El FN reelige a Marine Le Pen y despoja a su padre de su último cargo
La presidenta del partido de extrema derecha propondrá en el congreso de Lille un nuevo nombre
Lille
Marine Le Pen en el congreso del FN en Lille SYLVAIN LEFEVRE GETTY IMAGES
Sin sorpresa, Marine Le Pen fue reelegida el domingo presidenta del Frente Nacional. Sin sorpresa, el cargo de presidente honorífico, que ocupaba su padre, Jean-Marie Le Pen, fue eliminado. El viejo líder ultra, enemistado con su hija y ya oficialmente expulsado como militante en 2015, queda totalmente fuera del partido que él fundó. Hasta aquí, nada imprevisible.
La incógnita del XVI Congreso del FN en la ciudad de Lille, en el norte de Francia, debe desvelarla Marine Le Pen en el discurso de clausura, por la tarde: el nuevo nombre para una formación que recoge millones de votos en Francia pero que nunca ha alcanzado el poder.
Le Pen hija planteaba el congreso de Lille como el de la refundación: el que permita sentar las bases para transformar un partido de masas pero estigmatizado —arrinconado en la esquina de las ideologías infrecuentables y contrarias a los valores republicanos— y lograr hacerlo frecuentable. Es decir, capaz de aliarse con otros partidos —o, como mínimo, atraer a sus votantes— y aspirar de verdad al poder.
El congreso es el resultado de un proceso que empezó tras la derrota de Le Pen en las elecciones presidenciales de mayo de 2017 ante Emmanuel Macron. Le Pen se clasificó para la segunda vuelta y obtuvo más de diez millones de votos, un resultado que refleja la potente implantación en el territorio francés. Pero de nuevo se quedó a las puertas del poder, con un 34% de votos, frente al 66% de su rival centrista.
Su pésima prestación en el debate electoral ante Macron dejó maltrecha su imagen como gobernante potencial, y errores estratégicos como la propuesta de una salida rápida del euro y eventualmente de la UE asustaron a muchos votantes potenciales. El partido abrió entonces una reflexión que incluyó un cuestionario entre sus 51.000 militantes. Todo, encaminado a la refundación.
Un 52% de los sondeados se mostraron favorables al cambio de nombre, una mayoría exigua que evidencia el apego de la militancia a las señas de identidad. Un 90% votaron a favor de un referéndum para salir de la UE, pero un 73% consideraron que la salida del euro no era prioritaria.
Un 100% de los cerca de 1.500 delegados en Lille votaron por la reelección de Marine Le Pen en la presidencia del FN. Era la única candidata. Cerca de un 80% votaron a favor de cambiar los estatutos, medida que incluye la supresión de la presidencia de honor, es decir, la exclusión definitiva de Jean-Marie Le Pen. Su estridencia verbal y sus opiniones sobre el exterminio de los judíos de Europa o la colaboración con los ocupantes nazis durante la Segunda Guerra Mundial dificultaban el esfuerzo de su hija para desdiabolizar el partido.
Le Pen padre ya llevaba años alejado del FN. El mayor símbolo de la refundación es el cambio de nombre. En las próximas semanas los militantes deben ratificar por correo el nombre que Le Pen hija anuncie en Lille.
A la pregunta de por qué es necesario el cambio de nombre, el diputado Louis Aliot respondió: "Porque en la segunda vuelta impide la reagrupación". Es decir, en el sistema de dos vueltas francés, lo habitual es que en la segunda vuelta —de las elecciones presidenciles, pero también legislativas y regionales— todos los partidos se unen contra el FN. "Ahora necesitamos ganar, debemos reagrupar y hay que hacerlo con algo que no choque", dice Aliot, que es pareja de Marine Le Pen, a EL PAÍS. El nombre choca, y disuade. Con otro nombre se supone que el nuevo FN atraerá más votos. "Lo he visto en mi propia elección: hay gente que vota por nosotros casi a su pesar. Por lo menos no tendrán este peso psicológico".
La duda es si cambiar el nombre basta. Porque este es un partido irremediablemente asociado con una ideología y con dos nombres. Es posible que la ideología se dulcifique en comparación con los tiempos del padre, pero cuestiones como la inmigración —el tema que propulsó al FN en los años ochenta— siguen siendo centrales. Tampoco es fácil deshacerse de los nombres. El primero, Frente Nacional, pronto será historia, sí. El otro nombre es Le Pen, y este, sea quien sea el Le Pen que lo dirija, seguirá siendo el partido ligado la familia que la fundó.
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