los que, por ejemplo tienen consecuencias fatales como los deslizamientos de terreno.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) se propuso erradicar el hambre extrema y la malnutrición para 2030.
En entrevista con IPS, Hans R. Herren, presidente del Millennium Institute, con sede en Washington, indicó que la agricultura sigue siendo el sector que más empleo genera en el mundo, y más “cuando hablamos de todo el sistema de alimentos, desde la producción al consumo”.
También vale notar, precisó, que los empleados del sistema alimentario son los menos ganan, junto con los agricultores, y muchos en la preparación de alimentos están entre los que menos ganan y los más pobres de la sociedad.
“Tenemos un problema estructural en la agricultura, con numerosos bloqueos (como explicita el informe del Grupo Internacional de Expertos sobre Sistema de Alimentación Sostenible titulado “De la Uniformidad a la Diversidad”, de 2016), que dificultan la transformación del sistema de alimentación y permitiría una mayor equidad, así como una alimentación de mejor calidad y mayor accesibilidad en todas partes del mundo”, observó.
Es importante teniendo en cuenta que el cambio climático es un gran desafío para la producción agrícola en todas partes del mundo, con un creciente impacto en áreas que ya tienen escasez de alimentos en muchas zonas subtropicales y tropicales, explicó Herren, también presidente y fundador de Fundación Biovisión para el Desarrollo Ecológico.
La ONU también reconoce que se necesitan cambios significativos en el sistema alimentario y agrícola si queremos dar de comer a todas las personas hambrientas.
IPS: ¿La meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de erradicar el hambre para 2030 es factible?
HANS HERREN: Sí, el objetivo número dos es factible para 2030, el plazo dado para lograr los ODS.
Pero no se logrará si seguimos invirtiendo en proyectos de corto plazo, que pueden impulsar la producción a corto plazo, pero que lo ponen en riesgo en el mediano y largo plazo al destruir los suelos, perder la diversidad biológica y arruinar a los agricultores al hacerlos dependientes de insumos externos e insumos estatales.
Hay suficientes alimentos para dar de comer a la población mundial de 2050, proyectada en 9.000 millones de personas.
Ya producimos suficiente, el problema no es tanto la cantidad sino el acceso. Producimos demasiado y desperdiciamos mucho en el mundo rico, mientras que en los países en transición, se desatiende a los agricultores.
Ha sido más fácil para los gobiernos importar alimentos subsidiados más baratos que ayudar a sus agricultores a producir los alimentos necesarios.
Tengo 30 años de experiencia en África y sé que los agricultores pueden producir suficientes alimentos de calidad y asequibles para todos. Eso con apoyo en investigación y desarrollo, acceso a mercados y también más inversiones en infraestructura y la cadena de valor alimentaria.
Las inversiones permitirán crear empleos de calidad, elevar los ingresos y apoyar el desarrollo económico y social.
Con buenas prácticas agrícolas, como la agroecología, no el enfoque de la revolución verde que todavía promueve la Fundación Gates, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, el Banco Mundial y otras agencias de desarrollo, se podría impulsar el cambio necesario para que la agricultura sea el motor del crecimiento, la solución, y no el problema en materia de cambio climático, a la vez que se colabora con la salud y la prosperidad de los habitantes de países en transición.
El informe “Agriculture at a Crossroads” (agricultura en la encrucijada), dirigido por él, entre otros, sugiere una transformación desde un modelo de agricultura convencional e industrial hacia una agroecología orgánica, la permacultura y otras formas de cultivo sostenible, pero hay frenos que lo impiden.
IPS: El informe anual del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición señala al cambio climático como un elemento clave detrás del aumento del hambre en el mundo. ¿Cuánto daño pueden causar las condiciones climáticas extremas en la alimentación y la agricultura en el futuro?
HH: El cambio climático es la amenaza más importante a la producción de alimentos, y es necesario mitigarlo y adaptarse. La agricultura puede ser un elemento clave de la mitigación, al secuestrar el carbono bajo el suelo, pero solo es posible mediante la agricultura orgánica o agroecológica.
Esas formas de agricultura generan resiliencia en el sistema porque son diversas, tienen en cuenta el suelo y están en armonía con el ambiente. No utilizan insumos externos basados en las energías fósiles, y en el peor de los casos el cambio climático es neutral, y en el mejor, es positivo, cuando se practica con toda la ciencia que ya se ha desarrollado para apoyarlo.
Ignorar el cambio climático y su impacto en la producción agrícola, al seguir promoviendo el modelo de revolución verde, con fertilizantes sintéticos, pesticidas y organismos genéticamente modificados es criminal, sabiendo que existen alternativas y son viables.
IPS: ¿Han sido suficientes las inversiones en infraestructura y tecnología para mejorar la productividad agrícola, en particular en los países en desarrollo y en especial en África? Si no, ¿por qué falta?
HH: No, faltan inversiones estatales en investigación y desarrollo, y lo mismo ocurre, de hecho, en el llamado mundo rico. Necesitamos reinventar el sistema agrícola y alimentario y la infraestructura de extensión, que sigue estancada en el paradigma de la revolución verde, de resolver todos los problemas con químicos y el mejoramiento vegetal, como los OGM.
La agricultura es muy dependiente de factores ecológicos locales, por lo que la investigación también debe hacerse de cerca y con los agricultores, un cambio en que se hace la investigación y el desarrollo.
Es principalmente el papel del gobierno, con algún apoyo del sector privado para garantizar que la buena ciencia y sin patentes esté disponible para los agricultores, y no al revés como ocurre ahora, con agencias de desarrollo y grandes fundaciones decidiendo qué es bueno para ellos.
IPS: Se dice que en el futuro los alimentos podrían ser casi medicinales, al promoverse hábitos de alimentación sanos como la dieta mediterránea concentrada en nueces, frutas, aceite de oliva y verduras, para luchar contra enfermedades como la obesidad y la diabetes. ¿Será posible?
HH: Lo que necesitamos es un sistema de producción saludable, que produzca alimentos saludables, sin residuos y ricos en nutrientes, que solo pueden venir de alimentos producidos de forma orgánica y agroecológica.
La mayoría de los alimentos producidos con métodos de la revolución verde, que incluyen todos los pesticidas y fertilizantes sintéticos para cultivos, hormonas de crecimiento y antibióticos en la producción animal no son saludables, están en el origen del cáncer y de enfermedades crónicas que se convierten en una pesada carga para los gobiernos, ya quebrados, en distintas partes del mundo, con costos de salud fuera de control.
Por ello, y también por la salud del planeta urge un cambio en el sistema de alimentación. Es posible hacer el cambio, podemos producir suficientes alimentos de calidad en cualquier parte del planeta para satisfacer las necesidades de todos, pero no la codicia, como dijo Mahatma Gandhi, con razón.
Traducción: Verónica Firme
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